LIBRO DE LOS DOCE SABIOS

o

TRATADO DE LA NOBLEZA Y LEALTAD

 

Héctor H. Gassó (Universitat de València)
Diego Romero Lucas (Universitat de València)

 


El Libro de los doce sabios o Tratado de la nobleza y lealtad se conserva en cinco manuscritos. Tres de ellos, en la Biblioteca Nacional de Madrid, el B (ms. 12733), el C (ms. 9934) y el D (ms. 18653); otro en la del Monasterio del Escorial, el E (ms. &.II.8); y el último en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, el M (ms. 77 = 92). Además, contamos con dos ediciones impresas, la de Valladolid de 1502 salida de las prensas de Diego de Gumiel; y otra de 1800 realizada por el padre Burriel, en Madrid, imprenta de la viuda de don Joaquín Ibarra.

En este trabajo hemos transcrito el texto de M, que se conserva en la Biblioteca Menéndez Pelayo, ms. 77 (=92). Este manuscrito es un volumen facticio y consta de 41 folios en papel con una medida de 280 x 200 mm. y una caja de 215 x 145 mm. Está encuadernado en cuero con planchas de la época. Perteneció previamente a Pedro Isidro de Yebra Pimentel. Nuestro texto ocupa de los folios 1 al 14v. Del 14v al 16r, un fragmento del Conde Lucanor que recoge los versos puestos al final de cada capítulo. Y del folio 16r al 41v, el Sumario de los reyes de España, del Despensero de la reina Leonor.

El texto de Los doce sabios tiene la particularidad de incluir un apéndice final con sentencias breves que no forman parte de la obra y que, probablemente, se copiaron para completar el último folio. Estos dichos los hemos incluido al final de nuestra transcripción.

Con la finalidad de facilitar la lectura se ha optado por regularizar el uso de mayúsculas y minúsculas, normalizar la separación de palabras y acentuar éstas siguiendo las reglas actuales. También se ha regularizado el uso de u y v, y el de i e y, así como la utilización de r en posición inicial o tras nasal. Las ausencias de vocales se han marcado con el apóstrofo y se han desarrollado, en cursiva, las abreviaturas y los signos de nasalización. Los enclíticos se han unido al núcleo verbal y el signo tironiano se ha transcrito como e.

Por lo que respecta a la división en capítulos, hemos seguido la que formuló John K. Walsh en su edición, publicada en los Anejos del BRAE en 1975, Anejo XXIX, que sigue la tabla de contenidos de la edición de Valladolid de 1502.

Queremos agradecer, por último, la generosa ayuda de la doctora Marta Haro Cortés, que nos brindó la posibilidad de transcribir este texto y que, en todo momento, aclaró las dudas surgidas en la lectura del manuscrito. También hemos de dejar constancia de la inestimable colaboración del profesor José María Estellés, que tan útil nos ha resultado para interpretar las sentencias latinas del texto.


[fol. 1r] Al muy alto e muy noble, poderoso e bienabenturado señor rey don Fernando de Castilla e de León, los doze sabios que la buestra merced mandó que beniésemos de los buestros reinos e de los reinos de los reyes, buestros amados hermanos, para vos dar consejo en lo espiritual e tenporal. En lo espiritual para salud e descargo de buestra ánima e de la buestra esclarescida e justa conçiençia. E en lo temporal para vos dezir e declarar lo que nos paresçe en todas las cosas que nos dixistes e mandastes que biésemos. E, señor, todo esto vos avemos declarado largamente según que a buestro serbiçio cunple. E señor, a lo que agora mandastes que vos demos por escrito las cosas que todo prínçipe e regidor de reino deve aver en sí; e de cómo debe obrar en aquello que a él mesmo pertenesçe; e otrosí de cómo debe regir, e castigar, e mandar e conosçer a los del su reino, para que vós e los nobles señores infantes buestros fijos tengades esta nuestra escritura para la estudiar e mirar en ella como en espejo. E, señor, por conplir buestro serbiçio e mandado fízose esta escritura breue que vos agora dexamos; e aunque sea en sí breve, grandes juizios e buenos trae ella consigo para en lo que vós mandastes. E, señor, plega a la Vuestra Alteza de mandar dar a cada uno de los altos señores infantes, buestros hijos, el traslado d´ella, porque así agora a lo presente como en lo de adelante por venir, ella es tal escritura que vien se aprovechará el que la leyere e tomare algo d´ella a pro de las ánimas e de los cuerpos. E, señor, el que es rey de los reyes, que nuestro señor Jesucristo que guió los tres reyes magos, guíe e ensalçe la Vuestra Alteza, e de los buestros reinos e a todo lo que más amades e vien queredes.

Señor, pónese luego primeramente en esta escritura de la lealtança que deven aver los omes en sí; e luego después de la lealtança se pone la codiçia, que es cosa infernal, e la cual es enemiga e mucho contraria de la lealtança; e después vienen las virtudes que todo rey e regidor de reino deve aver en sí e qué tal deve ser, e que a todo regidor de reino cunple de esser de la sangre e señoría real, e que sea fuerte, e poderoso e esforçado, e sabio, e enviso, e casto, e tenprado, e sañudo, largo e escaso, amigo e henemigo piadoso, e cruel amador de justiçia, e de poca codiçia, e de buena abdiençia a las gentes; e adelante está como se entiende cada una d´estas condiçiones e por qué manera deve usar de cada una d´ellas.

[Cap. I. De las cosas que los sabios dicen y declaran en lo de la lealtad]

E començaron sus dichos estos sabios, de los quales eran algunos [fol. 1v] de los grandes filósofos e otros d´ellos de santa vida. E dixo el primero sabio d´ellos: "Lealtança es muro firme e ensalçamiento de ganançia". E el segundo sabio dixo: "Lealtança es morada por siempre e fermosa nonbradía". El terçero sabio dixo: "Lealtança es árbol fuerte e que las ramas dan en el cielo e las raízes a los avismos". El quarto sabio dixo: "Lealtança es prado fermoso e verdura sin sequedad". El quinto sabio dixo: "Lealtança es espaçio de coraçón e nobleza de voluntad". El sesto sabio dixo: "Lealtança es vida segura e muerte onrada". El seteno sabio dixo: "Lealtança es vergel de los sabios e sepultura de los malos". El otavo sabio dixo: "Lealtança es madre de las virtudes e fortaleza non corronpida". El noveno sabio dixo: "Lealtança es fermosa armadura e alegría de coraçón, e consolaçión de pobreza". El dézimo sabio dixo: "Lealtança es señor de las conquistas e madre de los secretos, e confirmaçión de buenos juizios". El onzeno sabio dixo: "Lealtança es camino de paraíso e vía de los nobles e espejo de la fidalguía". El dozeno sabio dixo: "Lealtança es mobimiento espiritual, loor mundanal, arca de durable tesoro, apuramiento de nobleza, raíz de vondad, destruimiento de maldad, perfeçión de seso, juizio fermoso, secreto linpio, vergel de muchas flores, libro de todas çiençias, cámara de caballería".

[Cap. II. De lo que los sabios dicen en lo de la codicia]

Desque ovieron fablado de lealtança, dixieron de codiçia. E dixo el primero sabio: "Codiçia es casa confernal, morada de avariçia, çimiento de soberbia, árbol de luxuria, movimiento de envidia". El segundo [fol. 2r] sabio dixo: "Codicia es sepultura de virtudes, pensamiento de banidad". El terçero sabio dixo: "Codiçia es camino de dolor e sementera de arenal". El quarto sabio dixo: "Codiçia es apartamiento de plazer e vasca de coraçón". El quinto sabio dixo: "Codiçia es camino de dolor, es árbol sin fruto e casa sin cimiento". El sesto sabio dixo: "Codicia es dolençia sin meleçina". El seteno sabio dixo: "Codicia es voluntad non saciable, pozo de abismo". El otabo sabio dixo: "Codiçia es fallescimiento de seso, juizio corronpido, rama seca". El nobeno sabio dixo: "Codiçia es fuente sin agua e río sin bado". El décimo sabio dixo: "Codiçia es compañía del diablo e raíz de todas maldades". El onzeno sabio dixo: "Codiçia es camino de desesperaçión e çercanía de la muerte". El dozeno sabio dixo: "Codiçia es señoría flaca, plazer con pesar, bida con muerte, amor sin esperança, espejo sin lunbre, fuego de pajas, cama de tristeza, rebatamiento de boluntad, deseo prolongado, aborrescimiento de los sabios".

[Cap. III. Que el rey o regidor de reino debe ser de la sangre real]

Primeramente dixieron estos sabios que fuese de la sangre real, por quanto non sería cosa conplidera nin razonable que el menor regiese al mayor, nin el sierbo al señor; e más razón es que el grado dependa de la persona que la persona del grado, e qualquier que ha de regir reino requiere a su señoría que sea de mayor linaje e de mayor estado que los que han de ser por él regidos, porque a cada uno non sea grabe de resçebir pena o galardón por el bien o mal que fiziere, e non ayan a menguar los súbditos a su regimiento de ser regidos e castigados por él, nin de ir so su bandera cuando cunpliere.

