/aiijr/
En
la ciudad donde yo nascí se celebrava un día una gran
fiesta en la qual se juntaron muchas damas y galanes. Yo que en ella
me hallé e mirava lo que passava, vi que dos mancebos de buena
disposición miravan una gentil dama que en la fiesta estava, y
en sus requiebros nadie podía conocer quál de los dos
más la amava, ni a qual ella tenía por más
servidor. Lo qual ellos trabajavan de saber por quántas
maneras podían. E después de muy mirada, visto que no
hazía más favor al uno que al otro, començaron
passo entre sí a hablar en ella, y a lo que pude entender de
su plática cada uno se loava que la dama le amava más,
y para en prueva alegavan los favores antes rescebidos. Los quales
aviendo gastado lo más del día en esta porfía, y
llegados sobre ella quasi a desonrarse, visto que no era bien lo que
hazían por ser en mucho perjuyzio suyo y en disfamia de la
dama, dexaron la porfía e fuéronse para su madre de la
dama, que allí en la fiesta estava, y en conformidad los dos
le dixeron que a todos era notorio y ella bien sabía
quánto ellos amavan a su hija, y quán bien a los dos
les parescía que desseavan mucho saber quál de los dos
le parescía a ella mejor. Por tanto que le suplicavan les
hiziesse merced preguntándoselo de sacarlos desta dubda porque
entre ellos mayor escándalo no se recreciesse. La madre,
reyendo de la demanda, dixo que le plazía. Y llamando ante
sí a su hija mandóle que, pues los dos la amavan, que
los certificasse por palabra o por seÒas de lo que desseava
saber porque del amor, que siempre debe nacer concordia, no naciesse
su contrario. La hija respondió que assí lo
haría. E mirando, los vido que el uno traýa en la
cabeça una guirnalda de flores, y quel otro no traýa
ninguna. Ella, que también tenía en su cabeça
otra, quitósela e púsola al galán que
es/aiijv./tava sin guirnalda. E tomó al otro la que traýa,
e púsosela a ella sobre su cabeça, dexándole sin
guirnalda, y hecho esto bolvióse a la fiesta, diziendo que ya
avía hecho lo que su madre mandó y ellos desseavan
saber.
Los galanes tornaron a su primera
porfía, teniéndose cada qual por más favorescido
de lo que la dama avía hecho. Aquél cuya era la
guirnalda que ella llevó dezía: "Cierto la Dama me
quiere más que a ti, que no por otro fin tomó mi
guirnalda, sino porque le agradan mis cosas y por tener
ocasión de serme obligada, y a ti te dio la suya por
despedida, por no ser ingrato al amor que le tenías, porque
este amor no quedasse sin algún galardón te la dio en
último pago y remuneración delo que avías
querido". Replicava el otro: "Antes al contrario, porque
hágote saber que ella más ama tus cosas que tu persona.
Y esto se prueva pues vemos que te las toma, e a mí quiere
más que a las mías pues me dio las suyas que no es
señal de despedida el dármelas como tú dizes,
antes es principio de amistad y de amor, que la merced siempre haze
subjeto al que la rescibe. Porque quien recibe merced de otro, por
respecto della se haze subjeto. Y ella no me quisiera obligar a su
servicio si yo no le estuviera. Que tú ¿cómo
puedes pensar que tomándote a los principios lo tuyo, que
jamás te dará de lo suyo?". Arguyendo el uno con el
otro de aquella manera estuvieron por gran rato, y fuéronse de
la fiesta sin derterminación alguna.
Yo con desseo de sabella, pues vuestra alteza ha oýdo la
relación, le suplico que determine a quál de los dos
galanes mostró la dama más amor en lo que hizo.
Vi que en una fiesta estavan
dos galanes e una dama
e conoscí que la amavan
y entendí que porfiavan
/aiiijr./a quál de los dos más ama.
Ella por lo declarar,
al uno le vi tomar
la guirnalda que traya
y aquel que no la tenía,
la suya le he visto dar.
Mandaldo determinar.
