Aquí fenesce el primero libro e comiença el segundo

 

 

De cómo ninguno no deve fiar en bienes de fortuna

 

Después que la Philosofía calló un poco, e porque Boecio se avía querellado de la fortuna por razón de la pérdida que avía avido de los bienes de fortuna, quísole responder ciertamente de las cosas por él de suso dichas, por que quando ovo un poco callado, díxole familiarmente:

––Si se te miembra de lo que has aprendido en tiempos passados de la fortuna, conviene a saber lo que los antiguos filósofos han determinado e declarado. Tú conoscerías que no avías en la dicha fortuna ninguna cosa preciosa, e por esta razón no has perdida ninguna cosa. E por esto te digo que se te venga e[n] mientes que en el tiempo de la tu juventud e de la tu habundancia e bienandança menospreciavas e dezías mal de la fortuna, e feziste algunos libros e diste diversas sentencias contra ella. Empero agora por el tu mudamiento soptuoso del tu estado mundanal eres tirado de la primera e verdadera sentencia; mas empero alguna escusación has, ca soptuoso e gran mudamiento de estado no es sin turbación de pensamiento. Empero ya es tiempo que tomes algún poco de xarope dulce que sea preparativo de la tu cura.

 Dime, ¿qué cosa es venida por que tú eres venido en tristeza e desplazer? ¿Hate venida alguna cosa nueva que no aya seýda semejante a otra? ¿E piénsaste que la fortuna por ty aya mudada la su condición? Por cierto tú yerras si bien lo piensas, ca ésta es la su condición natural la qual ha mostrada en ti, y en la su condición que ha mostrada y en ti ha fecha ha demostrada la enfermedad de la su condición, ca es enfermedad a la cosa movible que se mueva e no se pose. E si se pasare ella que no se mueva e por esto no es firme el su movimiento, la fortuna tal era quando te falagava como agora, e quando te plañía por la bienandança tal era como agora que la has perdida. ¿E no te miembras de la fortuna como es pintada con dos caras?; es a saber, la una alegre e la otra triste, e con las dos caras te cubre. Mira agora que maguera a los otros se encubra, empero a ti ha mostrado cada una de las caras, e agora pruevas tú sus costumbres, ca de antes eras en abundancia, agora estás en estrechura.

Y esto que a ti ha dado razón de gran tristor te devría ser razón de alegría si bien te pensasses, ca puedes mejor aver reposo del tu entendimiento porque las habundancias mundanales te han desmamparado, de las quales ningún ombre nunca fue seguro, ca mientra el ombre las possee danle temor de las perder. E quando ombre las ha perdidas, es librado d’este temor, [15v] ca ninguno nunca fue que de los bienes de fortuna pudiesse ser seguro. E pensavas tú que estas abundancias de fortuna fuessen preciosas que soptuosamente desmamparan al ombre e no las puede tener, e quando son fuýdas dexan al ombre en tristor y en desplazer y en dolor. Ruégote que pienses qué cosa es la dicha bienandança mundanal, ca es señal que va primero a la tristeza e dolor que es por venir. E por cierto no es otra cosa por que no deve ombre temer las sus amenazas ni dessear los sus falagos.

E finalmente es menester que tú sufras bien e fuertemente todo lo que es en la rueda de la fortuna, ca mientra bivieres eres sometido a ella. E si tú quisieres mudar la su condición natural e la su ley, fazerle has grand tuerto e trabajarías en vano, ca no podrías mudar la su condición, que es movible. E póngote tal natura: si el cómitre est[i]ende la vela al viento poderoso no yría la nave según su voluntad, mas segund el movimiento del viento. Otrosí si el labrador pensasse locamente en los años de sequedad no sembraría ni cogería. E como tú seas dado e sometido a la fortuna, conviénete de obedescer a ella. Mas parésceme que quieres empachar e retener la fuerça del viento. Oh loco, ¿e no sabes tú que si estuviese firme e segura que no sería fortuna? Ca porque se muda y es muchas vezes el su movimiento es llamada fortuna, ca moverse e no estar es la su natura.

