Estava
assentado junto con doña Elvira un cavallero que
Parmenión se llamava, el qual, como la reyna
acabó de responder, dixo desta manera: "Muy poderosa
señora, yo fui mucho tiempo compañero de un mancebo, al
qual acaeció lo que contaré. Él, tanto quanto
jamás nadie quiso muger, amava a una donzella de nuestra
ciudad muy rica y valerosa de parientes, y por él semejante
ella, según lo que después sucedió,
queríale bien. Amando él a esta donzella lo más
secreto que podía, por temor de no ser descubierto, buscava
maneras para hallar camino cómo descubrille su
intención y certificarse de la que ella tenía. Y esto
era impossible porque de nadie se osava fiar pero, costreñido
del desseo, propuso, que pues él no se lo podía dezir,
de dalle a entender por tercera persona lo que por su causa
padecía, e pensando diversos días de quién
sería bien fiarse, que más seguramente en su negocio
entendiesse, vido entrar un día a pedir limosna en casa desta
señora una vieja pobre, desarrapada, suzia e muy importuna, la
qual con la dama hablava pidiendo limosna, e vista ésta,
determinó en su coraçón de fiarse de aquella
vieja porque le pareció que della jamás se
ternía en ningún tiempo sospecha y podría llevar
sus mensajes sin que ninguno lo sintiesse. E llamóla y
prometióle gran suma de moneda si en lo que le quería
encargar le ayudasse. La vieja ofreciósele que haría
todo lo que a ella fuesse possible para que él fuesse bien
servido. E muy informada del negocio diole tan buena maña que
en breve tiempo concertó que él y la donzella se
fuessen en casa de la donze/evv./lla, estando ella presente, los
quales, llegada la hora del concierto, no fueron bien entrados quando
fueron todos tres [t]omados dentro en una cámara por
los hermanos de la donzella, e apremiados que dixessen la verdad de
lo que allí hazían, no la negaron. Estos hermanos de la
donzella eran amigos de mi compañero, e visto que aún
no avía tenido lugar de desonrar a su hermana ni a ellos, no
le quisieron hazer mal ni ofendelle, antes riendo moviéronle
un partido diziendo: "Tú estás aquí agora en
nuestras manos, e has procurado de desonrarnos, e si
quisiéssemos, por ello, te podríamos castigar. De dos
cosas conviene que escojas la una: o quieres que te matemos, o
quieres con esta vieja y con nuestra hermana con cada una dormir un
año, jurando lealmente que si aceptares de dormir dos
años enteros con ellas, con cada una uno, que tantas quantas
vezes te ayuntares el primer año con la una o la besares o
tocares, otras tantas has de abraçar, besar y tocar a la otra
en el siguiente año. E si de la vieja començares, lo
mismo harás a la moça en el segundo año, e no
más ni menos. Y quede en tu libertad escoger de quál
començarás." Mi compañero tuvo por bueno de
dormir con las dos, pero quedó en duda de quál
començaría el primero año, de la moça o
de la vieja. Vuestra alteza le conseje de quál comience para
más consolación suya, porque hasta saberlo no
començará la justa."
Una vieja y un galán
a una dama han venido
con la qual visto los han.
Dizen que a él matarán
si no cumple este partido:
que cumpla el año presente
con la moça, el siguiente
ygualmente con la vieja.
Vuestra alteza quál conseja
que tome primeramente,
que escoger se le consiente.
Riose la reyna de oyr esta novela y tanbién los que con ella estavan, y respondió desta manera: "Según mi parecer, el mancebo devría començar antes en la moça hermosa que no en la vieja podrida porque ningún bien presente se deve dexar por el que está por venir ni se deve tomar mal presente por bien futuro, mayormente que de lo venir somos inciertos, y desto que dicho he muchos se han arrepentido haziendo el contrario, e si alguno se alabó de hazello, no razón, mas fortuna le ayudó. Por tanto, mi determinación es que el mancebo comience antes de la moça fresca que no de la vieja suzia."
Mucho me haze maravillar vuestra
alteza -dixo Parmenión- pues se dize quel bien presente no se
dexe por el que está por venir, pues luego ¿a qué
fin conviene seguir y sostener con fuerte coraçón los
trabajos corporales, podiéndolos huyr, sino por el eterno bien
a nos prometido de la esperança futura? De maravillar es que
tenga gente quanta en el mundo bive, todos trabajando de tener
algún tiempo reposo, que ayan estado tanto tiempo en tal
herror sin conoscelle, podiendo hazer el contrario y pensando que el
trabajo fuesse mejor después del reposo. Assí que justa
cosa me parece después de la fin buscar el descanso.
Pero el descansar sin trabajo no deve
ni puede ser deleyte. ¿Quién ay que aconseje a ninguno
que esté primero un año con una donzella, la qual ha de
ser reposo de quien con ella se ha /[evjv.]/ de gozar,
teniendo en el pensamiento que después se le ha de seguir una
tan desplaziente y aborrecible vida como la que espera en la
conversación de una vieja fea e podrida, siendo obligado de
hazer con ella tanto e tales actos y tanto tiempo como con la hermosa
donzella?
