El inquisidor de Autun contó a Nider (entre otras cosas que no detalla en su discurso) que una persona fue a consultar a una bruja, pues había sido dañada en su persona y sus bienes, y deseaba saber qué brujo le había causado sus problemas. La bruja echó plomo licuado en agua varias veces, hasta que, por acción del demonio, se vio una imagen. El consultante dijo entonces en qué parte del cuerpo deseaba que la bruja hiriera al brujo. Entonces, la mujer, con un cuchillo, hizo un corte en la misma parte de la figura de plomo e indicó dónde se podía hallar al culpable.
A pesar de no revelar el nombre del brujo, se le encontró, con la herida que la mujer le había causado por medio de su magia.
Estos actos no los considera Nider lícitos, no es correcto consultar a una bruja para que use sus artes para localizar a otro brujo.
Nider presenta un solo ejemplo, pero comenta que se le relataron más del mismo tipo. En su narración, tiende a generalizar lo concreto y a hacerlo extensible a más casos.