[Cap. IV. Que debe ser el rey fuerte y poderoso]

Dixieron que cunplía que fuese fuerte e poderoso, esforçado, enbiso e razonable. Es que el que no ha poderío non ha lugar de conplir justiçia, nin de regir, nin fazer ninguna cosa de las que a regimiento de rey non pertenesçen, que puesto que sea de sangre real, si poderío non ha, non podrá regir los poderosos e nin los flacos tan solamente, que el ofiçio, la persona lo faze ser grande o menguado, [fol 2v] segund la cantidad o calidad el que lo ofiçia como ya ayamos visto muchos de sangre real, e aun reyes e prínçipes, e porque non son poderosos son en grand caimiento e perdimiento, e en grand pobreza, e abiltados e sojuzgados de otros de menor linaje que ellos. E si han estas dos e non es esforçado e fuerte non le aprobecharían, que sin esfuerço non puede ser hecha nin acabada cosa ninguna buena nin mala, e como la cobardía sea la cosa más bil e menos tenida que todas las del mundo, e por esfuerço e fortaleza bimos acavados muchos grandes fechos e obras marabillosas, e la fortuna de sí mesma ayuda a los osados. E el que ha de regir reino, si esfuerço e fortaleza non obiese, non podría benir en perfeçión de su regimiento nin dar fin a ningún buen fecho, e los que con el reyno obiesen guerra cobrarían osadía beyendo lo más flaco e de poco esfuerço e fortaleza, e muy de ligero podría el rey no peresçer quando non oviese buena cabeçera, como muchas bezes ayamos bisto muchos reynos ser perdidos por aber rey o prínçipe o regidor cobarde, e flaco e de poco esfuerço. E por contrario, con esfuerço e fortaleza, levar lo poco a lo mucho, e lo menos a lo más, e ser defendidas muchas tierras por ello; e al fuerte e esforçado témenlo e non se atreben a él los suyos nin los estraños, e más bençe su nonbre que el golpe de su espada. Mas no cunple que sea fuerte nin esforçado a las cosas flacas e de poco valor, que la fortaleza e esfuerço se debe usar en sus tienpos e lugares devidos e conbenientes que a grand fazaña o regimiento pertenezcan, e que non ayan temor de regir así al fuerte como al flaco, onde dixo el filósofo: "Fortaleza es de sí mesma quexa de atender la birtud de su nonbre".

[Cap. V. Que habla de esfuerzo y fortaleza y de las virtudes que han]

El primero sabio d´ellos dixo: "Esfuerço e fortaleza son señores de las vatallas". El segundo sabio dixo: "Esfuerço e fortaleza son apartiçioneras de la fortuna". El terçero sabio dixo: "Son camino de buena andança". El quarto sabio dixo: "Son durable remenbrança". El [fol. 3r] quinto sabio dixo: "El esfuerço cometió e la fortaleza sostubo las bienaventuranças mundanales, e son así como ganar e defender, e por ende en el noble son singulares virtudes". E dixo el sesto sabio: "Más demandado es el esfuerço e fortaleza en los grandes que en los pequeños como todos ayan de guardar al capitán. E capitán sin esfuerço es vatalla vençida, aunque ayan conpañas fuertes e esforçadas". El seteno sabio dixo: "Esfuerço e fortaleza son con honra de los grandes e sobimiento de los pequeños". El otabo sabio dixo: "Esfuerço e fortaleza son estado de los pobres e refrenamiento de los poderosos". El noveno sabio dixo: "Esfuerço e fortaleza son gloria de voluntad e grandeza de coraçón". El dezeno sabio dixo: "Esfuerço e fortaleza son quebrantamiento de soberbia, e desfaçimiento de codiçia, e vençimiento de locura". El onzeno sabio dixo: "Son cámara de cavallería esfuerço e fortaleza, e ensalçamiento de señoría, temor a los cayentes, fama honrosa, mundano ensalzamiento, e por ende en los maníficos son graçias inconparábiles e conplideras, como fallamos que todavía el esfuerço e fortaleza fueron vençedores e non bencidos, más cunple que sean tenprados con seso".

[Cap. VI. Que habla otra vez de como el rey debe ser sabio y enviso]

Dixieron que fuese sabio e enviso por quanto muchos son sabidores e non vienen tan avisados a los fechos. Que el abisamiento dicerne e iguala en sus tienpos las obras que la sabiduría determina y son así en igualança como boluntad e obra; e la sabiduría ponemos que sea la boluntad e el enbisamiento la obra, e puesto que ome tenga voluntad, si la non obra non es fecho acabado, e por ende el avisamiento es discriçión que eguala e obra en sus tiempos las cosas de sabiduría, e de neçesario son e deben ser aparticioneros. Sabiduría e abisamiento es birtud inconparábile, e marabillosa e muy conplidera en el rey, o príncipe o regidor, porque por ella vien pueda regir el reino o regimiento que le es encomendado, e dar pena a los malos e galardón a los buenos, e egualar e tenplar los fechos, e conosçer los fechos e los tienpos, que muchas vezes es nesçesario e conplidero al prínçipe o regidor matar al que non meresçe e soltar al que lo meresçe. E puesto que poderío e esfuerço e fortaleza sean tan altas e tan maravillosas cosas como abemos dicho, sabiduría e abisamiento non ha el que las tiene éstas nin otras [fol. 3v] non le podrían aprobechar, que muchas bezes bimos muchas conpañas poderosas, e fuertes, e esforçadas ser bençidas e conquistadas de muy pocas gentes por la poca sabiduría e abisamiento suyo e por el saber e abisamiento de los otros. E la sabiduría e abisamiento dan a entender al que las tiene por dónde e cómo debe usar, e el que es sabio e enviso no puede ser corronpido en sus fechos. Onde dixo el primero sabio: "Sabiduría es muro non corronpido e claridad sin oscuredad". El segundo sabio dixo: "Sabiduría es cosa infenidad e depende del infenido Dios". El terçero sabio dixo: "Sabiduría es espejo de los sabios que mientra más se miran más fallan qué mirar". El quarto sabio dixo: "Sabiduría es destruimiento de maldad e perfeción de bondad". El quinto sabio dixo: "Sabiduría es tristeza a los malos e plazer a los buenos". El sesto sabio dixo: "Sabiduría es ensalçamiento del sol que escalienta e benifica el mundo". El seteno sabio dixo: "Sabiduría es árbol de todas flores e cámara de todas çiençias". El otavo sabio dixo: "Sabiduría es amor de todos amores, e agua de todas las fuentes, e memoria de todas las gentes". El nobeno sabio dixo: "Apartamiento de birtudes e carrera derecha del paraíso". El dézimo sabio dixo: "Sabiduría es alcançar fermosa consolaçión de proeza, vergel de los sabios". El onzeno sabio dixo: "Sabiduría es señoría non conozida, candela del alma, destruimiento de los diablos". El dozeno sabio dixo: "Sabiduría es cosa besible e perfeçión inbisible, sepultura de los malos, deseo de los buenos, juego de pella, viva çentella, amor con esperança, ley de todos reyes, cobertura de todas menguas, manjar non negado, señoría infinidad, piedra preçiosa, arca de maravilloso tesoro, estatuidad firme, bida del mundo más alta que lo alto e más fonda que lo fondo, çerco redondo de que todos pueden trabar, non escondida nin menguada a los que los buscan, e es amiga de sus amigos e henemiga de sus henemigos; e por ende quien sus fechos obra bien sabiamente e con buena ordenança e abisamiento, de nesçesario acabará quando quisiere e non le será cosa negada nin fuerte de fazer".

