[5][7]



[/Fo.lviiij.v/]


Romances de
Illustres y coronadas mugeres
de fama notoria, assí Griegas
como Romanas, y de
otras naciones. Y
este primero es
de Hypo.

 

			  Hypo dueña, muger griega
			como cativada fuesse
			[de] marineros cossarios,
			y tan linda pareciesse
/Fo.lx.r/		que para su enamorada
[Mal			cada uno la quisiesse,
numerado] 		determinaron entre ellos,
			porque no se compitiesse
			sobrello, que buenamente
			esta orden se siguiesse,
			de echar suertes entre todos
			y a aquél que le cupiesse
			se la llevasse por drecho
			con ella holgasse y durmiesse.
			Y como aqueste concierto
			ya por obra se pusiesse,
			y la animosa Hypo
			claramente lo supiesse,
			para que su castidad
			al vicio no se rindiesse
			echosse dentro en la mar
			sin que ninguno lo viesse.
			Estando ellos sorteando
			como el golpe se sintiesse
			corrieron para ayudalle
			y en ello nada pudiesse,
			dexaron el cuerpo muerto
			que por la mar anduviesse.
			¡O castidad expugnable!
			si alguna te conociesse
			como esta te conoció,
			yo sé que no te perdiesse.
			No digo que con matarse
[/Fo.lx.v/]		la muger se defendiesse,
			porqu'es loca defensión,
			sino que si no quisiesse
			ninguno la forçaría
			por gran poder que tuviesse.
			Quando la muerte en defensión
			desto alguno se la diesse,
			se le dezir que de Christo
			el gualardón rescibiesse.

 


Romance de
Timbria.

			  Timbria, muger romana,
			moça de muy poca hedad,
			teniendo su madre presa
			ya de mucha ancianidad,
			siendo a muerte condenada
			por no usar de crueldad,
			del juez fue al carcelero
			mandado, en reguridad,
			que de hambre la dexasse
			morir, porqu'en la ciudad
			su marido havía tenido
			cargos de gran magestad.
			La Timbria hija en sabello
			criando de gran beldad
			un hijo casi de un año,
			fuese con sagacidad
/Fo.lxj.r/		a rogar al carcelero
[Mal			que su madre, por bondad,
numerado]		la dexasse entrar a ver.
			Él, ussando de piedad
			dexóla entrar muchas vezes,
			y siendo sin quantidad,
			y la vieja vivía tanto.
			El juez con brevedad
			al carcelero mandó
			que viesse esta novedad.
			Acechando vido a Timbria
			que usava de charidad
			dando la teta a su madre.
			Y en ver esta estrañedad
			al juez se lo fue a dezir.
			Y él, por magnaminidad
			a la vieja dió por libre
			y la puso en libertad.
			Y a Timbria le hizo mercedes,
			y por más solemnidad
			dos estatuas a las dos
			mandó hazer de auctoridad
			señalando el caso heróyco
			para más antigüedad.

 


Romance de
Emilia.

			  Emilia, dueña romana,
			muger del gran Cipión,
[/Fo.lxj.v/]		por ser sagaz, noble, y casta
			y de mucha discreción,
			sabiendo que su marido
			con gran dissimulación,
			con una esclava se echava
			de muy poca estimación,
			siempre lo dissimuló
			sin mostrar perturbación,
			que al marido ni a ninguno
			hizo dello relación,
			porque la cipiana honra
			no recibiesse baldón,
			y que dixessen que un hombre
			de tanta veneración
			que havía vencido reyes,
			y era en su propia nasción
			tenido por valeroso,
			sometía su coraçón
			a su mesma esclava, suzia,
			bárbara de condición.
			Después del marido muerto
			con discreta ordenación
			llamó la esclava, y le dixo:
			"Si tú sigues mi intención
			te doy por libre, y dotarte
			quiero como es de razón.
			Sólo que tengas secreto
			lo que passaste en Cipión,
			porque no diffames hija
/Fo.lxij.r/		un tan notable varón."
			Prometióselo la esclava
			y ella dióle el gualardón.

 


Romance de
Sophonisba.

