[2r] Prólogo
Comiença el
libro de Boecio de la Consolación Philosofical
Porque el libro de Boecio de consolación es muy necessario a
recrear los ombres que son en tribulación e a exercitarlos a devoción e a entender
la alteza de los secretos divinales, por tanto algunos han fecho todo su poerío
de romançar el dicho libro a instructión de los que no saben sciencia, y entre
los otros ovo uno el qual lo enderesça al infante de Mallorca. E por quanto
en la dicha exposición havía algunos desfallimientos, especialmente porque el
dicho exponedor dexó del quinto libro la quarta e la quinta prosa y el tercero
y el quarto metros, y eso mesmo por quanto en el començamiento del dicho libro
no fuesse la hestoria de Theodoric ni la persecución de Boecio ni el título
del dicho libro ni eso mesmo en el dicho libro non oviese tabla y eso mesmo
dentro la obra oviese muchos otros fallimientos, por ende, en Bernat Juan, donzel,
habitador de la cibdad de Valencia, rogó a mí, Fray Antoni Ginebreda, de la
orden de los predicadores de Barcelona, que por quanto él avía grand affectión
de aver la dicha obra complida, que yo quisiese suplir los dichos desfallimientos
por que obra tan solemne no remaniese imperfecta.
E yo, queriendo obedeçer a sus rogarías, e por que la dicha
obra fuese en la perfectión escogida e debida, segund la flaqueza del mi engenio
he suplido segund que pude los dichos desfallimientos, rogando a aquéllos que
la dicha obra leerán, que si cosa fallaren de desfallimiento en ella, que benignamente
lo quieran corregir e pensar, ca los ombres son desfallientes. E si alguna cosa
de bien fallaren, que lo atribuyan a Dios, del qual proceden todos los bienes.
La historia de Theoderic, rey de los Godos
Por quanto el libro seguiente, el qual fizo el glorioso doctor Boecio, sea mejor entendido, como la mejor razón que el ombre ha de plañer su miseria es cómo sin culpa a ombre tribulación, e por tanto conviene aquí poner la hestoria de Theodoric, rey de los Godos, el qual por la su grand iniquidad fizo meter en prisión e después matar aqueste doctor. E por esto devedes saber que segund que recita Ferculfus, obispo de Saxonia, en el quinto libro de las sus hestorias, que después que Theodoric fue echado de Panonia con su padre Theodoro, él e sus gentes fueron a cercar tierra en que pudiesen estar. E por fuerça de armas subjuzgaron mucha gente, e fueron a passar con toda su hueste en una cibdad la qual es llamada Yllirich, en la qual se aturaron. Y entonce tenía el Imperio Oriental Zeno, el qual començó a reynar después de la passión de Jesucristo el año CCCC LXXVI. E aqueste Zeno, conosciendo la prosperidad e proeza de aqueste Theoderic, embióle mensajeros: que viniese a él de continente, e que le membrase so qué forma como un príncipe que era llamado Leo lo oviese tenido bien diez años preso, con quánta honor lo avía embiado a su padre. Pues Theoderic sin todo pavor vino a Roma y el Emperador reçibiólo muy graciosa e honradamente, e fízolo cónsul juge u ordinario de Roma. E aun <olituno que> delante la estatua del emperador fue fecha la su forma de ombre que cavalgava en su cavallo, la qual cosa era de muy gran [2v] honor.
En aquel tiempo, demientra Theoderic estuviese en la cibdad oviese grand abundancia de todos bienes; vínole nueva que la su gente que eran en la cibdad e región de Yllirich avía fretura, e deliberó que más le valía con afán e peligro de batallas cercar el comer que si estuviese en Roma en abundancia y en ociosidad por mucho de bien que oviese. E así bien, maguera que en este tiempo él aprendiese sciencia de Boecio e oviese grand provança del Imperio, aún más amó el fecho e peligro de las armas que los deleytes de Roma. E fuese pues al Emperador e díxole:
—Si bien por vuestra merced nós sirviendo a vós no ayamos menester de ninguna cosa, empero si será plazible a la vuestra piedad, oyeredes el deseo de mi coraçón.
Y entonçes ovo lugar de fablar secretamente con el Emperador como otras muchas vegadas lo ovo. E díxole:
—Las partes de Occidente, las quales en el tiempo passado eran regidas por los mis predecesores, e aquesta cibdad que es cabeça del mundo, ¿por qué ahora deyuso de la tyranía de los toralinches e de los royges es mal traída?
