Descripción
Nuevamente, se introduce un ejemplo aportado por el juez Petrus.
Una vez capturado el brujo Stédelin, se procedió a interrogarlo acerca de las granizadas que causaba, según el rumor popular. Se tuvo que usar la tortura para arrancarle una confesión. El hombre explicó que podía causar granizadas, pero sin herir a voluntad, solo podía dañar a quienes estaban privados del auxilio de Dios. Si se protegían con la cruz no podía lastimarlos.
Igualmente, explicó cómo producía esas tempestades: en el campo, invocaba al príncipe de los demonios para que enviar a alguno de los suyos y al llegar el diablo en cuestión, le inmolaban un pollo negro en un cruce de caminos, lanzándolo después por los aires. Una vez el demonio recibe su sacrificio, obedece y provoca vientos y granizo, aunque únicamente donde Dios lo permite.
Preguntado también sobre el modo de evitar estas tormentas, respondió que se podía usar una fórmula: Os conjuro, granizo y vientos, por los cinco divinos clavo de Cristo, que perforaron los pies y manos de Cristo, y por los cuatro santos evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, para que bajéis disueltos en agua.
Observaciones
En este caso, predomina el estilo directo. De esta forma, parece que el lector escuche/lea directamente al juez Petrus. ¿Y cómo se podría dudar de las palabras "literales" emitidas por un juez, testigo directo de todos los hechos relatados? No sabemos si Nider tomó nota de lo que refería el juez y luego transcribió palabra por palabra su testimonio, o si escuchó todas las historias y después las plasmó realizando una adaptación más o menos libre.