Con
ojos risueños y amorosos se bolvió la reyna a Filoculo,
y sospirando le dixo: "Cavallero, gentil ha sido vuestra
quistión, y cierto la dama se uvo con los galanes sabiamente,
y ellos cada uno defendió bien su causa. Mas porque me
pedís qué es lo que yo della determinaría, os
respondo que me paresce, e assí debe parecer a qualquiera que
bien lo mirare, que la dama amava al uno y al otro no
aborrecía, mas por tener su entendimiento encubierto hizo dos
autos contrarios como parece, e no sin causa, que fue por ganar
más firme el amor del que ella amava, e no perder el del otro,
y esto hizo como sabia. Pues tornando a la quistión que es a
quál de los dos mostró más amor, digo que al que
ella dio su guirnalda, y ésta es la razón. Qualquier
persona que ama a otra, por la fuerça del tal amor se le
obliga assí fuertemente que sobre todas las cosas dessea
complazer a aquella sin otra dádiva ni servicio alguno, y esto
manifiesto, pero vemos quel que ama trabaja con diversos modos de
agradar a quien ama en qualquier manera que puede. Para tener
más osadía de pedille questo sea como digo, el exemplo
de la reina Dido lo muestra: la que vencida del amor
de Eneas, después de averle fecho muchos
presentes e fiestas, tuvo atrevimiento ella misma de pedirle
/aiiijv./ su amor, y por esto la dama, a quien más amava
trabajó de más obligar, de do se sigue que el que
recibe la guirnalda fue más querido de la dama".
De
loar es la respuesta de vuestra alteza. Pero maravíllome de lo
que ha determinado de mi quistión porque yo al contrario
juzgara, pues que es regla general entre los amadores siempre holgar
de traer sobre sí alguna joya o empresa de quien aman, y
aquélla tienen en más que quanto poseen y
trayéndola se les alegra y esfuerça el
coraçón. Que Paris, como avréys
oydo, pocas o ningunas vezes entrava en las ásperas e crudas
batallas contra los griegos sin llevar alguna empresa o sobre
seÒal que Elena le oviesse dado, creyendo
valer más llevándola que sin ella, y según mi
juizio su pensamiento no era vano, por lo qual yo digo, como
dixistes, que fue sabia la dama en no determinar pues conociendo que
los dos la amavan y que no podía ella amar más de al
uno porque el amor es cosa invisible, quiso galardonar al uno del
amor que la tenía porque el tal amor no quedase della sin
galardón; y al otro, a quien ella amava, quiso dar
osadía e firme esperança de su amor tomándole de
la cabeça la guirnalda y poniéndosela a sí misma
sobre la suya, y en tomársela manifestó que le quedava
obligada por ella, y por esto según mi juyzio más amor
mostró aquí a quien la guirnalda tomó, que no a
quien ella dio la suya.
"Bien
me contentarían vuestros argumentos si en ellos no os
contradixéredes. Dezidme cómo puede caber en una cosa
el verdadero amor y el robar. ¿Cómo podéys mostrar
que yo quiero más a la persona que tomó lo suyo que a
quien doy de lo mío? E lo que veemos cada día puede
bastar por enxemplo qué tienen por más privados y
más amados de los señores a los criados a quien hazen
mercedes, sino a quien no las hazen, y les toman lo que tienen.
Paréceme a mí que era más querido aquél a
quien dieron, que no aquel a quien tomaron. Bien conozco que a la
presente quistión y a nuestra determinación se pudieran
hazer más argumentos y responder a ellos. Pero al fin se
vernía a concluyr en lo que yo he dicho. E porque el tiempo no
se deve gastar en sola una cosa sin más debatir en esta,
sería bien que escuchemos a los otros." Filoculo, satisfecho,
calló besando las manos a la reyna porque assí se
hiziesse.
Por lo questá respondido,
el argumento conviene
creer que está conoscido
que a quien dan es más querido
que a quien toman lo que tiene.
/[avv.]/ Pues yo determino en esto
que a quien la guirnalda a puesto
ha mostrado más amor
que no al otro servidor,
que le dexara descompuesto.