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LLEGADO el tiempo de nuestra salida de Hierusalem, el Guardian concerto con Atala nuestro Turciman, y con otros Moros vezinos de Hierusalem, que nos llevassen hasta la ciudad de Damasco, que son ochenta leguas. Salimos con estos Moros en nuestros jumentos (porque en esta tierra los Christianos no andan acavallo) siete frayles de san Francisco, y seys peregrinos: los dos destos frayles yvan a la ciudad de Alepo, y otros tres yvan a Constantinopla: los otros dos, el padre Salerno y su compañero, que se llama fray Serafin, y un lego que se llamava Julian Español, nos venimos [38 v] juntos hasta Venecia, y Pedro Tudesco, y Nicolas Polaco de nacion.
Despedidos del Guardian, y tomada su bendición y abraçando aquellos benditos frayles, salieron hasta fuera de la ciudad acompañando nos muchos passos.
Salidos todos los que hemos dicho de Hierusalem, començamos a caminar, bolviendo a cada passo los ojos atras, mirando las sancta Ciudad, y aquellos benditos montes, Syon, Olivete, nos yvamos despidiendo dellos con harta tristeza, por apartarnos de tan sanctos lugares: y aviendo caminado como media legua la perdimos de vista. En esta media legua, vimos una Iglesia, que es en el lugar donde Hieremias mirando desde alli la Ciudad y llorando, compuso las lamentaciones.
Llegamos a dormir a una ciudad destruyda la mayor parte. Aqui aguardamos una Caravana de treynta y tres camellos de mercaderes Moros, porque todos fuessemos en compañia. Esta ciudad està tres leguas de Hierusalem. Aqui fue donde nuestra Señora perdio al niño Jesus, y de alli bolvio a la ciudad a buscarle, y le hallò en medio de los Doctores en el Templo, siendo de doze años. Passado lo que queda por esta [39 r] parte de Judea, prosiguiendo nuestro camino, entramos en la provincia de Samaria. Este dia hezimos noche en la Ciudad de Sichar, que los Moros por otro nombre le llaman Nablos. Aqui està el pozo donde hablò a la Samaritana, no le vide, porque entramos de noche: mi compañero que se avia quedado atras con parte de la compañia, me dixo que lo vido, y que no tenia agua. Estuvimos aquella noche dentro de la Ciudad, aunque no nos dieron posada, y dormimos en la calle en el suelo. Estuvimos el medio dia siguiente, y salimos en la tarde.
En esta ciudad de Sichar estuvo Christo nuestro Redemptor dos dias predicando, y convirtiendo los moradores della. Es muy graciosa, y fresquissima, serà de dos mil vezinos, y muy torreada. Està entre dos montes, que el uno se dize Garisim. Tiene un valle de huertas, y fuentes, de los hermosos que se pueden ver, donde ay mucha ortaliza y naranjos, y otros muchos arboles, y frutas. Quando yo vide de la otra parte desta ciudad (passando por este valle) tantas fuentes, hize cuenta que en aquel tiempo de la Samaritana, no las havria, por que no fuera tan lexos al pozo por agua. Aqui [39 v] abitò Jacob con sus hijos y ganados, y dio a Joseph por mejora una heredad, como lo dize la escriptura. Mostraron nos su casa en la dicha Ciudad. Toda esta comarca de Sichar, es fertilissima de pan y ganados, y todo lo necessario para la vida. Otro dia llegamos a la ciudad de Sebaste, que es la cabeça del Reyno y Provincia de Samaria, y assi se llamava la ciudad en otro tiempo: agora està destruyda, aunque ay algunos edificios que muestran bien su grandeza antigua. Ay una Iglesia de piedra, las dos partes de ella estan caydas, y lo que esta en pie, tan bien labrado como quanto ay en Roma. En el altar desta Iglesia, dizen ser donde fue degollado sant Juan Baptista, por mandado del Rey Herodes. Es de considerar ver esta ciudad donde residieron tantos Reyes, tan destruyda, que apenas ay cincuenta casas, y esto se vee por toda esta tierra de Palestina: que passamos por ciudades que fueron muy grandes, y no vemos sino piedras, y algunos paredones. Bien se parece ser la voluntad de Dios que esten destruydas por los pecados de aquel tiempo. Aqui se nos dixo que la compañia de los camellos que con nosotros venia quedandose muy atras, la robaron Alarabes: si fue ver-[40 r]dad o no, alomenos nunca mas la vimos: dimos gracias a Dios por haver escapado dellos.
