Francisco de Rojas Zorrilla
Los encantos de Medea
Comedia mitológica / Comedia de magia
1645
Madrid, Imprenta de Francisco Martínez, a costa de Pedro Coello.
Medea
Hechicera mediterranea
Rojas Zorrilla toma la archiconocida historia de Jasón y Medea y, de alguna manera, la versiona, añadiendo nuevos detalles y aventuras a la trama, que la acercan al público de la época y la dotan de una mayor espectacularidad. Hallamos tres importantes hechos. En primer lugar, Medea secuestra a Jasón y su criado, el gracioso Mosquete, y los transporta por los aires hasta su palacio. En segundo lugar, sabemos que esta terrible hechicera ha transformado a la madre de Jasón, la reina, dándole su misma apariencia, y la ha dejado en su lugar, en las mazmorras del castillo, de modo que el rey, padre de Jasón, la ajusticia pensando que es Medea, a quien se acusa del asesinato del monarca Pelias. En tercer lugar, asistimos a una ofrenda de amor que la mágica dispensa a su amado. Le entrega un anillo que lo protegerá de los poderes mágicas que ella posee. Así, cuando él escapa, ella no puede vengarse, mas ahí no termina todo, sino que comienza. En un despliegue escenográfico considerable, Medea vuela o se torna invisible con el fin de arrebatar a Jasón el anillo (cuando este ya ha regresado a su palacio), o de impedir el casamiento de este con Creúsa. Finalmente, ella se hace pasar por Creúsa, adoptando su imagen, y así se marcha con el héroe a sus dominios, donde incendiará el castillo, acabando con todos excepto con su amado y sus retoños. A estos últimos los ha reservado para asesinarlos delante de su padre. Después escapa sobre un dragón.
Seguimos en la misma estela de las Circe y Medea calderonianas, pero en este caso, la hechicera alcanza la cúspide del poder, pues se incluye, por ejemplo, la invisibilidad, o esa capacidad de mutar la propia forma, que excede a aquella que consistía simplemente en metamorfosear a los hombres en animales.