Capítulo XXXVII

Del camino de Hierusalem para yr por tierra y otra muchas cosas en él contenidas.

 

Ya hos he demostrado algunos caminos por mar y por tierra de promissión según havéys visto, y assí podeys creer que ay muchos caminos; empero, aquéstos son los más derechos y los más continuos para los peregrinos, aunque ay otros muchos caminos para la casa sancta de Hierusalem, y sin passar la mar, por tierra; mas porque el camino es largo y peligroso y de gran trabajo muy pocos van por allí y vasse hombre por Tartaria a la casa sancta de Hierusalem.

Aquesta tierra responde al gran camino del qual ya hos he dicho y diré, porque hasta allá dura la señoría del gran Can, que es muy gran señor porque todos los más principales de aquella tierra le dan tributo; aqueste tierra es muy salobreña y estéril y no ay trigo ni vino ni otras legumbres, mas ay gran abundancia de ganados y por esto ellos no comen mucha carne, mas beven el caldo y la leche de todas las bestias, y comen perros y asnos y todas qualesquier bestias.

Y [...] tienen son muy poca leña porque en aquella tierra no ay montañas, no boscajes: antes toda su vianda escalientan con estiércol de bueyes o de cavallos o de otras bestias, y escaliéntanlo al sol. Y ningún señor ni otra gente de entre ellos comen sino una vez al día, y son gente muy loca y de mala natura; en esta tierra cae a menudo tempestad y rayos que matan mucha gente, y haze en aquella tierra muy grandes fríos y llueve mucho, por lo qual la tierra es muy suzia y enojosa y pobre; el señor que rige aquella tierra se llama "Batoys" y mora en la ciudad de Erde.

Y verdaderamente ningún hombre de bien no deuría estar en aquella tierra porque la tierra ni ciudad no son dinas que están ende, por quanto allí no ay sino ginestas y espinas, y la tierra no es para otra cosa salvo en muy pocos lugares; y aunque yo aya estado en esta tierra pero bien soy estado en otras comarcas que confinan con Russia y Romania de Croco y de Vero y en el reyno de Ristiní y en otros muchos lugares de aquellas comarcas, mas yo jamás he ydo por aquel camino a Hierusalem, porque yo no hos lo podría bien mostrar, mas si aquesta materia plaze a algunos valientes hombres, por tanto la relato aquí.

Por aqueste camino no osan passar salvo si no son muchos romeros en compañía, y aún conviene esperar muy grandes frialdades: y esto porque ay muchas y grandes aguas, y aún es necesario que aya muy grandes eladas si por allí han de passar, y aunque aya bien nevado sobre el yelo, de otra manera no podría llevar hombre la bestia porque allí ay tres jornadas d´este camino hasta la tierra de los moros, y quando los christianos van a combatir con ellos conviene que lleven sus vituallas consigo por quanto allá no podrían hallar de comer, y en tanto que la vitualla les dura, pueden ellos allí estar y más no porque no hallarían quién les vendiesse cosa alguna.

Y como las espías veen yr christianos, contra ellos luego toda la gente d´ellos corren a las vituallas y fortalezas, y llaman y cridan guerra y ellos se arman; y sabed que los yelos de aquella tierra son mucho más fuertes que los d´esta, y por esto tienen ellos estufas en cada casa, y en aquellas casas ellos comen y hazen sus hechos éstos que pueden, porque aquellas partidas son a la parte septentrional de, que quiere dezir la tramontana. Y es región muy fría: tanto que es casi inhabitable porque el sol no echa en aquella parte sus rayos.

Capítulo XXXVIII