 

 

Aquí pone Philosofía las trayciones de la fortuna e pone sus enxemplos

 

Quando ella se levanta soberviosa en alto así como el mar pone los ombres en lugar de naves, que a vegadas los abaxa. Ésta en tiempos passados aterró a muchos reyes onrados e poderosos seyendo a ellos cruel y ensalçó a algunos que eran menospreciados e del todo aterrados. No ha<n> pensamiento de los ombres que son puestos en miseria, antes es muy cruel e dura. E quando los ha fecho, fázelos llorar faziendo escarnio d’ellos. Y en esta manera muestra la su condición natural e faze maravillar a todos aquéllos que en ella fían, ca en una hora atierra y en otra ensalça al ombre.

 

 

Aquí prueva Philosofía, fablando en persona de la Fortuna, que si ella es variable no faze injusticia a ninguno

e que ninguno no se fíe en ella

 

[Y]o querría contygo fablar un poco, e por que mejor me entiendas quiero tener lugar de la Fortuna e fablar en su persona. E tú para bien mientes si me demandas justamente algo ni <se> si justamente te quexas de mí. Dime qué injuria te he yo fecha o quáles bienes te he yo destruýdos e por qué me culpas tan fuertemente, ca bien sabes tú que no te puede dezir ninguno justamente que los bienes mundanales, que son riquezas e honores e dignidades, sean suyas propias. E por esto puedes pensar que los bienes que tú demandas, e por mengua de los quales tú estás triste, no eran tuyos. E miémbresete bien que la natura te puso en el mundo desnudo e tal saliste del vientre de la tu madre, e si yo te rescebí tan pobre e menguado e sin otros bienes e te he dado de las mis riquezas e te he servido inclinadamente contra ty e te he circuýdo e onrado de resplandor e de las mis cosas que son de mi derecho, agora quiero retornar a mí las mis manos que a ty avía estendidas.

Has recebido gracia fasta agora; agora no te la quiero fazer. No yrás derecho a la mi gracia, e por esto no te quexas derechamente, ca asaz ende avría que te oviesse tirado de lo tuyo. Pues conosce bien por qué llo[16r]ras e das gemidos, ca non te he fecho injuria, ca las riquezas e honores e dignidades e semejantes cosas todas son de mi derecho e yo só dueña e las dichas cosas son mis servientas e van comigo donde yo vó, e comigo tornan quando me yo torno. Por cierto si fuessen tuyos propios los bienes que lloras e sospiras no los ovieras perdidos, ca la cosa propia no puede ser tirada de aquél de quien es, antes todos tiempos están con él sin injuria de otro. Yo no devo ser así sola que yo no pueda demandar e aver e cobrar lo que es mío. ¿E no sabes tú que de debdo es al cielo que haga los días claros e las noches escuras e tenebrosas? Otrosý de debdo es al año onrar la tierra de flores e de frutos e de dar buen tiempo e después de confonder e destruyr la tierra con aguas e con fríos. Otrosí derecho es a la mar fazer a vegadas grand calma e a vegadas grandes hondas e tempestades.

¿E pues como podrá ser que por la cobdicia desordenada e afamada de las gentes, deseando las cosas mundanales, yo fuesse forçada de estar firme e que mudase la mi condición e dexasse lo que me es devido por mi derecho natural?; ca la mi obra es regir la rueda movible e ligera del mundo y el mi plazer es que las cosas baxas fago altas e las altas fago baxas. E si tú quisieres sobir en esta mi rueda, sube, pero con tal condición que no digas que a ty es fecha injuria quando querré juzgar en ti la mi condición asý como en los otros.

¿E non sabes tú que tal es la mi condición? Empero bien se te devría membrar la estoria de Cristi, que fue rey de Yndia e avía guerra con el rey de Persia, que havía nombre Tirus, el qual fue preso en la batalla por Tirus e fue juzgado que lo quemassen; por la qual cosa, como las gentes del dicho Tirus oviessen allegadas muchas ramas e çarças e aulagas e oviessen cercado de la dicha leña al dicho Cristi, pensaron que non podría escapar. E después vino una grande agua e muy rezia e apagó el huego ante que le fiziesse mal e fue librado de las manos de sus enemigos, de la sentencia de muerte dada contra él, e fuese a su casa. Empero quando fue a su casa e se echó a dormir, la primera noche soñó que estava en un árbol muy alto el qual el Sol calentava y el agua lo mojava, e algunas aves lo picavan; el qual sueño le membró bien quando ovo dormido, e pensava mucho en él e díxolo a su fija, que avía nombre Fayna, la qual era muy sabia y entendida mucho en declarar los sueños. E quando la dicha Fayna pensó bien en el sueño dixo a su padre que por ninguna guisa del mundo non tornasse a combatir contra el dicho rey Tirus; en otra manera, que sería enforcado e que mor[i]ría. Empero el dicho Cristi no hovo cura del sueño e tornó a la tierra e fue a la batalla e fue preso y enforcado assý como el sueño lo avía mostrado.