No ay cosa tan enojosa al deleytoso
bivir como acordarse el hombre que de fuerça toda criatura es
nacida para morir. E acordándonos desto y poniendo esta muerte
en la memoria, assí como enemiga y contraria de nuestro ser,
nos turba todos los deleytes mundanos, y en tanto que della nos
acordamos ningún plazer se puede sentir. Pues luego con la
moça ningún deleyte podrá aver sin mezcla de
tristeza, por la obligación que queda de hazer otro tanto con
la aborrecible vieja, la qual es forçado que siempre se le
represente delante de los ojos del entendimiento. Y el tiempo que
anda con la esperança de las inestimables penas
parecerá que buela, estimando las oras de los días
venideros cada una ser un año. Y desta manera, el
alegría presente, donde se mezcla esperança de venidera
tristeza, no se siente.
Por tanto, mi parecer es quel
contrario fuesse mejor consejo, porque todo trabajo de que plazentero
reposo se espera, es más deleytoso que el deleyte por el qual
se espera enojo. Al enamorado Leandro las
frías aguas del Esponto se le hazían calientes, y el
temeroso y escuro tiempo de la noche le parecía claro, y el
trabajo reposo quando yva a do estava su amiga Ero,
passando nadando con la fuerça de sus braços por las
saladas aguas de entre Sesto y Avido, lo qual se hazía por el
deleyte que esperava aver con ella.
Pongamos agora que el hombre quiera
primero el reposo que el trabajo, o primero el galardón que
haze el servicio, o la gloria que la pena. Parecerme ya a mí
como ya está dicho que aunque assí fuesse, la venidera
pena impidiría tanto el plazer de presente que no se
devría llamar plazer mas trabajo. Dezidme qué gusto ni
deleyte podía dar la filla real ni los delicados y
agudíssimos manjares ni las acordadas músicas ni otras
maravi/[cvijr.]/llosas fiestas hechas delante del combidado
de Dionisio, viendo él encima de su
cabeça una espada colgada de una sotil cerda. Pues lego huyrse
deven las tristes ocasiones, y dévense de seguir con mucho
plazer e sin ninguna sospecha los graçiosos deleytes.
Vos
me respondéys, Parmenión, como si razonássemos
de los eternos bienes, que por los ganar no es duda que se deva tomar
qualquier trabajo y dexar todo mundano bien y deleyte, mas al
presente no hablamos del divino deleyte sino del mundano, y de los
mundanos enojos es la quistión a que yo os respondí,
que, como primero os dixe, todo mundano deleyte se deve antes tomar
que enojo mundano, porque en los mundanos bienes como dize el
refrán: 'Quien tiempo tiene y tiempo espera, tiempo
pierde'.
Porque muchas vezes concede la fortuna
con diversas mudanças sus bienes, los quales es mejor tomallos
quando los da que querer trabajar para después del trabajo
averlos. Que si la rueda de la fortuna estuviesse firme, passado el
trabajo para no afanar más, digo que se podría
consentir tomar primero el trabajo para después recebir
doblado el plazer.
Ítem ¿quién nos
asegura que después de un mal no se pueda seguir otro peor,
assí como venir el bien que se espera pues el tiempo y las
cosas del mundo, todo es transitorio? Pues tomando la vieja, bien se
podría él antes morir que se cumpliesse el año o
la donzella. E también podrían los hermanos della
arrepentirse de la conveniencia hecha, pues ninguna obligación
los forçava, o podríase casar, o la podrían
hurtar.
E desta manera, tomando la vieja suzia
y fea se siguirían tras un mal otro peor. E tomando la
donzella, aurá el que /[evijv.]/ tal tomare primero,
el cumplimiento de su desseo, por el qual se ha puesto a tanto
trabajo, e no se le siguiría por ello el enojo que vos
dezís en el pensamiento, porque aver de morir es cosa que no
puede faltar, mas el estar un año con la vieja es cosa que
fácilmente pueden los hombres sabios hallar caminos para
estorvallos. Assí que las mundanas cosas es justo que los
discretos las tomen con esta ley: 'Que qualquiera que las puediere
aver las goze con condición de darlas, o dexarlas quando
justamente le serán demandadas.'
Afanar por reposar ¿quién
lo haze? Manifiesto enxemplo nos da que el reposar sin afán
raras vezes se puede aver ni alcançar. E pues hombre toma el
trabajo por aver el reposo, quánto más es de presumir
que si el reposo estuviesse tan aparejado como el afán antes
se tomaría que el trabajo. Pues parésceme que bien es
de creer que si el enamorado Leandro pudiera aver a su amiga Ero sin
passar el tempestoso braço de mar, en el qual después
pareció que él oviera escogido o tomado la dama antes
que entrarse a nadar. Por lo qual conviene tomar las cosas de la
fortuna quando ella las da, que ningún don es tan
pequeño que no sea mejor presente, que una gran promessa
futura. A las cosas venideras búscase remedio, y las
presentes, según su propia calidad se gobiernan.
Natural cosa es que se deve más
presto tomar el bien que no el mal quando ygualmente entramos se nos
presentan. E quien al contrario haze no se sigue razón
natural, mas su locura. Yo no niego que después del trabajo no
sea más apazible el reposo, e mejor conocido que primero, mas
no es razón que por esso se deva primero tomar el mal que el
bien. Possible es a los hombres locos y a los sabios tomar el consejo
del loco o del sabio, cada uno según su parescer. Mas por
esso, la infalible verdad no se muda, la qual nos muestra que de
razón antes la donzella hermosa que la vieja fea se deve tomar
para satisfazer a aquél a quien tal partido hiziessen.
/[eviijr.]/
¿Quién es de la vida incierto
y está vencido de amor,
o el mal y bien descubierto,
eligirá bivir muerto
por escoger lo peor?
Cierto a mí no me parece
que lo que más aborrece
que primero lo escojáys.
Tomad lo que más amáys
pues que todo al fin fenece.