[Cap. VII. Que habla de la castidad y de las sus virtudes]

Dixieron que fuese casto por quanto castidad en el prínçipe [fol. 4r] es una maravillosa virtud e non tan solamente aprovecha a los que la tienen, mas a todos sus súbditos, por quanto nesçesaria cosa es que los que han de conplazer a alguna persona que sigan su boluntad e hordenança, e fagan manera de obrar aquellas cosas que saben que son çercanas a su boluntad por tal de aber la su graçia e merçed, especialmente de los magníficos prínçipes e reyes; e cómo en espejo se catan las gentes en el prínçipe o regidor casto, e ámanselo, e lóanlo, e codíçianle todo bien, e ruegan a Dios por su vida, e non han duda que [no] les tomará las mugeres nin las fijas, nin les fará por ende desonra nin mal, e es muy çercano salvamiento del alma, e marabilloso loor al mundo, e es estraña señoría, e graçia de Dios en las vatallas como muchas vezes ayamos visto los prínçipes castos ser vençedores e nunca vençidos. E tomemos enxenplo en el duque Godufré e en otros muchos prínçipes, quántos y quán grandes fechos e marabillosas cosas fizieron e acabaron por la castidad, lo qual las estorias maravillosamente notifican; e por la luxuria bimos perdidos muchos príncipes e reyes, e desheredados de sus reinos, e muchas muertes e desonras e perdimiento así de cuerpos como de almas, de que damos enxenplo en el rey David: el destruimiento que Dios fizo por su pecado; e en el rey Salamón que adoró los ídolos, e en Aristótiles, e en el Birgilios, e en el rey Rodrigo que perdió la tierra de mar a mar, e en otros reyes e príncipes e sabidores, que sería luengo de contar, de que las estorias dan testimonio. E por ende fablando de castidad, dixo el primero sabio: "Castidad es vencimiento de maldad, espejo del alma e corona del paraíso, señora de las vatallas, presçio de los reyes, espeçial gracia de Dios". El segundo sabio dixo: "Castidad es bida sin muerte e plazer sin pesar". El terçero sabio dixo: "Castidad es vençimiento de boluntad e gloriosa naturaleza". El quarto sabio dixo: "Castidad es nobleza de coraçón e lealtança de voluntad". El quinto sabio dixo: "Castidad es durable remenbrança e perfeta bienaventurança". El sesto sabio dixo: "Castidad es amiga de sus amigos e de sus henemigos, çimiento de nobleza e texado de virtudes". El seteno sabio dixo: "Castidad es acatamiento de los nobles e deseo de los ángeles". E dixo: "Castidad es magnífica esleçión e muy acabada discriçión". El otabo sabio dixo: "Castidad es memoria en el mundo e juiçio non corronpido". El nobeno sabio dixo: [fol. 4v] "Castidad es berdura sin sequedad e fuente de paraíso". El déçimo sabio dixo: "Castidad es animal amor e obra sin error". El onzeno sabio dixo: "Castidad es apuramiento de nobleza, esleçión de fee, tenplamiento de voluntad, morada limpia e fermosa rosa oliente, puro diamante, amor de pueblo, consolaçión de los religiosos, gemido de los luxuriosos". E por ende a todo prínçipe o regidor es nesçesaria la castidad, e cosa conplidera para el pueblo e si es en ome mançebo e fermoso non puede ser más maravillosa su birtud.

[Cap. VIII. Que habla de la templanza y de como es medianera entre todas las cosas]

Dixieron que fuese tenprado, por quanto tenperança es una maravillosa virtud e es medianera entre bien e mal, e es medio entre todas las cosas; que si el señor, o príncipe, o regidor non remediase su saña con tenplamiento muy de ligero podría fazer cosa con dapño grande del pueblo, e de que se arrepentiese e por bentura non pudiese remediar. E tenplando su saña e todos sus fechos non fará cosa que sea desserbiçio de Dios e dapño del pueblo, ante sus fechos serán siempre temidos e loados e non le pueden ser reputados a mal. Onde dixo el primero sabio: "Tenprança es camino de bien e adbersaria del mal". El segundo sabio dixo: "Tenprança es conosçer ome a Dios, e a sí mesmo", e dixo: "Tenprança es espejo de birtudes e desfacimientos de maldades". El terçero sabio dixo: "Tenprança es esleción de seso e perfeta sabiduría". El quarto sabio dixo: "Tenprança es escudo azerado de cofondimiento e destruimiento de soberbia". El quinto sabio dixo: "Tenprança es camino de cobdiçia e apartamiento de ira". El sesto sabio dixo: "Tenprança es conpañera del bevir e enemiga de la muerte". El sétimo sabio dixo: "Tenprança es olvidamiento de luxuria e lazo en que caen los diablos". El otavo sabio dixo: "Tenprança es çiençia dibinal e çercano salbamiento del alma". El nobeno sabio dixo: "Tenprança es bida segura e torre firme e loor de los sabios". El dézimo sabio dixo: "Tenprança es natural razón e perfeçión con memoraçión, destruimiento de los pecados, vía de bien obrar, puerta de paraíso". El honzeno sabio dixo: "Tenprança es juizio verdadero, amigo de Dios e del mundo, familiar de los sesudos, enfrenamiento de los locos, remedio de mala bentura, causa de bienabenturança, [fol. 5r] secreto de los nobles, reinamiento de los reyes, durable establesçimiento, perfeçión de fee, avisamiento de los herrados. E por ende a todo príncipe es nesçesaria la tenprança, e el que non es tenprado en sus fechos e da lugar a su saña non ha juizio de ome, e entre los sabios es llamado vestia salbaje".

[Cap. IX. Que el rey debe ser sañudo a los malos]

Sañudo debe ser el prínçipe o regidor de regno contra los malos e contra aquellos que non guardan serviçio de Dios, nin pro del común de la tierra, e roban a los que poco pueden e les toman lo suyo contra su boluntad; o cometen o fazen traiciones, o maldades, o yerran contra su persona non lo debiendo o atrebiéndose a él. Que el príncipe, o rey, o regidor que non es sañudo a los malos nin les muestra los yerros a los que lo meresçen, e non da por el mal pena e por el bien galardón, non es digno de regimiento. Que regidor de reino tanto quiere dezir como pastor de las obejas, que ha de dar bía por do usen e bayan, destruidor de los malos, hemendador de los malos usos e costunbres, refazedor de los bienes, egualador de las discordias vezes con saña bezes con buena palabra, e enseñador de las birtudes, destruidor de los pecados, pena de la maldad, gloria de la bondad, defendimiento de pueblo, poblador de tierra, pértiga de justiçia. E por ende le es conplidera la saña contra los malos, e crueles, e deshordenados en sus fechos. Que el príncipe o regidor en quien non ay saña o crueldad, quando cunple, non puede bien regir reino que cada uno se atrebe a mal obrar en esfuerço de non ser castigado, e más temor pone la saña del rey o del regidor que es conosçido por justiçia que la justiçia que faze o manda fazer; e más la debe mostrar a los grandes que a los pequeños, que ganado lo más, lo menos es cosa vençida, e muy grand castigo es al pueblo ver quebrantada la soberbia de los grandes que ser sometidos a justiçia, razón clara e muy conosçida es de que las obras pasadas dan testimonio.

[Cap. X. De como el rey o príncipe o regidor de reino debe aseñorearse de su pueblo.]

Otrosí, cosa conplidera e muy nesçesaria es al prínçipe, [fol. 5v] o rey, o regidor de reino aseñorearse de su pueblo, e que en sus tienpos e lugares conbinientes sea tenido por señor, e conosçido por los estraños que ante él binieren en las señales de obediençia que bieren que le fazen los sus súbditos. E que sea temida su razón e temido su nombre e ninguno non fable con él a igualança, nin sin reberençia e omildança. E más debe temido ser de los grandes que de los pequeños, e con mayor autoridad se debe aseñorar d´ellos, e que todos teman su saña e ayan pabor de herrar e de henojar con sus maldades e yerros. Que non cunple que sea igual a la biga que dio Júpiter a las ranas, que del golpe se asonbraron e después sobían ençima d´ella. Que muy fuerte cosa es demudar la costunbre e muy más ligera cosa es de ponerla que de hemendarla. Que si una bez pierden el miedo al rey o regidor del reino, atrébense a él e non le temen después, lo que en el comienço remediara con sola palabra non lo remediaría después, matando e faziendo crueldades; e por ende la dotrina priba a las bezes la mala naturaleza. E todo rey o prínçipe debe hordenar su señoría e regir su tierra en justiçia e aseñorearse d’ella por manera que aya escusada la hemienda e arrepentimiento; pero no se tenga en tanto que dexe de onrar los buenos e a los que lo mereçen a cada uno en su grado, bezes con buena palabra, bezes faziendo merçedes, que muchas bezes las buenas obras fazen los henemigos amigos, mas non espere amistança del henemigo qu’es sin causa e por deshordenada boluntad, nin tarde la bengança do biere creçer el dapño que muchas bezes queda la manzilla e non el lugar.

[Cap. XI. Que el rey o príncipe o regidor de reino debe ser compañero a sus compañas]

Conpañero debe ser el rey o regidor de reino con las sus conpañas en les fazer muchas onras e gasajados, e aber plazer con ellos quando conpliere; e en las guerras e batallas comer e beber de compañía e burlar con los suyos e entremeter con ellos algunas maneras de solaz, e honrrarlos e loarles en plaça el bien que [fol. 6r.] fiçieren, e fazerles merçed por ello, e darles buenas palabras e reçebirlos bien quando binieren a él, e mostrarles gesto alegre e pagado, que del señor que se aparta fujen d’él e aborrésçenlo los suyos e los estraños. Que todo señor cunple que se muestre al pueblo e sea alegre e palançiano. E quando se biere en priesa non debe mostrar temor a su gente, que gran desmane es de gente conosçer miedo en el prínçipe o caudillo; e non es cosa conplidera que muchas bezes buen esfuerço vençe malabentura. E el miedo non es yerro mas naturaleza derecha, publicarla es gran mengua, encobrirlo es nobleza de coraçón. Antes fablando con las sus conpañas e esforçándolas como conpañero, debe ser el primero que tomare la lança e dezir algunos dezires de osadía. E como ya abemos dicho, el esfuerço ovo las glorias mundanales e es hermano de la fortuna, pero non sea tanto conpañero que se atreban a él. E con palabra grida e sañuda deseche a los que se atrebieren a él. Fuerza de razón que de todas las cosas el medio e tenprança es la mejor, segund ante diximos en el tratado de tenprança.