Aquestos toraliches e royges eran dos naciones de gentes por que entonçe por fuerça havía presa Ytalia e Hyspaña.
—Pues señor, yo vos ruego que me dexedes yr a mi gente e faredes dos bienes: lo primero que escusaredes la carga de las despensas que yo fago aquí, e lo segundo, sy Dios me ayuda en su gracia, será la fama de la vuestra merced mucho divulgada. Mucho más vale que yo, que só vassallo e fijo vuestro, si vitoria he, que sea Rey que no aqueste que es vuestro enemigo, que razonablemente possea la parte de la cibdad de Roma e del reino.
El Emperador, oýdas aquestas palabras, ovo gran desplazer del partimiento de Theodoric; empero por no le fazer desplazer otorgógelo e dióle grandes dones e riquezas, encomendándole al pueblo de Roma e los senadores. Entonçe Theodoric tomó gente del Emperador e salió de Roma e fuese a sus cavalleros e ombres de pie. E muy bravamente entró e prendió Panonia e Hyspaña. E después passó las montañas de Alpia e vínose cerca de Venecia. E allý acerca de una fuente que llamavan La Puente de Sora él se attendió con su hueste y estuvo allý por algunos días a recrearlos de la hueste e las bestias. E dende a pocos días su enemigo llamado Odoater llegó con grand hueste de ombres de armas e vino contra el dicho Theodoric e dieron batalla en los campos de Verona, en la qual Odoater fue muerto con toda su gente por Theodoric. Entonçe Theodoric hovo toda Ytalia e Roma, e por tal que él avía dos reynos púsose la corona e todas las señales reales. E queriendo aver paz con los franceses, tomó por muger la fija del rey de Francia, que llamavan Loys.
En este tiempo murió Zeno Emperador e rigió el imperio Anastasio el año de gracia Era CCCC XCII; en el qual tiempo florescía en Ytalia Boecio, ombre de grand nobleza e sciencia, el qual por defensión de la fe fizo muchos libros, así como aquél de la Trinidad, el qual enderesça a su suegro, que havía nombre Símacus Patricius. Y eso mesmo fizo quatro los quales enderesça a un cardenal de Roma llamado Juan. Y es de manera de fablar verdaderamente con propositiones affirmativas de la Santa Trinidad. Iten de la predestinación de las buenas criaturas por Dios Bueno. Iten uno de la fe cristiana. Iten de las dos naturas e un propósito en la persona de Jesucristo, en el qual confonde muy altamente los yerros de dos hereges, conviene a saber de Néstor e de Euticio.
Y en aqueste tiempo el dicho Theodoric amava e loava mucho al dicho Boecio. Mas por tal como el dicho Theodoric asý como traydor te[3r]nía Roma, dubdándose que los romanos le revelasen, fingía que los senadores escriviessen al Emperador contra él. E por quanto el principal era Boecio, impúsole crimen de lesa magestad. Y exulólo y embiólo en una cárcel a Pavía, en la qual tierra el dicho Boecio fizo los siguientes libros, en los quales demuestra que ni por buena fortuna nin por mala ninguno no deve desamparar justicia, después que Anastasio fue emperador insti[tuido] año CCCCC XX, el qual Emperador fue muy cathólico e fizo estatuto que en todo lugar do oviesse yglesias de herejes, que fuessen destroýdas e que aý fuessen fechas yglesias de cathólicos.
Agora Theodoric era un muy mal hereje de la heregía de Curi, que dezía que en la Santa Deydad non havía sinon una persona. E oyó el dicho Theodoric el estatuto del Emperador y embió mensajeros al Papa Iohan e al Collegio, que si ellos non fazían revocar el dicho estatuto, que él mataría todos los christianos de toda Ytalia. E por pavor de la maleza e crueldad de Theodoric, el Emperador revocó el dicho estatuto. Es verdad que por quanto los mensajeros non viniessen tan toste, cuydando Theodoric que estas fuessen mañas, hizo matar a Boecio. E después hizo prender al Papa Johan e hízolo morir en una cárcel. Símacus patricius a Rávena.
El año siguiente, por voluntad de Dios, soptuosamente murió el dicho Theodoric; de la muerte del qual reza Sant Gregorio en el quarto libro del Diálogo que en la hora de la su muerte un hermitaño que estava en la ysla de Liper vio al dicho Theodoric descinto e descalço e ligadas las manos, e que yva entre el Papa Johan e Símaco Patricio, los quales lo lançaron en volcán veyéndolo él, ca era una ysla cerca de aquélla.
