Descripción
Un campesino de Aldude llamado Bixente marchó un día a trabajar a un pueblo vecino y allí tuvo una pequeña aventura con una labradora, a pesar de estar casado. Cuando, ya de noche, regresaba a casa, escuchó detrás de él una voz femenina que le decía: "Agur, Bixente", pero al volverse no alcanzó a ver a nadie. Así le sucedió un total de tres veces y a la tercera fue cuando localizó de dónde procedía la voz: se trata de una cabra. Asustado, tomó una piedra y se la lanzó al animal, hiriéndolo en medio de la frente; de este modo logró ahuyentarlo.
Al llegar a casa, halló a su esposa con una fea herida en la cabeza y, aunque ella afirmó haberse golpeado con una puerta, él supo que era la cabra y, por tanto, una bruja. A partir de aquel día, la miraría con temor.
Observaciones
Nuevamente, encontramos un motivo que se repite en multitud de ocasiones: el del animal agredido que en realidad es un brujo/a que, posteriormente, presenta las mismas heridas, desvelándose así su auténtica condición.