Ars Magica
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Popular (de Ana Cristina Herreros)
La bruja gato (Aragón) (en "Libro de brujas españolas")
Género
Cuento maravilloso
Año edición / composición / representación
2009
Lugar / Librero / Editor
Madrid: Siruela
Personaje Mágico
Gato-bruja
Tipología
Bruja
Descripción
Una mujer que hila por las noches, cuando reina la tranquilidad en la casa, recibe habitualmente la visita de un gato que la mira fijamente, de manera que termina por quedar casi inmovilizada y no descansa en toda la noche. Por ello, pronto comienza a estar muy desmejorada y su marido se preocupa. Finalmente, el hombre logra que su esposa le cuente el suceso del gato y decide cambiarse por ella en una ocasión. Se disfraza de mujer y se aplica al huso hasta que llega el gato y le dice: "¿Con bigote e hilando? Eso es cosa de mujeres". A lo que él replica: "¿Gato y hablando? Eso es cosa de hombres". Así queda descubierta la bruja que aparecía en forma de animal, a la cual el marido tira una piedra a la cabeza, de forma que no regresa nunca más.
Observaciones
Encontramos aquí la típica metamorfosis de la bruja en gato y la facilidad que, en esta forma, muestra para colarse en las casas por cualquier resquicio para atormentar a los habitantes de la misma. Igualmente hallamos el tan explotado motivo de herir a un animal que finalmente resulta ser una bruja, por lo que es el humano, en consecuencia, quien sufre el daño. Encontramos leyendas similares en diferentes colecciones, fichamos una de ellas en otra entrada y añadimos en observaciones las variantes.
VV.AA
¿El hombre hilando? (Vizcaya), en Leyendas de brujas de la Euskal Herria fantástica
Género
Leyendas de tradición oral
Año edición / composición / representación
2010
Lugar / Librero / Editor
Libros del "Cuentamiedos"
Personaje Mágico
Gato-bruja
Tipología
Bruja
Descripción
En Lemoa, una mujer se quedaba por la noche hilando. En una ocasión, mientras estaba aplicada a su labor, un gato se presentó ante ella y se quedó observándola, de manera misteriosa, y bufando. Así se repitió la misma historia tres noches, por lo que la mujer resolvió contárselo a su marido, quien decidió quedarse hilando, vestido con las ropas de su esposa, para ver al gato. El felino no faltó a su cita, pero, extrañado ante el aspecto de la que se suponía hilandera, exclamó: "!¿El hombre hilando?!", a lo que él respondió: "¿El gato hablando?", y le lanzó la vara de la rueca, con la que le rompió una pata. Nunca volvieron, ni él ni su cónyuge, al gato, pero sí se vio en la aldea a una vieja cojeando, al día siguiente de tal episodio.
Observaciones
Hallamos nuevamente el motivo de la bruja herida en forma de animal. Existe una variante de este relato en "Leyendas navarras de brujas", pues esta historia es muy conocida en Navarra. Algo distinta se cuenta en Huitzi, donde se omite el gato y es directamente una bruja vieja y fea la que se cuela por la chimenea y pide a la hilandera tocino. El marido la sustituye una noche, como en la narración que hemos visto, y en lugar de dar tocino a la vieja, hace como si lo estuviera guisando para servírselo y, finalmente, se lo echa a la cara. A la mañana siguiente, una vecina aparece con la cara quemada y así se puede identificar a la bruja, quien ya no regresa a casa de la hilandera. También encontramos una variante en Arrate, en "Leyendas guipuzcoanas de brujas", de José Dueso. La única diferencia es que cuando el hombre va a atacar al gato se queda como paralizado, y el felino se transforma en tres chotas, que se marchan. En ese mismo libro, aparece otro relato similar, "La hilandera y el gato negro", en el que al final el hombre mata al gato y lo tira por la ventana, al día siguiente descubrirán que era una vecina bruja.
©Eva Lara Alberola (2012-2024)
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