[Anterior quistión.]


Capítulo quinto. Cómo Longano propuso la segunda quistión.

Un mancebo estava apar de Filoculo muy cortés que se llamava Longano. El qual, desque Filoculo acabó, dixo desta manera:
      "Ha sido tan buena la primera quistión, muy poderosa señora, que la mía a penas podrá parescer bien. Mas por no quebrar la orden començada y por no ser echado fuera de tan buena conversación la diré. Sabed que no ha muchos días que estando yo solo en mi cámara ocupado en pensamientos de mucha congoxa que el desseo enamorado me causava, los quales me avían salteado mi coraçón con muy áspera y dura guerra, sentí que se hazía un llanto muy piadoso cerca de donde yo estava e paréme a escuchalle, e parescióme que mugeres le hazían. Yo desseoso de saber la causa e quién éstas fuessen, levantéme presto y parándome a una ventana vi frontero de mi cámara estar en otra dos mugeres solas sin otra compañía, las quales hermanas eran y muy hermosas; e puesto en parte donde no me pudiessen ver e yo las pudiesse escuchar lo que dezían, jamás oy la causa de que fuesse su llanto, pero a lo que sentí lloravan de amores, y por ser ésta la causa hize lo mismo. Después ya de gran rato, visto que durava su llanto, e como yo fuesse muy conoscido suyo y algo pariente, propuse de certificarme dellas más por entero de qué fuesse su dolor. E para sabello /[avjr.]/ fuyme para ellas, las quales quando me vieron, de vergüença trabajaron de dissimular las lágrimas hablándome con mucha cortesía. Yo les dixe: "Señoras, no os cale dissimular comigo porque rato ha que os he oydo todo lo que avéys dicho, por esso no me encubráys vuestra pena ni tengáys vergüença de dezímela pues he venido aquí para sabello, que vos prometo que de mí no recibáys daño alguno, antes seré en consolaros y ayudaros en quanto pudiere." Ellas me respondieron todavía encubriéndose de mí, mas vista mi importunidad de querello saber, la mayor de ellas me dixo assí:
      "Pues a los dioses plaze que a ti se descubran nuestros secretos, sabe que nosotras dos más que otras mugeres avemos resistido a los agudos dardos de amor, el qual tirándonos con ellos a la contina, jamás pudo fincar alguno en nuestro coraçón. Mas al fin enojado, queriendo acabar su cruda guerra, esforçó su braço y con la su más querida saeta nos hirió en el coraçón, y por causa de los golpes de antes recebidos tuvo tanta fuerça su flecha que le passó de parte a parte e hizo en él muy mayor llaga, prendiéndonos del querer de dos mancebos y faziéndonos sus subjetas a toda su voluntad con más entera fe e con mayor amor que jamás mugeres sus súbditas le tuvieron. Agora la fortuna y él nos han sido contrarias desconsolándonos por causa dellos como oyrás.
      Yo, primero que esta mi hermana, amé en mi fantasía amaestradamente, pensando de dar fin a mi desseo, y tuve tal manera que lo truxe a conclusión y enamoréme de uno, el qual hallé tan vencido de mi amor como yo del suyo, de cuya causa no se menoscabó el amor ni el desseo, antes crecieron. E agora más que nunca estoy en él encendida. A éste quería yo tanto que quando comigo estava, trabajava de le celar y encubrir el amor demasiado que le tenía. E por mi desdicha acaeció que antes que se cumpliesse un mes, a este mancebo le sucedió un caso desastrado por el que él se ausentó desterrándose perpetuamente /[avjv.]/ desta ciudad, y de temor de la muerte se partió sin alguna esperança de bolver jamás a ella. Yo, triste de mí, más desdichada que quantas nascieron, encendida más en su amor, de verme sin él quedo desesperada. E por esto hazía el llanto que oyste. Y lo que más agravia mi dolor es ver que por todas maneras hallo cerrado el camino para podelle seguir. Por esso piensa tú y sey juez si tengo razón de quexarme."
      Después de oyda ésta, preguntéle por qué causa la otra se quexava. Respondióme que también amava a otro mancebo, el qual estava tan enamorado della como ella dél. E porque sus desseos no se passassen sin alguna parte de plazer por los senderos de amor, trabajó de poner sus sentimientos por obra; e celos de quien la guardava le ocuparon muchas vezes el camino de su pensamiento, de manera que jamás pudo aver fin su desseo, "y por ello se deshaze de puro amor como tú puedes pensar si alguna vez fuyste enamorado. Hallándonos aquí entramas solas començamos a hablar de nuestras desdichas. E visto que son mayores que jamás mugeres las tuvieron, no pudiendo resistir las lágrimas, descansávamos en llorar."
      Yo cierto sentí mucho su pena por la causa. E procuré de socorrellas con aquellas palabras que para su consuelo me parecieron más provechosas, y partíme dellas. Después acá he pensado mucho en el dolor que sentían, y fantaseando quál le sentía mayor, consintiendo en el de la una e mirando el del otra, y las muchas causas que para ello cada una tenía, me haze mucho dudar. Por esso suplico a vuestra alteza determine quál de las dos sufría mayor dolor."

