Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
vieja bruja
Bruja
En la parte II, capítulo II, se cuenta que en la diócesis de Basilea, en concreto en Oberwill, había un cura que no creía demasiado seriamente en los maleficios. Pero pronto cambiaría de opinión, al verse afectado por uno de ellos. Un dia, cuando pretendía cruzar apresuradamente el puente que pasaba sobre el río, se topó con una anciana a la que no solo no cedió el paso, sino que empujó accidentalmente hasta dar con ella en el barro. La mujer lanzó contra él una maldición, según la cual no cruzaría impunemente el puente.
La noche siguiente, el cura se sintió embrujado de cintura para abajo y necesitaba ayuda para caminar hasta su iglesia. Así estuvo durante tres años, hasta que fue mandado llamar por la vieja, que se hallaba moribunda en su cama y pedía confesión. Ella reconoció ser la bruja artífice del maleficio y explicó que a los pocos días de su muerte él estaría curado. Y así sucedió.
Vemos que estos ejemplos traídos a colación por los inquisidores demuestran la credulidad de los mismo, pues, precisamente, trata de hacer crédulo al incrédulo, tal y como le ocurrió al cura protagonista de la historia.