Aquesto avemos primeramente aquí puesto por tal que todos aquéllos que leyeren la siguiente obra sepan quál fue la razón de la persecución de aqueste dotor; esso mismo por que las personas sabias aprendan a contradezir a la sensualidad como han afán. El título del libro es aqueste en latín:
Aquí se ponen los syete nombres
En aqueste título primeramente son puestos siete nombres del dicho Boecio, por los quales son entendidas las sus perogativas. E primeramente es llamado Avici, que quiere dezir «sin vicio» o «non vencido», como jamás ningund vicio no lo pudo vencer. Y el segundo nombre es Manly, el qual es cognomen, ca este doctor era de linaje de Manly, cavallero de Roma el qual se combatió con un cavallero francés muy valiente hombre el qual trahýa al cuello una corona que es llamada torques; y el dicho Manly venció al francés e tomóle la dicha corona e púsola a su cuello. E aun este Manly, como una vegada se hoviesse fecho un muy grand pozo dentro la cibdad de Roma, fue preguntado al dios Apolo qué quería dezir o significar aquel pozo. E fue respondido que si allí non se metía la más bella cosa que fuesse, que la cibdad se sumería. E los romanos, avido consejo, determinaron que hombre armado en su cavallo era la más bella cosa que hombre pudiese ver. Y entonce el dicho Manly dixo que él se devía lançar por las grandes noblezas que los suyos avían fecho en Roma, e que a él pertenescía, e armóse. E por quanto el cavallo dubdava, púsole en la cabeça un mantel de una noble dueña e saltó en el pozo, el qual luego en un punto fue tanquado. De aqueste linaje fue este doctor.
[3v] Y el tercero nombre de aqueste doctor es Severini, que quiere dezir «riguroso en justicia», como jamás ni por pavor ni por temor nin por plegarias ni por parientes ninguno no pudo hazer que él torciesse ni falliesse a justicia, y en cabo por defensión de aquesta justicia morió.
El quarto nombre del dicho doctor es el su nombre propio, que es Boecio, que quiere dezir en griego Boetres, y en latín quiere dezir «ayudador», por quanto la condición de aqueste doctor era de ayudar syempre a aquellos que injustamente eran perseguidos.
El quinto nombre era Cónsul, que quiere dezir que era fuerça del Consolado; esto por la ordenación de la cibdad de Roma, la qual cada año mudava los cónsules, e aquéllos que por tiempo lo avían seýdo eran por nobleza llamados cónsules.
El sexto nombre era Hordinario, el qual nombre era puesto a él por quanto muy a menudo havía avido él aquella dignidad, por quanto era ordenación de Roma que siempre fuese cónsul o senador un hombre del linaje de Manly por la razón de suso dicha.
El séptimo nombre avía Patricio; por aquesto era escogido de los emperadores assý como su padre para regirlos.
E devedes notar que por tal que la dicha obra fuesse más aplazible, el dicho doctor fizo que fuessen dos personas e que él fiziesse qüestión, e Philosofía respondiese. E por esto la dicha obra es partida en metros y en prosas y es partida en cinco libros.
En el primero metro tracta so quál forma Boecio llora su trabajo, e da seys razones de su llanto: la primera por quanto él avía acostumbrado de fazer deytados graciosos, e agora avíalos de fazer dolorosos en los primeros versos; la segunda razón, que solamente tristor era su compañía; la tercera, que aquello que havía aprendido quando era moço lo consolava; la quarta, que por la dicha tristor era envegescido; la quinta, que demientra que avía buen tiempo era cada día flaco e agora seyendo triste non podía morir; la sexta, que sus amigos que tanto lo havían alabado lo avían engañado; e comiença: Carmina qui quondam; en romance, «Yo cuitado que solía ser».
En la primera prosa recita que como él fuesse assí desconsolado, le aparesció una muger, la qual era Philosofía, que es escripta segund sus departimientos e que del su entendimiento echan todas opiniones falsas; e comienza: Hec dum mecum; en romance, «Mientra se pensava».
En el segundo metro descrive un planto el qual fizo la dicha muger de la dolencia de Boecio, e lóalo de perfeción de toda sciencia, e que poca cosa lo havía turbado; e comiença: Heu quam precipiti mersa profundo; en romance: «Oh Dios, tan grand dolor es».
