[ LIBRO SEGUNDO]

 

[Proemio]

En aqueste segundo libro se trata de muchas y diversas maravillas que son por el mundo repartidas. Y porque especialmente en las tierras de la India ay muchas admirables cosas y quasi impossibles de creer parescióme a mí, pues, que la presente obra se hazía imprimir.

Que entre las cosas que en el presente libro ay de maravillar es haver hombres de tal manera [re]produzidos; y por tanto quise saber y ver por muchos libros si era verdad que tales hombres hoviesse por el mundo, y hállelo escrito por diversos dotires dignos de fe y de creer que dizen que ay hombres monstruos de tales formas como en el presente libro hallaréys: porque lo dize Plinio (libro séptimo, capítulo segundo) y sant Agustín (libro deziséys, De civitate dei, capítulo séptimo) y san Esidro (en las Etimologías, libro onze, capítulo tercero) y aún en la Corónica mundi los hallaréys assí pintados como la vida y condiciones suyas.

Y pues que aquesto es verdad, no es de maravillar de ninguna cosa de las otras que aquí están.  


Capítulo primero

De las cosas que ay en la India y de los árboles de la pimienta. /fo. XXXVI r./

 

En la India la mayor ay una ciudad que ha nombre "Arbra" la qual es muy buena y hermosa, y ay en ella muchos buenos christianos y de buena fe, y especialmente de los indianos.

Y después passa a la tierra de Orbee; en aquella tierra cresce la pimienta en una floresta que ha nombre "combre" y no cresce en otra tierra alguna por todo el mundo que yo lo sepa sino allí, y aquesta floresta dura bien deziocho jornadas por luengo; en esta ay dos ciudades buenas y deleytosas: la una es llamada "Flandine" y la otra "Singlans"; y ay muchas villas, y en cada una d´ellas están christianos indios grandemente porque es allí muy buena tierra si no que haze gran calor, y allí cresce la pimienta en tal manera que de una viña salvage que es plantada crecen los árboles porque la sostengan; cuelga la pimienta a manera de uvas y assí la cortan como hazemos las uvas, y las secan al sol y allí se crespan; y ay tres maneras de pimienta en un árbol es, a saber: pimienta luenga, blanca y negra; la luenga viene primeramente quando la hoja cominença a venir y es semejante a la flor del avellano; y quando han cogido aquél, viene la blanca, que es mejor que la negra: de aquésta no traen en esta tierra por quanto ellos se la guardan para sí mesmos porque aquélla es la mejor y de más templada natura que no la negra, y no ay assí tanta abundancia como de la negra, y por tanto quando la negra viene ay gran cogida.

En aquestas tierras ay muchas serpientes y culebras por el gran calor de la tierra y assí mismo de otros gusanos: y de la pimienta dizen algunos que quando la quieren coger, que ellos hazen fuego al pie del árbol por hazer huyr los gusanos y culebras; mas por cierto ellos hablan a su plazer, ca ello no es assí porque si ellos quemavan las arboledas que llevan la pimienta ellas se secarían assí como otra cosa y jamás no produzirían fruta, mas ellos se untan los pies y manos con una unción o yerva que ha nombre "bruno" de la qual las sepientes han muy gran miedo y de aqueste olor huyen ellas de delante de aquellos que cogen la pimienta por el olor d´aquella yerva, y assí vienen después a la pimienta muy seguramente sin miedo de serpiente ni de gusano.

Item, a la fin de aquesta floresta está la ciudad de Plúmbea y encima de aquella ciudad está una gran montaña qua ha nombre "Plumbe", donde la ciudad toma nombre; y al pie d´esta montaña está una fuente que sale d´ella olor de todas especias y en cada hora muda su color y sabor y si alguno beve de aquella agua tres vezes en ayunas sana de qualquier enfermedad que aya, y los que allí moran biven muchas vezes de aquella agua, por lo qual ellos no tienen ninguna enfermedad; y yo he bevido tres o quatro vezes de aquella agua y parésceme que yo valgo más por aquello ahora. Y dizen que aquella fuente viene del Parayso Terrenal y por esto es de tanta virtud y por tanto estos que cada día beven d´ella paresce que sean moços, por donde dizen algunos que la llaman "la fuente de mocedad" por lo sobre dicho.

Por toda aquesta tierra cresce mucho el jengibre y van allá muchos /fo. XXXVI v./ mercaderes a comprarlo a ello y a las otras especias. En aquesta tierra adoran las gentes un buey porque dizen que es simple bestia y bendita y dizen que aquesta es la más sancua bestia del mundo porque es de buen ayre y simple y muy provechosa, y sacrifícanlo muy a menudo por quanto a aquellos paresce que este buey es bueno a todas virtudes, porque ellos hazen al buy labrar seys o siete años y después lo matan y lo comen con gran solemnidad.

Y el rey de aquella tierra tiene todos los días un buey y aquellos que lo guardan reciben su estiércol y orina en dos vasos de oro y después lo dan a uno que ha nombre "accihipiecapa" el qual es perlado de su ley, el qual lo lleva delante del rey, y por gran devoción que él tiene moja tres dedos en la orina, la qual llaman ellos "caul", y después mójasse la frente en reverencia de aquella cosa que no vale nada con intención que ellos son llenos de virtudes assí como el buey; y como el perlado y el rey han hecho esta cirimonia luego la hazen todos los otros grandes señores que están delante del dicho rey.

Y en esta tierra ay muchos ydolos que son medio hombre y medio buey en los quales el espíritu maligno habla con ellos y les responde a todo quanto ellos quieren demandar; delante de aquestos ydolos muchas vezes ellos matana a sus hijos derramando ante ellos su sangre, y d´esta manera hazen ellos sus sacreficios.

Y si algún hombre será en el passo de la muerte ellos queman el cuerpo en nombre de penitencia a fin que no tenga pena ninguna en el otro mundo, y no lo sepultan en tierra porque ellos dizen que los gusanos los comerían. Y si su muger queda sin hijos luego juntamente con él la queman y dizen que aquesto se deve de hazer assí de razón porque le haga compañía en el otro mundo como se la ha hecho en aquéste, y si ella tiene hijos d´él ellos la dexan por falsa y mala muger y jamás de allí adelante ella no será preciada de ningún hombre; y si la muger muere ante que no el marido él se haze quemar con ella si quiere o no, porque esto no es menospreciado y puédese casar en otra parte sin temor alguno.

Capítulo II