Capítulo lxxxx: De Agrippina, mujer de Germánico,
la qual escogió antes morir de fambre que suffrir los tantos enojos del príncipe
Tiberio.
Agrippina fue fija de Marco Agrippa y de
Julia, fija de Cesar Octaviano,
aunque Gayo Calígula, fijo de la misma Agrippina, después
de ser príncipe y emperador del mundo, avergonçándose de la baxez y villanía de su
avuelo materno, fingiendo dixiesse no haver sido ella fija de
Agrippa, mas haver nacido de un suzio ayuntamiento y
abominable que hovo Octaviano con su misma fija Julia, deseando él con una vanidad
que la gente creyesse que era más noble por haver sido nacido de madre concebida de
tan malo y abominable ayuntamiento, que si nasciera su madre según orden de
matrimonio de padre baxo y soez.
Mas de qualquier haya sido fija, ella casó con Germánico, muy señalado mancebo
de su edad y muy conveniente para la república, y fijo adoptivo de
Tiberio césar. La qual fue ya por esto asaz
resplandeciente en fama, empero mucho más por haver vencido la crueza de príncipe
tan sobervioso con su esforçado y endurecido propósito. La qual, como hoviesse
parido tres fijos de su marido Germánico, de los quales fue uno Gayo Calígula,
que fue después presidente en las cosas de Roma, y otras tantas fijas, de las
quales Agrippina, madre del emperador Nero,
como por Tiberio, su suegro, según se falló por verdad, hoviesse sido muerto su
marido con poçoña y ella lo tomasse muy fuerte. Y según acostumbran las mujeres,
con muchas lágrimas ella llóralle la muerte del muy honrado mancebo marido suyo,
ella cayó en odio de Tiberio, en tan grave manera que toviéndola él por el braço
y con denuestos, la él forçando a llorar, diziendo que a ella le sabía malo y le
pesava mucho que él imperava y que ella no lo podía fazer, y después accusándola
de muchas cosas en el Senado, mandóla guardar sin tener culpa.
Empero la excellente mujer, toviendo por agravio muy grande y demasía lo que
el emperador le fazía, con la muerte deliberó de fuyr, y fenecer los fastíos de
príncipe tan alterado y movido. La qual, no podiéndolo fazer de otra manera, asaz
comodamente con el ánimo generoso y noble que tenía, deliberó de procurarse la
muerte con fambre y luego lo puso en execución. Ca deliberó de no comer, lo qual
recitado a Tiberio, como el mal hombre hoviesse bien mirado y pensado a dónde y
a qué fin yva el ayuno de esta mujer, porque no se quitasse con tan cierta vía y
tan breve spacio de su poder y de sus injurias, no aprovechándole las [a]menazas
o açotes para fazerla comer, porque no le fuesse quitada la materia ni privado
de usar cruezas en ella, deliberó a fazerle poner por la garganta adentro por
fuerça el comer, porque en qualquiere manera fuesse una vez echado en el
estómago, diesse nudrimiento a la que havía gana de morir. Empero Agripina,
quanto él más se encrudecía en injurias y era más maltractada, tanto tenía
el proposito más firme y constante. Y perseverando en lo començado y emprendido,
feneciendo sus días, sobró la demasía y sobervia de príncipe tanscelerado,
mostrando que, aunque él podiesse ligeramente queriendo matar a muchos, empero
que con todas las fuerças de su imperio no pudo conservar vivo a uno solo que
quiso morir.
Con la qual muerte, aunque Agrippina alcançó entre los suyos mucha gloria,
empero aún fue mayor la deshonra y vergüença que dexó y procuró a Tiberio.
Johan Boccaccio, De las mujeres illustres en romance, Zaragoza, Paulo Hurus,
Alemán de Constancia, 1494, fo. 90 v-91 r.