En esta comedia presenciamos el capítulo inicial de la relación amorosa entre Jasón y Medea. Esta mágica se enamora perdidamente del griego, tal y como sabemos por la tradición griega, y utiliza sus poderes no para rendir la voluntad del griego (pues ni Circe ni Medea logran usar sus conocimientos ocultistas para lograr el amor), sino para asistirlo, convertirse en su auxiliar e ir ganándose así su confianza. Medea ayuda de manera impagable a Jasón durante el proceso de consecución del vellocino. Este amable y desprendido (aunque en el fondo interesado) comportamiento de la bella joven encadena al griego, que cierra una especie de trato con ella, ya que jura hacerla su esposa. Las letras clásicas nos desvelan la totalidad de la historia entre estos dos amantes, pero Lope cierra su pieza tras el éxito de Jasón al conseguir el anhelado tesoro y la huida de ambos.

No se resaltan en esta obra los elementos más siniestros del carácter de Medea, capaz de asesinar a su propio hermano en la huida; ni su afán de venganza cuando Jasón decide abandonarla para casarse con otra mujer. A Lope parece interesarle más Medea como resorte dramático para el espectáculo que como actante femenino complejo y digno de ser recreado.