Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
Bruja
Bruja
En el capítulo V de la II Parte, los autores cuentan la historia de una bruja que vivió en un pueblo del que no se nos dice en esta ocasión el nombre. Esta mujer acudió una vez a la iglesia y allí comulgó, pero guardando el cuerpo de Cristo en la boca, puso delante su velo y recuperó la hostia, para guardarla después en un lienzo. Después lo enterró junto con otros enseres que usaba para sus hechizos, dentro de una marmita, en el establo. Pero pronto se descubriría su crimen, puesto que un obrero que pasaba por ellí escuchó como a una criatura llorar y pensó que quizás se estaba cometiendo algún tipo de maltrato contra un niño pequeño, así que fue a avisar al magistrado. El alcalde envió a sus hombres, los cuales oyeron lo mismo que había declarado el obrero, y decidieron aguardar a que regresara la bruja. Esta pronto así lo hizo, desenterró la marmita y la ocultó bajo su manto, entonces la detuvieron y ella confesó que allí tenía el cuerpo del Señor. Eso es lo que habían oído los hombres, no a un niño llorar. Lo que pretendía la mujer con todo lo que tenía guardado en la marmita era confeccionar una mixtura para hacer daño a los vecinos.