Juanis, un nigromante navarro de Bargota (estudió en Salamanca para ser clérigo y aprendió también magia en la cueva de esta ciudad) que podía trasladarse de un lugar a otro montado en una nube y envuelto en una capa mágica, tuvo un encuentro con el mismísimo diablo. Un día, camino de Logroño, lo alcanzó un joven desconocido extranjero que le ofreció ser inmensamente rico. Para ello, solo debía firmar un pergamino con su sangre y entregarle su alma a la hora de su muerte. El clérigo se negó, alegando que su alma era de Dios, y lo desenmascaró como el demonio. Satanás intentó estrangularlo, pero Juanis dio un salto y proyecto su sombra sobre él. El diablo la agarró y despareció. De este modo, Juanis vivió sin sombra desde ese momento.

Llama poderosamente la atención en esta leyenda que Juanis, calificándose como nigromante, no tuvieran ningún trato con el diablo y rechazara tan abiertamente el pacto. El hecho de quedarse sin sombra resulta significativo y es sintomático de algún tipo de relación entre este personaje y el demonio. Puede que el intento de arrebatar el alma al clérigo viniera motivado por un contacto anterior entre ambos en la mencionada cueva de Salamanca.