[Cap. XII. Que el rey debe ser largo a los nobles e hidalgos y de buen linaje, y a los otros que bien obran]

Largo debe ser el rey, o prínçipe, o regidor de reino a los nobles e fidalgos e de buen linage, e a los otros que bien obraron e alguna fazaña e nobleza de cavallería fizieron, o en otras cosas bien e lealmente le sirbieren, así por las noblezas que fizieron quando pudieron los que non pueden, como por las que fazen los que pueden. E de los que en su serbiçio murieren debe ser largo en fazer merçed a sus fijos e a los de su linaje, porque todos ayan boluntad de bien fazer e de le serbir lealmente e con boluntad. Que una de las prinçipales graçias que cunple aver en los señores espeçialmente en los conquistadores: ser largos de coraçón e de obra. Pero que non se debe mober ligeramente a fazer merçed fasta ser çierto del bien que cada uno fizo; e en esto debe ser el rey, o prínçipe, o regidor pesquiridor porque muchas bezes acaésçele ser fechas relaçiones infintosas e fazer bien a quien non lo meresce e non al que lo meresçió. E por ende, [fol. 6v.] ya diximos cómo abisamiento es birtud çercana de sabiduría. Non tan solamente debe el prínçipe o regidor pesquerir e saber esto, mas en todo el reino o regimiento debe saber qué personas buenas ay en cada çiudad, o villa, o lugar; o cómo usan e quáles son para guerra, o quáles son para ofiçios, o quáles codiçiosos, desordenados, o quáles tenplados porque a cada uno de e ordene lo que entendiere que le cunple. E así non fará cosa desordenada nin sin razón, que la largueza es muy ennoblezida virtud. Onde dixo el primero sabio: "Largueza es gloria de magnificençia de los grandes e esfuerço de coraçón en los pequeños". El segundo sabio dixo: "Largueza es contentamiento de boluntad e graçioso deseo". El terçero sabio dixo: "Largueza es menospreçiamiento de cobdiçia e bencimiento de maliçia". El quarto sabio dixo: "Largueza es morada de nobleza e çimiento de fidalguía". El quinto sabio dixo: "Largueza es espaçio de coraçón e conoscimiento de razón". El sesto sabio dixo: "Largueza es cámara de los reyes e ensalçamiento de su estado". El seteno sabio dixo: "Largueza es esleçión de birtudes e nobleza de boluntad". El otabo sabio dixo: "Corona de los prínçipes e refrigerio de los mendigantes". El nobeno sabio dixo: "Largueza es señora de las conquistas". El déçimo sabio dixo: "Largueza faze los henemigos amigos e los amigos sierbos". El onzeno sabio dixo: "Largueza es refazimiento de mala fama e encubrimiento de todas maldades, silla de todos poderes, allegamiento de boluntades, fee de los vasallos, ensalçamiento de los señores, amor de todas las gentes". El dozeno sabio dixo: "Largueza destruje a los malos e ensalça a los buenos".

[Cap. XIII. Que el rey o príncipe debe ser escaso en aquellas personas e logares de que no se espera alguna virtud]

Escaso debe ser el rey o príncipe en aquellas personas e lugares de que non se espera alguna virtud nin bien; e a los malos que obran mal; e a los que lo non presçian e le buscan dapño e desonra; e a los lisongeros que a la verdad niegan sus derechos; e a los trujamanes, e juglares, e albardanes en sus tienpos e [fol. 7r.] lugares conbenientes fazer alguna graçia e merçed. Porque debido es al prínçipe de entremeter a sus cordiales pensamientos algún entretenimiento de plazer. Onde dixo Catón: "Interpone tuis interdura gaudia curis" (1).

[Cap. XIV. Que el rey debe ser amigo de los buenos y leales y verdaderos que andan y siguen carrera derecha]

Amigo debe ser el prínçipe, o rey, o regidor de reino de los buenos, e leales, e berdaderos que andan e siguen carrera derecha, e lo aman de dentro e de fuera, e detrás e de delante, e a çerca e a lexos por su pro e por su daño. Que el amigo que es por sólo su probecho non usa amistança, mas mercaduría, e es cosa aborrecible. E otrosí, debe ser amigo de sus buenos serbidores e de aquellos que vee que le sirben e aman a todo su poder; e amarlos, e preçiarlos, e loarlos, e fazerles bien por ello. Que el amor le dará a conosçer a los que le fablan verdad o arte. E mire bien el gesto, o escritura, o obra del obrador, o dezidor, o escrebidor, e de cada uno la obra, o dezir, o escritura dará testimonio o será mal conosçedor el que lo biere. Que muchos fablan al señor a su boluntad por les conplazer o lisonjar negándole la verdad, lo qual es manifiesto yerro. Que a su señor debe ome dezir la verdad claramente e abiertamente le mostrar los fechos, aunque sean contra sí mesmo, que ante le traerá grand dapño. Que si el señor fuere discreto e sabio, por ende será más su amigo, aunque sepa que le herró, e creerlo ha dende en adelante, e non esperará d’él traiçión nin mal. E el que a su señor encubre la verdad non durará de le ser traidor o malo quando le veniere a caso. E este tal non debe ser dicho amigo, mas propio henemigo, que sobre la verdad es asentado nuestro señor Dios. E todo rey o prínçipe debe amar los berdaderos e ser su amigo, e les fazer muchas merçedes.

[Cap. XV. Que el rey o príncipe o regidor de reino debe ser enemigo de los que le quieren el mal y la traición e la siguen e usan de ella]

Enemigo debe ser el rey, o prínçipe, o regidor de los que quieren el mal e la traiçión, e la siguen e la usan, e desaman el bien, e sus obras son siempre malas. E a estos atales debe ser henemigo para los destruir e hechar del mundo o de la tierra, e los aparta de sí. Otrosí a los que traen e hordenan fuegos o muertes [fol. 7v] o desordenanças del reyno o de la gente e usan maneras e sofismas engañosas e malas. E la voz d’estos atales fallarás publicada en los pequeños e sinples, e en los pueblos a quien por Dios son rebelados los fechos ascondidos d’estos atales, e son dados por pregoneros de sus maldades, donde mucho se ençendiere la voz del pueblo es maldad conosçida, e quien quisiere parar miente, así lo verá claramente.

[Cap. XVI. Que el rey o príncipe o regidor debe ser piadoso a los buenos y humildes y a los pobres y lacerados que no han esfuerzo]

Piadoso debe ser el rey, o prínçipe, o regidor de reino a los buenos e omildes a que ocasión e non boluntad de obra troxo a errar; e a los pobres e lazerados que non han esfuerço nin ayuda, e a los huérfanos e tristes e lazerados, e tristes e enfermos, e biudas e menesterosos, e a los que cayeron de su estado, por quanto la piedad es espejo del alma e cosa de que plaze mucho a Dios. Por ella vino al mundo a nos salvar por duelo e piedad que ovo del su pueblo que non peresçiese. E es muy santa birtud e llabe del salvamiento. Onde dixo el primero sabio: "Piadad es espíritu de Dios e biene de su propia silla". El segundo sabio dixo: "Piadad es fuente de paraíso". El terçero sabio dixo: "Piadad es gloria de las almas". El quarto sabio dixo: "Piadad es ordenada contriçión que sale de las entrañas". El quinto sabio dixo: "Piadad es a mal dibinal". El sesto sabio dixo: "Piadad es espada de vencimiento de los pecados". El sétimo sabio dixo: "Piadad es morada gloriosa". El otabo sabio dixo: "Piadad es camino de paraíso". El nobeno sabio dixo: "Piadad es flor sin sequedad e verdura por siempre". El dézimo sabio dixo: "Piadad es conoscimiento de razón, establescimiento de boluntad, obra de santidad, esleción de fee, apuramiento de saber, loor de pueblo, fuente que sienpre corre, agua de dulçor".

