La amplitud del bagaje literario de Federico García Lorca, así como su origen granadino (ciudad central para el orientalismo árabe que se desarrolló en la literatura española desde finales de siglo XIX), pueden ser dos de las numerosas características que justifiquen la amplitud de referencias e intertextualidades de lo medieval en la obra del poeta de Fuente Vaqueros. Ya en su Libro de poemas, de 1921, hace su aparición Dante (cuya obra fue una lectura constante para el poeta [Gibson, 2016: 640; García Montero, 2016: 34]). De este libro es también «Patio húmedo», en el que hay una escueta alusión a una torre mudéjar granadina. Sin embargo, si una composición de este volumen rezuma de intertextualidades medievales, esa es «Elegía a Doña Juana la Loca», en la que no solo se loa a la reina de Castilla, Navarra y Aragón, sino que se compara su relación amorosa con Felipe el Hermoso con numerosas leyendas e historias de amores imposibles: Eloísa y Abelardo, los Amantes de Teruel, Calixto y Melibea y, finalmente, la posterior Romeo y Julieta. De Suites es «Estampas del jardín», en el que alude hacia el final al Conde Arnaldos, protagonista del popular romance. La lectura y aprehensión del Cantar de Mío Cid es patente en el inicio del «Romance de la pena negra», de su Romancero gitano, a partir de la intertextualidad con el gallo que quiebra la aurora (Díez de Revenga, 2002: 68). Su «Procesión», del Poema del cante jondo, alude a Merlín, a Durandarte y al Orlando furioso. En Poeta en Nueva York son numerosas las referencias a la Edad Media, como han estudiado diversos autores (Cruz, 1995; Merenini, 1992; Sanmartín Bastida, 2008; entre otros). En el díptico que forman la «Danza de la muerte» y el «Paisaje de la multitud que vomita», se reactualiza la tradición de las danzas de la muerte medievales, aunándolo con la visión carnavalesca (Sanmartín Bastida, 2008), con la finalidad de simbolizar las escasas diferencias que para Lorca existen en torno al inmovilismo social en la época contemporánea y en la Edad Media (Cruz, 1995). «Luna y panorama de los insectos», explicita esta relación con una alusión directa al medievo: «Es necesario caminar, ¡de prisa!, por las ondas, por las ramas, / por las calles deshabitadas de la edad media que bajan al río». Las composiciones antologadas a continuación pertenecen a su Poesía varia, que bien han sido recuperadas de los archivos personales del poeta, o bien fueron publicadas en otros espacios (revistas, diarios, etc.). En este sentido, «Las serpientes» es un poema en prosa que alude a Simonetta Vespucci y a Giotto; «Nocturno de marzo» a los cuadro de Grünewald sobre San Macario y de Teniers sobre San Antonio Abad; «Madrigal» sobrevuela la arquitectura árabe granadina a partir de una alusión a la Alhambra; «Granada como sultana» focaliza en esta visión orientalista, tan propia de los poetas andaluces, a partir de referencias a la Alhambra y a Muley-Hacén; en una línea similar se desarrolla «Segunda visita de Capdemón…», que incluye también a los abencerrajes; finalmente, y a modo de cierre del círculo, en «Lamento por la decadencia de las artes», Lorca alude a Dante.

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