En la segunda prosa tracta como la dicha muger comiença a reconoscer el mal de aqueste enfermo, e como le alimpió las lágrimas por tal que la conosciesse; e comiença: Sed medicine; en romance: «De oy más tiempo es».
En el tercero metro tracta como Boecio el enfermo cobró la vigor de la vista e conoscía a la Filosofía y ella lo començó a consolar; e comiença: Tunc me discussa liquerunt; en romance: «Quando Boecio fue tornado».
En la tercera prosa tracta como, conosciendo la muger, se maravilló pensando que ella fuesse desterrada e partida d’él, y ella començólo a consolar, diziéndole que guerra es antigua entre ella e la gente nescia, y esto prueva por muchos enxemplos; e comiença: Hanc aliter nebulis; en romance: «Oh, Filosofía mi maestra».
[4r] En el quarto metro tracta que si alguno ha esperança en bienes de Fortuna nin pavor en mal que injustamente le sea fecho, ca no ha por qué se temer. Esto prueva por diversos enxemplos; e comiença: Quisquis composito serenus evo; en romance: «Todo ombre que ha el su entendimiento».
En la quinta prosa tracta como Boecio reza todo su dolor e pone todas las razones de su persecución; e comiença: Sentis ne inquit habet; en romance: «Quando la Philosofía».
En el quinto metro tracta como Dios quiere a todas las criaturas en cierta orden posadas, el qual tienen sin ningún fallimiento, e por qué non ha cura de los hechos de los ombres, e plégale que aya cura del fecho de los ombres assý como ha de las otras criaturas; e comiença: O stelliferi conditor orbis; en romance: «Oh, Señor Dios».
En la quinta prosa reza como la dicha dueña comiença a corregir las razones de la malicia de Boecio e comiença a tractar cómo lo guariría; e comiença: Hec ubi continuato dolore; en romance: «Quando Boecio ovo declarado los dolores».
En el sexto metro tracta como ninguna cosa que no sea fecha razonablemente no puede haver fin buena, y esto prueva por tres enxemplos, del sembrador e del cogedor de flores e de aquél que quiere hazer vendimias; e comiença: Cum Phebi radiis grave; en romance: «E dote enxemplo de tal natura».
En la sexta prosa tracta como la Philosofía fizo algunas interrogaciones a Boecio por las quales ella perfectamente vino en conoscencia de la su enfermedad; e comiença: Primum igitur pateris; en romance: «Después que la Filosofía».
En el séptimo e postrimero metro del primero libro prueva por tres razones que la persona turbada non puede entender verdad; e comiença: Nubibus atris condita; en romance: «Tú vees que las estrellas».
En el segundo libro comiença la Philosofía a dar melezinas ligeras a la enfermedad de Boecio, esto es por razones comunes, provando que ninguna riqueza nin bien temporal no ha bondad en sý, y es partido el dicho libro de ocho prosas e ocho metros.
En la primera prosa la Philosofía, por falagar al enfermo, dize que non es maravilla que él haya aquella enfermedad como toda mudación de bien en mal muda el saber, e prueva que ninguno no deve fiar en bienes de Fortuna; e comiença: Post hec paulisper; en romance: «Después que la Filosofía».
En el primero metro pone las trayciones de Fortuna e como toda su gloria es un punto ensalçar e luego perseguir los enxalçados, assí como un braço de mar que es a Negrepont que ha nombre Euripus, que en un punto sube y en un punto desciende; e comiença: Hec cum superba verteret; en romance: «Quando ella se levantó superbiosamente».
En la segunda prosa prueva Filosofía diziendo en persona de la Fortuna que ella, si es variable, no faz injuria a ninguno e que ninguno no se fíe en ella; e comiença: Vellem autem pauca tecum; en romance: «Yo querría contigo fablar».
En el segundo metro Philosofía faze un planto de la grand avaricia de los ombres, la qual por mucho que la ayan no se duelen; e comiença: Si quantas rapidis flatibus incitus; en romance: «Oh Dios, ¿qué es esto?».
En la tercera prosa Fortuna recita a Boecio que él no ha razón de querellarse di[4v]ziéndole todos los bienes que le ha dados, e a mí aquéllos que le he dexados; e comiença: His igitur si prose; en romance: «Dime qué podrás responder».
En el tercero metro la Philosofía prueva por tres enxemplos que cosa sea nascida non puede ser que no sea variable e que non se corrompa; e comiença: Cum polo Phebus roseis quadrigiis; en romance: «Ya tú vees manifiestamente».