Otrosí no se te devía ser olvidado como Paurus Emilius, senador de Roma, prendió en una batalla al rey de Persia e mandó que fuese atormentado e que muriesse. E quando en su presencia lo començassen a tormentar cruelmente, e <dixo> Paurus movido a piedad por las lágrimas que le veýa salir de los ojos, mandó que lo desatassen e diole vida honrada e fue librado el dicho rey de la muerte.

Muchas e altas cosas semejantes puedes leer en las historias antiguas, en que fallarás muchas cosas de gozo e muchas cosas de duelo. Miémbresete de la fabla que aprendiste quando eras niño, que en el portal de la casa de Joanás avía dos vasos llenos, el uno de miel y el otro de hiel, e ningún ombre no podía entrar en la casa de Joanás fasta que avía bevido el bevraje de los vasos, por la qual cosa los poetas davan a entender que ningund ombre no es en esta vida presente que non sufra amarguras e desplazeres e dulçores, [16v] e no es ninguno que solamente aya plazeres o solamente aya desplazeres.

¿Pues qué puedes tú dezir si has avido más de los bienes que de los desplazeres, o de los males qué puedes dezir sy la fortuna no te ha desmamparado?; ca por la mi condición, por la qual yo soy variable, mucho puedes aver esperança de alcançar más e mejores cosas que las que has perdidas. Por cierto no me puedes bien responder por qué te consejo que non desesperes de mí o que quieras tener las cosas comunes propias, ca tú eres en regno común tú e los otros ombres ygualmente, ca las cosas mundanales no son propias a ningund ombre en este mundo nin han propiedad en el mundo fuera de sí, ca el bien propio dentro en sý lo tiene el ombre.

 

 

Aquí faze planto Philosofía de la grande avaricia de los hombres. Secundum metrum, et incipit «Si quantas rapidis»

 

Oh Dios, ¿e qué es esto que si la fortuna viniesse sana continuadamente dando riquezas a los hombres del mundo e cesasse de les dar, assí como la mar tempestosa echa arenas e como las estrellas luzen en el cielo no cessarían de demandar más? Ca la cobdicia mundanal non se tiene por pagada por muchas cosas que aya aunque Dios, que es tan franco e liberal donador, lo aya e lo consienta e satisfaga a los desseos de los ombres dándoles lo que demandan. Mas tan aýna que lo han no les paresce que sea ninguna cosa, antes el malvado e desordenado desseo e cobdicia rescibidora tan aýna salen nuevas cosas para dessear. Oh Dios, ¿e quáles frenos podrán retener el su cuerpo tan rebelde e quexoso d’estos desordenados desseos que no cessa de correr de una cosa en otra e a la malvada set de la cobdicia que tan aýna como ha bevido le cresce la set sin mesura e sin fin? E podrías fazer que el rico pensasse tanto en la superfluydad de las sus riquezas como el pobre piensa en las sus pobrezas. Por cierto el rico non pone ende término, que es saber el culmo que pone en las dichas riquezas la su bienandança.

 

 

Como Fortuna reprehende a Boecio diziendo que no ha razón de dezir mal d’ella. Tercia prosa, et incipit «His igitur»

 

––Dime qué podrás responder a las dichas cosas. Por cierto yo creo que no me podrás responder bien, pero si tú has respuesta dala, ca yo te la escucharé.

E Boecio dixo:

––Veo que las tus palabras son falagueras e pintadas de fermosa fabla e fermosas colores e diversas sciencias e con dulçor de retórica, por que son plazientes mientra el hombre las oye, mas non traspassan el coraçón de las personas puestas en aflición. E por esta razón, quando son salidas d’ellas, el dolor es dentro en el coraçón firmado, torna e atormenta el pensamiento así como de antes.

