Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
Bruja
Bruja
En la Parte II, capítulo XI, se narra la historia de un trabajador de la diócesis de Basilea, que un día profirió unas palabras duras a una mujer pendenciera, y esta le prometió que pagaría por ello. Esa misma noche se notó un grano en el cuello y al poco tiempo se vio un terrible aspecto de leproso.
Llamó a sus conocidos, alarmados, y los puso al corriente de su caso. La presunta bruja fue detenida y pronto confesó su crimen. Tras discutir con el protagonista de esta anécdota, llegó a casa enojada y el demonio (con el que tiene cerrado un pacto, como bruja) se interesó por su estado; ella le pidió venganza y él provocó esta enfermedad en el hombre. La bruja no prentendía llegar a tanto, solo producirle una inflamación, pero en vista de los resultados se sus actos, finalmente fue quemada.
Como se puede observar, cualquier enfermedad puede ser achacada a las brujas, que actúan por el poder del diablo, es decir, es el demonio el que causa las enfermedades, no las propias brujas; pero en tanto mantienen un íntimo trato con el Maligno, se las considera culpables de estos hechos.
Probablemente, la bruja de la que se habla en este caso (si lo suponemos 'real') confesó por la presión de sus captores y a ella se le asignó la responsabilidad de la enfermedad de uno de sus vecinos, como buen chivo expiatorio.