En la quarta prosa la Philosofía prueva como remanescen a Boecio muy muchos bienes e que non es ningund hombre que pueda fazer la su fortuna assý firme que ella no se enflaqueza por qualquier parte. E por esto concluye que en los bienes de fortuna no puede aver bienaventurança la qual ombre busca; e comiença: Cum ego inquam vera comemoras; en romance: «Después Boecio mostrando».
En el quarto metro Philosofía loa el estado mediano de los ombres so figura de un castillo el qual non deve ser puesto sobre roca más alto por pavor de relámpago ni sobre arena por pavor de agua corriente; e comiença: Quisquis volet; en romance: «Oh, quién podría haver tal certidumbre».
En la quinta prosa la Philosofía haze más fuertes razones e prueva que en dineros ni en piedras preciosas nin en vestiduras ni en posessiones nin en mensages non hay bien propio e hay muchos peligros; e comiença: Sed quoniam rationum iam; en romance dize que «De aquí adelante darte he de más fuertes». La qual prosa fallarás en la columpna tercera de la letra C II (I).
En el quinto metro loa mucho los ombres del tiempo antiguo que no avían assí grand cura de avaricia ni de grandes manjares ni vestir ni de perlas nin de piedras preciosas; e comiença: Felix nimium prior eras; en romance: «E tan buena era la vida».
En la sexta prosa prueva que en dignidades ni oficios no ay propio bien, e que ombre no es poderoso, por bien que sea llamado poderoso, si no es virtuoso, e otros fermosos dichos; e comiença: Quid autem de dignitatibus; en romance: «E aun más de lo que te paresce».
En el sexto metro prueva eso mesmo dando conclusión como el poder mundanal es muchas vegadas dado a los malos hombres, e da enxemplo de Nero, que fue Emperador e fuerte ombre e malo, e pone una conclusión, que es muy mala cosa por quanto es dado cuchillo de poder a malos ombres e maliciosos; e comiença: Novimus quantas; en romance: «Esto paresce en Nero».
En la séptima prosa muestra la Philosofía que fama ni loor temporal no puede ser grande ni por duración de tiempo ni por nobleza de tierra, e que los ombres virtuosos no la deven mucho buscar por quanto no será guardada convenible a las buenas obras; e comiença: Tum ego scio inquam; en romance: «Después Boecio respondió».
En el séptimo metro prueva esso mesmo una conclusión, que aquél que pone su esfuerço que después de su muerte finque d’él fama muere dos vegadas, una como muere de fecho e otra quando se peresce la fama; e comiença: Quicumque solam mentem precipiti petit; en romance: «Sobervioso e vanaglorioso».
En la octava prosa prueva que la fortuna adversa ha aqueste bien, que demuestra quién es leal amigo e bueno; e comiença: Sed ne me inexorabile; en romance: «Empero no te pienses».
En el octavo metro loa la divinal amor, la qual sin toda adversidad e baraja rige todas las obras de natura, e diz que bendictos serían los hombres si aquella amor la qual rige el cielo e la tierra quer[r]ían que los rigiesse; e comiença; Quod mundos stabili fide concordes; en romance: «Oh Boecio, ¿e dónde es esta cosa?».
[5r] En el tercero libro tracta como todo ombre busca en todas sus obras bienaventurança, e que no es en ningunos bienes de fortuna ni de natura, mas solamente en amar e querer a Dios; y es partido el dicho libro en doze prosas e doze metros.
En la primera prosa tracta en qué forma en aquestas cosas temporales ha falsa bienaventurança, de guisa que como ombre aya conoscida falsa bienaventurança, que mejor conosca ombre la verdadera; e comiença: Iam quantum illa; en romance: «Quando la Philosofía calló».
En el primero metro pone por quatro semejanças que aquél que quiere conoscer verdad conviene que aya conoscencia antes de la falsía, assí como aquél que quiere sembrar el campo conviene que antes lo alimpie de las malas yervas. E aquél falla e toma la miel más dulce que antes ha comida la cosa amarga. Más claras son las estrellas después del nublo, más fermoso paresce el día quando ombre ha velado; e comiença: Qui ferere ingenuum volet agrum; en romance: «E mostrarte he».
En la segunda prosa tracta poniendo cinco maneras de bienes que los ombres dessean que en ninguno de aquéllos non ha bienaventurança, e pone una general proposición: que todo ombre la busca a su trabajo; e comiença: Tum vero defixu paululun visu; en romance: «Quando Philosofía».