Passada esta provincia de Samaria que sera diez leguas de travessia. Entramos en la provincia de Galilea. De la sanctidad della basta dezir, que Christo nuestro Redemptor la passeo muchas vezes, y en ella hizo las maravillas que en los Coronistas sagrados leemos. A cinco leguas dentro en la dicha provincia, està una Iglesia cayda (entre ciertos moradores que hazen una pequeña aldea) que se llama Janim, donde sanò Christo a diez leprosos. Tres leguas mas adelante, vemos quatro montes muy preciossos, el uno es el monte Carmelo, que està a la parte del Poniente de nuestro camino cerca del mar Mediterraneo, el otro es Hermon, este està a la parte del Levante, y junto a el està la ciudad de Naym, adonde Christo resuscito al hijo de la biuda, agora es una pequeña villa, passamos della como una legua. El otro monte es donde està la bendita ciudad de Nazareth, adonde vino el Angel sant Gabriel a saludar a nuestra Señora, y donde encarnò el hijo de Dios: no subimos al lugar, aunque estava cerca, porque nuestros Moros no nos de-[40 v]xaron: vimos blanquear las ruynas de los edificios. La dichosa casa que en esta ciudad estava, donde la Virgen concibio al hijo de Dios: de dozientos años a esta parte, los Angeles la llevaron a Italia, al lugar que se llama Loreto, aviendo estado en otros dos lugares.
Ha hecho y haze tantos milagros en esta bendita casa, que falta lugar en la Iglesia donde ponerlos, demas de muchos libros que estan llenos.
Ay tanta riqueza de Oro y Plata y ornamentos de ofrendas que han hecho Papas, y Reyes, y Principes, que no ay Iglesia en el mundo que le lleve ventaja. Esta camara angelical, cercaron los Papas con una hermosa Iglesia que la tiene en medio, las paredes defuera desta sancta camara, estan cubiertas de marmol labrado de hermosas figuras, donde està la vida de la virgen nuestra Señora. De parte de dentro estan descubiertas las piedras y ladrillos mas agradables (aunque tan antiguos) que todas las piedras preciosas del mundo, pues creemos que fueron tocadas de Christo nuestro Redemptor y su sanctissima madre millares de vezes. Ay un altar en medio desta camara angelical donde dezimos missa que [41 r] divide a una parte la chimenea donde la virgen guisava su ordinaria comida: esta dichosa chimenea està cubierta de plata y otras riquezas.
Junto a esta sancta Iglesia està un sumptoso colegio de la Compañia de Jesus, de muchas naciones. Esta sancta casa es muy frequentada de mucha gente que de toda la Christiandad va en Romeria.
Desta bendita ciudad de Nazareth salio la virgen preñada, acompañada de su santissimo esposo Joseph, a escrevirse en la ciudad de Bethlem, por el edito y mandato general de Cesar Augusto Emperador, por ser esta su ciudad, como decendientes de la generacion Real de David, y alli pario a su unigenito hijo, y del eterno padre. Avra de camino desde Nazareth a Bethlem treynta leguas poco mas o menos.
El otro monte es Tabor. Llegados al pie deste sancto monte, vemos dos edificios caydos, uno al principio del monte, y el otro en lo alto donde estuvo Christo con sus discipulos sant Pedro y sant Juan, y Sanctiago, y se transfigurò delante dellos, y de Moyses y Helias. Alli se oyò la boz del padre eterno diziendo. Hic est filius meus dilectus.
Este monte demas de la sanctidad que tiene [41 v] (por aver Christo mostrado se alli glorioso, y aver le alumbrado con sus rayos de gloria) es muy hermoso en su postura, alto, redondo, y apartado de otros montes, que parece que fue puesto a mano en aquellos llanos. Prosiguiendo nuestro camino llevando siempre el rostro hazia el Norte, llegamos al mar de Galilea, que tambien se dize de Tiberiades. Hase de entender, que aunque se llame mar, no lo es, ni tiene que ver con el: porque es agua dulce, y està mas de doze leguas apartada del mar Mediterraneo.
