Raúl Molina Gil – Universitat de València

Hemos creído conveniente, para que el lector pueda acercarse con mayor exactitud a esta antología, incluir este prefacio inicial en el que detallamos cómo hemos elaborado el compendio y cuáles son sus peculiaridades terminológicas y estructurales.

Es evidente la resonancia machadiana que da título a esta antología. En su poema «Glosa», de Soledades. Galerías y otros poemas, que aquí hemos recopilado, dice Antonio Machado: «Entre los poetas míos / tiene Manrique un altar». No abogamos aquí tanto por el magisterio manriqueño (simplemente porque vamos a recopilar poemas, no a escribirlos), sino, más bien, por el primero de los versos. Y es que, en el fondo, lo que aquí hemos hecho ha sido navegar entre esos poetas nuestros: aquellos que podemos encontrar en los anaqueles (más o menos empolvados) de las librerías y bibliotecas. Para desentrañar, al cabo, lo que hay de medieval en sus versos. Antonio Machado, además, sirve de nexo entre diversos periodos a lo largo del siglo XX: por una parte, su obra se inicia en 1903 y se desarrolla hasta 1939, por lo que une las décadas 1900-1920, que recogemos en esta primera antología, y los años 1921-1939 que materializaremos en la segunda, y lo hace, incluso, con una poética que dialoga con las diversas evoluciones internas del campo literario, desde el simbolismo de Soledades. Galerías. Otros poemas, hasta la temática bélica de sus últimas composiciones, pasando por el tratamiento del paisaje que destila Campos de Castilla. Tras su fatídica muerte en Colliure, expulsado de un país que respondió a la democracia con una incesante y violenta lluvia de bombas y metralla, la obra de Antonio Machado ha seguido siendo clave para comprender la evolución de la poesía hasta nuestros días, pues su magisterio (como sucedía en su caso particular con el de Manrique) ha estado (de una u otra forma) presente. Si existe un nexo transversal a la poesía desde principios del siglo XX hasta hoy ese es Antonio Machado. Y si, además, los elementos medievales conforman su universo referencial, parece hasta lógico que el título de esta antología tenga que estar dedicado a él.

Si nos paramos a pensar en los objetivos de este libro, lo primero que tenemos que afirmar es que nace de la necesidad de llenar un vacío: el del estudio de la poesía contemporánea de tema medieval, que no ha sido tratado con profundidad por la crítica, como sí ha sucedido con otras representaciones del medievo en los productos culturales contemporáneos. Un ejemplo de esta última tendencia es el reciente monográfico Edad Media Contemporánea, dirigido por Antonio Huertas Morales (2017), para Storyca, en cuyas páginas podemos leer estudios aplicados a la narrativa, a las letras de grupos musicales, a las series, al teatro, a los videojuegos e, incluso, a las redes sociales. Vienen estos artículos a complementar otros muchos acercamientos anteriores, habitualmente centrados en las novelas históricas de tema medieval, tan en auge en las últimas décadas, como los del propio Antonio Huertas Morales (2012 y 2015), lo más clásicos de Gómez Redondo (1990, 2005 o 2006, entre otros), el de Mar Langa sobre el periodo transicional (2004), los de Santos Sanz Villanueva (2000 y 2006) o el volumen dirigido por José Jurado (2006); o, también, en el cine, como sucede con Barrio Barrio (2005), Iturrarte Cárdenes (2010) Orgaz (2006) o el ya clásico compendio Historia y cine de Paz y Montero (1995); e, incluso, en el cómic, como demuestran Galván Freile (2008) o Herrero Suárez (1998). Valgan estos como unos pocos y seleccionados ejemplos. Sorprende, en este sentido, que un género tan prolífico en estudios filológicos y comparatistas como el de la poesía haya quedado al margen de tales disquisiciones y que haya sido Pérez Priego (2004 y 2006) prácticamente el único que desde una perspectiva diacrónica haya intentado trazar una panorámica de la poesía de tema medieval escrita durante el siglo XX. Son dos artículos necesarios (qué duda cabe) que, sin embargo, no profundizan en exceso, sino que orillan a diversos autores de diferentes periodos para concluir que existe una preocupación por el medievo entre los poetas de las últimas décadas, dejando así abierto un nuevo campo para futuras investigaciones que aquí queremos retomar. Sí existen, y debemos remarcarlo, acercamientos parciales: por ejemplo, José María Balcells (2000) investigó sobre las referencias a La Celestina en la poesía española de la segunda mitad del siglo XX; el estudio de la figura de El Cid ha sido numerosas veces tratado (Díez de Revenga, 2001 y 2002; Gómez Moreno, 2010; Lacarra, 1980; López Castro, 2008; Mateos, 2001 etc.); López Estrada (1976) analizó la relevancia de Juan Ruiz en la obra de Antonio Machado; José Manuel Ortega ofreció varios volúmenes a pensar sobre la influencia de Jorge Manrique en la actualidad (2007 y 2016); etc. Por no hablar de artículos más genéricos que hemos utilizado en el prólogo, en las notas al pie y en las semblanzas bio-biliográficas, ya que en determinados apartados focalizan sobre el tema en cuestión. Queden estos, también, como unas pocas muestras de los muy variados textos existentes, que nos demuestran que hay, al menos, un interés por determinar y acotar pequeñas parcelas de influencia de lo medieval en la poesía contemporánea. A partir de estas bases, queremos aquí, desde un posicionamiento diacrónico, aunar estos esfuerzos y continuar abriendo la senda para ofrecer una amplia muestra de la relevancia de la literatura y la historia medieval en las composiciones poéticas de los siglos XX y XXI desde una perspectiva amplia, que recorra decenas de autores y centenares de composiciones, mostrando una extensa panorámica que sea, en definitiva, un nuevo punto de partida para posteriores acercamientos.