En el segundo metro pone que cercar bienaventurança es cosa natural a los hombres, e pone que grande es el poder de la natura. Prueva esto por exemplos de la yra del león, del desseo de las aves presas de la verga por fuerça inclinada e del movimiento de Sol; e comiença: Quantas rerum flectat habenas; en romance: «E póngote exemplo».
En la tercera prosa tracta como especialmente en riquezas non ay bienaventurança, fortuna e mengua, e aunque aquéllos a quien vienen tuéllenles aquel bien que aman; e comiença: Vos quoque, terrena animalia; en romance: «Aún la Philosofía continúa de provar».
En el tercero metro dize contra los avarientos e pone dos males de riquezas: el primero es que demientra es bivo el rico lo punen las riquezas, e como muere lo dexan; e comiença: Quamvis fluente dives auri; en romance: «E aunque la persona».
En la quarta prosa tracta que en oficios ni en dignidades temporales non hay bienaventurança, antes quanto el ombre es en mayor grado es más parlado e deshonrado si es mesquino, e ay de otras conclusiones muy fermosas; e comiença: Sed dignitates; en romance: «E puedes ver que soberano bien».
En el quarto metro prueva eso mesmo e dize que no solamente dignidades son dadas a malos ombres, mas aun que un mal ombre la da a otro, e pone enxemplo en Nero; e comiença: Quamvis satirio superbus; en romance: «Pues buena gente, ¿cómo podedes pensar?».
En la quinta prosa muestra que en ser rey nin familiar de reyes no ha bienaventurança si bien las gentes lo piensan, e que en los reyes no ha ninguna potencia. Esto prueva por muy señalados exemplos de Séneca e de otros familiares de reyes; e comiença: An vero regna regumque familiaritatis; en romance: «E sin las dichas cosas fallarás».
En el quinto metro muestra que ninguno, por grand señor que sea, non es poderoso si non es virtuoso, e virtud es poder e non otro; e comiença: Qui se volet esse potentem; en romance: «Mas tú quieres saber las personas quánto pueden ser dichas poderosas».
[5v] En la sexta prosa muestra que verdadera bienaventurança no es en fama ni en mundanal gloria ni en linaje ni en nobleza; e comiença: Gloria vero tam fallax; en romance: «E puedes veer».
En el sexto metro prueva que todo hombre es de noble linaje como todos sean fijos de Dios sino los pintadores; e comiença: Omne hominum genus in terris; en romance: «Otrosí te demostraré».
En la séptima prosa prueva que en deleytes temporales ni en fecho de matrimonio non ha bienaventurança perfecta; e comiença: Quid autem de corporis voluptatibus; en romance: «Aquí muestra la Filosofía».
En el séptimo metro prueva esso mesmo comparando el deleyte a abeja que primemente da la miel e después pica amargosamente; e comiença: Habet hec voluptas omnis; en romance: «Porque me paresce».
En la octava prosa tracta todo lo que de suso ha dicho e recoge e concluye que en ninguna de las cosas susodichas no ha bienaventuraça, por que parece que los ombres la buscan a do no la pueden fallar; e comiença; Nichil igitur dubium est; en romance: «Pues todo ombre puede ver».
En el octavo metro faze un planto de los hombres que las cosas temporales saben buscar allá a do las deven fallar, assý como el pesce en la mar e carne por las montañas o en tierra, fructa en los árboles; e non saben bien buscar la bienaventurança allá do es; e comiença: Heu quam miseros tramite devio; en romance: «Oh, mezquina de gente».
En la nona prosa comiença ya a tractar qué cosa es bienaventurança. E primeramente induze a Boecio que eche fuera la falsa opinión de la bienaventurança e que quiera tornar su entendimiento a buscarla allá donde es; e comiença: Hacieus mendaciis forma; en romance: «Asaz devía bastar».
En el nono metro faze oración invocando la divinal ayuda que le quiera dar clara conoscencia de fallar el lugar de la beatitudo en la dicha oración. Pone muchas conclusiones señaladas del regimiento de Dios; e comiença: O qui perpetua mundum; en romance: «Oh Padre, que con perpetual razón».
En la décima prosa muestra la beatitud dónde es situada provándolo por fuertes razones: solamente en Dios, poniendo esso mesmo que los ombres sabios son Dios e los pecadores son bestias; e comiença: Quoniam igitur que fit imperfecti; en romance: «Pues que tú has visto quál es la condición».