En este mar, o lago hizo Dios millares de maravillas. Aqui estavan pescando sant Pedro, y sant Andrès: y en otro barco sant Juan, y Sanctiago, quando Christo los llamò que le siguiessen, y que el los haria pescadores de hombres, y dexando sus redes le siguieron. A la ribera deste lago estan muchas poblaciones, que fueron en otro tiempo ciudades principales, entre ellas Capharnaum, y Corozaim, y Bethsayda: al presente no ay mas de sus ruynas. Junto a este lago, hizo nuestro Señor el milagro con los cinco panes y dos peces.
Por este dichoso lago, anduvo sobre sus aguas, y navegò Christo nuestro Redem-[42 r]ptor muchas vezes. Aqui se manifestò a sus discipulos despues de su resurrecion.
Este lago serà de cinco leguas poco mas o menos, y de ancho poco mas de dos. Es el agua del Rio Jordan, que entra en el, y sale corriendo casi quarenta leguas, hasta el mar muerto adonde se queda y no sale mas.
A la ribera del ay muchas y hermosas fuentes. Posamos la noche y tarde que llegamos junto a este lago, en Bethsayda, tierra y patria de los Apostoles sant Pedro, y sant Andres, y sant Philipe. Dionos mucho gusto esta posada, y hazer noche en ella, donde tantas vezes estuvo Christo nuestro Redemptor. Es agora una villeta de menos de cien vezinos. Toda la comarca es de las hermosas que ay en el mundo, y muy fertil, de ganados, y frutas, y palmas. Comimos pescado deste lago, el qual nos supo muy bien, por ser de donde algunas vezes lo comio nuestro Redemptor, y por ser bonissimo, y por la devocion con que lo comimos, y por la hambre que llevavamos. Otro dia haviendo madrugado mucho, caminamos por montañas bien asperas: llegamos antes del medio dia, al bendito Rio Jordan, que aunque no fue por esta parte el baptismo de Christo nuestro Dios, [42 v] por ser el mesmo Rio, fue grande el alegria y devocion que nos dio su vista. Apeamonos todos (aunque a desplazer de los Moros) y llegamos con grande ansia al agua, y beviendo quanta se pudo bever, y lavandonos las cabeças, y rostro, y manos, parecia que desseavamos convertirnos en peces, por no salir de aquella bendita agua. El Rio va por aqui angosto, y se puede vadear: el agua es Christalina, fresca y muy dulce. Passamos por una puente de piedra bien hecha. Quando passavamos por ella, miramos a la mano siniestra unas lagunas que se dizen las aguas Meronas, que son assi mesmo del Rio Jordan.
Este bendito Rio, nasce de dos fuentes que salen del monte Libano, la una se llama Jor, y la otra Dam, por manera que destas dos fuentes, toma el Rio este nombre. Estas fuentes dexamos a la mano siniestra quando fuymos de Damasco a Tiro, y a Sidon.
Passado el Jordan (por donde hemos dicho) entramos en tierra de Syria, que comunmente se dize Suria: en los tres dias siguientes llegamos a la ciudad de Damasco. En este camino no vimos cosa notable, mas de encontrar muchos señores, y cavalle-[43 r]ros Turcos, con mucha gente de apie y de a cavallo, y muchos camellos cargados de sus recamaras, y mugeres, y familias, que yvan al Cayro.
Aqui en este camino, me dio un lacayo Turco con un palo un buen golpe, no mas que por su passatiempo, y fuesse riendo el y sus compañeros.
El dia que entramos en Damasco y la tarde antes, vimos salir, y entrar en la ciudad, mas de mil camellos con provision y otras cargas para la Ciudad. Antes de llegar a esta ciudad quatro leguas la vimos. Descubrese muy bien por ser muy torreada, assentada al pie del monte Lybano.
Tiene una grandissima vega, donde se siembra en grande abundancia. Legua y media antes que entrassemos, passamos muchas huertas, y acequias, y fuentes, y mil frescuras. Entrados por la Ciudad anduvimos gran parte della primero que llegassemos a la posada, y fuymos a posar al Aduana: entramos a pie, porque no consienten los Turcos que los Christianos entren en sus pueblos cavalleros.
