Diego de Torres y Villarroel
Extracto de los pronósticos del Gran Picator de Salamanca, desde el año de 1725 hasta el de 1753.
Libro de pronósticos
1795
Madrid, Imprenta de la viuda de Ibarra
Brujas
Bruja
En "Las brujas del campo de Barahona, pronóstico que sirvió para el año de 1731", el autor/narrador camina con un capellán y con un médico. Cuando finaliza su conversación sobre los astrólogos, son sorprendidos (y eso que se estaba desacreditando la veracidad de esta rama de la magia culta) por una caterva de brujas que vuelan por la zona y que toman tierra para celebrar su aquelarre con la presidencia del macho cabrío. Estas brujas, durante el baile que tiene lugar en el conventículo realizan una serie de pronósticos, a imitación de los astrólogos (todos son una sarta de sinsentidos) y el autor toma nota para, posteriormente, escribir y editar esos pronósticos.
Son de gran interés las descripciones de las brujas de Barahona, decrépitas mujeres desnudas que adoran al demonio. Más que féminas aterradoras, vemos a unos fantoches que pueden producir repulsión, pero no miedo. Las brujas se conciben como mujeres viejas y horribles, monstruos femeninos que se caracterizan por un comportamiento ridículo consistente en bailes y cantos, actos carnales torpes y ósculos infames. Todo ello aderezado con tratos diabólicos y vuelos nocturnos. La visión presente en el texto es simplista, bebe de los tópicos existentes y los degrada al máximo, con el fin de poner en tela de juicio una creencia que los intelectuales no son capaces de concebir en el siglo XVIII.