Madrid, en casa de la viuda de Alonso Martín, a costa de Aonso Pérez.
Circe
Hechicera mediterranea
Lope de Vega comienza exponiendo cómo llegan Ulises y sus hombres a la isla de Ea y también explica los antecedentes de Circe, los cuales no la sitúan en muy buen lugar, pues asesinó al rey, su esposo, con venenos y el sol la encubrió. De ahí que haya podido completar su matriarcado, puesto que ha eliminado al hombre que podía estar por encima de ella.
Posteriormente, se detiene en el episodio que tan bien conocemos gracias a "La Odisea", y nos presenta, ante todo a una Circe bellísima, de largos cabellos, rubia, piel blanca, dientes perfectos, ojos verdes... Un físico que contrasta con su maquiavélico interior. Euríloco y sus acompañantes sufren la ira de la diosa, todos son transformados en varias clases de animales, pero Euríloco escapa y acude a buscar a Ulises, quien ruega a los dioses por su salvación y la de los suyos. Desciende entonces Mercurio y le entrega una hierba talismánica.
Así provisto se dirige al palacio de Circe, la cual intenta atraerlo con sus armas de mujer y solo después de agotar todos sus recursos recurre a las artes mágicas, que nada podrán tampoco contra el héroe.
Ulises saca su espada y amenaza a la hechicera, pero ella le ruega y consigue aplacarlo, hasta que el amor lo vence.
Algún tiempo logra Circe retener a Ulises a su lado, pero el amor carnal no aparta de su mente a la esposa ausente y decide seguir su camino. La amante despechada lo intenta todo para retenerlo, pero nada pueden ni sus súplicas ni su ciencia, así que finalmente acepta la determinación del héroe e incluso le ayuda, dándole pautas para descender al inframundo. Tras tal viaje, regresa a la isla de Ea y ahí concluye el poema.
Lope sigue las directrices de "La Odisea", pero toma también datos de otros textos, como "Las metamorfosis" de Ovidio.
Como Lope dedica el poema únicamente al episodio de Circe y Ulises, puede añadir descripciones y detalles que engrandecen a la hechicera y la perfilan mucho más que las piezas griegas.