[Cap. XVII. Que el rey o príncipe o regidor debe ser cruel contra los crueles y malos y traidores del mal]

Cruel debe ser el prínçipe o regidor de reino contra los quales malos traidores, e tratadores de todo mal, e contra aquellos que non conosçen a Dios nin al mundo, e sienpre perseberan en malas obras. E contra [fol. 8r] aquellos que sabe que le andan en traiçión, o mentira, o arte e non temen a él, nin a su persona, nin lo aman e fazen sus fechos con desordenançia. E contra los que enbían cartas o mandaderías a sus henemigos e les escribe de su fazienda, por estos atales deve ser cruel e non esperar d’ellos tienpo de vengança, salvo quando pudiere conplir su obra.

[Cap. XVIII. Que el rey o príncipe o regidor de tierra debe amar la justicia como sea ella cabeza de su señoría]

Mucho debe amar la justiçia el rey, o prínçipe, o regidor de tierra como sola ella es la cabeça de su señoría e poderío, que el príncipe que non es justiciero e non obra justiçia non es digno de su ofiçio nin seguro de sí mesmo; e el miedo que los otros han de aver d’él, ha él d’ellos. Por ende, todo prínçipe la deve usar, e obrar, e guardar, e mantener así a lo poco como a lo mucho; así a lo fuerte como a lo flaco; así a lo mayor como a lo menor. Deve ser en la justiçia peso, e medida, e valança derecha que non tuerça más a un cabo que a otro; e el que usa de la justiçia bien e berdaderamente es amado de Dios e álo por medianero a sus fechos e ámanlo los pueblos, e los buenos e aún los malos desque van andando, que la poca justicia faze ser muchos malos que lo non serían si la oviese e es causa de todo mal e de toda deshordenança e perdimiento de tierra. A todo regidor cunple de ser más justiçiero e fuerte, [que al] que al rey témenlo naturalmente e al regidor por su justiçia, e ser justiçiero e cruel usando de la justicia sabiamente. Onde dixo el primero sabio: "Justicia es medida derecha e ganançia igual". El segundo sabio dixo: "Corona de los reyes es la justiçia". E el terçero sabio dixo: "Justiçia es hermosa birtud en el prínçipe". E el quarto sabio dixo: "Es castigamiento e pértiga de los malos". El quinto sabio dixo: "Es gloria de los buenos". El sesto sabio dixo: "Es poblamiento de tierra". El seteno sabio dixo: "Es segurança de pueblo". E el otavo sabio dixo: "Es silla de Dios". El noveno sabio dixo: "Es enemigo de los diablos". El dézimo sabio dixo: "Es señora de las virtudes". El onzeno sabio dixo: "Justiçia es árbol fermoso e acatamiento [fol. 8v] de los sabios, pedimiento de pueblo, consolación de los pobres, aborrescimiento de los locos, refrenamiento de soberbia, vençimiento de saña, apuramiento de razón, vida segura".

E por ende, a todo príncipe conbiene de la obrar, e mantener, e defender si quiere que sus fechos vayan adelante. Que dixo un sabio a un su amigo, dándole consejo: "Fuye de la tierra donde non vieres rey justiçiero e río corriente e físico sabidor, que esta aína peresçerá".

[Cap. XIX. De como debe haber en el rey o príncipe o regidor de reino poca codicia]

Poca codiçia deve aver el rey, o prínçipe, o regidor del reino, e debe fuir d’ella como sea la más vil cosa e en menos tenida de todas las del mundo. E es raíz de todos males e destruimiento de todas virtudes, enflaquesçimiento de voluntad, corronpimiento de seso, familiar de los pecados, perdimiento del alma, grand denuesto al mundo, aborresçimiento de Dios e de las gentes de buena voluntad. E tantas desordenanças e yerros acaeçen por ella que sería luengo de contar. Açerca de sus propiedades los sabios dizen sus dichos ante d’esto en el tratado de codiçia: "Pero non dexe fazer el codicioso buenos fechos, e grandes fazañas, e conquistas, e de los vienes e de las virtudes que viere en otros aver codiçia de las aver e de fazer otras cosas semejantes, que esta es la buena codiçia e durable e gloriosa ante Dios, e famosa al mundo".

[Cap. XX. De como debe ser el rey o príncipe o regidor de reino de buena audiencia a todos los que ante él vinieren]

De buena abdiençia deve ser el rey, o prínçipe, o regidor a todos los que ante él venieren e remediarles a todos, juntamente e con justiçia igual. E debe en la semana, dos o tres vezes, dar abdiençia al su pueblo, e ver las petiçiones por sí mesmo porque por aí podrá saber quáles son forçadores e rovadores e obran de malas mañas, e pueda remediar a cada uno con derecho; que quando el fecho queda en mano de dotores, alarga el que poco puede por la traidora codiçia que les rova las conciençias e la voluntad de vien fazer, e les faze juzgar el contrario de la verdad. E quando el señor es presente o vee las cosas, el temor les faze sofrir su mala codiçia e usar juntamente, quanto más si es conosçido por justiçiero.

[Cap. XXI. Que habla de los alcaldes y justicias y oficiales y corregidores que sean buenos]

[fol. 9r] Pon en las ciudades, o villas, o lugares de tu reino tales alcaldes, e justiçias, e ofiçiales, e corregidores que sean buenos, e idóneos, e sufiçientes, e fuertes, e esforçados, e que amen e teman a Dios e tengan la justiçia igual así al menor como al mayor, e que non aya pabor de castigar e fazer justiçia, así en el fuerte como en el flaco, así en el grande como en el pequeño e que a todos sea balança, e peso e medida egual e derecha. Que debes saber que todo el temor del rey, o prínçipe, o regidor de reino es la justiçia; e esta es corona de su señoría e do no ay justiçia non es ninguna segurança buena, nin ay amor nin temor. E si vieres que en algunas partes non se igualan las justiçias al que ha de usar de su ofiçio por ser naturales de la tierra o por otra ocasión, pon en los tales lugares corregidores estraños a que non duela castigar los malos nin les enbargue amor nin naturaleza. E a estas justiçias dales su mantenimiento razonable. E el que non usare bien de su ofiçio piérdalo con la cabeça o con prisión perpetua, porque el temor proçeda a todos para bien obrar, que debes creer que la tierra egualada a justiçia las otras cosas egualadas las tienes.

[Cap. XXII. Como el rey debe ser gracioso y palanciano y de buena palabra a los que a él vinieren]

Señor, cunple que seas graçioso e palançiano e con buena palabra e gesto alegre resçibas a los que ante ti benieren. E faz gasajado e onrra a los buenos e a los comunales, que mucho trae la voluntad de las gentes el buen resçebimiento e la buena razón del señor, e a las vezes vale más que muchos dineros nin aberes.

[Cap. XXIII. Que habla de los codiciosos mozos y viejos que perseveraran en otras malas doctrinas]

Los que vieres que fueron codiciosos moços e viejos e perseberaron en otras malas dotrinas, non los esperes en emendar e fuye d’ellos e de su conbersaçión e non tomes su consejo. E non fíes d’ellos por ricos que sean, que más aína cometerán yerro o traiçión con la desordenança de la codiçia que otros que no tengan nada.

[Cap. XXIV. Que habla de los leales y templados y sin codicia]

Ama a los leales e tiénpralos en su codiçia e que son de buena voluntad, e sobre estos atales afirma, como quien arma sobre buen çimiento, e toda fiança puedes en ellos fazer; aunque non ayan muchedunbre de tesoro, fallarás en ellos muchedunbre de buenas obras e de virtudes, que te ternán más probecho, ca non se puede conprar la birtud del onbre bueno e leal; [fol. 9v] qu’el codiçioso desordenado, oy te dexará por otro que más le dee, aunque le ayas fecho todos los bienes del mundo; que do ay mucha codiçia non puede aber amor, nin fee, nin lealtança mas todo movimiento de voluntad e obra.

[Cap. XXV. De como el rey no desespere a los buenos que le demandaran merced]

Non desesperes a los buenos que te demandaren merçed aunque non ge la puedas fazer de presente que, quando non cuidades, te verná caso que les puedas ayudar, e si luego le dixieses de non tanta nesçesidad podrían tener que se irían a perder con desesperança, o tomar otra ley o seta de que te pudiese seguir daño. E aunque otro non obiese sinon perder sus almas era asaz mal, que un ome bueno non puede ser conprado e por él se puede perder una gran parte de tierra o acabar un gran fecho.

[Cap. XXVI. De como el rey debe primeramente conquistar y ordenar lo suyo y aseñorearse de ello]

Señor e conquistador, que quieres ganar otras tierras e comarcas e las conquistar, e tu deseo es amuchiguar la ley de Dios e le serbir e fazer plazer e dexar al mundo alguna buena memoria e nonbradía. Primeramente, conquista e sobjuzga e ordena lo tuyo e aseñoréate d’ello, e sojuzga los altos, e los poderosos, e la tu boz enpaboresca el tu pueblo, e sea tu nonbre temido, e con esto enpaboresçerán los tus henemigos, e la meatad de tu conquista tienes fecha. E tu entençión aína se acabará, que si tú bien non corriges e sobjuzgas lo tuyo, ¿cómo sojuzgarás aquello en que non as poder? E non te ternía pro lo que conquistases e muy de ligero peresçería eso; e lo ál que fallarás que de los que conquistaron mucho, así Alixandre como todos los otros, más conquistó su boz e su temor que los golpes de sus espadas.

