Capítulo XIII

De la tierra de Egipto, y de un hombre que era medio cabrón con cuernos tajantes.  

 

Egipto es una larga tierra porque no se puede ensanchar; y cáusalo tener de la una parte el desierto y de la otra el río Nilo, el qual (como dicho es) haze mucho daño en aquella tierra y no tienen otra agua para bever sino la d´este río. Porque nunca llueve en toda aquella tierra por ser el ayre puro y claro, y por esta causa ay muchos astrólogos y buenos, porque no les estorva el ayre ni las nuves para especular. Item, a la ciudad de Alcayre, que es mayor que Babilonia, está alta un estado hazia la parte de Suria, un poco alto del río. En Egipto ay dos partes: la una alta y la otra baxa; la baxa está [en]la vía de Arabia. Y en Egipto está la tierra de Remestes y la de Jesen. Egipto es mala tierra porque ay en ella muchos malos puertos por causa que ay muchas rocas y son malas de passar.

En Egipto contra oriente está la mar Bermeja, la qual dura hasta la ciudad de Jassen. El camino de Oriente es la vía de la ciudad de Nubia, la qual es muy abaxo de la tierra y muy poco frutífera y muy caliente; aquélla tierra es llamada Such. Y de la parte de mediodía está Ethiopía. Y de la parte de setemptrión está el desierto que dura hasta Suria, y allí es la tierra fuerte, y dura xl jornadas en largo. Y entre Nubia y Egipto ay xl jornadas de desierto y los nubianos son christianos, mas son negros por la gran calor. En Egipto ay cinco provincias. La una se llama Salve; la otra Damiata. Aquélla ciudad solía ser muy fuerte y fue ganada de christianos y después de moros, y hizieron otra ciudad nueva que la llamaron "la nueva Dalmaria", mas de presente ninguno habita en ella. Y allí está uno de los puertos de Egipto, y el otro puerto está en Alexandría, la qual es muy fuerte ciudad y no tiene otra agua sino la que traen del río Nilo, y si alguno les defendiesse aquella agua ellos no podrían bivir porque la tierra es en sí muy fuerte.

En Egipto, en las montañas altas, havía un buen hombre hermitaño en un monesterio y havía gran tiempo, el qual contava que en el desierto de Egipto havía un hombre con cuernos grandes y tajantes en la frente, el qual tenía el cuerpo hasta la cintura como hombre y de allí a baxo tenía cuerpo de cabra, al qual, como el dicho hermitaño lo vido, lo conjuró por Dios que le dixesse quién era, el qual respondió que era criatura mortal, assí como aquella qual Dios havía hecho, la qual estava en aquel desierto buscando su sustentación, y rogó al hermitaño que rogasse a Dios por él y por el humanal linage, el qual havía descendido del cielo y havía nascido de la Virgen Sancta María y havía padescido muerte y passión como nosotros sabemos, por el cual nosostros bivimos y somos. Y aún oy en día está la muestra de los cuernos en Alexandría por una gran maravilla.

Capítulo XIV