Entrada para la obra

Escrivieron algunos antigos -y con farta brevedad- tiempos ha, algunos especiales libros de los illustres y señalados varones, y agora en nuestros días más larga y tendidamente y por estilo más esmerado el insigne varón y egregio poeta Francisco Petrarcha, maestro mío, escrivió, me pareçe, algo más y mejor. Mas todos a la postre quedaron en esto concordes, que alabaron mucho y festejaron con sus letras las grandes virtudes y fazañas de aquéll[o]s, y esto con grande y justa razón, ca los que assí por entero pusieron todas sus fuerças y estudio, toda su fazienda y sus bienes, mas fasta la sangre que es más y la vida por más valer que los otros, con gran razón merescieron que por sus esforçados y esclarescidos fechos hoviessen de fallar en los que vinieron empos dellos, algún como agradescimiento, algún pregón y alabança famosa, y que [e]l nombre dellos quedasse no sólo heredado de prez immortal, mas para siempre guardado en perpetua y gloriosa memoria, que lo al crimen de ingratitud paresciera o enconamiento maligno y ponçoña de invidia. Y por ende, con mucha más causa y razón quedo espantado de haver tan poco las excellentes y memorables damas podido con tantos y tan diligentes escriptores famosos que no hayan ni ahun fallado quién por alguna especial hystoria la devida mención de sus tantas y tan esclarescidas virtudes fiziesse, como conste por grandes corónicas algunas y ahun muchas dellas haver emprendido tan grandes y tan fazañosos fechos y tan cavallerosa y tan varonilmente, mas tan esforçada y maravillosamente que es cosa del mayor espanto que nunca vi. Pues si los hombres son de alabar, a quien la naturaleza dio fuerças, dio reziodumbre y gran coraçón, porque acometieron fechos varoniles nobles y esclarescidos y supieron salir con ellos, quánto más se deve a las illustres damas dar fama grande y pregón, a las quales negó la natura los dones de valentía y denuedo, y fizo quasi todas muelles delicadas de cuerpo débile, ingenio flaco.

Ciertamente, paresce justa y más que conforme con toda razón que si cosas ellas fizieron grandes, nobles y famosas, y con ingenio subido y alto y virtud más esclarescida enprendieron y acabaron no comunales mas tan altas y luzidas fazañas, que para los mismos varones fueran mucho diffíciles, que deven de ser tanto más enxalçadas y engrandescidas quanto son para ello menos dispuestas, ca esso es propiamente sobrar la naturaleza y vençer quasi la virtud.

E por ende, teniendo que soy obligado a reconoscer tan manifiesta debda y verdad, y tanbién porque no queden tan illustres y excellentes señoras menoscabadas de tanto derecho y razón, y menos miradas, subidas y enxalçadas que sus tantos merescimientos requieren, hove de acuerdo y por descargar a mí mismo de tanta debda y obligación, y por suplir el descuydo, ingratitud y pereza de los tantos escriptores passados, un entero libro para en servicio dellas (de sus grandes y más esclarescidos fechos) fazer, que contenga quando menos la hystoria principal de las más excellentes y memorables de todas ellas, y de aquéllas especialmente que a pesar de la ingratitud, ni la invidia las pudo callar ni la misma antigüedad poner en olvido, que tanto es el poderío que tiene la virtud sobre el tienpo que por más qu'él andando borre, y borrando quasi ciegue la memoria de los virtuosos, por entero no puede quitarle sus derechos.

Hove por bien, demás desto, de acrescentar algo más en su hystoria, añadiendo algunas otras que por esforçada osadía o por excellencia de subido ingenio, o por novedad de vivas astucias, o por especiales dones de naturaleza, o por gracia de su ventura, o por disfavor de alguna desdicha, quedaron en perpetua memoria. Y ahun a éstas acrescentaré algunas pocas, que puesto que ningún fecho fizieron merescedor de quedar en memoria, a lo menos fueron causa de se fazer grandes fazañas.

Y no quiero que tenga por inconviniente, quien aquesta mi obra leyere, si con Pen[é]lope, Lucrecia o Sulpicia, castíssimas y tan virtuosas señoras, fallare mezcladas a Medea, Flora, Senpronia y otras tales, que tovieron más inclinación a vilezas, ca no es de mi acuerdo ni lo adebda tan poco el vocablo de tomar este nombre de illustres tan estrecha y tan encogidamente que siempre de las solas virtuosas se entienda, empero tóm[e]se más largamente y désele al tal vocablo licencia de significar lo que suele. Y tengan cerca desto comporte los leedores, que yo aquéllas tengo por claras que por qualquier fazaña grande sonaron tanto que de mucho nombradas y conoscidas quedó su fama en el mundo más divulgada y más anchamente tendida. Ca muchas vezes se me acuerda que leyendo fallé entre los leónidas, scipiones, fabricios y catones, varones en demasía famosos y nobles, a los bolliciosos y alboroçadores de pueblos: Tiberio Graco y Gayo Gracco, al astuto y engañoso Haníbal, al fementido y alevoso Jugurta; y a los tan bañados en sangre de sus cibdadanos: Lucio Silla y Gayo Mario, y al avariento y estrecho Crasso y otros semejantes.

