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Leyendo
por mi passatiempo el verano passado un libro en lengua toscana que
se llama Filoculo, que quiere tanto dezir como fatiga de amor, el
qual compuso el famoso poeta Juan Bocacio a instancia
de madama María, hija del rey
Ruberto de Nápoles, entre otras muchas
materias sotiles de amor que la historia trata, hallé treze
quistiones que se propusieron delante della en una fiesta seyendo
elegida de todos los que la celebravan reyna para que las
determinasse. E pareciéndome bien, acordé de
traduzillas en nuestro romance castellano,
endereçándolas a vuestra merced, a la qual suplico las
mande recebir como embiadas de persona que si más tuviera con
más os sirviera, y leed señora este breve argumento
para que por camino derecho os lleve al fin de la obra. Valete.
Andando
Filoculo, hijo del Rey Feliç
de España, hecho peregrino de amor, acompañado de
algunos cavalleros sus criados buscando a Blancaflor
su amiga (la qual sus padres vendieron a unos mercaderes por
quitársela de delante) temiendo no fuesse la mucha
conversació que con ella tenía causa de tomalla por
muger, después de aver passado muchos y grandes trabajos por
mar e por tierra buscándola, acaecióle que con fortuna
arribó una mañana al puerto de Nápoles. Y
llegando saltó en tierra desseoso de ver algunas
antigüedades de aquella ciudad, se fue fazia la sepultura de
Virgilio /aijv./ y antes que a ella llegase,
halló en una huerta a madama María, hija del rey de
aquella ciudad, acompañada de muchas damas y galanes
dançando al son de diversos instrumentos con música muy
acordada y canto muy suave. Y como de fuera se oyesse aquella
armonía, Filoculo y los que con él venían, se
pararon a escucharla. Los quales, luego que fueron vistos por uno de
los que dentro en la huerta estavan, certificada madama que aquellos
estrangeros escuchavan de fuera su fiesta, y queriéndolos
honrar, embióles a rogar que se entrassen dentro a tener la
compañía. Lo qual Filoculo haziendo fue muy bien
recebido della y de los otros que allí estavan. Y trabajando
de le festejar de muchas maneras como a estrangeros, cansados ya de
dançar e de oyr músicas acordadas porque el calor que
hazía era inconportable, acordaron Madama y todos que se
buscasse manera con que passar la siesta en conversación, con
algún passatiempo honesto y determinaron de elegir un rey,
ante el qual cada uno propusiesse una quistión, y ella
determinasse. Pareció a todos que sería bueno para rey
Ascaltón, ayo de Filoculo, por ser anciano.
Fue por todos elegido. El qual escusándose e diziendo que
más se le entendía de las armas que de cosas de amores,
pidióles que le quisiessen aver por escusado, dexando en su
eleción la persona que por rey uviessen de tener. Y todos
conformes vinieron en ello. Luego Ascaltón haziendo una corona
de laurel, la puso a Madama María en la cabeça,
nombradola por reyna de aquella amorosa compaña. E ella
aceptándolo (aunque con mucha dificultad) mandó a todos
assentar por orden, cada uno en el lugar que le convenía, y
rogó a Filoculo que propusiesse primero. El qual obedeciendo
començó desta manera.