Síguese la tabla de la presente obra de Joan Boccacio, De las mujeres
illustres, con los capítulos y cartas assignados, siguiendo el
orden del Alphabeto.
Aragnes fue muy sotil en el arte de texer lino, y inventó primero el texer redes; y porque fue vencida por Pallas en aquella arte, dizen que ella misma se ahorco, fo. xxiiij.
Almathea fue una de las sibillas; y tanto guardava su virginidad que vivió fuera del término natural. Y porque Tarquino, de sus libros que havía scripto, no le dava a su contentamiento, quemávalos, fo. xxx.
Atalía por cobdicia de reynar, no solamente mató a sus deudos, más ahun todos sus herederos y desciendentes de su linaje. E en xemplos y doctrina para menospreciar el appetito de governar y alcançar las sillas reales. E tanbién aviso y amonestamiento de los avarientos y tyranos príncipes y señores, fo. lvj.
Artemesia bevió la ceniza del quemado cuerpo de su marido. E mandóle fazer una tan rica sepultura, la qual se conta una entre las cinco maravillas del mundo, fo. lxij.
Agrippina, madre de Nero, por el mucho amor que le tenía fue causa de la muerte de otro fijo, y tanbién de Claudio, su marido. Y a la postre por mandado de Nero fue muerta, fo. xcij.
Busa, la qual fuyendo los romanos de la pelea de Cañas, recibió ella x. mil hombres en su casa, faziéndoles la costa ciertos días y les dio dineros para'l camino, fo. lxxij.
Claudia Quinta, en saliendo entre todas las romanas para recebir la statua de Opis, fue la más diffamada; y en bolviendo, fue tovida por la más honesta, fo. lxxix.
Cimbros fueron mujeres que, después de muertos sus maridos en la batalla por los romanos, mataron sus fijos y después a ellas mismas ahorcaron por no estar en servidumbre de tirano y cruel, fo. lxxxij.
Cleopatra fue mujer muy luxuriosa; ella mató a su marido y con sus dissoluciones ganó muchas riquezas, y a la postre ella misma se mató con ponçoña de sirpientes, fo. lxxxviij.
Constancia fue fecha monja para [con]servar perpetua castidad. Empero por muchos ruegos y dispensación del Papa, salida de la celda casóse con el emperador Heinrico, del qual parió a Federico, de donde siguió destruyción y perdimiento de toda Ytalia, fo. ciiij.
Epitharis, acusada y tormentada por la conjuración fecha por algunos contra Nero, y porque de los sobrados tormentos no fuesse forçada a descubrir aquella conjuración, ahorcóse, fo. xciiij.
Faustina fue tan querida del pueblo romano que alcançó el nombre de Augusta, aunque ramera, y stando en una grave dolencia fue untada con el sangre de su enamorado de que sanó. E después de su muerte fue tovida por diosessa, fo. xcix.
Lucrecia fue forçada de Sexto Tarquino, y para manifestar su innocencia delante de su padre y todos sus parientes ella misma se mató, donde siguió la libertad de Roma, fo. lij.
Leena porque no podiesse descubrir los delictos de sus enamorados, ella misma con los dientes se cortó la lengua, escopiéndola en las caras a los que la atormentavan, fo. lv.
Minerva, siquier Pallas, observava perpetua castidad; ella halló primero el azeyte, el uso de la lana, las armas y ordenanças de las batallas, y el cuento y muchas otras cosas, fo. xj.
Medea fue muy grande encantadora y ayudó a Jazón contra su padre para furtar el vellecino del oro; y fizo cortar a su hermano en pieças y mató la mujer y fijos de Jasón. Doctrina muy útil para las mujeres y donzellas de guardar sus ojos, fo. xxiij.
Minias, (las mujeres) estando sus maridos presos y sentenciados, ellas engañando las guardas quedaron en la presión en lugar de sus maridos. Doctrina muy fermosa para el verdadero amor, fo. xxxvj.
Megulia, la qual por sobrenombre llamaron Dotata por el gran dote que traxo a su marido; ahunque en estos nuestros tiempos parecería muy poco, fo. lix.
Mujeres de los Cimbros, las quales después de muertos sus maridos en la batalla por los romanos mataron su fijos y después ellas mismas se ahorcaron por no venir en servidumbre de tyrano y cruel, fo. lxxxij.
Paulina o Busa, la qual fuyendo los romanos de la pelea de Cannas, ella recibió diez mil hombres en su casa, faziéndoles la costa algunos días y les dio dineros para'l camino, fo. lxxij.
Porcia, en oyendo la nueva de la muerte de su tan amado marido Decio Bruto, de mucho duelo se echó carbones vivos en la garganta de que murió súbitamente, fo. lxxxiiij.
Rhea, estando monja, parió juntamente a Rómulo y Remo, fundadores de Roma, por lo qual fue ella viva soterrada. Enxem plo y doctrina para las monjas, fo. l.
Romana, una mujer de la qual el nombre no se sabe, fue muy piadosa, ca estando su madre presa y a muerte de fambre sentenciada, dándole ella sus tetas la mantuvo y escapó, fo. lxix.
Semíramis en vestidos de hombre governó el reyno en lugar de su fijo, conquistó muchas tierras, fue muy dissoluta, ca se echó con su propio fijo, y fue la que inventó primeramente los paños de honor, fo. vj.
Sempronia, siendo falsamente acusada de un esclavo delante los juezes, tan sabiamente se defendía que fue librada y él condenado y desterrado, fo. lxxix.
Theoxena mató a sus fijos con poçoña y con su marido se echó en el mar por librarlos de la servidumbre del perverso y tyrano rey Philippo, fo. lxxiiij.
Venus, por su fermosura, ha tomado el nombre del planeta o lo dio al planeta. Ella fue la que primero halló los lugares públicos y burdeles, y forçava las mujeres para entrar en ellos, fo. xiij.
Veturia, como su fijo hoviesse cercado a Roma, y ni por fuerça ni por ruegos su propósito se podiesse ablandecer, por medio della fue puesto Roma en sossiego, fo. lx.
Ysis fue empreñada del rey Júpiter, y embiada a Egipto, en donde fue honrada y havida por diosessa; después fue su ymagen tovido en Roma en grande veneración, fo. xiiij.
Ysiphile escapó y mantuvo a su padre quando los otros hombres todos fueron muertos por sus mujeres, por lo qual fue ella desterrada. Enxemplo y doctrina para los fijos aza sus parientes, fo. xxij.
Yoles, por su astucia, effeminava al esforçado y nunca vencido Hércules, de manera que le fizo dexar no solamente sus armas y crudos vestidos, mas ahun mostróle de filar y vestir hábitos mujeriles, fo. xxvij.
Yrene, emperadriz, goviernó el Imperio, de donde por su fijo echada y después preso el fijo alçóse otra vez con el Imperio. A la postre privada del govierno feneció sus días miserablemente, fo. ciij.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 106r-110r.