Un
mancebo estava apar de Filoculo muy cortés que se llamava
Longano. El qual, desque Filoculo acabó, dixo
desta manera:
"Ha sido tan buena la primera
quistión, muy poderosa señora, que la mía a
penas podrá parescer bien. Mas por no quebrar la orden
començada y por no ser echado fuera de tan buena
conversación la diré. Sabed que no ha muchos
días que estando yo solo en mi cámara ocupado en
pensamientos de mucha congoxa que el desseo enamorado me causava, los
quales me avían salteado mi coraçón con muy
áspera y dura guerra, sentí que se hazía un
llanto muy piadoso cerca de donde yo estava e paréme a
escuchalle, e parescióme que mugeres le hazían. Yo
desseoso de saber la causa e quién éstas fuessen,
levantéme presto y parándome a una ventana vi frontero
de mi cámara estar en otra dos mugeres solas sin otra
compañía, las quales hermanas eran y muy hermosas; e
puesto en parte donde no me pudiessen ver e yo las pudiesse escuchar
lo que dezían, jamás oy la causa de que fuesse su
llanto, pero a lo que sentí lloravan de amores, y por ser
ésta la causa hize lo mismo. Después ya de gran rato,
visto que durava su llanto, e como yo fuesse muy conoscido suyo y
algo pariente, propuse de certificarme dellas más por entero
de qué fuesse su dolor. E para sabello /[avjr.]/ fuyme
para ellas, las quales quando me vieron, de vergüença
trabajaron de dissimular las lágrimas hablándome con
mucha cortesía. Yo les dixe: "Señoras, no os cale
dissimular comigo porque rato ha que os he oydo todo lo que
avéys dicho, por esso no me encubráys vuestra pena ni
tengáys vergüença de dezímela pues he
venido aquí para sabello, que vos prometo que de mí no
recibáys daño alguno, antes seré en consolaros y
ayudaros en quanto pudiere." Ellas me respondieron todavía
encubriéndose de mí, mas vista mi importunidad de
querello saber, la mayor de ellas me dixo assí:
"Pues a los dioses plaze que a ti se
descubran nuestros secretos, sabe que nosotras dos más que
otras mugeres avemos resistido a los agudos dardos de amor, el qual
tirándonos con ellos a la contina, jamás pudo fincar
alguno en nuestro coraçón. Mas al fin enojado,
queriendo acabar su cruda guerra, esforçó su
braço y con la su más querida saeta nos hirió en
el coraçón, y por causa de los golpes de antes
recebidos tuvo tanta fuerça su flecha que le passó de
parte a parte e hizo en él muy mayor llaga,
prendiéndonos del querer de dos mancebos y faziéndonos
sus subjetas a toda su voluntad con más entera fe e con mayor
amor que jamás mugeres sus súbditas le tuvieron. Agora
la fortuna y él nos han sido contrarias
desconsolándonos por causa dellos como oyrás.
Yo, primero que esta mi hermana,
amé en mi fantasía amaestradamente, pensando de dar fin
a mi desseo, y tuve tal manera que lo truxe a conclusión y
enamoréme de uno, el qual hallé tan vencido de mi amor
como yo del suyo, de cuya causa no se menoscabó el amor ni el
desseo, antes crecieron. E agora más que nunca estoy en
él encendida. A éste quería yo tanto que quando
comigo estava, trabajava de le celar y encubrir el amor demasiado que
le tenía. E por mi desdicha acaeció que antes que se
cumpliesse un mes, a este mancebo le sucedió un caso
desastrado por el que él se ausentó
desterrándose perpetuamente /[avjv.]/ desta ciudad, y
de temor de la muerte se partió sin alguna esperança de
bolver jamás a ella. Yo, triste de mí, más
desdichada que quantas nascieron, encendida más en su amor, de
verme sin él quedo desesperada. E por esto hazía el
llanto que oyste. Y lo que más agravia mi dolor es ver que por
todas maneras hallo cerrado el camino para podelle seguir. Por esso
piensa tú y sey juez si tengo razón de quexarme."
Después de oyda ésta,
preguntéle por qué causa la otra se quexava.
Respondióme que también amava a otro mancebo, el qual
estava tan enamorado della como ella dél. E porque sus desseos
no se passassen sin alguna parte de plazer por los senderos de amor,
trabajó de poner sus sentimientos por obra; e celos de quien
la guardava le ocuparon muchas vezes el camino de su pensamiento, de
manera que jamás pudo aver fin su desseo, "y por ello se
deshaze de puro amor como tú puedes pensar si alguna vez
fuyste enamorado. Hallándonos aquí entramas solas
començamos a hablar de nuestras desdichas. E visto que son
mayores que jamás mugeres las tuvieron, no pudiendo resistir
las lágrimas, descansávamos en llorar."
