Ars Magica
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Juan de Mongastón
Auto de Fe celebrado en la ciudad de Logroño en los días 6 y 7 de noviembre de 1610
Género
Relación de sucesos (archivos inquisitoriales)
Año edición / composición / representación
1611
Lugar / Librero / Editor
Logroño, Juan de Mongastón
Personaje Mágico
María de Ximildegui y María de Iureteguía
Tipología
Bruja
Descripción
Extraemos historias brujeriles por orden de aparición en la relación: 1.- Una joven, María de Ximildegui, de la que Mongastón no aporta el nombre y simplemente dice que fue una bruja oriunda de Zugarramurdi, marchó a Francia con su padre, y allí una mujer la convenció para que la acompañara al campo; así la condujo al aquelarre y, situada delante del demonio, no pudieron finalmente forzarla para que renegara de la Virgen. Desde entonces, todos los brujos la perseguían, por miedo a que los delatara. Ella fue una bruja más durante un año y medio, haciendo lo mismo que el resto de integrantes de la secta, mas en ningún momento estuvo convencida de la autenticidad del diablo como dios al que adorar, y estaba recelosa. Un día, cuando fue a comulgar, no pudo ver la hostia consagrada, esto la dejó muy confusa, de modo que cayó gravemente enferma, y cuando estaba al borde de la muerte, el sacerdote le aconsejó decir el nombre de Jesús, de forma que se reconciliara con la religión católica; así volvió a ver la hostia, se recuperó de la enfermedad y nunca más volvió a ser acosada por las brujas y brujos. Tras este suceso, regresó a su pueblo, Zugarramurdi, y allí comenzó una cadena de acusaciones, pues dijo haber visto en el aquelarre al que ella misma había acudido a una vecina de tal aldea: María de Iureteguía. Y tales cosas dijo a la muchacha que esta se vio obligada a confesar, no sin antes sufrir una serie de síntomas que hacían pensar que el diablo le ataba la lengua. A su vez, María de Iureteguía acusó a su tía, María Chipía, y así comenzaron las delaciones que condujeron al Auto de Fe de 1610. Después de su confesión, María de Iureteguía fue constantemente perseguida por los demás brujos, que la acosaban de noche en su propia casa, en forma de animales, y la amenazaban. Solo ella podía verlos realmente, el resto de personas presentes no. Para vengarse de la bruja, los demás integrantes de la secta dañaron sus propiedades. La protagonista de este historia fue, finalmente, reconciliada y pudo volver a su tierra tras el Auto de Fe.
Observaciones
Para comprender en toda su dimensión al personaje de la bruja hay que acudir a la relación de un proceso inquisitorial como la presente, para ver cómo se consolida a través de lo que se pueden considerar auténticos "cuentos de brujas", como los llamará Pedro de Valencia. No obstante, no podemos olvidar que los protagonistas de las narraciones aquí recogidas fueron personas de carne y hueso que sufrieron los rigores de la Inquisición.
Luis de Fonseca (recoge y ordena los datos)
Relación summaria del Auto de la Fe que los Señores Doctor Alonso Bezerra Holguin, del ábito de Alncántara, Licenciado Ioan del Valle Alvarado, Licenciado Alonso de Salaçar Frías, Inquisidores Apostólicos en el Reyno de Navarra y su destricto, celebraron en la Ciudad de Logroño, en siete y ocho días del mes de Noviembre, de mil y seycientos y diez años.
Género
Relación de sucesos
Año edición / composición / representación
1611
Lugar / Librero / Editor
Burgos, Juan Bautista Varesio
Personaje Mágico
María de Iureteguía y María de Ximildegui
Tipología
Bruja
Descripción
La historia de María de Iureteguía es la más extensa, aunque no se presenta de forma completa y unitaria, como sucede en Mongastón, sino que se deja parte del final para más adelante. En este relato se habla primeramente de María de Ximildegui, bruja arrepentida que regresa de Francia a su pueblo natal, Zugarramurdi. Haciendo gala de cierta información que consiguió siendo bruja en el pasado, acusa a una amiga de la infancia, María de Iureteguía. Esta última no reconoce tal condición, pero tras extenderse la noticia de la acusación, confiesa por la presión que ejercen sobre ella sus familiares. Se centra después la narración en el momento en que, de noche, es guardada por los suyos en su casa para que los supuestos brujos compañeros suyos de secta no puedan llevársela al aquelarre. Ella cree verlos, aunque nadie más puede, y se resiste ante ellos, deseosa de volver a seno de la Iglesia. Por esto, tras este incidente, puede volver a ver la hostia consagrada, que por sus pecados se había vuelto invisible para ella.
Observaciones
Este relato, el más relevante del panfleto, posee un tono más neutro y menos melodramático y terrorífico que en el caso de Mongastón.
©Eva Lara Alberola (2012-2024)
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