[Cap. XXVII. Que habla de como el rey debe catar primero las fines de sus guerras y ordenar bien sus hechos]

Otrosí tú, conquistador, que deseas fazer todo vien e traer muchas tierras e provinçias a la fee de Dios, los comienços ligeros los tienes mas cunple de catar las fines e hordenar bien tus fechos en manera que seas onrrado, e tu fecho e señoría vaya adelante e prebalezca. E non te será nesçesaria la nescesidad en tus fechos, nin queden en medio de la carrera como queda de muchos, que bien non ordenan su fazienda e peresçe por mala ordenança de que abemos enxenplo en [fol. 10r] muchas cosas pasadas. E desí para tu bien guerrear, cúnplete primeramente ser amado e temido de los tus vasallos e de los tuyos. E deves pensar que la conquista que tomas, e las maneras e probechos que tienes para ello, e las gentes, e el tiempo, e las cosas que te pueden enbargar. E si non bieres la tuya, espera tiempo e sazón e hordénate de guisa por que tus fechos vayan adelante, que buena es la tardança que faze la carrera segura. E para el tienpo que conosçieres ser bueno e conplidero sigue esta ordenança e virtud más aína a tu perfeçión de tu entençión, que nos bien vemos el tu santo deseo e querríamos que obiésemos buena fin. E por ende, primeramente, ante de todas las cosas pon tus fechos en Dios e en su gloriosa madre e encomiéndate a Él, que a Él se debe la paz de la tierra e todos los males sojuzga. E Él es señor de las vatallas e siempre creçerá tu nonbre, e tu estado irá adelante todos tienpos. Lo segundo, ordena la tierra e señoría a toda buena ordenança e justiçia, e faz sojetos los fuertes e los flacos a la razón, e de cómo todos deben usar según ante d’esto diximos. Lo tercero, tu intençión sea de creçer más en la ley de Dios, que non por aber las glorias mundanales e por aquí averás más aína perfeçión de todo.

[Cap. XXVIII. Del abastamiento que el rey debe tener para las sus guerras]

En ante de la guerra, busca e ten aparejado basteçimiento de pan e bino, e de carne, e de las otras cosas que te fazen menester. E fazlo tener presto en los lugares cercanos de la tu conquista, e manda comprar el tal basteçimiento a omes de buena entençión e de poca codiçia; mándales dar su mantenimiento abondadamente e aun más de lo que obieren menester, porque para su probisión non te ayan de fazer arte en las conpras, que fallará la tu merçed que muchos con mala codiçia, e por non se fartar, entremeten en las conpras trigo podrido e zebada podrida por bueno e por ganar la meatad; e quando lo han de dar a la gente, aún demás de ser podrido, entremeten tierra e otras bilezas, en manera que el que lo resçibe non puede comerlo. E si lo comen, por más non poder, adoleçen, o mueren, o peresçen por ello. E otrosí las bestias con la zebada. E quando el señor piensa que tiene gente para bien fazer, es toda doliente e flaca e perdida por el mal mantenimiento.

[fol. 10v] La gente doliente e flaca escusado ha de bien fazer. Por ende cunple a la tu merçed que la fiança de los tales fechos que sea de buenos omes e de poca codiçia, e al primero que herrare en lo tal, que la tu merçed lo mande penar de tal guisa porque sea escarmiento para los que lo vieren e oyeren. Que, señor, si la tu merçed non remedia en los tales fechos e non tiene los dineros e vasteçimientos que les faze menester prestos, e bastados, e conprados en sus tienpos devidos, mejor sería non començar la conquista para averla de dexar por mengua o fallesçimiento de lo que obiere menester. E las conpras d’estas cosas deben ser fechas a los tienpos de las cogetas (2), porque balen más de barato.

[Cap. XXIX. De las gentes que el rey no debe de llevar a las sus guerras]

Otrosí, non cunple de levar a la guerra en la tu merçed gentes nin conpañas ricas e codiçiosas e que non son para tomar armas nin usar d’ellas, e que su entençión es de mercaduría que de alcançar onrra e prez, que estos atales siempre te furtarán el sueldo e te contarán por diez veinte. E estorbarte han los buenos fechos e cometimientos por tal de se non poner en peligro. Que ellos por lo que lo han es por lebar tus dineros malamente e por fenchir arcas de tesoros. E por ende, cunple a la tu merçed levar contigo los que son tuyos e entendieres que te aman e te desean bien, e aman tu onrra. E de los otros mançebos e valientes omes que desean alcançar onrra e presumen de si ge la ganar por sus manos, e su deseo e codiçia es fazer fazañas e buenas obras e d’estos atales tienes tantos, sábelos buscar, que non dudo que con çinco mill d’ellos non dieses vatalla a todo el mundo en un día, e, sin duda, vençerías seyendo pagado de ti e abiéndolos a tu voluntad. Que Jullio Çesar, Alixandre, e Ponpeo, e Aníbal, e los otros conquistadores con esto fizieron tan grandes fechos, por tener gentes que curaban de las honrras e de las fazañas e aborresçían los tesoros e bençían con çinco mill. E el que tiene su boluntad en la codiçia del grand tesoro, que tiene e bende la onrra por dineros, non esperes d’él golpe de lança, nin de espada, nin palabra osada, nin ningund buen fecho; e pues començado has guerra, bien creo que abrás visto alguna d’estas cosas e serás en conosçimiento d’ellas e ya sabes que Alexandre fizo quemar los tesoros porque [fol. 11r] bido sus gentes flacas con muchedunbre d’ellos. E desí ganó después muchos más, e fizo muy maravillosos fechos, tanto que traxo todo el mundo a su juridiçión, e non sería marabilla tobiendo las gentes pagadas; e d’estos atales que abemos dicho, conquistar e acabar tanto e más que cada uno d’ellos, ca eres mançebo, e fuerte, e casto e de buena entençión e cometes fecho e obra de Dios, e a su voluntad, e por ende, non te enbargará fortuna, ante será tu amiga e çercana de ti e toda tuya en todos tus fechos. E seyendo tu fuerte e osado e los tuyos, e faziendo obra de Dios, ¿quál cosa te podrá enbargar e quál tan poderoso nin esforçado enbargará la tu carrera e non fuirá ante ti? Non creas que ningún. E todas las tierras serán a tu juridiçión, e Dios será contigo, e las gentes con amor loarán tu nonbre, e todos desearán ser tuyos por la tu bondad.

[Cap. XXX. En que el rey no debe tardar a los que viere o supiere que lo hacen bien]

Otrosí, señor, non dudes, nin tardes la merçed a los que bieres o supieres que lo fazen bien e son buenos, e leales, e de boluntad te sirvieren, que dize el enxenplo: "Quis a toda bis daro trait qui munera tarda" (3). E grand deseo han los buenos de bien fazer quando ben que son tenidos sus fechos e onrrados por ellos, e non ha cosa nin fecho que non cometan, e todavía cobran más coraçón. E aunque fazen mucho, piensan que non fazen nada, e todabía desean fazer mejor por creçer en su onrra. E, sin duda, aquel es dicho señor, e temido, e bençedor que onrra los buenos, e los ama, e los preçia e faze merçedes, e despreçia a los biles e a los cobardes.

[Cap. XXXI. De la ordenanza y regimiento que el rey debe haber con sus enemigos]

Toda hordenança e regimiento sea en las tus batallas que ovieres tú con los tus henemigos, e conosçe los tienpos e los lugares e sienpre busca bentaja mientra pudieres. E gana el sol, o el aire, e see primero cometedor que gran ventaja es ver ome como fiere e non le enbarga sol, nin polbo; e su e[ne]migo estar çiego e non ver lo que faze es tener vençido la meatad del canpo. E como quier que Dios es bençedor de las vatallas, a las vezes todo lo más dexa a la buena industria de los omes.

[Cap. XXXII. Que cuando el rey hubiere de hacer entrada en otro reino, o conquistar alguna tierra, que vaya poderosamente]

Quando obieres de fazer entrada a otro reino o [fol. 11v] conquistar alguna tierra e fueres por tu persona, cunple que vayas poderosamente, e con tal gente como abemos dicho. E non entres por parte do non obiere agua, que todavía el mantenimiento es nesçesario. E entra en tienpo que falles yerva berde o seca o algún mantenimiento para tu gente. E non pares sobre lugar fasta que, primeramente, tales e destruyas toda la tierra, e trayas e tomes todos los ganados, e panes, e biandas que fallares. E después tu cometimiento sea a lo más rezio e a lugar que ganándolo te sea grand onrra e non poderlo ganar poca mengua; que lo más vençido, lo menos vençido lo tienes que, en todas las cosas, la buena discreçión ensalça los onbres e les da creçimiento de onrra. E entrando en tienpo e con tiempo, tienes dos ventajas e non puedes escapar sinon honrrado: lo primero porque por do fueres fallarás qué comer tú e tus conpañas; lo segundo porque aunque algo te fallesca, te lo pueden lebar de lo tuyo e puedes estar e seguir tu demanda quando quisieres.