			  Ricas bodas Macenisa
			con Sophonisba hazía,
			para cumplir la palabra
			la qual dada le tenía,
			de no entregalla a romanos
			como ella se temía.
			Dello enojado Cipión
			esta carta le escrivía:
			"No pensé yo, Macenisa,
			que andando en mi compañía
			en vencer al rey Siphar
			te cases el propio día
			con la muger del vencido,
			lo qual muy mal me parescía.
			Dexa estar a Sophonisba
			qu'ella no te convenía,
			restitúyela al Senado
			por cativa tuya y mía."
			O¥do por Macenisa
			lo que la carta dezía,
			con dolorosos sospiros
			qué hazerse no sabía,
			por salvar a su muger
[/Fo.lxij.v/]		que más que a sí la quería.
			Perdida toda esperança
			un grave medio escogía,
			tomó un vaso con veneno
			ya Sophonisba lo embía,
			embiándole ha dezir
			cómo ella ya entendía
			qu'en amor y voluntad
			la promesa mantenía,
			pero aquesto le estorbavan
			principales de valía,
			y qu'en no complir aquesta
			la segunda le cumplía
			por no ser cativa en Roma
			biva como aborrecía.
			O¥do por Sophonisba
			el recaudo que venía,
			sin alterar su semblante
			deste modo respondía:
			"El don de mi matrimonio
			muy contenta rescibía,
			pues creo que mi marido
			dallo mejor no podía,
			por lo qual más cruda muerte
			que no aquesta merecía."
			Y con el rostro sereno
			el veneno se bevía,
			y a sus fatigas y lloros
			dio despacho en aquel día.
/Folxiij.r/

 


Romance de las Theotónicas
y Limbras.

			  Theotónicos, y limbros
			muy gran hueste han concertado
			a destruyr van a Roma
			con intento acelerado.
			Sabido por los romanos
			un exército han juntado,
			con el qual fue contra ellos
			el cónsul Maulio llamado,
			y Cipión un procónsul
			capitán espirmentado.
			Y por estar estos dos
			uno del otro enojado,
			cada qual va por su parte.
			En fin que huvieron llegado
			a vista de los contrarios
			cerca se han aposentado,
			los quales como tenían
			gran poder en qualquier lado,
			vinieron luego sobrellos,
			los romanos han llorado,
			porque todos fueron muertos,
			el campo desbaratado,
			donde ochenta mil heridos
			en número se han hallado,
			que para llevar la nueva
			sólos diez han escapado.
[/Fo.lxiij.v/]		El pueblo romano desto
			quedó atónito espantado,
			embiaron contra ellos
			a Mario, cónsul preciado
			con gran gente, y en batalla
			los bárbaros a estragado,
			mató dozientos mil dellos,
			y ochenta mil ha tomado
			bivos por sus prisioneros.
			Y aqueste caso passado
			las mugeres destos muertos
			un recaudo han embiado,
			en el qual con grandes ruegos
			al cónsul han suplicado
			que todas las lleve a Roma
			al casto templo llamado
			de la casta dea Veste,
			porque havían determinado
			guardar allí castidad,
			sirviendo muy de su grado
			a las vírgenes vestales
			en aquel templo cerrado.
			Pero su noble demanda
			les fue por Mario negado.
			Visto por estas mugeres
			a Mario determinado,
			temiendo ser desonradas
			de noche se han ahorcado,
			otras con ponçoña, fierro,
/Fo.lxiiij.r/		de la vida se han privado,
			que en el campo sola una
			biva no huvo quedado.

 


Romance de
Cloelia.

			  Situada tenía Roma
			el rey Porsena llamado,
			quando treguas por un tiempo
			con Tarquino a concertado,
			y en rehenes los romanos
			a Porsena han embiado
			muchas vírgines, y entrellas
			Cloelia, virgen de estado,
			las quales como estuviessen
			sueltas sin lugar forçado,
			una noche cabe Tyber
			la Cloelia de impensando
			vido un cavallo andar suelto
			muy manso por aquel prado,
			tomándolo subió en él
			con ánimo denodado,
			y a todas sus compañeras
			encima el cavallo a nado,
			por el río las passó
			a Roma las a tornado.
			Porsena a los senadores
			sus quexas les a embiado.
			Ellos en su consistorio
[/Fo.lxiiij.v/]		[ilegible]mamente han sentenciado
			d'embiar sola Cloelia
			quel insulto havía causado,
			acompañada de nobles
			a Porsena han entregado
			a Cloelia, y en vella
			quedó muy maravillado
			del esfuerço desta virgen,
			por do libertad le ha dado,
			y sin esso otras mercedes
			que pidiesse le a otorgado,
			la qual pidió los mochachos
			los que havía cativado.
			Concediósselos Porsena,
			con ellos a caminado
			azia Roma, y rescibida
			fue con gran triumpho y estado.

 


Romance de
Lehena.