En el décimo metro combida a todos que andemos allá do es aquel bien, ca más vale que oro nin perlas, ca mayores bienes da; e comiença: Huc omnes pariter venite; en romance: «Pues buena gente, la qual tiene preso».
En la undécima prosa muestra qué cosa es bien segund la natura, e prueva que bien no puede ser sin unidad, e que toda cosa dessea unidad por tal que sea conservada; e comiença: Assentior, inquam; en romance: «Después Boecio consolado».
En el undécimo metro dize como qualquier sotil hombre puede por estudio conoscer lo que antes non sabía, por que induze a todo hombre a estudio; e comiença: Quisquam profunda mente vestigat verum; en romance: «Todo hombre que dessea saber».
[6r] En la duodécima prosa demuestra que el govierno con que Dios rije el mundo es la su bondad, e que por tanto el pecado es no nada por quanto no es regido por Dios e recorrije quanto ha dicho de suso; e comiença; Cum ego Platoni; en romance: «De aquí adelante te enseñaré».
En el duodécimo metro amonesta que todo ombre persevere en contemplar a Dios, e pone la fabla de Orfeo; e comiença: Felix qui potuit boni fontem visere lucidum; en romance: «Bienaventurado es aquél».
En el quarto libro la Filosofía tracta la materia de virtudes e de pecados e prueva que los virtuosos son poderosos e los pecadores impotentes e menguados; y es partido el dicho libro en doze prosas e doze metros.
En la primera prosa Boecio mueve una qüestión maravillándose del regimiento de Dios, que dexa que malicia vaya avante e florezca e que la virtud sea follada e mal traýda; a la qual qüestión responde la Filosofía provando por verdaderas razones que no es assý como él se cuydava, antes es el contrario; e comiença: Hec cum Philosofia; en romance: «Quando la Filosofía ovo consolado».
En el primero metro la Philosofía prueva que por los grados de las criaturas podemos venir en conoscencia de Dios, e pone semblança de la ánima a la ave que buela; e comiença: Sunt etenim penne volucres michi; en romance: «E non se te miembra».
En la segunda prosa la Philosofía, cumpliendo lo que ha prometido, prueva que solamente los ombres virtuosos son actos e poderosos, e que los malos son ciegos, flacos e mezquinos; e comiença: Cum ego pape inquam; en romance: «Boecio respondió e dixo».
En el segundo metro prueva lo que es de suso dicho, especialmente en los reyes, e muestra que todo rey vicioso e pecador es cativo y esclavo; e comiença: Quos vides sedere celso; en romance: «Empero la flaqueza».
En la tercera prosa prueva que los malos no son ya más sin pena nin los buenos sin loguer o galardón, e que la malicia es mayor pena que ser pueda e la bondad loguer; e comiença: Videsne igitur quando in ceno; en romance: «Pues estas cosas de suso dichas».
En el tercero metro prueva que el pecador es bestia en la ánima, e pone que peor es haver la ánima bestial que el cuerpo, e pone una fabla de los compañeros de Jasón e de Ulixes, los quales fueron tornados en bestias; e comiença: Bella varicii ducis; en romance: «Porque podemos ver».
En la quarta prosa pone que más miserables son los malos ombres como complazen el mal que quieren fazer que no como lo pueden complir, e peor les es como no son punidos que sy fuessen punidos, e a la fin que ombre deve amar los buenos e haver piedad de los malos; e comiença: Tum ego fateor inquam; en romance: «Respondió Boecio e dixo».
En el quarto metro prueva la Filosofía la iniquitad de los ombres que assí se quieren matar como bestias e desaventurados matan ya asaz, ca la muerte por sí mesma viene; e comiença: Quid tantos iuvat excitare motus; en romance: «Pues vosotros que vos deleytades».
En la quinta prosa Boecio se maravillava cómo se puede fazer que los buenos ayan mal e los malos bien, e la Philosophía trahe razón; e comiença: Hinc ego video inquam; en romance: «E luego respondió Boecio».
[6v] En el quinto metro la Philosofía prueva que aquesta maravilla es en los hombres por tal que non saben la razón por que Dios faze las cosas; e comiença: Si quis Arturi sidera nescit; en romance: «E puedes veer semejante en el mundo».
En la sexta prosa la Philosophía pone qué cosa es la divinal providencia e qué cosa es fado e qué differencia ay entre ellos, e pone [que] la sabiduría divinal hordena todas cosas muy justamente; e comiença: Ita est inquam; en romance: «E porque tú no sabes».
