Capítulo XI

De un monesterio que dan de comer lo que les sobra a los animales, y de los hombres que tienen barvas como gatos.

 

Y partiendo de aquesta isla por la mar Occeana contra oriente, después de haver andado muchas jornadas hallan una gran tierra que se llama Marchi y es en la India la mayor.

Ésta es muy hermosa tierra y buena, y la más deleytable de todas las Indias. En esta tierra ay muchos christianos y moros porque es muy fructífera. En este reyno ay mil ciudades grandes sin otras hermosas y grandes villas. El pueblo es mayor en esta tierra que en ninguna de todas las otras islas suso dichas por la gran abundancia de la tierra, porque no cumple ende a ninguno demandar por amor de Dios, y assí en toda la tierra no ay ningún pobre.

Ay ende muchas hermosas gentes, salvo que no tienen pelos, porque apenas hallaréys hombre que tenga en su barva sessenta pelos y éstos tienen muy ralos assí como un león pardo o un gato. En esta tierra ay muy hermosas mugeres más que en otra parte de aquella tierra, y por esto llaman algunos a aquella tierra "Abade", porque las gentes de aquella tierra son muy blancas.

La primera ciudad que ay en aquella tierra está a una jornada de la mar y es llamada Alcorín, la qual es mayor que París. En esta tierra ay grandes ríos por los quales navegan naos hasta la mar; no ay ciudad en el mundo donde aya tantos navíos como en ésta. Y todos los de aquella tierra y de la ciudad adoran los ydolos. En esta tierra son mayores al doble las aves que no en otra, y son las ánsares blancas y bermejas en el cuello, y tienen una gran bolsa encima de la cabeça. Y ay gran mercado de todas las maneras de bivir. Item, ay en ella muchas serpientes de las quales hazen gran fiesta, y acabado que hos [den] de las mejores viandas del mundo, ellos no ternán por acabada la comida si no davan a comer de las culebras. En esta tierra ay muchas yglesias y ay muchos religiosos de su ley; y tienen en aquella tierra ydolos tan grandes como gigantes, y aquellos ydolos dan ellos de comer el día de sus fiestas, los quales llevan las ollas cocidas y dexan subir el baho al ydolo.

En esta tierra ay una bestia pequeña y quando ellos quieren pescado ellos la lançan dentro de un río hondo o laguna y toman tanto pescado quanto quieren /fo. XXXXIIII v./ con aquel animal.

Passando muchas tierras adelante después d´esta ciudad, ay otra ciudad que se llama Cassay, que quiere dezir "ciudad del cielo"; ésta es la mayor ciudad del mundo, la qual tiene en su circuyto xxv leguas y es muy bien poblada, que no ay casa que no aya comúnmente diez personas. En esta ciudad ay doze puertos de mar principales y delante aquellos puertos yendo para la ciudad ya dicha, halla hombre villas y ciudades bien grandes a dos o tres leguas; y está assentada esta ciudad en un lago de agua como en Venecia, y ay más de mil puentes dentro d´ella, y en cada puente ay buenas torres do guardan la noche y el día porque aquella tierra comarca con el gran Can. Y passa por esta ciudad un gran río que la parte por medio. Y allí ay muchos mercaderes christianos y de muchas otras naciones porque la tierra es muy buena y plaziente. Ay en esta tierra mucho vino, lo qual llaman ellos "bigón" y es muy fuerte y gracioso de bever. Aquesta es una ciudad real donde el rey Mansi solía estar, e ay assí mismo religiosos mendicantes.

De esta ciudad fuemos a una abadía de monges, buenos religiosos según su ley, donde ay un huerto de muchos árboles de diversas maneras de frutas; en este huerto ay una montaña llena de árboles a donde ay gran número de bestias assí como son bugías, gatos maymones, tartarines y otras diversas bestias; y como el convento de aquel abadía ha comido las limosnas, hazen llevar [a] aquel huerto lo que les sobra, y suena un cencerro de plata y luego salen aquellos animales de la montaña tres o quatro mil y se ordenan como hazen los pobres y dánles lo que les ha sobrado en buenos bacines de plata y de oro, y acabado de comer suenan otra vez el cencerro y luego se tornan los dichos animales.

Y aquesto hazen cada día porque dizen aquellos religiosos que en los cuerpos de aquellos animales buenos entran las ánimas de los buenos hombres, y por esto les hazen aquella limosna y les dan de comer; y dizen que las ánimas de las personas malas entran en los cuerpos de viles bestias después de su muerte, y no los puede sacar el hombre de aquella malvada opinión. Y ellos crían aquellas bestias tomándolas quando son nuevas, y assí las acostumbran a hazer lo que havéys oydo. Y visto esto yo les demandé si sería mejor dar aquella sobra de viandas a pobres y a personas necessitadas, y respondiéronme que no havía ningún pobre en aquella tierra y, puesto que los huviesse, que a ellos parescía que la limosna era mejor despendida en los dichos animales, que son ánimas que aquí hazen penitencia, los quales no tienen entendimiento ni lo pueden ganar, que en darlo a personas pobres que tienen entendimiento y pueden ganar de comer.

Otras muchas maravillas de aquella tierra dexo de contar por abreviar la obra.

Capítulo XII