Celestina llega a una aldea en la que, al parecer, no abundan las alcahuetas (su oficio no está bien considerado) e inmediatamente es asaltado por varias féminas que desean su consejo y sus baratijas. Podemos decir que este personaje conserva su esencia hechiceril porque echa las habas y porque se mencionan algunas materiales tales como huesos o sogas, pero la pieza focaliza sobre todo en el consejo amoroso. Celestina habla del amor de un modo utilitario que mira solamente por el interés y bienestar de la mujer.

Celestina es ya un arquetipo que dos o tres pinceladas resulta totalmente reconocible. De ahí que se pueda hacer un uso continuo y aprovechable de este actante en el teatro breve.