Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas, para golpear a las brujas y sus herejías con poderosa maza).
Tratado teológico reprobatorio.
1486 (composición), 1487 (edición).
Alemania, s.e.
Joven bruja
Bruja
En la Parte II, capítulo I, cuantan los inquisidores que, en la diócesis de Brixen, un hombre joven contó que, cuando era todavía un muchacho estuvo enamorado de una mujer que lo apremiaba para que se casaran. Él no accedió y, por el contrario, terminó desposando a una joven de otra región.
Para conservar, al menos, una buena amistad con su primera novia, decidió invitarla a la boda, y ella acudió, pero no dispensó a los novios buenos deseos y bendiciones, sino que aprovechó la ocasión para lanzar una maldición contra la esposa, amenazándola con que perdería en poco tiempo la salud.
A los pocos días, en efecto, la maldición se hizo efectiva y la muchacha cayó enferma. Incluso cuenta el marido que diez años después todavía eran visibles las marcas de tal mal, por la fuerza que había tenido el maleficio.
Llama la atención en este ejemplo y otros muchos del mismo tipo el hecho, en primer lugar, de que la bruja sea capaz de afectar a la salud por medio de actos mágicos y, en cambio, no pueda conservar el amor del hombre que en mantenía inicialmente una relación con ella. Por otra parte, habría que atender también a la situación de la mujer a la que se remite en esta clase de relatos, pues estamos ante una fémina que, a pesar de poseer en un primer momento el cariño del protagonista y querer que esa relación se consume de una manera lícita, por medio del matrimonio, se ve abocaca al fracaso, abandonada por su enamorado, que opta por casarse con otra mujer.