En todas las calles ay por lo menos una fuente. Es tan abundante de todo lo necessario, assi de cosas de comer, como de mer[43 v]caderias, sedas, brocados, lienços, telillas, que no ay mas que buscar.
Ay el mejor pan que yo jamas he comido, y frutas quantas ay en el mundo, y una que se dize Musa, es de muy buen sabor.
Esta ciudad serà de poblacion poco menos que Sevilla. Las casas por defuera, no son muy buenas, aunque ay muchas principales en lo de dentro. Ay (segun nos dixeron) quatrocientas mezquitas, todas bien edificadas con sus fuentes a las puertas donde se lavan para entrar a hazer su oracion. Vimos muchas por defuera, porque de dentro no podemos dar señas, porque costara la vida al que entrare en ellas, como està dicho.
En esta ciudad de Damasco estuvimos cinco dias, y los mas de los peregrinos enfermaron, porque dormiamos en el suelo, en un muy mal aposento: yo por la misericordia de Dios estuve siempre con salud.
Estava en Damasco en aquel tiempo, un cavallero Veneciano que se llamava Bernardo, por Consul de la Nacion de Italia, este nos dio de comer estos cinco dias muy regaladamente a todos los peregrinos sin interesse, que fue parte para reparar el daño que nos yva haziendo el no aver comido [44 r] desde Hierusalem otra cosa (los mas de los dias) sino pan y uvas, y agua, que aunque ay bien que comer, como no ay mesones para nosotros adonde se coma, se passa mal porque nuestra posada es en los establos, en compañia de Camellos y Bufalos. Con este cavallero, y un frayle Francisco muy buen religioso, que el Baxà Virrey y señor de la ciudad tenia en su casa por Ayo de sus hijos, del qual los fiava, y no de sus Turcos, y Moros: anduvimos muchas vezes la mayor parte de la ciudad passeandola por verla, y comprar cosas para nuestro camino.
Estos dias que alli estuvimos era una Pascua de los Moros, que toda la Ciudad estava regozijada, y durò tres dias. Un dia andando yo por una calle, donde avia mucha gente, andava un Genizaro Turco a cavallo corriendo por entre la gente, que era menester mucha destreza para no ser atropellado. Llevava desnudo un alfange, y venia borracho, y havia dado a un Moro una cuchillada que le abrio la cabeça: yo me escondi entre los Moros, y passò como un rayo: escapeme deste por buena diligencia: porque no ay duda, sino que gustara de dar otra tal cuchillada a un Christiano. Fuera [44 v] desto anduvimos muy seguros siempre por la Ciudad, mirando los regozijos de su Pascua. Digo de verdad, que juntando las cosas que esta ciudad tiene dentro, y de fuera, no deve nada a qualquiera de las mejores del mundo. Es abitada de Turcos, y Moros, y Judios, mercaderes, y muchas naciones de Christianos, que los mas son viandantes. Ay de todos los officios muy pulidos officiales, y de texer sedas estremadamente. Entramos en casa de un turco a ver como texia el mas hermoso brocado del mundo. Muy bien merece esta ciudad tener el nombre de cabeça de Syria como lo es, y siempre lo ha sido.
Lo que hay que ver de devocion en esta hermosa Ciudad es la casa de Ananias, discipulo de nuestro Redemptor, a donde le hablò y mandò que fuesse a buscar a sant Pablo, nuevamente convertido que estava orando, y le fue baptizar, y confortar. Mostraron nos el muro por donde los Christianos colgaron a san Pablo en una espuerta, y se escapò del Rey Areta que lo queria matar.
Mostraron nos una piedra en una plaça cercada con una rexa, que dezian, que de alli subio acavallo sant Jeorge quando fue [45 r] a matar la Sierpe: lo que vi y nos dixeron, esso escrivo.
