De un rico hombre que hizo por arte y ingenio un parayso y de lo que hazía creer a las gentes, y del valle encantado donde están los diablos.
Esta
isla es muy rica, en la qual solía haver un hombre muy rico
llamado Catona. Éste tenía un hermosa castillo en una
montaña muy alta y él hizo cercar toda esta
montaña de muros dentro los quales havía un huerto que
tenía muchas maneras de árboles que davan mucha fruta,
rosas, flores y muchas fuentes, cerca de las quales hizo edificar muy
ricas cámaras pintadas de oro y de azul y de muchas y diversas
piedras preciosas, y hizo pintar muchas historias antiguas y
modernas, y puso en este huerto muchas maneras de aves que bolavan y
cantavan, y todo esto era por ingenio y arte como si fuessen bivas,
con otras bestias y aves bivas y cosas de que hombre pudiesse tomar
solaz.
Item,
hizo tres fuentes corrientes muy adornadas de piedras y hizo
cañones debaxo de tierra, de manera que por estas tres fuentes
él hazía correr leche, miel y vino; y más, una
mujer de quinze años la más hermosa que pudo hallar, y
un hermoso mancebo, y entrambos eran vestidos de paños de oro.
Y dezía que aquéste era el Parayso, y si algún
hombre venía a ver luego lo llevava al parayso y le mostrava
las cosas diversas, y e movimiento, y el cantar de las aves; las
yervas y las fuentes de miel y leche, y hazía sonar diversos
instrumentos alto en una torre sin se ver los ministros, y
dezía que aquéllos eran ángeles y que
éste era el Parayso prometido por Dios, diziendo: "Daros he
tierra que trayga miel y leche, etc.", y después les
hazía bever de un brevaje /fo. LV v./ que luego eran
embriagados, y entonces él les dezía si querían
morir, porque después de muertos vernían a aquel
parayso y que ternían donzellas assí como aquél
que estava allí, y que como durmiessen con ellas se
tornarían vírgines; y que aún los metería
en un otro parayso más deleytable en que verían a Dios
de natura en su magestad y gloria; y entonces ellos deliberavan de
hazer su voluntad; y después él les dezía que
fuessen a matar aquel señor que él tenía por
contrario y que no huviessen miedo, y que si morían él
los metería en el otro parayso cien veces más hermoso
que aquél; y assí aquellas gentes yvan a matar al mayor
señor de toda su tierra, y ellos se hazían matar por yr
a aquel parayso. De manera que el hombre rico d´esta manera se
vengava de sus enemigos. Y como los ricos hombres de la tierra fueron
informados d´esto, todos los señores se ayuntaron y
fueron a cercarlo en su castillo, donde lo tonaron y mataron y
destruyeron su parayso.