Tomás Rodaja, el protagonista de la historia, al volver de su largo viaje, por Italia, Flandes, Amberes..., a Salamanca para terminar sus estudios, conoce a una dama que se enamora inmediatamente de él. Este joven está más interesado en sus libros que en las mujeres y tras rechazarla, ella busca otros medios para doblegar su voluntad. Aconsejado por una morisca, le da en un membrillo unos hechizos, que resultan un veneno mortal. De modo que cuando Tomás los ingiere enferma sin remedio. Explica quién le ha dado el membrillo ya la justicia va a prender a la dama, pero esta, en vista de los acontecimientos, ya ha puesto pies en polvorosa. Seis meses está Tomás en cama y cuando sana físicamente, se altera su cerebro y cree que está hecho de vidrio. Por tanto, la dama, respaldada por la morisca, causa el hecho que sirve como eje central de la novela, la locura del licenciado.

Hemos seleccionada la hechicera étnica como categoría en la que encuadrar a esta dama que se torna hechicera ocasional, no por ella misma, sino porque es aconsejada por una morisca, que sí queda claro en la novela que posee conocimientos mágicos. Luego la responsabilidad real del hechizo sería de la morisca, en la dama solo estaba la intención de enamorar, pero no la capacidad propia para hacerlo.

En el monte das Croas, en Pontevedra, una joven bellísima aparece ante un niño que guarda un rebaño. Pronto la dama establece contacto tanto con el pequeño, a quien en un momento dado ayuda a guardar el rebaño, como con su padre, al que revela un secreto que jamás podrá ser desvelado, so pena de recibir un castigo. A partir de ese momento, el hombre comienza a ser muy rico y nadar en la abundancia y la prosperidad, hasta que cae enfermo. Solo mejora cuando recibe la visita de la dama, aunque todo terminará mal porque su esposa lo apremia para que revele quién es esa señora, él se muestra reacio, pero ante tanta insistencia le cuenta a su mujer quién es la dama. A la mañana siguiente, el hombre aparece muerto, lleno de cardenales y magulladuras.

Esta dama, como en los relatos de fichas anteriores, encarna la doble cara del bien y el mal, por este último aspecto se la ha puesto en relación con la bruja. En estas damas podría haber, claro está, antecedentes folklóricos de la bruja, pues en este último personaje confluyen diferentes seres míticos.

Este cuento tiene un comienzo muy similar al de "La gata Cenicienta" de Giambattista Basile, puesto que encontramos a una niña huérfana de madre que intenta convencer a su padre para que se case con su maestra, que se porta muy bien con ella. El padre accede finalmente a la petición, aunque hubiera preferido no dar madrastra a su hija, por la mala fama de este arquetipo. Tras la boda, la madrastra aporta al matrimonio una hija, de modo que poco a poco la protagonista, Mariquita, va siendo degradada de rango en la casa, y termina por encargarse de las tareas del hogar. Un día Mariquita es enviada a lavar en el río las tripas de cerdo y escucha el llanto de un niño. Se acerca a la casa de la que salen los quejidos del bebé, y lo encuentra solo y con el pañal sucio, así que lo lava y lo asea. Al salir, halla a tres mujeres y, en vista de lo bien que ha actuado con el pequeño, recibe un don de cada una de ellas: echará monedas cada vez que abra las manos, tendrá el brillo de los rayos de sol en la cara, y las tripas de cerdo se lavarán sin que tenga que tocarlas. Al regresar a casa, su hermanastra muestra curiosidad por sus nuevos dones, mas Mariquita la engaña, y la joven no se porta como es debido con el bebé al que oye llorar desde el río. De esa manera, las tres mujeres la castigan: les saldrá un rabo en la frente, heces de las manos y las tripas del cerdo que tenía que lavar se pondrán negras. A continuación, volvemos al argumento conocido de "La Cenicienta": se convoca a las doncellas casaderas a un baile, Mariquita cose los vestidos de su madrastra y su hermanastra, pero ella no puede ir, aparición de una dama (no se dice que sea un hada), muchacha perfectamente ataviada para ir al baile, enamoramiento en el baile entre Mariquita y el príncipe, pérdida del zapato y el momento crucial de probarse el mismo. A partir de aquí, vemos que se integra el final de la versión de los hermanos Grimm, pues la madrastra pide a la hermanastra que se corte los dedos para que le quepa el pie en el zapato, pero será finalmente Mariquita quien pueda calzárselo. Tras la consabida boda, la madrastra y la hermanastra pasarán a fregar y coser, como justo pago a su comportamiento.

A medio camino entre las hadas y las magas, estas tres mujeres podrían representar a las figuras femeninas dadoras en unos momentos y castigadoras en otros. Muchos de estos seres están registrados en las mitologías del norte de España. La dama que se persona ante Mariquita con el fin de atender su petición y vestirla adecuadamente para el baile tampoco se cataloga como hada, y estaría en la misma línea de las tres mujeres que le otorgan sus dones, o incluso podría ser una de ellas.