En el sexto metro la Philosofía muestra por enxemplos diversos como Dios altamente endereça assí toda criatura e la govierna justamente; e comiença: Si vis jura celsi tonantis; en romance: «E por que más claramente lo veas». Lo hallarés en la columpna primera de F II (II).
En la séptima prosa la Philosofía trae e saca una fermosa conclusión de todo quanto ha dicho, y es aquésta: que toda fortuna qualquier que sea por quanto es en nuestro poder, e a nós es que la fagamos buena o mala, e muestra como los ombres se deven regir en cada una; e comiença: Iam ne igitur vides; en romance: «Ya de oy puedes ver».
En el séptimo metro la Philosofía muestra que los hombres deven ser fuertes a sofrir el trabajo de fortuna, e mucho más por conseguir los bienes celestiales que non fizo Agamenón por destruyr Troya nin Ulixes por vengar sus ombres nin Hércules por haver fama de fortaleza; e comiença: Bella bis quinis; en romance: «E d’esto podrías tomar doctrina y enxemplo».
En el quinto libro se tractan dos materias sotiles: la una, qué cosa es la divinal providencia y el franco alvedrío humana[l]; la segunda, aquestas dos cosas cómo pueden estar en uno; y es partido el dicho libro en seys prosas e cinco metros.
En la primera prosa la Philosofía determina qué cosa es caso o cosa no cogitada rezando una falsa opinión, e después suelve e determina la quistión; e comiença: Dixerat orationisque; en romance: «Quando la Philosofía oviesse».
En el primero metro pone exemplo de un río que se parte en dos partes e después se ayunta; amuestra como los fechos casuales proceden de la divinal providencia; e comiença: Ruppis Achamenie; en romance: «Ponerte he exemplo».
En la segunda prosa muestra que el franco alvedrío se diversifica segund la diversidad de aquéllos en quien es e que Dios eternalmente vee todas las voluntades de las criaturas e sus obras; e comiença: Animadverto; en romance: «Ca Dios ha ordenado».
En el segundo metro pone que el entendimiento divinal sin toda comparación es más claro que el Sol material loándolo; e comiença: Puro clarum lumine Phebum; en romance: «Puedes ver alguna semejança».
En la tercera prosa Boecio arguye contra la Philosofía muy altamente e de dos muy grandes inconvenientes: que es impossible que en uno puedan (III) estar la divinal providencia y el franco arbitrio; e comiença: Tum ego, en, inquam; en romance: «Entonce dixo Boecio».
En el tercero metro por la dicha dificultad faze clamación a Dios e mueve una qüestión e suélvela; e comiença: Que nam discors sedera; en romance: «Esto es cosa notable».
En la quarta prosa la Philosofía comiença a determinar la dicha dubda e dize que la cosa que es por alguno entendida es entendida según la virtud de aquél que la entiende e no según la natura de la cosa que es entendida, e aquí pone quatro grados de conoscencia; e comiença: Tum illa vetus inquit; en romance: «Respondió la Philosofía e dixo».
[7r] En el quarto metro la Philosofía reza la opinión falsa de los estoychos sobre la materia del entender, e suelve aquélla altamente; e comiença: Quondam porticus attulit, etc.; en romance: «Antes de aquella provación».
En la quinta prosa compara la manera del entender humanal a la manera del entender divinal e pone la differencia, e indúzenos que alçemos el entendimiento a contemplar la manera del divinal entender; e comiença: Quodsi sentiendis incorporibus, etc.; en romance: «E después (IV) d’esto la Philosofía».
En el quinto metro prueva la Philosofía que por figura que Dios ha dado al cuerpo del ombre como a Él, e no ha ninguna otra natura corporal alta fazia el cielo, e deve muchas vegadas contemplar a la essencia divinal; e comiença: Quam variis terras animalia; en romance: «La qual cosa da».
En la sexta prosa la Philosofía muestra muchas solempnes conclusiones: la primera, qué cosa es la sciencia de Dios; la segunda, cómo la dicha sciencia no es variable; la tercera, que ella es regla e mensurada de todas las cosas variables. E después suelve todas las dubdas fechas por Boecio. La final conclusión amonesta a todo ombre de fazer obras justas, esquivar peccados, fazer devota oración, por quanto toda cosa que fazemos lo vee la divinal intelligencia, e así fenesce; e comiença: Quoniam igitur uti paulo ante monstra, etc.; en romance: «La Philosofía prosigue».