[Cap. XXXIII. En que el rey no debe llevar a la su conquista compañas concejiles si no fueren escogidos]

Non liebes a la tu conquista canpañas concegiles sinon si fueren escogidos por omes de quien la tu merçed fíe. E que les sea vien pagado su sueldo, que non debes fazer cuenta de la gente que va sin dineros e non saben qu’es tomar lança para ferir; que quando pensares que tienes algo non tienes nada. Que de las gentes que van a pelear, las flacas enbargan a los fuertes e los covardes fazen fuir a los buenos. E, por ende, sienpre pon en delantera a los más fuertes esforçados.

[Cap. XXXIV. En que el rey no consienta en el tiempo de las sus guerras comprar viandas a regatonería]

Non consientas e defiende que en la tu tierra, espeçialmente en el tienpo de la guerra, ningunas personas conpren pan, nin vino, nin pescado, nin carne, nin otra cosa de mantenimiento para rebender, salbo lo que obiere[n] menester para su mantenimiento propio; e pon pena así de los cuerpos como de los algos en las tales personas que lo conpraren. Que deba saber la tu merçed que quánto carestía, e mal, e daño biene a la tierra es por los que conpran para rebender, qu’el labrador forçado ha de vender.

[Cap. XXXV. En que el rey ordene porque el sueldo sea bien pagado a sus compañas]

Otrosí, hordena tu fazienda de guisa qu’el sueldo sea bien pagado a las tus conpañas. E ante lieba diez bien pagados [fol. 12r] que veinte mal pagados, que más farás con ellos. E defiende e manda que non sean osados de tomar ninguna cosa en los lugares por do pasaren, sin grado de sus dueños, dándogela por sus dineros. E qualquier que lo tomare que aya pena corporal e pecunial, e en el primero sea puesto tal escarmiento porque otros non se atreban. E con esto la tierra non encaresçerá, e todo andará llano e bien a serbiçio de Dios e tuyo. E de otra guisa todo se robaría e la tierra peresçería, que la buena ordenança trae durableza en los fechos.

[Cap. XXXVI. En que el rey no desprecie el consejo de los simples]

Non despreçies el consejo de los sinples, e sobre gran cosa que se requiera juizio ayunta a los grandes e a los pequeños e ternás en qué escoger. Que muchas vezes enbía Dios su graçia en personas que non se podría pensar, e los consejos son graçias de Dios e non leyes escritas. Aunque el fundamiento de cada cosa sea buena razón, tan aína e más es dotada a los sinples como a los letrados, a los chicos como a los poderosos, e resçibe todos los dichos de los que benieren a ti, que mientra más echan en el saco, más aína se finche.

[Cap. XXXVII. Que el rey haga mucha honra a los buenos]

Faz mucha onrra a los buenos que primeramente probares que, muchas bezes, suena en el pueblo el contrario de la verdad. E mientra pudieres non olbides los tuyos en les ayudar e bien fazer, e en les dar de tus ofiçios. E en esto farás dos tesoros: uno de gente e otro de dineros.

[Cap. XXXVIII. En que el rey honre a los extraños que le vinieren a servir]

Onrra a los estraños que te venieren a servir, e dales de tus dones e abrás nonbradía por ello, ca es largueza fermosa e acarreamiento de gentes. E fuye a las codiçias e cura del prez, e en los començamientos de tus conquistas aparta de tu coraçón las ganançias e ayan parte d’ellas los grandes e los pequeños, porque todos ayan boluntad de bien fazer. Que en los començamientos ganan los onbres las nonbradías buenas o malas, e después son malas de perder. O ganan los coraçones de los omes o los pierden.

[Cap. XXXIX. En que el rey no se mueva a las lágrimas y decires de las simples personas]

Non se mueban tus orejas a las lagrimas e dezires de las sinples personas, nin te sea notorio el juizio de los grandes fasta que primeramente veas e sepas la verdad de los fechos, que costunbre es a los lazerados dar lágrimas infintosas e a los grandes condenar o avsolber por boluntad.

[Cap. XL. En que el rey no crea las blandas palabras de los que lo enemistan con los pueblos]

[fol. 12v] Non creas las blandas palabras de los que te truxieren enemistad con los pueblos, aunque con las cosas más firmes sea provechosa la merçed, que el pueblo non peresçerá ligeramente. E quien lo pierde non le queda ál que perder d’él aunque sea rico e poderoso.

[Cap. XLI. En quel rey non mande fazer justiçia en el tienpo de la su saña]

Non mandes fazer justiçia en el tienpo de tu saña, e más tenplado que rebatoso sea tu juizio, que en las cosas fechas queda arrepentimiento e non logar.

[Cap. XLII. En que el rey no se rebata a hacer ningún hecho hasta que lo piense]

Non te rebates a fazer ningún fecho fasta que, primeramente, lo pienses. Salbo quando vieres tus henemigos delante ti, que aquí non ay que pensar, salbo ferir reziamente e pasar delante.

[Cap. XLIII. En que el rey más sea temida la su voz por pena que por sangre]

Más por pena que por sangre sea temida la tu boz e tu nonbre, que la muerte desespera e pone grand miedo en los coraçones, e es cruel enemistad. Como quier que a las bezes la sangre trae segurança de pueblo e es corregimiento de los malos, que mejor es cortar el mal árbol que dexarlo creçer en ramas. Que dixo el filósofo Tesario (4): "Del mal árbol, nin rama, nin foja".

[Cap. XLIV. En que el pueblo no entienda en el rey cobardía ni temor alguno]

Non entienda el tu pueblo en ti cobardía nin temor, e la tu boz sea fortaleza e esfuerço a los tuyos. E al que vieres bien fazer muchas vezes non le dexes començar locura, nin obra que por bien que faga non saque fruto. Como muchas bezes bimos morir muchos buenos por deshordenança e por cometer fechos banos.

[Cap. XLV. En que el rey no deje de hacer bien mientras pudiera]

Non dexes de fazer bien mientra pudieres, que del mundo non te quedará ál sinon el nonbre de las bienaventuranças e de las conquistas e las buenas obras que te salbarán el alma, e lo ál como sueño pasará ante ti.

[Cap. XLVI. En que el rey si piensa y conoce quién es, y ha de ser, no puede hacer mal hecho]

Si piensas e conosçes quién heres e quien as de ser, non puedes fazer mal fecho e conosçerás a Dios e a ti mesmo e juzgarás sabiamente, e non serán reprehendidos tus fechos, e tu alma irá a manos del que la fizo e la crió.

[Cap. XLVII. En que el rey se duela de los tristes que viera ser ante sí]

Duélase tu coraçón de los tristes que bieres ser ante ti; el bien fecho de los tales es corona del alma e desfazimiento de los pecados, e gloria e carrera derecha del paraíso.

[Cap. XLVIII. En que el rey debe dar a Dios loor de las glorias de los vencimientos]

[fol. 13r] Da a Dios loor de los fechos e la gloria de los vencimientos, e la señoría de las vatallas. E plégate de todas las cosas que fizieren aunque sea contra ti, e non te enbargará ninguna fortuna e serás bienabenturado e siempre vençedor.

[Cap. XLIX. En que el rey no tema la muerte, sino encomendarse a buenas obras]

Non temas la muerte sinon encomiéndate a buenas obras, qu’el temor, nin la osadía non anticipará la tu fin. E más bimos muertos por temor que vencidos nin muertos por osadía.

[Cap. L. En que el rey no dé lugar a los acarreadores de malicia]

Non des lugar a los duros de cerviz, acarreadores de maliçia e engañadores de las almas e de los cuerpos. Nin ayan en tu tienpo rentas, nin ofiçios, nin benefiçios, nin honrra alguna, nin les oyas sus dichos, nin cabalguen en mulas, nin balgan por testigos, nin ayan otro benefiçio. E si dieren a logro a cristiano que lo pierdan. E si esto fazes e abaxas a estos e destruyes la seta que as començado, Dios será contigo e te ayudará e amará berdaderamente. E será por ti dicho: "Este es el bienabenturado, el que escojó la verdad e fue destruidor de la mentira".

[Cap. LI. En que el rey tema y ame a Dios sobre todas las cosas]

Teme, e ama, e obedesçe, e sirbe a Dios sobre todas las cosas. E junta con Él tu boluntad e obra, e avrán buena fin todos tus fechos e tu regimiento, e acabarás toda tu entençión e tus conquistas serán a tu boluntad. E berás reinas e reyes de tu linaje e serás bienabenturado e será amuchiguada la ley de Dios si sigues e guardas el consejo de los sabios.