Empero es de sentir que del haver tanto enxalçado con justos loores las cosas dignas de memoria y del haver por semblante derribado con afeamientos y reproches las torpes y viles, naturalmente suele nacer un motivo y desseo grande, y para despertar por una parte los generosos a la gloria y para retraher por la otra los desavidos de la mengua. Mas junto con esto suele acaescer que del rezentar y poner ante la memoria las torpes y feas vilezas, naçe y se levanta en el vicioso un pensamiento ascoroso y deshonesto apetito de querer como experimentar lo que suena en la escriptura, de que pareçe de alguna manera quedar como en parte manzillada la obra que dello fabla.

E por ende, en remedio desto, he deliberado algunas vezes en mi tractado enxerir algunas dulces y provechosas doctrinas. Y para el destierro y enemiga mayor de los vicios poner de graves reprehensiones y terribles y feos denuestos contra las difformes y siempre reprochadas vilezas, que desta manera con el deleyte de las hystorias abriremos un dulce camino por donde la virtud falle más abierta la entrada, y ella entrando siga el común beneficio y provecho sagrado que suele fazer. Y porque no parezca que assí como los antigos havemos sólo tocado la breve suma del fecho, tengo por dicho que será provechoso y ahun en parte necessario tender algo más y dilatar nuestra hystoria; y esso no salvo segund el filo de la verdad, mas el fecho acompañe, y segund lo que scriven los más famosos auctores y más dignos de fe.

Ni espero que serán a los varones menos plazientes las illustres fazañas de las damas excellentes que a las mismas señoras, como quier que la gloria dellas no tanto alcançe a ellos como a ellas, las quales porque ignoran comúnmente la hystoria han menester más cumplida razón de aquélla. Y ahun porque sabemos que se alegran más ellas en oyr más novedades; y quanto más en pie se detienen, más fuelgan en las escuchar.

Hame otrosí parecido que, salvo nuestra primera madre Eva, no devan las otras sanctas mugeres, ni hebreas nin christianas, mezclarse con las paganas, porque ni convienen en vida ni en ley, ni pareçen tener ygual grado. Ca las primeras, por la eterna y verdadera gloria, no por la vana y falleçedera, se ofrecieron muchas vezes a sostener y çufrir cosas muy contrarias a nuestra humanidad, siguiendo no los solos mandamientos mas fasta los estrechos consejos y perfectos exemplos de nuestro Redemptor. Las otras, no tan por lo alto, mas por algún don especial de natura o por algún celestial instincto, siquier influencia, o más propiamente por la codicia desta breve gloria y por dexar algún renombre movidas, no empero sin esfuerço grande padescieron algunas vezes y sin occurrir necessidad ni premia cosas muy graves y dignas de virtud.

Hay afuera d'ésta otra diferencia asaz grande, que las nuestras no sólo viven con verdadera y infallible lumbre en aquella eternidad merecida, mas ahun acá posseen título tan inmortal de sclarescida memoria que fasta los más excellentes, más devotos [y] enseñados varones y de más auctoridad han fecho speciales libros de sus grandes excellencias y maravillosas virtudes, tanto que ya el nombre dellas, de muy alabado, esclarescido y festejado por tantos y tan famosos auctores, tantas escripturas, libros especiales y pregones más que sonados, hoy queda tan enxalçado que es cosa de maravilla. Mas los merescimientos destas otras gentiles, por niguno quasi fueron dignamente loados, ni asentados en hystoria, ni puestos en plaça, ni fecho algún especial libro dellos. Que yo soy el primero que dellas comienço alabando escrevir, desseándoles como quier algún galardón por sus tantas y tan esclarecidas fazañas y tan excellentes y crecidas virtudes retribuyr. A la qual noble obra, Dios Nuestro Señor, que es el Padre principal y fuente verdadera de las virtudes y bienes todos, quiera su ledo rostro bolver y ser favorecedor del trabajo recebido, y me otorgue a la postre tamaña merced y gracia que todo lo que scriviere sea para su verdadero servicio, alabança y gloria sin fin.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus, Alemán de Constancia, 1494, fo. 3r-4v.