En un primer momento, quisimos asumir esta labor en dos antologías: una de ellas, iba a recopilar poemas con elementos medievales escritos durante el siglo XX y, la segunda, haría lo propio, pero con composiciones del nuevo milenio. Rápidamente nos dimos cuenta de la manifiesta imposibilidad de tal empeño si lo que queríamos era ser exhaustivos y, a la vez, ofrecer un volumen manejable, pues los primeros rastreos bibliográficos nos ofrecieron ya un más que elevado número de composiciones, cuya reunión en un mismo libro acabaría por ofrecer una antología ingente y poco funcional. Por ello, a medida que nuestra base de datos se fue ampliando, decidimos plantear nuevas periodizaciones.

Así pues, centramos nuestras investigaciones en el periodo 1900-1939. Sin embargo, de nuevo nos topamos con demasiadas obras poéticas que asumían lo medieval como punto de partida (o de llegada). Otra vez nos detuvimos a pensar en nuevas posibilidades y, es así, como surgió esta secuenciación: en este primer volumen ofrecemos una amplia muestra de estas composiciones escritas entre 1900 y 1920. En el segundo, cuya publicación está prevista para 2020, serán recogidos poemas escritos entre 1921 y 1939. Y ya será en volúmenes posteriores cuando asumamos la tarea de presentar aquellas obras escritas desde 1940 hasta nuestros días. En este sentido, las primeras aproximaciones a estas décadas están siendo muy fructíferas y es muy probable que, nuevamente, debamos repensar la periodización para elaborar estas nuevas antologías.

Un objetivo claro desde el inicio era que no queríamos que estos volúmenes fueran un mero compendio, es decir, un simple listado de composiciones. Más bien, nuestra voluntad ha sido y es la de contar un relato: aquel que nos permita conocer de qué forma y por qué existe una recurrencia más o menos constante a orillar lo medieval en diferentes épocas y periodos, aquel que nos permita explicar cuáles son los objetivos finales de traer a colación la Edad Media en los versos contemporáneos y, finalmente, aquel que nos permita abrir nuevas vías en la investigación del diálogo existente y manifiesto entre el medievo y los dos últimos siglos de creación poética en España.