Yo cierto sentí mucho su pena
por la causa. E procuré de socorrellas con aquellas palabras
que para su consuelo me parecieron más provechosas, y
partíme dellas. Después acá he pensado mucho en
el dolor que sentían, y fantaseando quál le
sentía mayor, consintiendo en el de la una e mirando el del
otra, y las muchas causas que para ello cada una tenía, me
haze mucho dudar. Por esso suplico a vuestra alteza determine
quál de las dos sufría mayor dolor."
/[avijr.]/
Dos damas se namoraron
de dos en ygual querer,
al un galán desterraron,
al otro tanto celaron
que jamás le pude ver.
Dales amor, con fiereza,
tormentos de gran crueza.
Quiérese desto saber
quál dellas deva tener
causa de mayor tristeza.
Determine vuestra alteza.
Grave
dolor era el que cada una sentía. Pero considerando que siente
más la adversidad el que ha usado la prosperidad, a mí
me paresce que la dama que avía perdido a su amigo
tenía más razón de quexarse, y que la fortuna la
avía más ofendido que a la otra. Porque
Fabricio jamás se quexó de los casos de
fortuna y Pompeo, manifiesto está que se
dolió dellos. E si no ovieran passado por él, no
supiera conoscer qué era dulce ni amargo
Medea: en tanto que amó (según ella
dezía) no supo conocer la prosperidad mas después que
fue desamada de Jasón dolióse de la
adversidad. Por cierto, nadie llorara lo que no tuvo, antes lo
desseara. De donde se sigue, que las dos hermanas, la una
desseó, y la otra de dolor, hazían aquel llanto que vos
oystes.
/[avijv.]/
Paréceme
cosa muy rezia lo que vuestra alteza determina, porque cierto es que
quien ha cumplido su desseo de una cosa que mucho desseava, que se
deve de contentar mucho más en su coraçón que el
que la dessea e jamás ha podido cumplir su desseo; y
también ninguna cosa es más ligera de olvidar y perder
que aquella que no ay jamás esperança de cobrarse, que
aquél es dolor sin comparación quando es grande el
desseo sin remedio de poderse cumplir y en tal caso han lugar las
amarguras, pensamientos y trabajos, porque si las voluntades no
fuessen conformes en ygualdad, forçado se mitigarían
los desseos. Pero quando los coraçones se veen delante de la
cosa que dessean e no la pueden alcançar, luego se encienden y
se quexan más que si dellas sus desseos estuviessen muy lexos
y muy apartados. Que ¿quién atormenta a
Tántalo en el infierno sino las
mançanas y el agua, que quanto más cerca le llegan de
la boca, tanto más huyendo multiplican su sed e su hambre? Yo
creo cierto que más dolor siente el que espera cosa possible e
no la puede aver por impidimentos que se lo estorvan, que no el que
llora cosa perdida e sin remedio ni esperança de avella.
Verdad
sería vuestro argumento si vuestra demanda o
proposición fuesse de un largo dolor. E aun esto, se
podría dezir que con olvido se abrevia también la pena
en las cosas que se dessean (que ay estorvo para alcançarlas),
como en las perdidas que no ay jamás esperança de
cobrarse. Mas aquí sola/[aviijr.]/mente hablamos
quál dellas tenía más dolor quando las oystes
quexar. E siguiendo el punto de la quistión, digo que
aquélla sentía mayor dolor, que avía perdido a
su amigo sin esperança de cobralle. Que puesto que sea cosa
que acaesce de perder cosa impossible de recobrarse, suélese
dezir que quien bien ama nunca olvida. La segunda, si bien se mira,
podrá esperar de cumplir adelante lo que no avía podido
aún alcançar. Que gran alivio es de dolor
esperança, pues tuvo tanta fuerça de tener casta y
menos triste luengamente en su vida a
Penélope, esperando que viniesse
Ulixes su marido.
Ya aurás visto en la razón
que doy que deve juzgarse
cómo sin comparación
da el perder mucha passión
lo que no espera cobrarse,
que lo que presente veys,
caso que lo desséys,
esperança lo assegura.
Luego no da ygual tristura
con lo que perdido avéys.