E la Philosofía respondió:

––Por cierto así es como tú has dicho, ca las cosas que te he dichas no son complidas melezinas de la tu enfermedad, mas son preparativas a la tu cura, ca las melezinas complidas yo te las daré quando sea tiempo e ora. E dígote que tú no deves pensar que seas mesquino ni puesto en miseria, e por que más claramente lo veas, responde a las mis demandas. Estó olvidada quánta bienandança mundana has avida: sabes bien que los principales e nobles señores de la comunidad de Roma e los sus allegados te rescibieron e se aprovecharon de ty quando fueste huérfano de padre e de madre por la grand certidumbre que veýan en ti. E como fueste moço fueste ayuntado en parentesco y en sangre e [17r] linaje de los príncipes e senadores de Roma. E primeramente fueste su amado que con ellos ayuntado por parentesco, la qual cosa es muy preciosa. Sabes que Símacus, que es noble senador de Roma, por el amor que tenía contigo e por las tus buenas condiciones te dio la su amada fija por muger, e los sus parientes fueron tus allegados por razón del matrimonio. ¿Quién no dixera que tú eras entonce bienaventurado que avías tan honrados suegro e suegra e tan buena e sabia e casta muger e fijos tan fermosos e tan buenos? Otrosý no se te devría olvidar los honores e dignidades públicas que has avidas en la tu mocedad, las quales eran desseadas por algunos antiguos e non las podían aver, ca no ge las querían dar.

Si alguno ovo alguna gran bienandança de las cosas mortales non se le devría olvidar del todo por los males mundanales traspasantes, antes se le devría membrar la honor que ha avida. Tú has vistos dos tus hijos ensalçados en honor de cónsules e que eran honrados por los ancianos, de la honor de los quales el pueblo mostrava grand gozo e alegría. Esto grand tu honor era. Otrosí los tenías cerca de ty e tú eras en medio d’ellos en sendas cáthedras e tenías corte en Roma e la gente loava a ti e a ellos y el regimiento de Roma y en público y en ascondido.

Empero como todas estas cosas te aya dado la Fortuna, tú agora murmuras d’ella e quieres que te dé lo que nunca dio a ombre por gran su amigo que aya seýdo. E tú por fuerça cuydavas que te havía de tener continuamente en un estado. ¿Quieres fazer cuenta secretamente con la Fortuna? Dime, ¿eres tú el primero al qual aya fecha semejante cosa? Por cierto si tú contasses bien las cosas de gozo con las que has avido de tristura no podrías dezir que aún no fuesses bienaventurado. E si por ventura quisieres dezir que las cosas de bienaventurança que has recebidas son ya passadas e no las has de presente, dígote que por esso no te deves tener por mesquino, ca puedes pensar que éstas que agora tienes por las quales eras en tristura son assí transitorias e no han en sý firmeza e non pueden mucho durar, ca por cierto las cosas mundanales traspassan así como sombra. Otrosí el ombre por quien son fechas no ha certidumbre de la su vida, por la qual cosa es assí que tú las has de desmamparar por tu muerte forçado, y esto puedes ver claramente por enxemplos naturales.

 

 

Prueva Philosofía que cosa que sea nascida no puede ser que no sea variable e que no sea corrupta. Tercium metrum,

et incipit «Cum polo Febus»

 

[Y]a tu vees manifiestamente que el Sol quando comiença a salir paresce bermejo por razón de los vapores que son entre él e nós e quando es alto contra ora de tercia paresce claro e luziente por razón de los vapores que son gastados; desde mediodía fasta ora de nona está alto que no ha empachamiento ninguno e después mengua el su calor e resplandor. Otrosí puedes ver en los árboles como se mudan en flores e fojas según la diversidad del tiempo. Otrosý mira a la mar como se muda en su estado, ca según el viento si es de calma o fortuna grande ha fuerte turbamiento.

Pues si el mundo es tan variable en todas cosas, ¿cómo puedes poner en tu coraçón que ayas en tu estado firmeza? Por cierto fazes grand locura, ca establecido e ordenado es por ley eternal que todas las cosas (4) engendradas o engendrables o corruptibles se deven corromper, por que non deve ser puesta firme esperança en cosas movibles, ca non las puede hombre poseer sin miedo de perderlas.