Es por ello que las periodizaciones comentadas deben tener una justificación que sostenga un discurso transversal y que nos permita, a su vez, explicar en detalle las evoluciones del tratamiento de lo medieval en el marco de los desarrollos de la poesía durante el siglo XX. El periodo 1900-1920 se inicia, en este sentido, con el auge de las estéticas modernistas, popularizadas en el ámbito español tras las lecturas de Rubén Darío y los viajes de este a la Península desde su Nicaragua natal hacia finales del siglo XIX. El autor de Azul… supo, en este sentido, plantear una poética en español de corte preciosista, vinculada con los prerrafaelitas, con el parnasianismo y con los modelos franceses de la época, que se enfrentó con las tradiciones y cánones caducos impuestos por la España imperialista, que pronto fue asumida por numerosos poetas españoles y que favoreció la entrada de lo medieval en la poesía. Así lo demuestran, por ejemplo, las obras durante estos años de Gabriel y Galán (con su particular visión del mundo rural [Puerto, 2003]), de Valle-Inclán (y el diálogo con los prerrafaelitas en Aromas de leyenda [Sánchez Moreiras, 2005]), de Emilio Carrere (y sus imágenes sobre el dolor, la muerte y la enfermedad desde Románticas [Labrador Ben y Álvarez Insúa, 2001]), del primer Unamuno (tan vinculado a la ideología de la Institución Libre de Enseñanza [Linage Conde, 1976]), de determinado Juan Ramón Jiménez (vinculado a la poesía pura, a partir de cuya introspección desde la torre de marfil insertó determinados elementos del medievo como herramienta para pensar la nostalgia y la memoria), de Pérez de Ayala (y su modernismo arcaizante [Severa Baño, 2015]), de Saulo Torón Navarro (y sus reminiscencias al pasado histórico canario [Rodríguez Quintana, 2005: 35-38]), de Enrique de Mesa (y su vinculación Edad Media-presente en el marco noventayochista [Gallina, 1982: 555]), de Isaac Muñoz (y su decadentismo orientalista [Bachouud, 1990[), de Luis de Oteyza, de Ricardo Gil (y su vertiente premodernista [Díez de Revenga, 2008]), de Antonina Cortés Llanos (y su regionalismo asturiano anclado en lo legendario) o de Juan José Llovet, Rodolfo Gil y Manuel de Góngora Ayustante (con sus tres reelaboraciones de episodios cidianos desde una óptica de recuperación del pasado patrio en una época de pérdidas). Hacia 1920, sin embargo, y a pesar de que algunos de estos poetas continuaron proponiendo poéticas de corte modernista y simbolista (algunas de estas composiciones serán recogidas en el segundo volumen, plasmando así que no hay fracturas evidentes en el devenir literario más allá de las impuestas por la crítica), comenzó ya un primer y todavía contenido cambio de paradigma, que se materializó en las primeras composiciones de los poetas de la Generación del 27. León Felipe (a caballo entre la generación en marcha y la por venir) es, en este sentido, el último de los autores recogidos aquí: su primer libro, Versos y oraciones del caminante, del que extraemos dos composiciones, todavía se deja influir por las poéticas que se desarrollaron desde principios de siglo (como afirmó Joaquín Marco al constatar la desesperación del escritor al no haber sido avalado por Juan Ramón Jiménez [1986: 26]). En este sentido, la modificación de su ideología literaria en futuras obras resulta ya sintomática de este cambio de paradigma.

Cierto es que las obras de los poetas jóvenes en torno a los primeros años veinte todavía explicitan, hasta cierto punto, estas influencias. Sin embargo, existe ya un primer movimiento de placas en el campo literario en torno a 1920, que sugiere lo que está por llegar: la asimilación, por parte de la Generación del 27, de algunas de las prácticas de vanguardia que en Europa se estaban desarrollando y, posteriormente, el posicionamiento político de muchos de estos y de otros poetas que comienzan su andadura en los años veinte, a partir de las protestas estudiantiles de finales de la década, del inicio de la II República en 1931, de las revoluciones de 1934 (principalmente en Asturias) y, finalmente, del inicio de la Guerra Civil (que marcará, por sí misma, una nueva etapa creativa al exigir una clara toma de posición).

Desde la prácticamente desconocida Antonina Cortés Llanos hasta León Felipe, en la presente antología recogemos, por lo tanto, las composiciones de 23 poetas que fueron publicadas entre 1900 y 1920 y que guardan, en general, una comprensión similar del hecho poético, marcada por la relevancia de las estéticas modernistas y simbolistas: los herederos de Darío y los herederos de Juan Ramón, si queremos resumir un panorama sobre el que profundizaremos en el prólogo, frente a un telón de fondo en el que resuenan todavía los ecos del medievalismo poético decimonónico.

Pensando, precisamente, en la idea de estructurar el relato de la antología, hemos decidido organizar las composiciones por autores, tomando como referencia la fecha de publicación de la primera composición antologada que incluye elementos medievales. Así, nos es posible trazar una línea que nos permita percibir de qué forma evolucionan las alusiones al medievo en cada uno de los poetas y, a la vez, en el periodo marcado. Para cada uno de los poetas, hemos preparado una pequeña semblanza bio-bibliográfica en la que analizamos escuetamente la relevancia de lo medieval en el conjunto de su obra. Las referencias aquí utilizadas están recopiladas en el apartado «Referencias bibliográficas: semblanzas bio-bibliográficas y notas al pie». Esto da paso a las composiciones recopiladas, en las cuales se explicita, al final de las mismas, el libro del que han sido extraídas, cuyos detalles completos pueden consultarse en el apartado «Referencias bibliográficas de los poemas antologados». Algunos autores fueron especialmente prolíficos en la escritura de poemas de temática medieval, por lo tanto, con el objetivo de que la antología no perdiera su carácter funcional, hemos transcrito una selección de los mismos y anotado, tras la introducción a los autores, las referencias del resto, de forma que puedan ser consultados por quienes así lo deseen. A su vez, y debido a los numerosos datos históricos e intertextualidades que nos hemos encontrado en las composiciones, hemos decidido incluir toda una serie de notas al pie que faciliten la comprensión de los poemas. Los artículos, libros y ensayos de los que han sido extraídas aparecen, también, en la sección «Referencias bibliográficas: semblanzas bio-bibliográficas y notas al pie».

