Descripción
Extraemos historias brujeriles por orden de aparición en la relación:
1.- Una joven, María de Ximildegui, de la que Mongastón no aporta el nombre y simplemente dice que fue una bruja oriunda de Zugarramurdi, marchó a Francia con su padre, y allí una mujer la convenció para que la acompañara al campo; así la condujo al aquelarre y, situada delante del demonio, no pudieron finalmente forzarla para que renegara de la Virgen. Desde entonces, todos los brujos la perseguían, por miedo a que los delatara. Ella fue una bruja más durante un año y medio, haciendo lo mismo que el resto de integrantes de la secta, mas en ningún momento estuvo convencida de la autenticidad del diablo como dios al que adorar, y estaba recelosa. Un día, cuando fue a comulgar, no pudo ver la hostia consagrada, esto la dejó muy confusa, de modo que cayó gravemente enferma, y cuando estaba al borde de la muerte, el sacerdote le aconsejó decir el nombre de Jesús, de forma que se reconciliara con la religión católica; así volvió a ver la hostia, se recuperó de la enfermedad y nunca más volvió a ser acosada por las brujas y brujos.
Tras este suceso, regresó a su pueblo, Zugarramurdi, y allí comenzó una cadena de acusaciones, pues dijo haber visto en el aquelarre al que ella misma había acudido a una vecina de tal aldea: María de Iureteguía. Y tales cosas dijo a la muchacha que esta se vio obligada a confesar, no sin antes sufrir una serie de síntomas que hacían pensar que el diablo le ataba la lengua. A su vez, María de Iureteguía acusó a su tía, María Chipía, y así comenzaron las delaciones que condujeron al Auto de Fe de 1610.
Después de su confesión, María de Iureteguía fue constantemente perseguida por los demás brujos, que la acosaban de noche en su propia casa, en forma de animales, y la amenazaban. Solo ella podía verlos realmente, el resto de personas presentes no. Para vengarse de la bruja, los demás integrantes de la secta dañaron sus propiedades.
La protagonista de este historia fue, finalmente, reconciliada y pudo volver a su tierra tras el Auto de Fe.
Observaciones
Para comprender en toda su dimensión al personaje de la bruja hay que acudir a la relación de un proceso inquisitorial como la presente, para ver cómo se consolida a través de lo que se pueden considerar auténticos "cuentos de brujas", como los llamará Pedro de Valencia. No obstante, no podemos olvidar que los protagonistas de las narraciones aquí recogidas fueron personas de carne y hueso que sufrieron los rigores de la Inquisición.