Llegado el tiempo de nuestra partida el Consul Veneciano que nos regalò, nos concerto con unos Moros honrados y fieles, para llevarnos a la ciudad de Tripol, donde nos aviamos de embarcar, que es en la mesma tierra de Syria. Alcançamos en Damasco la fiesta de todos Sanctos, y este dia, y el de difuntos diximos missa en el aposento del Consul, estando defuera en el patio aguardando que acabassemos de dezirla, Moros, y Judios, y Turcos que venian a negociar sin perturbarnos, estando nosotros en este officio encerrados. Salimos de la ciudad seys peregrinos, y quatro frayles. Antes que saliessemos se trato del camino mas derecho para Tripol, y nos dixeron que por el monte Libano, por donde avia venido un gentil hombre Veneciano. Este nos aconsejò que no fuessemos por alli, porque avia muchos Alarabes ladrones, y estava el monte muy nevado, y assi dexamos de yr por aqui. Rodeando un poco de mas camino, llegamos como asta veynte y cinco leguas a nuestro mar Mediterraneo. Ribera de la mar vimos muchos lugares, y entre ellos a Tiro y Sidon. Passamos por Baruth, junto [45 v] a sus muy frescas huertas. Por este camino seran como quarenta y cinco leguas, desde Damasco a Tripol.
Es esta ribera de Syria excelente tierra, ay muy grandes montes, donde ay muchas y buenas heredades, y algunas de los Christianos Maronitas que moran en el monte Libano junto a Tripol. Ay por estos montes perdizes y otras caças. Por aqui ay muchos rios, y passages de aguas que decienden del monte Libano a este mar Mediterraneo.
Passando por esta ribera del mar, fuymos por un estrecho camino hecho en las peñas, llegamos a un rio, y pasamos le por una hermosa puente del tiempo de los Romanos. Alli estan dos losas con un gran letrero en latin, y otro en Arabigo, donde nombran a Marco Antonio, y Marco Aurelio Emperadores. Llamose el Rio del Can, por cierta fabula de los Gentiles, que dizen, que este can, o perro, que era de piedra, hablava a los desta tierra quando avia de aver guerra, o alguna novedad, y despues lo echaron en este rio. Yo lo vendo al precio que lo compre, crea cada uno lo que quisiere.
Este monte Libano que tantas vezes he-[46 r]mos nombrado, es muy grande, y atraviessa mucha tierra desde Damasco hasta el mar. Tiene muchos braços, y lo principal del va derecho a Tripol, y llega a dos leguas de la ciudad, y desde ella vimos muy bien la cumbre que toda estava nevada.
Deste monte se cortò la madera de Cedro para el templo de Salomon. Aqui ay muy buenas viñas, y es el vino muy bueno. Es merecedor este monte de dessear verle, por la memoria que del se haze tantas vezes en la divina escriptura. El dia que llegamos a esta ciudad de Tripol, havia llovido tanto, que impidio la salida de una grande nave, de que yvamos ya cassi desconfiados de alcançarla, y fue la causa, que el dia siguiente nos embarcamos en ella, que parece que Dios por su bondad nos la tenia guardada para nuestra buelta: que aunque avia otros navios que yvan a Constantinopla, y a otras partes de Italia, y Francia, esta nao era la que mejor nos estuvo, por venir derecha a Venecia. La ciudad de Tripol de Suria es muy buena, y de muy fuertes casas, su poblacion està en tres montezillos junto a la mar, aunque el puerto està media legua. Es fresquissima de aguas, y huertas, y naranjos, y limones, y palmas y todo lo de-[46 v]mas que de una tierra fertil se puede dezir. De mercaderias digo, que es la escala de medio mundo, assi del Poniente, como del Levante, hasta la India Oriental. En nuestra nave vinieron para yr a Venecia ocho, o nueve mercaderes Italianos que venian de la India, que son mas de dos mil leguas por tierra, passando quarenta dias por desiertos, segun nos contaron, y la mayor parte de llanos arenosos, donde ni agua, ni que comer se halla: y assi traen en camellos para estos dias su comida y bevida, y vienen muchas vezes mil camellos juntos en compañia.
Aqui en Tripol posamos peregrinos, y frayles, en una casa, que es como monasterio, donde estan de ordinario tres frayles Franciscos, puestos por el Guardian de Hierusalem, que son como Curas de los mercaderes que alli ay, Italianos.
Es abitada esta ciudad como las demas de Moros, y de Judios, y Turcos que son los señores.
El Guardian y su Compañero salieron con los que nos yvamos a embarcar, hasta que nos entramos en la mar: eramos de buelta siete peregrinos.
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