El el Discurso II del Libro I, el autor expone que muchos ingleses, escoceses y viajeros de otra procedencia aseguran que al ir a Burdeos a comprar vino, vieron que numerosas tropas de demonios pasaban, en forma de hombres espantables, a Francia. De ahí que en estas tierras abunden tanto los brujos y brujas, sobre todo en el país de Laburdi, lugar repleto de almas descarriadas.
Esta afirmación conduce a pensar en la fama que Francia y, en particular Laburdi, poseía en cuanto a la presencia de brujería. Se trataría de una afianzada creencia que se comentaría en distintos países por parte de las personas que hubieran viajada hasta allá. Por tanto, se contarían diversas historias, similares a la que en ese ejemplo se intuye, que podrían llegar a formar parte del folklore.