Zaragoza, Pedro Escuer ("Novelas amorosas y ejemplares, primera parte)
Lucrecia
Hechicera mediterranea
Lucrecia es una hechicera que utiliza sus conocimientos mágicos solo en su propio beneficio. Es una grandísima mágica, pero esto solo se desvela cuando se encapricha del enamorado de su amiga doña Juana. Lucrecia es una mujer de mediana edad, que conserva su belleza y usa hechizos para granjearse amantes. Consigue, de hecho, controlar tanto la voluntad de don Fernando, su nueva adquisición, que logra sacarlo de casa cuando ella lo desea, dejando a doña Juana sola, se encuentre en la circunstancia que se encuentre.
Durante un tiempo, don Fernando, ya separado definitivamente de doña Juana, será libre, pero Lucrecia volverá a la carga cuando don Fernando se case con doña Clara, hasta que consiga que huya con ella a Sevilla, abandonando a su esposa e hijas.
Finalmente, Clara se infiltrará como sirvienta en casa de Lucrecia, y logrará hallar el mecanismo que tiene a su marido recluido y sin sentido, en el que participa, por ejemplo, un gallo con anteojos.
Lucrecia, desesperada por el hallazgo de su hechizo y por el hecho de no tener ya bajo control a Fernando, realiza un último acto mágico maléfico, arrojando al fuego un muñeco de cera que simboliza a su amante. Después de esto ella se suicida, y a los pocos días fallece también Fernando, víctima de tales acciones "venéficas".
Lucrecia es una hechicera mediterránea en tanto no ejerce un oficio, sino que posee unos vastos conocimientos mágicos que usa de forma ocasional para su beneficio. Cuadraría con aquellas mujeres que se pueden encontrar en los "Idilios" de Teócrito o las "Bucólicas" de Virgilio.