			  De Lehena en este canto
			quiero contar sus loores,
			y es que como ella viesse
			a ciertos festeadores
			matar a Hyparco, mancebo
			hermoso como las flores,
			fue presa ellos y ella
			por los nobles regidores
			para qu'ella testiguasse
/Fo.lxv.r/		por sus puntos y tenores
			lo que havía visto, y muerte
			se diesse a los matadores.
			Como ella no otorgasse
			por buenos intercessores,
			viniéronle a dar tormentos
			para engendralle temores.
			Puesta delante el verdugo,
			y de los secutadores,
			tormentos graves, y tristes
			quiso acunsar sin fabores,
			y dar vida a los mancebos
			porqu'eran grandes señores,
			desta suerte, que la lengua
			con sus dientes cortadores
			se la cortó, con temer
			que sus sentidos ventores
			no dixessen lo que havía
			occultado con primores.
			De ver esto, la esperança
			que tenían los dotores
			perdieron, dando por libre
			a Lehena, y transgressores.
			Sola Lehena la opinión
			falsificó a los auctores,
			que dizen que las mugeres
			platicando a sus sabores
			sólo el que no saben callan,
			pues ésta supo, y dolores
[/Fo.lxv.v/]		rescibió por no dezir
			quién eran los malhechores.

 


Romance de
Penélope.

			  Penélope con Ulixes
			fue bien casada, y bivía
			regozijada y contenta
			por su buena compañía.
			Al cabo de pocos días
			quando a Ulixes más quería,
			para la guerra de Troya,
			qu'entonces se comovía,
			fue elegido capitán
			a quien pesado le havía
			por querer a su muger
			como ella merecía.
			Ulixes ydo a la guerra
			con toda su infantería,
			Penélope de muy casta
			muy baxamente vestía,
			y en su último palacio
			contino se retrahía.
			Pues passados bien diez años
			qu'el marido no venía,
			de grandes fue requestada,
			y ella a todos despedía.
			Ya que Troya sojuzgada
			quedó como convenía,
/Fo.lxvj.r/		con sus naves cada qual
			a su patria se venía,
			tomóles Fortuna a todos
			por el mar los esparzía,
			a do muertos fueron tantos
			quel cuento no se sabía,
			entre los quales creyeron
			Ulixes muerto sería,
			y la causa era porque
			no venía ni parescía.
			A respecto desto un rey
			a Penélope induzía
			que se casasse con él.
			Como a ella no plazía,
			porque a Ulixes siempre bivo
			lo tuvo en su fantasía,
			usó desta maña, y dixo:
			"Si a tí rey no desplazía
			que yo sea tu muger,
			esta merced te pedía,
			y es, que acabe de texer
			esta tela que texía,
			que después yo te prometo
			de ser tuya quanto mía."
			Hecho el pacto entre los dos,
			lo que texía de día,
			muy sagaz y diligente
			de noche lo deshazía.
			Con esta astucia en palabras
[/Fo.lxvj.v/]		al buen rey lo detenía,
			y Ulixes su marido
			vino con mucha alegría
			al cabo de veinte años
			qu'ella visto no le havía.

 


Romance de
Argia.

			  Argia reyna, muger
			de Polinice Greciano,
			sabiendo cómo era muerto
			en batalla por su hermano
			con muy gran hueste, y qu'estava
			sin enterrar en un llano,
			y que mandado tenía
			el infelice tyrano,
			que a ninguno no enterrasse
			por más mostrarse inhumano.
			Vistiósse en venir la noche
			de trage baxo, y villano,
			y con una lumbre occulta
			que tra¥a en la su mano
			fue al compo entre los muertos,
			buscava como el milano
			a su marido ya muerto,
			a su amor dulce y loçano
			para dalle sepultura
			al uso antiguo romano,
			tantos rodea de muertos
/Fo.lxvij.r/		que lo halló de polvo cano.
			Limpiándole está su rostro
			con su blanda y blanca mano,
			hablando estava con él
			como si estuviera sano:
			"¡O mi marido y señor,
			para mí muy fiel y humano!
			¿Quién hos ha quitado rey
			desta vida tan temprano?
			Besad y abraçadme amores
			qu'en besarme mucho gano."
			Después desto hiziera fuego,
			no perdiendo tiempo en vano
			quemó el cuerpo, y la ceniza
			con el corazón ufano,
			púsola en un vaso rico
			sin perder polvo ni grano,
			hízole hazer un sepulchro
			sumptuosíssimo, y galano.

 


Romance de
Yoles.

