Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
Joven bruja y vieja bruja
Bruja
En la Parte II, capítulo I, cuentan un nuevo caso los autores de la obra. En esta ocasión se centran en un noble conde de Westrich, en la diócesis de Estrasburgo, quien se casó con otra joven noble, mas habiendo ya pasado tres años desde los esponsales, todavía no la había podido conocer carnalmente; por lo que estaba muy preocupado, sin saber que todo era resultado de un maleficio.
Poco después fue a parar a la ciudad de Metz, buscando con desesperación un remedio para su problema, y allí, casualmente, encontró a una mujer que había sido su concubina antes de contraer matrimonio. Queriendo ser amable con ella, se detuvo a conversar, y vio que la muchacha indagaba acerca de cómo le iba con su mujer y cuántos hijos tenía; él mentía afirmando que todo marchaba bien y que tenía tres hijos. Ante estas afirmaciones, la mujer se sorprendía cada vez más, hasta que no pudo contenerse y expresó que le extrañaba mucho todo lo que estaba oyendo, pues supuestamente él había quedado impotente tras la ejecución de un poderoso maleficio (perpetrado por ella misma, con la colaboración de otra vieja bruja). Una vez confesado esto, también indicó dónde se hallaban los objetos que producían tal situación: en un pozo del patio de la casa del conde. Pronto la marmita fue destruida y el conde y su esposa pudieron llevar una vida normal.
La antigua concubina del conde lleva a cabo una venganza en toda regla; no por un abandono, pero sí por los celos que le producía su matrimonio.
Se nos dice en el texto que nos hallamos ante dos brujas que colaboran para hacer posible el maleficio, pero este acto podría haber sido llevado a cabo igualmente por simples hechiceras.