Capítulo XII[I]

De muchas y diversas islas que están alderredor de la isla de Catay.

 

Partimos d´esta ciudad y fuemos por otras muchas villas hasta llegar a una ciudad llamada Jancay, y es muy noble y muy rica.

Allí van a comprar todas maneras de mercaderías, y dizen que el derecho de la mercadería que ende se paga todo el año vale al rey cincuenta mil toneles de florines de oro, y cada tonel vale quarenta mil florines de oro; y por esto el rey de aquella tierra es el más poderoso de todos los reyes que están en la subjección del gran Can. En esta tierra ay tal costumbre que quien quiere hazer fiesta a sus amigos vasse a los mesones y dize al mesonero que le apareje de comer para tantos compañeros, y dízele hasta quánto quiere gastar; y luego el mesonero haze muy prestamente aparejarlo, y con tan poco dinero que hombre no lo haría en su casa propia.

A cinco leguas d´esta ay otra ciudad en la qual ay muchos navíos, y son blancos porque la madera es blanca como el papel; y son éstas naos muy hermosas, hechas a manera de casas, con cámaras y salas. De ay va hombre por aquel río por muchas ciudades y villas hasta una ciudad que ha nombre Latorin, la qual está a ocho jornadas de la suso dicha. Esta ciudad está sobre un gran río que se llama Carmoran; este río passa por medio de Catay y le haze mucho daño quando cresce.

Catay es una rica y hermosa tierra, y de muchas mercaderías: van allí por especiería más presto que a otra parte. Havéys de saber que los mercaderes venecianos y ginoveses y lombardos y otros que allá van tardan en yr un año. De Catay yendo contra oriente a treynta jornadas, halla hombre una ciudad muy hermosa entre otras, la qual es llamada Surgor [...]; esta es una de las grandes ciudades del mundo, y abundosa de todas mercaderías.

Capítulo XIV