			  Yoles, hija de Eurico,
			rey de Etholia, tan nombrada,
			por el domador del mundo
			Hércules fue demandada,
			que por muger se la diessen,
			del padre le fue negada.
			Hércules de grande afrenta
[/Fo.lxvij.v/]		movióse guerra, tomada
			toda Etholia, y muerto Eurico
			de muerte muy desastrada,
			más por fuerça que por grado
			fue Yoles su desposada.
			Siendo esta dama entre todas
			muy hermosa y agraciada,
			siempre con Hércules tuvo
			l'affición dissimulada,
			codiciando que la muerte
			del padre fuesse vengada.
			Y viendo que no podía
			hazello a fuerça de espada,
			con sus caricias de amor
			sin regla desarreglada,
			tan señora d'él se hizo
			que no le era denegada
			cosa qu'ella pidiesse
			o que le fuesse mandada.
			Con las armas del amor
			veréys cómo fue pagada,
			y es que un día estando juntos
			de fiesta regozijada
			entre damas y galanes
			con boz dulce y mesurada,
			díxole: "Rey y señor
			Hércules si soy amada,
			de vos una gran merced
			pido que me sea otorgada.
/Fo.lxviij.r/		Primo que dexéys la maça
			con que la tierra es domada,
			y essa piel de que os cobrís
			de león Nemeo llamada,
			vestíhos de ropa preciada,
			y ponéos anillos de oro
			de mi mano delicada."
			Hércules por complazella
			no le quiso negar nada,
			después mandóle poner
			una gandaya cortada
			a la usança mugeril
			entre damas estimada,
			y con ella se assentasse
			do ella estava assentada,
			en el suelo entre mugeres
			encima de un almoada,
			y contasse patrañuelas
			de su vida ya passada,
			y junto con esto hilasse
			hilo de lana delgada,
			y qu'en la cinta tuviesse
			la rueca en lugar de espada.
			Hércules todo lo hizo,
			mirad qué cosa amenguada
			ver al que doma leones
			en figura afeminada,
			su muger de verlo assí
[/Fo.lxviij.v/]		contenta estuvo y saciada,
			más que si lo huviera muerto
			a muerte vil desonrada.

 


Romance de
Cleopatra.

			  Rogando está Cleopatra
			a Octaviano, rey nombrado
			que pues era Marco Antonio
			muerto vencido y llorado,
			le dé audiencia, porque quiere
			hablar con él en celado.
			Pero el rey como sabía
			el intento acelerado
			que Cleopatra tra¥a
			por respuesta le ha embiado
			que muy mal podrá engañar
			a quien della está avisado,
			y de su cuerpo haga plato
			al suzio desenfrenado,
			y que al cativerio esté
			proptamente aparejado,
			que para su triumpho en Roma
			por testigo será dado.
			La hermosa Cleopatra
			dello tan mal se a indignado,
			que messando sus cabellos
			a su casa se a tornado,
			despojosse sus vestidos
/Fo.lxviiij.r/		desnuda encima su estrado
			con dos sierpes venenosas
			que guardávase a abraçado,
			por los pechos a la triste
			a comer l'an empeçado.
			Desta suerte Cleopatra
			dio fin a su triste hado.

 


Romance de
Alcíone.

			  Alcíone, con pensamiento
			amoroso y solevado
			de pensar en su marido
			que lo tenía ausentado,
			de noche entre sueños, sueña
			qu'en la cama está a su lado,
			y lo abraçava y besava
			en sus braços ya finado,
			y que dezía: "Señor
			de mi alma más amado,
			¿quién hos mató a vos mi rey
			y a mí biva me ha dexado,
			dó es la nave que llevastes
			vuestra riqueza y estado?"
			Con estos colloquios tristes
			Alcíone se ha despertado,
			y llamando a su marido
			del lecho se ha levantado.
			A las bozes qu'ella dava
[/Fo.lxviiij.v/]	el palacio alborotado,
			a su estancia acuden todos
			y el ama que l'a criado,
			con lumbres achas y armas
			para ver lo que ha passado.
			Pregunta el ama: "Señora,
			¿quién es el que hos a enojado?"
			"¡Ama mía, o mis sirvientes
			llorad ya mi triste hado,
			porque mi marido es muerto
			vuestro rey señor honrado,
			qu'entre sueños yo l'e visto
			desnudo todo mojado!"
			Por mucho que le dezían
			que perdiesse tal cuydado,
			estremos grandes hazía,
			y llanto muy más doblado.
			Toda la nocha estuvieron
			los criados a su lado,
			y venida la mañana
			Alcíone se ataviado
			como viuda muy llorosa
			azia el puerto caminando,
			ya do s'embarcó el marido,
			allí llorando a empeçado
			de dezir: "Aquí fue donde
			mi marido me abraçado,
			y aquí junto a la marina
			me besó y fue embarcado."
/Fo.lxx.r/		Esto estando prossiguiendo
			y mirando el mar salado,
			vido un hombre muerto en él,
			ya que bien lo huvo mirado
			conoció ser su marido
			sobre el qual presto se a echado,
			no pudieron remedialla
			en las aguas a finado.

