En el Discurso II del Libro II, se ofrece la historia de una bruja llamada Chorropique (se han presentado anteriormente algunos testimonios más, de confesiones, pero no los traemos a colación por su carácter demasiado breve y fragmentario, apenas una mención: Catherine de Landalde y Marie de Mariagrane), que resaltaremos por su carácter eminentemente literario.
Chorropique fue iniciada en la secta de los brujos por Augerot de Armore, que acudió a buscarla una noche para conducirla al sabbat, totalmente despierta y consciente. Una vez llegaron a un prado amplio, le confesó que estaban allí para que ella se hiciera bruja, a lo cual asintió. La mujer abjuró, renegó de Dios y accedió a tener trato carnal con Augerot.
Una vez ante el diablo, al ver mucha cantidad de gente concentrada, ella pronunció el nombre de Jesús y todo desapareció.
También relata la segunda vez que acudió al conventículo, y vio cómo se fabricaba el veneno capaz de estropear cosechas (se usaban sapos y arañas). Del mismo modo, cuenta que entraron en casa de cierto Sorsail y estrangularon a una criatura para que su madre se pensara que la había ahogado. También mataron a un hijo de Menioin de Hirigoien envenenándolo. Igualmente, presenció cómo unas brujas entregaban el corazón de un bebé que una de ellas había abortado al demonio, como muestra de obediencia.
A partir de los hechos expuestos se puede seguir el hilo conductor de una historia terrorífica sobre brujería; solo nos falta el desenlace.