 

 

[17v] Prueva que no es ningund ombre que pueda fazer la su fortuna assí firme que ella no se enflaquezca por qualque parte

 

Después Boecio, mostrando que por las cosas de suso dichas por la Philosofía él se deve tener por más mesquino e que ha razón de mayor tristura, dixo assí:

––Oh, mudamiento de todas virtudes, esto que tú dizes es verdad, que yo he rescebidos muchos honores e plazeres e que la Fortuna me avía fecho mucho bien. E no puedo negar que muy aýna no alcançasse grandes dignidades e aýna ove alcançadas bienandanças. Y esto es lo que cresce la mi tristura e dolor quando pienso en la bienandança que he avida e agora me veo en grand mengua, ca entre las otras tristuras e dolores, soberano es éste: ombre que aya seýdo en bienandança e después sea menguado de todos bienes e lleno de todo mal.

E la Filosofía dixo:

––Por cierto tú no has verdadera opinión en las dichas cosas por que has dolor e tristor, mas es la tu opinión falsa, ca no eres despojado de todos los tus bienes, ca te es remanescido lo que es más precioso e mejor. E por que más claramente lo entiendas, no son tan solamente generales, mas especiales e singulares, e dezírtelas he: tú sabes bien que Símacus, tu suegro e mi amigo, es bien sano, de que todo ombre se deve alegrar quando sabe que sus amigos son bien sanos, e sospira e llora e da gemidos por las injurias que a ti son fechas e ha mayor tristor e desplazer que si fuesen suyas, en que muestra el verdadero amor que ha contigo. Este verdadero amigo te es remanescido, el qual deve ser a ti muy precioso, ca dize Estrolabio que todos los dones de Dios sobrepujan al verdadero amigo e deven ser más preciados e amados que ningunas riquezas por preciosas que sean.

Otrosí que tu muger es bien nodrida e soberanamente está sobre las otras dueñas, e porque brevemente puedas dezir las noblezas e buenas condiciones, dígote que es semejante en todos sus actos e sabidurías a su padre Símacus. Ésta bive e aborresce la su vida por la tu aflición, solamente por esperança de rendir la su ánima y el su cuerpo por los grandes lloros que muchas vezes ha por la tu injuria, e se amortesce e dessea estar contigo en todo estado que tú estás; en que paresce que no tan solamente te es como muger, mas es verdadera amiga. E como te sea tan graciosa e verdadera amiga, déveste alegrar, ca dize Fulgencio en Libro de natura de los dioses que el más benigno bien mundanal es haver buena muger e benigna, ca en todos tiempos alegre a su marido e le faze gozo. Otrosí sabes que has fijos, los quales aunque sean moços de hedad son muy honrados por el su buen seso e por la su buena sciencia, e son ensalçados e puestos en grand honor, que son cónsules de Roma.

Pues como la vida sea más preciosa que otra cosa d’este mundo, la qual fallescida a la persona todas las otras cosas le fallecen que sean corruptibles, y éstos que te he nombrado son bivos, los quales te aman muy mucho e tú otrosí a ellos, paresce que non has perdido a ellos ni te son tiradas las más preciosas cosas que tú ayas nin avías. Antes, si bien lo conoces, te devrías tener por bienaventurado. Pues alímpiate los tus ojos y enxúgalos de las lágrimas, ca no te ha desmamparado la Fortuna ni te ha seýda muy cruel, ca algunas cosas de consolación te ha dexadas e no has avido tan grand tempestad ni tan fuerte que no puedes escapar, e tente por contento de las dichas cosas.

Respondió Boecio e dixo:

––Por lo que tú has dicho yo no he pesar, mas por las cosas que me fallecen, ca bien puedes ver quánto departi[18r]miento ha del mi estado primero a éste en que agora estó, ca solía ser honrado e preciado e agora só despojado e aviltado e puesto en tristor.

La Philosofía, veyendo que ya era un poco vencido por lo que de suso avía dicho porque no respondía, dixo:

––Por cierto esso bien lo veo e bien lo sé, empero si no te fuese enojo, yo te mostraría que tú eres digno de grand reprehensión si no puedes sofrir el desfallimiento de las cosas de fortuna en alguna contrariedad. Mas los tus vicios e delicamientos son asaz grandes, e porque non has un poco de contrario de la fortuna has desplazer quando alguna cosa te fallesce e quando no has las cosas a tu voluntad; e no fablas atentadamente, antes te quexas vanamente. Dyme quién fue nunca que aya avida tanta bienandança que no aya de sofrir algund contrario e algund desfallimiento. Por cierto nunca fue nin será, ca ésta es la condición natural de los bienes e la su buenandança, o que no venga toda hora o que non dure toda vía. E puédeslo ver que alguno será muy rico, mas avrá desfallimiento de linaje e será en esto mucho menguado. E por esto ha miedo aquél que es bienaventurado no pueda ser ignorante, ca principalmente bienaventurança está en conocencia. Si lo conoce avrá miedo de perder los dichos bienes, y entonces será forçado por razón de bien menospreciar tal bienandança, ca conoscerá que no ha en sí complida ni verdadera bondad. Aún ay otra razón, que cierto es que el ánima del ombre es inmortal, según que claramente es provado por Platón e por Aristotiles; pues como los bienes de fortuna fenescen al hombre por la muerte, ca de allí adelante no se pueden servir, y entonces desamparan al ombre e passan en posessión de los bivos y el cuerpo de ombre torna en corrupción y en gran miseria según que veemos claramente cada día, pues como todas las dichas cosas desmamparen el ánima porque es inmortal, síguese que no sea verdadera bienandança en ellas. ¿En qué manera la vida presente nos puede hazer bienaventurados, la qual quando es traspassada dexa al ombre en miseria? Por cierto no en ninguna. Onde como la ánima sea perpetual e inmortal e sea dentro en nós, síguese que en la nuestra bienandança devemos pensar por la qual cosa segund que sabemos bien. Muchas personas buenas e sabias han sofrido non tan solamente mal, mas aun muchos e diversos e dolorosos tormentos por que en la otra vida pudiesen alcançar el fruto de la verdadera bienandança.

 

 

Cómo Philosofía loa el estado mediano de los ombres.

Quartum metrum, et incipit «Quisquis volet»

 

¿Quién podríe aver tal certidumbre que pusiese la su cáthedra perpetual en bienandança e non fuesse movido d’ella por los vuestros hechos que a menudo suena[n] a las orejas, que son las vanidades mundanales? Fincha[n] al ombre con plazentero son, empero son flacos assí como las cuerdas de las tripas que suenan en los estormentes. E aquél que menosprecia la muerte con las sus ondas tempestosas que son las amarguras d’este mundo, por cierto este tal devría esquivar las arenas secas que son las cobdicias d’este mundo e de las riquezas mundanales. Otrosí devría menospreciar la altura de las montañas que es de los honores e dignidades, ca allí fuertemente el viento que es la vanagloria <que> le fincha; e de la embidia que los otros le emponen fuertemente contra él, ca las arenas de susodichas no han en sí firmeza, porque non puede el ombre ende hedeficar. Otrosí en el monte está ombre en peligro de caer abaxo.

Pu[18v]es si tú quieres ser seguro de verdadera bienandança, faz el fundamento de la tu casa en la peña firme e baxa, esto es en la firmeza del tu pensamiento, y entonce no se podrá caer la tu casa por mudamiento de fortuna ni por muerte de tu cuerpo, e no preciarás ninguna cosa la qual mundanal qualquier que sea.

Porque (4bis) veo que las mis melezinas que te he dadas, que son las palabras que te he dichas, aprovechan a ty, de aquí adelante darte he de más fuertes. E amonesto e ruégote que las rescibas, e provarte he que los bienes de fortuna, los quales ombre alcança para poseer por ventura segund la su propia condición natural, no son ni pueden ser de ningún ombre. Para mientes qué cosa ay en los bienes sobredichos por que ombre los deva amar que no los deva ombre mejor menospreciar si bien verdaderamente ombre para mientes. E primeramente para mientes de las riquezas si son preciosas de sí mesmas o porque el hombre las puede usar e despender. Cierta cosa es que más valen por el despender, que por avaricia que las faze ayuntar e retener es hombre menospreciado, e por largueza e franqueza que las faze despender es ombre loado e honrado y es tenido por bueno. Pues como lo que traspassa en otro non pueda remanescer con aquél de quien parte, entonces es loada la riqueza por buena quando traspassa en otros por franqueza e largueza. Síguese que como no pueda remanescer con aquél que la da, que non le pueden dar bienandança e que, segund su condición, non deven ser dichas preciosas, ca segund razón, quando son dadas, aquél que las da por fuerça se empobresce y es más pobre que antes quando las havía. Pues son mesquinas e menguadas las riquezas a la bienaventurança de aquéllos que non la puedan buenamente todos poseer complidamente nin dar a los otros sin mengua e sin pobreza de aquél que la posee, nin puede ser de alguno syn mengua de otro.