[Cap. LII. En que el rey no crea a hechiceros ni agoreros ni adivinos]

Non creas en fechizeros, nin en agoreros, nin cures de adebinos, nin de estornudos, nin otras burlas. Nin dudes de andar en miércoles, nin en martes, nin en otro día ninguno. Nin dexes de fazer lo que quisieres, que debes creer que Dios non fizo cosa mala, nin día malo, nin ora, e pon toda tu fee en Dios e tus fechos irán adelante.

[Cap. LIII. En que el rey parta lo que le diere la su tierra por los meses del año]

Si obieres de pedir a la tierra alguna cosa, para ayuda a tu conquista, repártelo que te lo paguen por los meses del año eso que oviere de ser, e non lo sentirá la gente. Que un ome pagará en un año, poco a poco, dozientos marabedís e no lo siente, e si ayuntados los oviese a pagar perdería quanto toviese.

[Cap. LIV. En que en el rey el sí sea sí, y el no sea no]

El tu sí sea sí, el tu non sea non, que grand virtud es al prinçipe ser verdadero e gran segurança de sus vasallos.

[Cap. LV. En que el rey no tarde los hechos sobre los que hubiere habido determinado consejo]

[fol. 13v] Non tardes los fechos sobre que ovieres avido determinado consejo, que muchas vezes queda caído el consejo bueno por fallesçimiento del tienpo.

[Cap. LVI. Título en que el rey no crea a los lobos que andan en vestidura de ovejas]

Non creas a los lobos que andan en bestiduras de ovejas quando les bieres seguir la corte, como los bolliçios mundanales a que se remueban e obran d’ella non sea salbamiento de sus almas, que a cada uno es dotado su ofiçio al religioso el hermita al caballero las armas, e así por conseqüente a todos los otros.

[Cap. LVII. En que el rey no espere de hacer amigo al que se hace su enemigo sin causa]

Non esperes fazer amigo del que se faze tu henemigo sin causa e por deshordenada boluntad. Nin esperes hemienda del que te herrare muchas vezes.

[Cap. LVIII. En que el rey debe apartar de sí a los necios y hombres sin discreción]

Fuye de los neçios e de los onbres sin descreçión, que peor es el neçio que el traidor, e más tardinero en el hemienda.

[Cap. LIX. En que el rey no consienta en el su tiempo ser forzadores a los poderosos]

Non des lugar a los malos, nin consientas en el tu tienpo ser forçadores los poderosos e abaxa los soberbios a todo tu poder.

[Cap. LX. Que el rey cuando viera crecer el daño, no espere el tiempo de la venganza]

Quando bieres creçer el daño non esperes el tienpo de la bengança, que muchas vezes queda la manzilla e non el lugar.

[Cap. LXI. En que el rey no crea de ligero, y que por el yerro no olvide el servicio]

Non creas de ligero, nin por el primero yerro olbides el serbiçio, que a las vezes la bergüença del yerro faze mejor serbidor.

[Cap. LXII. En que el rey no apodere a los poderosos en las fortalezas]

Non apoderes en las fortalezas a los poderosos e sojuzgaros has quando quisieres, que muchas vezes la causa desordena la boluntad.

[Cap. LXIII. En que el rey cuando se viera en mayor poderío, que entonces sea en mayor humildad]

Quando te bieres en mayor poderío, entonçe sea en ti mayor omildança, como Dios ensalçe los omildes e abaxe los soberbios.

[Cap. LXIV. En que el rey no sea perezoso cuando tuviera cercana la fortuna]

Non seas perezoso mientra tovieres çercana la fortuna, sinon la remenbrança de lo que pudieres fazer, si la dexaste, te será cruel pena e lo que así se pierde tarde o nunca se cobra.

[Cap. LXV. En que el rey en los grandes hechos y peligrosos no fíe su consejo sino en los suyos verdaderamente]

Comoquiera que tú demandes a muchos consejo por escoger e tomar lo mejor; lo que tu voluntad determinare, en los grandes fechos o peligrosos, sea tesoro ascondido que lo non fíes salvo de aquellos que son tuyos berdaderamente, que muchos ay que juegan al escoger.

[Cap. LXVI. Como después que el rey don Fernando finó, reinó el infante don Alfonso su hijo, y de como envió a por los sabios, y del consejo que le dieron ellos]

[fol. 14r] Después que finó este santo e bienaventurado rey don Fernando, que ganó a Sevilla, e a Córdova, e a toda la frontera de los moros, reinó el infante don Alfonso, su hijo primero heredero, en estos reinos de Castilla e de León. E porque a poco tienpo después que este rey don Alfonso reinó, acaesçió grandes descordias por alguno de los infantes, sus hermanos, e de los sus ricos omes de Castilla e de León, faziéndose ellos todos unos contra este rey don Alfonso. Por ende, enbió el rey por los grandes doze sabios e filósofos que enbiara el rey don Fernando, su padre, para aber su consejo con ellos, así en lo espiritual como en lo tenporal, según que lo fiziera este santo rey su padre. E porque el rey sopo que eran finados dos sabios d’estos doze, enbió él llamar otros dos grandes sabios quales él nonbró, para que beniesen en lugar d’estos dos que finaran. E luego que ellos todos binieron a este rey don Alfonso, demandóles el rey consejo en todas las cosas espirituales e tenporales, segund que lo fiziera el rey, su padre. E ellos diéronle sus consejos buenos e verdaderos, de que el rey se tobo por muy pagado e vien aconsejado de los sus consejos d’ellos.

E esto así acabado, dixieron al rey estos grandes sabios: "Señor, a nosotros paresçe que en sepultura de tan alto e de tan noble rey como fue el rey don Fernando, vuestro padre, que tanto serviçio fizo a Dios, e que tanto ennoblesçió e enrriquesçió los sus reinos en el ganar e conquerir, como él ganó e conquerió de los henemigos de la fee, que la su sepultura d’este bienaventurado rey, vuestro padre, debe ser titulada de los dichos de cada uno de nosotros porque la su santa e buena memoria finque d’él en el mundo para siempre". E el rey don Alfonso les gradesçió mucho este su dezir, por d’ellos se mober a tan onrrada obra como esta era. Rogoles que le diesen por escrito los sus dichos, por que los fiziese poner después en la su sepultura, de letras de oro muy ricamente obradas según que a él pertenesçía. Estos sabios diérongelo por escrito, en esta manera: E dixo el primero sabio d’ellos: "Mejor es tu fin que tu comienço". E el segundo sabio dixo: "En la muerte fenesçen los saberes e en la d’este rey cresçió la sabiduría". El terçero sabio dixo: "Fueste sinple en la vida con mucha bondad e es sabio en la muerte". El quarto sabio dixo: "Más será tu remenbrança que el tienpo de tu vida". El quinto sabio dixo: "Mayor fecho es el tuyo que de los que conquistaron el mundo". El sesto sabio dixo: "Preçiaste las cosas [fol. 14v] infinidas e fasta la fin será el tu nonbre." El seteno sabio dixo: "Non te queda ál de tu señoría sinon del mandamiento que dexaste a los sabios e el bien que fiziste". El otabo sabio dixo: "Preçiaste el saber e siempre te loarán los sabios". El nobeno sabio dixo: "Feziste fermosa casa con pocos dineros". El dezeno sabio dixo: "En la vida obiste la fermosura del cuerpo e en la muerte mostraste fermosura del alma". El onzeno sabio dixo: "Más conoscido serás muerto que bibo". El dozeno sabio dixo: "Fasta aquí te loaban los que te conosçían e agora loarte an los que te non conosçen".


Non bos engañedes, nin creades en dañado fazer, ningún ome [hace] (5) por otro su daño.

Por la piadad de Dios e por el buen consejo sale ome de cuita e cunple su deseo.

Por dichos de las gentes sol que non sea mal a la pro, para mientes e non fagas ál.

Quien por caballero se tudiere, más debe desear este salto que si en la orden se metiese o se encerrase tras muro alto.

Quien bien se [ ] (6), non se lebante.

Quien te alabare con lo que non es en ti, sabe que quiere lebar lo que as de ti.

En el comienço debe ome partir el daño que le non pueda venir.

A las cosas çiertas vos acomendad e las fiuzas vanas dexad.

Si non sabes que debes dar, a gran daño se te podría tornar.

Guardadbos de ser conquerido del estraño, seyendo del buestro bien guardado de daño.

Por pobredad nunca desmayedes, pues otros más pobres que vos bedes.

Al que mucho ayudares e non te lo gradesçiere, menos ayuda abrás d’él desque en grande onrra subiere.

Non te espantes por cosa sin razón, mas defiéndete como varón.

Quien te mal faz mostrando gran pesar, guisa como te puedas d’él guardar.