Descripción
Esta magnífica novela histórica (no nos da fechas concretas, pero sí se aclara que la acción se desarrolla después del Auto de Fe de Zugarramurdi, en 1610) penetra en los entresijos de la brujería vasca a través del personaje de Ana, una joven, de apenas dieciocho años, que va evolucionando de tal forma que de ser una muchacha inocente, de buena clase social, enamorada de Martín el ferrón, llega a ser, a causa del desamor y el abandona, una bruja que acude al aquelarre y capaz de los más horribles crímenes. El desengaño que sufre cuando su amado, que le ha jurado amor eterno y que le ha prometido desposarla, no cumple su palabra (se marcha durante unos meses a la Corte y regresa ya casado con otra mujer, Teresa) la hace desear una terrible venganza, la cual intentará ejecutar a través de la brujería.
Antes de ese momento, Ana, acompañada siempre por su fiel aya, Ceferina, ya había realizado algunos actos hechiceriles, con la orientación de su sirvienta, que conocía conjuros y hechizos variados. Del mismo modo, con la intención de atraer a su amado, había visitado a Hilaria, una anciana con fama de bruja que habitaba en las afueras del pueblo. Esta le había proporcionado unos escritos, con unas fórmulas que debía recitar y que iban dirigidas a los seres demoníacos. Pero todavía aquí no hay una iniciación a la brujería; sí un acercamiento a la hechicería diabólica.
El último paso, una vez Ana ha decidido que lo que más anhela es venganza, tiene lugar un ritual, en el que ella participa activamente junto a Hilaria, de magia homeopática, con una figurilla de cera que representa a la madre de Martín, doña Engracia. Ana le clava una aguja en el corazón y al cabo de 19 días la mujer muere de esa misma forma, atravesándose el corazón accidentalmente.
Esa acción propicia que el Señor de la Noche considere a Ana una candidata ideal para unirse a la secta capitaneada por él. Y eso sucederá, aunque todo lo que Ana vivirá en adelante tendrá lugar gracias al ungüento alucinógeno con el que se unta.
Ana morirá trágicamente, tras ser golpeada por los vecinos del pueblo. Cuando se ve acorralada, clarma por el Señor de la Noche y sus demonios, pero nadie acude en su socorro. A punto de morir, comprenderá, gracias a la lucidez de que dispone en ese momento, que su vida brujeril y la asistencia al aquelarre han sido una falacia. Nada ha sido real, ni siquiera la venganza que ella creía llevar a cabo contra sus enemigos. Ceferina, que era sabedora de esto, se lo confirma. Ana muere en paz tras confesarse, pero, al mismo tiempo, lo hace de un modo dramático, como corresponde a un personaje de la talla del esbozado por Luis de Castresana.
Observaciones
Esta es una magnífica novela que muestra de un modo magistral cómo podría transformarse una mujer en "bruja" durante el periodo de la caza en Europa, puesto que no aboga por una sola de las explicaciones que existen sobre la naturaleza de la brujería, sino que combina de un modo inmejorable las diferentes tesis existentes al respecto.
No existe un texto que se pueda comparar a este en toda la historia de la literatura española.