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Capítulo .xlj. De cómo una señora llamada doña Elvira propuso la undécima quistión.

      A mí cabe proponer, muy poderosa señora, y seré breve porque no se passe en palabras el tiempo de la fiesta del dançar, e si lícito me fuesse dexaría de dezir, mas por no desobedecer y por seguir la orden que todos han tenido, digo que yo desseo saber de vuestra alteza quál será mayor deleyte al amante, ver presencialmente a su amiga o, no viéndola, pen/eiijv./sar amorosamente en ella.

 

Sumario de la undécima quistión.

Quando el pensamiento es puesto
en la persona que amamos
deléytanos ver su gesto
y también es manifiesto
holgar si en ella pensamos
pues en todo da ellamor,
a la memoria sabor
estando presente a vella
o, sin ver, pensar en ella.
Plazeres son de amador
quál destos será mayor.

 

Capítulo .xlij. Cómo la reyna responde a la quistión.

      Gentil dama, yo creo que mayor deleyte se siente en el pensar que no en el ver porque pensando en la cosa que amáys graciosamente todos los spíritus sensitivos a la hora sienten admirable plazer y fiesta. E casi encendidos sus desseos, en aquel pensamiento contentan con deleyte. Lo qual no acaece en el mirar porque en el solo spíritu de la vista se goza y enciende a los otros de tanto desseo que no lo pueden sostener y quedan vencidos y atados. Y el espíritu del ver algunas vezes tomó tanta parte de su plazer que por fuerça le conviene tornar atrás quedando vil y vencido. E por esto juzgo yo por mayor deleyte el pensar que no el ver.

 

Capítulo .xliij. Cómo contradize doña Elvira.

      Poderosa señora, qualquier cosa que se ama quanto más se ve más se deleyta. Y por esto cree que más deleyte da /eiiijr./ el ver que no el pensar, porque toda hermosura primero nos agrada por la vista y después por la continuación de verla se confirma en el coraçón el tal plazer, y dél se engendra amor y los desseos que dél nace y procede. E ninguna hermosura por alguna otra ocasión es tanto amada quanto por agradar a los ojos e contentar a aquéllos. Pues luego viéndola se contentan y pensando de vella, les crece el desseo y más deleyte siente quien se contenta que quien dessea contentarse. Por la obdomia podemos ver y conocer quánto más deleyta el ver presencialmente que no el pensar, porque se deve creer que jamás partía el pensamiento de su Porteselao e por su ausencia jamás estava alegre sino malenconiosa, rehusava de vestirse, lo qual no hazía quando le vía delante, antes se alegrava y se adereçava y festejava con él de plazer de velle presente. Pues qué más claro exemplo que éste queremos para conoscer quel ver da más alegría que no el pensar pues es claro que por los actos exteriores se puede conocer lo que en el coraçón se asconde.

 

Capítulo .xliiij. Cómo la reyna determina que es mayor deleyte el pensar que no el ver.

      Aquellas cosas deleytan o enojan que más se acercan al ánima, y éstas tales más enojo y más plazer acarrean que las que están lexos della, e ¿quién duda quel pensamiento no mora en el ánima misma e de los ojos se halle assaz lexos, aunque ellos, por particular virtud della tengan la vista, y les convenga por muchos medios endereçar sus proporciones al entendimiento del ánima? Que teniendo el coraçón un dulce pensamiento de la cosa que se ama (que aquel deleyte le causa) a la ora la vee con aquellos ojos a los quales ninguna cosa por luenga distancia se puede encobrir, él a la ora habla con ella, e por ventura se cuenta los enojos que por ella ha passado. Entonces le es lícito abraçalla sin ningún temor e tenella a su plazer, lo qual no acaece de mirarla, que el mirar no tiene más de una vista, y, como emos dicho, amor es temerosa cosa, tanto que el coraçón tiembla mirando, que nunca dexa repo/eiiijv./sar en su larga, que muchos a avido que perdieron sus naturales fuerças de sólo ver a sus amigas, quedando como atados. E muchos, no pudiendo moverse, estuvieron parados y quedos e algunos, tropeçando y temblándoles las piernas, cayeron en tierra, otros han perdido el habla. Y por causa de la vista, muchas cosas semejantes sabemos que han acontecido y harto sería de bien quisto a quien no oviessen acaecido. Pues como da deleyte aquella cosa, que de buena voluntad se deve huyr. Yo confiesso que sería gran deleyte el mirar si no causasse inconvenientes. Pero sin el pensar no valdría nada. Y el pensamiento sin la vista corporal agrada mucho. Y que del pensar acaezca lo que dezimos está claro, que muchos hombres avemos hallado que con el pensamiento traspassaron los cielos si gustaron de la eterna paz. E por esto, claro está que deleyta más el pensar que no el ver.
      Si dezís de la abdonia que estava malenconiosa quando pensava, a ella no la turbava pensamiento de amor sino de dolor que casi adevinó, siempre dudava de la vida de Porteselao, temiendo su muerte. Y en esto pensava y esto no es de los pensamientos que aquí dezimos, los quales en ella no pudieran entrar por causa de su dudar, antes quexándose con razón mostrava el gesto turbado. Conclúyese pues que más deleyte da el pensar que no el ver. E assí lo determino yo.

 

Sumario de la respuesta de la undécima quistión.

El ver con el intelecto
todos espíritus templa
e mira muy más perfecto
porque el desseado objecto
todo entero le contempla,
luego con el pensamiento
estará muy más contento
pues contempla sólo el bien
/evr./sin que vee algún desdén
que turbe el entendimiento.


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