La judía Julia apenas aparece en la obra. Es un personaje muy secundario, pero los efectos de sus acciones sí poseen una gran relevancia. Hipólita la Ferraresa se enamora de Periandro y como desea eliminar a su principal oponente, Auristela, acude a Julia para que haga enfermar a la joven. Así sucede, pero junto a Auristela enferma también Periandro; de modo que Hipólita pide a la judía que neutralice el hechizo.
De Julia poco se nos dice, aparte de que es la mujer del judía Zabulón y de que es una de las más reputadas hechiceras de Roma. Además, por sus prácticas, sabemos que no tiene escrúpulos en realizar maleficios, pues, como es de suponer, unas cuantas monedas andan de por medio.
En este caso, aunque la hechicera étnica se observa con malo ojo, no recibe su merecido, pues al cumplir el encargo de una tercera persona, su responsabilidad se atenúa.