A su vez, para facilitar las búsquedas a los lectores, hemos incluido en las páginas finales un índice de autores y poemas, un índice alfabético de los autores, un índice de títulos y primeros versos y un índice cronológico.

Un interesante documento para los investigadores es el fichero de datos que se encuentra en las páginas posteriores al prólogo. En él, se recogen los detalles de cada uno de los poemas (tanto los recopilados como los que han sido únicamente referenciados), de manera que puedan proporcionarnos una panorámica de los desarrollos de la poesía contemporánea de tema medieval a lo largo del periodo. Para ello, hemos incluido el nombre del autor, el título del poema, el libro en el que fue publicado, la fecha de publicación y varias palabras clave que resumen el contenido, así como una clasificación según su «Categoría temática» y su «Tipología enunciativa», cuyas características explicaremos en los siguientes párrafos.

Entendemos por «Categoría temática» el concepto clave que nos permite definir de qué forma los versos del poema explicitan o aluden a los elementos medievales principales desde el punto de vista del contenido de la composición. En este sentido, hemos utilizado diversas categorías que nos permiten comprender de qué forma se plasma lo medieval en los diversos poemas. Por supuesto, en la inmensa mayoría de los casos, son varias las categorías que estructuran cada una de las composiciones, de manera que en la base de datos hemos escogido la más relevante de las mismas. A continuación, las detallamos y comentamos:

  • Histórico-legendario: Aquellos poemas en los que los elementos medievales son hechos históricos y/o legendarios que sucedieron en la Edad Media. Hemos decidido aunar lo histórico con lo legendario puesto que en la práctica totalidad de las composiciones ambos órdenes aparecen en conjunto.
  • Personajes: Aquellos poemas en los que los elementos medievales son personajes de la Edad Media. Estos pueden ser personajes históricos reales, personajes que formaron parte del universo literario medieval o personajes a caballo entre los dos órdenes.
  • Intertextualidades: Aquellos poemas en los que aparecen referencias directas a obras y/o personajes literarios de la Edad Media: citas, reformulaciones, imitaciones, alusiones, etc.
  • Espacios: Aquellos poemas en los que los elementos medievales son espacios propios de la Edad Media (catedrales, claustros, palacios, torreones, etc.).
  • Atmósfera: Aquellos poemas en los que, pese a que no aparecen elementos medievales explícitos, sí ubican al lector en una ambientación que podemos vincular fácilmente con la Edad Media.

A partir de estos términos, obtenemos una primera clasificación temática que, sin embargo, es necesario completar. Para ello hemos recurrido a la «Tipología enunciativa». Al plantearnos el estudio de poemas que referencian o se centran en elementos del pasado, como es nuestro caso, podemos encontrarnos con, al menos, dos posicionamientos del hablante lírico: la voz poética bien puede ubicarse y hablar desde la época pasada representada (en nuestro caso la Edad Media) o bien puede ubicarse en un momento posterior (en la inmensa mayoría de casos, el presente de la escritura) para referir al medievo desde este aquí y ahora. Así pues, a partir de esta división, hemos definido tres tipologías enunciativas:

  • Medieval: Aquellos poemas en los que el hablante lírico se ubica por completo en el universo medieval. El hablante lírico puede ser, en este sentido, uno de los protagonistas del poema o una voz externa que relata desde el propio presente del relato.
  • Ambientación: Aquellos poemas en los que la voz lírica se ubica en un momento distinto a la Edad Media, desde el que hace referencia o relata hechos, personajes, espacios, etc., que pertenecen al medievo.
  • Alusión: Variante de la ambientación en la que el hablante lírico únicamente alude desde un momento posterior a la escritura a algún elemento medieval, sin hacer que el poema orbite sobre el mismo (cita, referencia, intertextualidad, etc.).

Por lo tanto, la conjunción de estos dos elementos y de las palabras clave, nos permite detallar las características de cada composición y, en su conjunto, analizar la evolución de lo medieval en la poesía contemporánea.

 

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