Edición de José Aragüés Aldaz (Universidad de Zaragoza)
8/9/97
Presentación
1. Parece necesaria la conservación de las grafías correspondientes a la oposición entre los fonemas medievales, oposición desarticulada a lo largo del Siglo de Oro con una cronología variable en toda la península. Los textos del período final renacentista constituyen, al respecto, un testimonio de indudable valor para el lingüista en su deseo de establecer una cronología para la pervivencia, ciertamente muy restringida, de la distinción fonológica reseñada en zonas del centro (y particularmente en el habla toledana, muy conservadora) y sur peninsulares, en un momento de imposición de los usos lingüísticos de Castilla la Vieja, a través de la Corte madri leña, que tienden a la desaparición de dichos valores fonéticos(1). Las peculiaridades lingüísticas del habla del centro peninsular, donde el texto fue redactado e impreso, aconsejaban obrar con cierta cautela en la modificación ortográfica del mismo. Se han conservado las grafías correspondientes a la oposición entre los fonemas dentoalveolar africado sordo (c, ç) y dentoal veolar africado sonoro (z)(2); apicoalveolar fricativo sordo (s inicial y ss intervocálica) y apicoalveolar fricativo sonoro (s intervocálica)(3); prepalatal fricativo sordo (x) y prepalatal fricativo sonoro (g, j)(4); bilabial oclusivo sonoro (b) y bilabial (o labiodental) fricativo sonoro (v)(5), así como la grafía h correspondiente al fonema aspirado(6). Es obvio, de otro lado, que el texto ofrece variantes en la representación de dichos fonemas(7), que contradicen en alguna ocasión la realidad fonológica y son índice de un intento de restauración cultista(8) o de costumbres ortográficas de la época o anteriores(9), que conviven con algunas hipercorrecciones(10). Una corrección sistemática del texto según criterios fonológicos resultaría en numerosos casos arbitraria, dada la vacilación lingüística de la época, por lo que hemos optado por el mantenimiento de las mencionadas grafías, a excepción de la h inicial etimológica, que regularizamos según su uso actual, en concordancia con lo observado en el caso de las consonantes sin pertinencia fonológica.
2. Se han modernizado, a este respecto, aquellas grafías cultas utilizadas en el texto que no poseen valor fonético (ph=f; ch=c; consonantes dobles -bb-, -dd-, -ll-=-l-), pues no ofrecen regularidad alguna y conviven con sus equivalentes modernos en la edición manejada(11).
3. En este mismo sentido, regularizo la vacilante presencia de u y v, con valores indistintos vocálicos y consonánticos, según criterios modernos. Idéntico criterio mantengo para los usos de i, j, y; esta última grafía se transcribe como i cuando posee un valor vocálico.
4. Transcribo por s la .
5. Empleo las mayúsculas con criterios ortográficos modernos(12).
6. La separación de palabras se realiza, así mismo, en función de criterios ortográficos actuales, a excepción de las contracciones desto , destos, déstos, dello, dellos, dél (= de él), que conservo, acentuando esta última para distinguirla de la contracción de la preposición y el artículo determinado.
7. Modernizo la acentuación del texto. De otro lado, acentúo los pronombres personales apocopados en función de sujeto nós y vós para distinguirlos de los pronombres en función de complemento.
8. Modernizo la puntuación.
9. Subrayo los títulos de las obras citadas por Alonso de Villegas, aunque en el texto no contengan marca tipográfica alguna.
10. Resuelvo sin indicación las abreviaturas, incluidas S. (San) y Cap. (Capítulo).
11. Corrijo las erratas evidentes en la edición manejada (= C), sin indicación alguna, pero respeto los casos dudosos.
12. Incluyo el título del capítulo o discurso en el inicio de cada serie de narraciones (aunque éste no figure en el texto) y añado al frente de los tres apartados en que aquéllos se dividen la indicación correspondiente (Ejemplos de las Sagradas Escrituras , Ejemplos cristianos y «Exemplos extrangeros» , este último epígrafe incluido por Villegas invariablemente en el texto). Sitúo al fren te de cada exemplum un número que indica su posición en el conjunto del apartado corres pondiente.
13. Registro el cambio de folio y el cambio de columna en la edición de Cuenca, 1594 (mediante / y | respectivamente) y añado la foliación adecuada del texto cuando ésta está equivocada. En este último caso coloco la numeración correcta entre paréntesis e incluyo en nota la propuesta en la mencionada edición. La numeración se reinicia en esta última tras el folio 438. A partir del mismo sitúo entre paréntesis el número que correspondería al folio en caso de respetarse la numeración inicial, indicando de nuevo en nota la numeración propuesta en la edición conquense (así el folio 1 de esta segunda serie se indica con el número 439 entre paréntesis, y se advierte a pie de página del inicio de la nueva numeración en el ejemplar consultado).