 

Sumario de la segunda quistión.

/[avijr.]/

Dos damas se namoraron
de dos en ygual querer,
al un galán desterraron,
al otro tanto celaron
que jamás le pude ver.
Dales amor, con fiereza,
tormentos de gran crueza.
Quiérese desto saber
quál dellas deva tener
causa de mayor tristeza.
Determine vuestra alteza.


Capítulo sexto. De la respuesta de la reyna.

Grave dolor era el que cada una sentía. Pero considerando que siente más la adversidad el que ha usado la prosperidad, a mí me paresce que la dama que avía perdido a su amigo tenía más razón de quexarse, y que la fortuna la avía más ofendido que a la otra. Porque Fabricio jamás se quexó de los casos de fortuna y Pompeo, manifiesto está que se dolió dellos. E si no ovieran passado por él, no supiera conoscer qué era dulce ni amargo Medea: en tanto que amó (según ella dezía) no supo conocer la prosperidad mas después que fue desamada de Jasón dolióse de la adversidad. Por cierto, nadie llorara lo que no tuvo, antes lo desseara. De donde se sigue, que las dos hermanas, la una desseó, y la otra de dolor, hazían aquel llanto que vos oystes.


Capítulo .vij. Réplica de Longano a la Reyna.

/[avijv.]/

Paréceme cosa muy rezia lo que vuestra alteza determina, porque cierto es que quien ha cumplido su desseo de una cosa que mucho desseava, que se deve de contentar mucho más en su coraçón que el que la dessea e jamás ha podido cumplir su desseo; y también ninguna cosa es más ligera de olvidar y perder que aquella que no ay jamás esperança de cobrarse, que aquél es dolor sin comparación quando es grande el desseo sin remedio de poderse cumplir y en tal caso han lugar las amarguras, pensamientos y trabajos, porque si las voluntades no fuessen conformes en ygualdad, forçado se mitigarían los desseos. Pero quando los coraçones se veen delante de la cosa que dessean e no la pueden alcançar, luego se encienden y se quexan más que si dellas sus desseos estuviessen muy lexos y muy apartados. Que ¿quién atormenta a Tántalo en el infierno sino las mançanas y el agua, que quanto más cerca le llegan de la boca, tanto más huyendo multiplican su sed e su hambre? Yo creo cierto que más dolor siente el que espera cosa possible e no la puede aver por impidimentos que se lo estorvan, que no el que llora cosa perdida e sin remedio ni esperança de avella.


Capítulo .viij. Determinación de la reyna.

Verdad sería vuestro argumento si vuestra demanda o proposición fuesse de un largo dolor. E aun esto, se podría dezir que con olvido se abrevia también la pena en las cosas que se dessean (que ay estorvo para alcançarlas), como en las perdidas que no ay jamás esperança de cobrarse. Mas aquí sola/[aviijr.]/mente hablamos quál dellas tenía más dolor quando las oystes quexar. E siguiendo el punto de la quistión, digo que aquélla sentía mayor dolor, que avía perdido a su amigo sin esperança de cobralle. Que puesto que sea cosa que acaesce de perder cosa impossible de recobrarse, suélese dezir que quien bien ama nunca olvida. La segunda, si bien se mira, podrá esperar de cumplir adelante lo que no avía podido aún alcançar. Que gran alivio es de dolor esperança, pues tuvo tanta fuerça de tener casta y menos triste luengamente en su vida a Penélope, esperando que viniesse Ulixes su marido.

 

Sumario de la respuesta de la segunda quistión.

Ya aurás visto en la razón
que doy que deve juzgarse
cómo sin comparación
da el perder mucha passión
lo que no espera cobrarse,
que lo que presente veys,
caso que lo desséys,
esperança lo assegura.
Luego no da ygual tristura
con lo que perdido avéys.


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