Otrosý puedes ver de las piedras preciosas que es locura el que se deleyta o envergüenza de fazer algunas cosas que faría. Fallarás otros que avrán todo el contrario, que serán de muy noble linaje e sufrirán muy grand pobreza. E querrían ser más de menguado linaje e que oviessen grandes riquezas. Otros fallarás que avrán todas las dichas cosas, empero son muy afligidos porque son forçados de tener castidad; e porque tienen virginidad castamente biven sanos y están en desplazer. Otros serán que avrán todas las dichas cosas, que avrán grandes riquezas e nobleza de linaje e buena muger, empero non avrán fijo ni fija, e será guarda e servidor de otro estraño heredero. E otro será que avrá todas las dichas cosas e muger e fijos, empero serán mal nudridos e llenos de malas costumbres, por que quando ende piensan conviéneles de llorar e querrían que non los oviesen avidos. Finalmente que no es ninguno que en todas cosas sea satisfecho a su voluntad, porque la fortuna antes dessea lo que a el otro que le es paresciente que sea mejor que lo que él tiene porque no lo ha probado assý como aquél que lo posee. E porque non ha esperiencia es engañado en juzgar la cosa del otro. E por esto les es pertenesciente que alguna cosa que sea buena quando la avrán provada la ternán por buena. E porque la persona nudrida en delicamientos es tierna a sofrir trabajos e afanes porque non ha avida esperiencia, si le viene algund contrario aýna es turbado e sin paciencia e aterrado, porque non es nudrido salvo en bienandança, e por esto aýna siente el contrario, assý como el niño quando sale del vientre de su madre, que es acostumbrado de la grand calor que es dentro en la madre, por poco frío que sienta tan aýna le haze mal e quando es acostumbrado de so[19r]frir frío non le faze mal.

E si bien pensasses, ¿quántas personas son que avrán gran gozo que pudiessen aver una cosa tal como la menor que a ti es remanecida [e] se ternían por bienaventurados e que viniessen en este lugar en que tú estás, el qual tú dizes que es desterramiento en que tú eres aquí desterrado? Esta tierra es tal como la otra, e moradores veo que ay aquí que de grado están aquí e sin fuerça e les plaze de habitar aquí assí como a ti en Roma. E sabes que dize Séneca que todo el mundo es tierra de la buena persona e non le es ninguna estraña. Y es cierto que ninguna cosa non es de plazer. E por esto te digo que se dezía que los escarnios que le eran fechos eran a él bienandança, ca le fazían aver virtud e la quería tomar por buena, ca apenas es alguno, por bienaventurado que sea, que quando le viene algund contrario del qual non ha paciencia que no desseasse entonces mudar el su estado por bueno que sea.

¡Oh Dios, y en quántas amarguras es mezclado el dolor de la bienandança mundanal!; la qual aunque parezca muy fermosa a aquéllos que la poseen, empero desmampara al ombre quando más la quiere retener. Pues puedes conocer claramente quánto es mesquina la bienandança de las cosas mundanales e mortales, la qual no puede durar todos tiempos con aquéllos a quien plaze nin la pueden aver complidamente. Pues paresce manifiestamente que el ombre non deve buscar bienandança en este mundo fuera del mesmo. Oh ombres mortales, ¿por qué demandades bienandança fuera de vosotros?; ca mejor la fallaredes dentro en vosotros. E por esto soys engañados por mayor pensamiento. ¿Queredes saber verdadera bienandança? Dígovos que dentro en vosotros tenedes el comienço d’ella, la qual avedes en el entendimiento, que es inmortal e no puede morir. E por esto devedes buscar la verdadera bienandança, que es eternal e sin fin, e no esta bienandança d’este mundo, que es corruptible al ombre d’este mundo por ventura, ca en los bienes de fortuna o de ventura non puede ser verdadera bienandança.

