Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
Puncler
Brujo
En la Parte II, capítulo XVI, se proporciona un ejemplo acerca de lo que los autores llaman arqueros-brujos, o magos que encantan las armas, todo ello por acción diabólica que implica un pacto.
Se habla de un príncipe del Rhin, llamado Eberhart, que tenía sitiado un castillo. A su servicio había un brujo, que logró terminar prácticamente con todos los defensores del castillo, gracias a su arco y sus flechas, pues con estas últimas hería mortalmente a quien quería, mas lo hacía por poder del demonio. Para ello, había clavado tres flechas sobre la imagen del Salvador, así que cada día disponía de tres tiros mortales.
Como vemos, cualquier destreza llamativa podía considerarse obra del demonio y, por tanto, a aquella persona diestra como un brujo.