Un cura, en uno de sus sermones, mencionó a las brujas y amenazó con hacer desaparecer a cualquier espíritu maligno del pueblo. Esa misma noche sufrió la venganza de esas mujeres, pues no pudo dormir, fue expulsado de la cama a escobazos y estuvo durante horas en el suelo, pasando frío, sin poder volver a la cama; hasta que el sacristán fue a llamarlo porque estaba faltando a la misa. A partir de ese momento, el sacerdote no se atrevió a mentar a las brujas nuevamente en sus sermones.

La venganza de las brujas es un motivo común en esta clase de relatos populares, pues estas mujeres no consienten las afrentas y tienen por costumbre castigar a quien las molesta. Eso sí, como vemos, su venganza no pasa en esta ocasión de la mera molestia o la agresión leve, lo cual da un carácter jocoso al cuento.