Capítulo XII

De una tierra que son hombres tan pequeños que pelean las grullas con ellos. / fo. XXXXV r./

 

De aquesta tierra se va hombre a la tierra de los pigmeos donde son las personas chicas que no tienen sino tres palmos de alto y son gentiles y graciosos; y como son de medio año engendran hombres y mugeres, y no biven sino seys años, y si biven ocho tiénenlo por muy viejo.

Aquestas gentes d´esta estatura son buenos maestros de hazer seda y algodón y de otras cosas de que ellos biven; y tienen muchas vezes guerra con las grullas y con otras aves de rapiña que los toman y se los comen.

Estos hombres assí tan pequeños no labran tierras ni viñas, mas ay entre ellos personas grandes como nosotros que labran y cavan las viñas; empero, d´estos grandes son pocos, y estos chicos hazen burla de los grandes assí como nosotros haríamos si [fu]éssemos gigantes.

Allí ay una buena ciudad entre mil otras en la qual ay gran número d´estos hombres pequeños; y esta ciudad es muy grande y hermosa; y las gentes grandes que están entre ellos quando engendran hijos son mayores que los otros de la tierra, y esto causa la natura de aquella tierra. El gran Can haze guardar aquella ciudad porque ella es tal joya; estos pigmeos son pequeños, pero son razonables según su condición, y saben bien y mal assaz.

En la India ay una provincia llamada Etiopia en la qual biven una manera de gentes los quales tienen buena disposición de cuerpos y manos y pies ni más ni menos que nosotros tenemos acá; empero, ellos tienen el cuello tan largo como una grulla, y la frente y los ojos como hombres, y el rostro agudo como de un perro o una grulla.

 

 

 

 

En la provincia de Sitia ay unas grandes y altas montañas donde ay diversos árboles con hartas maneras de frutas, y en aquestas sobre dichas montañas biven una manera de gentes que se llaman "panoti", los quales tienen to- / fo. XXXXV v./ dos los miembros assí como nosotros salvo las orejas, que las tienen tan grandes que parescen mangas de tavardo, y con ellas se cubren todo el cuerpo; tienen la boca redonda assí como un escudilla.

Halla hombre otra isla donde biven hombres que andan en quatro pies y son todos vellosos y súbense por los árboles assí como si fuessen ximios y andan desnudos.

Una otra isla ay cerca en la qual ay gentes que andan a quatro pies; por cierto que es cosa maravillosa de ver, porque paresce que a cada passo ha de caer (tiene en cada pie ocho dedos).

Otras maneras de gentes ay por estas islas las quales, por evitar prolexidad, me passo brevemente.

Capítulo XIII