Capítulo X

De una tierra donde se matan unos a otros por la palabra de un ydolo.

 

Partiendo d´esta isla hazia la parte de medio día por mar halla hombre una otra isla grande la qual llaman Sendim.

En esta isla son las gentes de diversas maneras, porque el padre come al hijo y el marido a la muger y la muger al marido; y quando acontesce que el padre o el hijo o la muger están enfermos. Si el padre está enfermo, luego el hijo se va para el capellán del ydolo que le diga si su padre ha de morir de aquella enfermedad o no, y después el capellán y el hijo se van delante el ydolo y se hincan de rodillas devotamente y le hazen su demanda, y el diablo que está den- /fo. XXXXII v./ tro del ydolo habla y dize que no morirá cierto de aquella vez y le muestra cómo lo deve sanar.

Y entonces el hijo se torna al padre y le haze todo quanto el ydolo les havía dicho porque sane de aquel mal; y assí hazen todas las gentes de aquella tierra unas por otras, y si el ydolo les dize que ha de morir de aquella dolencia, entonces el capellán con todos sus parientes y amigos se van para la casa donde está el enfermo y luego toman un gran trapo y métenselo en la boca y ahogan al enfermo y después tajan el cuerpo a pedaços y ruegan a todos los amigos que vengan a comer de aquel cuerpo, y hazen venir todos los juglares que pueden hallar, y assí comen aquel cuerpo con gran solemnidad, y como han comido la carne humana toman los huessos y llévanlos a enterrar con mucho plazer.

Y todos los parientes y amigos que no se hallan en la fiesta son menospreciados de manera que dende a delante no los tienen por parientes ni amigos, por quanto dizen que los parientes y amigos que comen de la carne lo hazen por librarlo de pena; y si la carne es flaca dizen que los amigos y parientes han llevado éste de pena como buenos que son; y quando hallan la carne gruessa dizen que ellos han hecho muy bien en lo comer y quitarlo de tan gran pena y embiarlo al Parayso, y que no le han dexado sufrir tan gran pena.

El rey d´esta tierra es muy poderoso porque es señor de cincuenta y cuatro islas muy grandes, y en cada una d´estas ay un rey, y todos son obedientes a él, en las quales islas ay muchas maneras de gentes.

En la India ay una isla en la qual ay y habitan una manera de gentes las quales son pequeñas de cuerpo y son de muy malvada natura, porque ellos ni ellas no tienen cabeça ninguna y tienen dos ojos en las espaldas y la cara en medio de los pechos y la boca grande y tuerta como una herradura, lo qual se muestra aquí.

 

 

En otra isla ay una manera de gentes las quales tienen la cara llana como un tajador y no tienen boca ni narizes; y en lugar de boca tienen dos agujeros muy pequeños, y quando comen sus viandas se meten un cañón en el agujero y allí sorven la vianda; y son muy malenconiosos y de mala natura.

 

 

 

En otra isla ay una gente de muy admirable fayción, y tienen los beços de la boca tan grandes que quando ellos duermen al sol, ellos se cubren la cara con sus mesmos beços. /fo. XXXXIII r./

 

 

 

 

Item, en otra isla ay gentes tan chicas como enanos, y tienen un pequeño forado en lugar de la boca y por allí comen; y no tienen lengua porque no hablan, salvo que hazen señas unos a otros como mudos y assí se entienden.

 

 

 

 

En otra isla ay gentes que tienen los pies como cabras y tienen cuernos; y son muy poderosas gentes y grandes corredores que corriendo toman las bestias salvages y se las comen.

 

 

 

 

Assí mismo ay en otra isla unos hombres y mugeres que se tienen en uno pegados y no tienen más de una teta y tienen miembros de hombre y de muger cada uno d´ellos y usan de aquél que quieren; y el que para como muger, aquél se empreña y pare hijos.

 

 

 

 

En la escrituras del rey Alexandre Magno se lee que es una provincia de la India llamada Sitia que hay unos hombres los quales tienen seys /fo. XXXXIII v./ braços y seys manos, y hazen hazienda con el que quieren.

 

 

 

 

Item, en la dicha India ay unos hombres que son tan vellossos que parescen unos ossos, y lo más del tiempo biven dentro del agua y allí es su habitación.

 

 

 

 

Ay más en la dicha India una tierra bien grande en la qual habitan hombres y mugeres los quales tienen seys dedos en cada mano y otros seys en cada pie.

 

 

 

 

Partimos de aquesta tierra y llegamos a una provincia la qual era muy abundosa y muy fértil de muchos árboles y de muchas maneras de frutales modernos a nosotros, en la qual tierrra todas las mugeres tienen barvas como si fuessen hombres y no tienen cabellos en la cabeça.

 

 

 

 

De aquí fuemos a una provincia que se llama Etiopia occidental, en la qual habitan una manera de hombres que tienen en medio de la frente quatro ojos y veen con cualquiera d´ellos.

 

 

 

Un doctor llamado Sigon y otro que [se] dize Menfodoro escriven que en África ay mugeres barbudas las quales saben tantas artes diabólicas que hazen secar los árboles y matan los niños de ojo.

 

 

 

Ay en las Indias una isla en la qual biven hombres de gran forma como gigantes, y no tienen sino un ojo en la frente, los quales no comen sino carne y pescado sin pan.

 

 

 

De aquesta isla va hombre a una provincia llamada Sitia en la qual ay un valle muy grande y muy hermoso que se llama en griego "Antropophagos", y ay unas gentes que tienen los pies al revés de nosotros y son grandes corredores y andan siempre entre las bestias salvages. /fo. XXXXIIII r./

Capítulo XI