 


Romance de
Marcia.

			  Ganada estava Cartago,
			ya tode se destru¥a,
			sino aquel alcaçar fuerte
			que Asdrúbal lo defendía
			con fugitivos romanos
			y otra gente en compañía.
			Cipión de piedad
			embaxada les embía
			que se salga sano y libre
			el qu'en Cartago bivía,
			excepto qualquier romano
			que fugitivo sería.
			La respuesta desta carta
			fue, que todo hombre quería
			morir antes que ser preso
			por Roma y su tyranía.
			Indignado Cipión
[/Fo.lxx.v./]	  	fuego mandar les ponía.
			Asdrúbal temiendo el fuego
			a Cipión se rendía,
			el qual le hizo assentar
			a sus pies en aquel día,
			porque lo pudiessen ver
			los fugitivos que havía,
			pero de los que quedavan
			ninguno darse quería.
			Y la muger de Asdrúbal
			qu'en l'alcaçar residía,
			visto como cada hora
			el fuego más se encendía,
			se vistió las más hermosas
			ropas que allí haver podía,
			púsose a una ventana
			de donde a Cipión ve¥a,
			y con boz muy dolorosa
			estas palabras dezía:
			"Qué poco honor y vergüença
			Cipión en ti assistía,
			poniendo cerca de ti
			quien empacho no tenía,
			qu'es mi marido Asdrúbal
			traydor falso en demasía."
			Y bolviendo a su marido
			lo que se sigue añadía:
			"¡O mal andante traydor
			mayor qu'en el mundo havía,
/Fo.lxxj.r/		afrenta de hombres nobles,
			apocado y sin valía!
			Piensa bien traydor nerando
			y tu loca fantasía
			qu'este fuego que aquí ves
			privará la vida mía,
			pero tú covarde yrás,
			y atado te llevaría
			aqueste cruel romano
			para el triumpho y su alegría."
			En esto tomó dos hijos
			mostrando su gran osadía,
			y a la vista de Cipión
			degollados los havía,
			diziendo aquestas palabras
			con gran dolor que sintía:
			"Libres hos engendré, hijos,
			cativos no's dexaría.
			Hago gracias a los dioses,
			qu'el ánimo y el esfuerço
			de que el padre carescía
			lo transfirieron en mí
			pues él ya no lo tenía
			para poder libertar
			vuestra persona y la mía."
			Y abraçada con sus hijos
			sin temor de lo que vía
			se echó en medio de aquel fuego
[/Fo.lxxj.v/]		donde más rezio ardía.

 

Fin.

 


Romance de
Lucrecia.

			  Herida estava Lucrecia
			de mortal llaga affligida,
			la daga tiene en las manos
			y por sus pechos metida,
			porque ella misma se dio
			en su cuerpo aquella herida.
			Hablando está con Tarquino
			con boz flaca decahída:
			"¡O tirano rey traydor
			de Roma tan noblecida!
			Acogite yo en mi casa
			con voluntad no fingida,
			pero la tuya cruel
			de trayción vino vestida,
			pues estando descuydada
			en mi cama retra¥da
			me viniste allí a forçar,
			yo negando tu partida
			de muerte me amenazaste,
			y a que fuesse fenecida
			matarías un esclavo
			de quien era yo servida,
			puesto desnudo en mi lecho
/Fo.lxxij.r/]		por Roma fama crecida
			dixistes que sembrarías
			que con él fui rebolvida.
			Yo por temer tal desonra
			hize cosa no devida
			que gozaste de mi cuerpo,
			tu intención fue ya cumplida,
			la mía se cumple agora
			con esta sangre vertida.
			Cuerpo, pues tú lo causaste
			paga tienes merecida.
			Mira que si mueres, biva
			queda tu causa esculpida.
			¡O romanas, o matronas!
			no miréys mi gran cahída,
			sino el exemplo que dexo
			por la culpa cometida."
			Estas palabras diziendo
			acabóssele la vida.

 

Fin.

 


Aquí acaban todos los
Romances de las coronadas
e illustres
mugeres.

[/Fo.lxxij.v/]

[5][7]