Dime, ¿es alguna cosa en el mundo que a ty deva ser tan preciosa como tú mesmo? Por cierto non, aunque algunas cosas aya que de su natura son mejores e más preciosas, pero a ty no es cosa más preciosa que tú mesmo. E porque mejor conozcas que en las dichas cosas de ventura no puede ser bienandança pruévolo asý: cierta cosa es que bienandança es soberano bien; pues como <es> cosa mudable no puede ser soberano bien, síguese que bienaventurança no puede ser en cosas mundanales de fortuna como todas sean variables e bienaventurança soberana no sea variable. Otrosí aquél que ha abundancia de los bienes de fortuna o conosce quáles son en la su condición o no. Como en sý no lo conoce, no puede ser bienandante; como pensar que ayas perdido ninguna cosa de lo tuyo ni devrías allegar la posessión d’ellas, ca si la natura ha dado fermosura e bondad a alguna de aquéllas que fazen a ty, ca por bien que tú no las poseyesses fueron a ty plazientes segund la su condición e natura. E sy bien paras mientes no son buenas nin fermosas ni preciosas porque son tuyas, mas porque son buenas e fermosas e preciosas las quieres aver contigo.

Pues porque vosotros, hombres, desseades estas cosas de fortuna, cuydades que por la abundancia d’ellas podáys esquivar fortuna. Por cierto no la esquivaredes, antes vos la acercaredes más e más la creceredes, ca quanto más avredes de las dichas cosas más menester avredes muchas ayudas para guardarlas que no se pierdan ni se destruyan. Otrosí por el contrario, que aquéllos que han solamente las cosas a necessidad de natura no han mengua, ca [19v] tanto quanto ombre menos posee, tanto menos ha menester ayuda.

Pues parad mientes si dentro en vosotros ay algund bien que Dios vos aya dado que sea bien propio vuestro e que non vos cale delectar en bienes estraños a vosotros, ca segund natura el bien que es propio non se parte de aquél de quien es, assý como el calor no se parte naturalmente del fuego ni el frío del agua. Empero vosotros así como nescios dezides e pensades que los ombres que han en sí divinal cosa, la qual es la razón, sufran mengua sy non poseen las cosas que no han vida nin sentido e que vayan a superfluydad. Empero las otras cosas animadas sin el hombre se tienen por pagadas e satisfechas del su propio bien, que non es ninguna cosa en comparación de la razón que es en el hombre. E por esta razón vosotros, que soys de tan excellente natura en respecto de las bestias, porque soys semejantes a Dios por el ánima, que es incorruptible e inmortal, amenguades mucho a vós mesmos deseando tomar cumplimiento de bienes de las cosas a vosotros no sanas e que no valen ninguna cosa en vuestra comparación. Y en esto no entendedes quánta injuria fazedes a vuestro Criador, que vos ha fechos señores e más excellentes de todas las bestias e regidores de vosotros e de todas las otras cosas. Empero vos abaxades la vuestra bondad e sometésla a las cosas temporales e corruptibles. E por esto fazedes dos inconveniencias: lo primero, fazedes injuria a vós mesmos e a Dios; lo segundo, que fazedes mal a vosotros. El primero ha dos ramos segund dos injurias de suso dichas, e la razón de la primera es que mudades la ordenación del Criador, que ha ordenado que las cosas que non han sentido sean yusanas e sometidas a las otras que segund su condición natural que son más nobles. E como non sea cosa corruptible en el mundo tan noble como el ombre, y éste de su voluntad se somete a las dichas cosas más baxas, paresce que faga injuria al Criador, ca desconosce la su ordenación. E pensando que la vuestra bienandança sea en las dichas cosas sometédesvos a ellas, ca natura de bienandança es que sea mejor que aquella cosa de que es. Pues como las menospreciadas cosas en natura, que son metalles e cosas insensibles, tomedes por vuestra bienandança, síguese que aquéllas sean mejores que vós segund vuestra estimación, por que fazedes injuria a vos mesmos.

Cierto es que quando ombre no conosce la su dignidad ni a sý mesmo es así como bestia, que atal es la propiedad de la bestia que no conosca a sí mesma. E la propiedad del ombre es que conosca a sí mesma, e conoscerá que las dichas cosas baxas e sometidas a él non pueden ser su bienaventurança, ca mucho más noble cosa es el su entendimiento que ninguna de las dichas cosas. Y entre todas no valen tanto según natura como el ombre, por muchas cosas que sean e por fermosas que parezcan, ca sy pones sobre el ombre alguna cosa fermosa, la fermosura no será del ombre, mas de la dicha cosa, assí como si era vestidura fermosa, la dicha fermosura será de la dicha vestidura e no del hombre, ca por fermosa que sea la vestidura non puede tirar la fealdad que está dentro, mas solamente la asconde, así como si una olla de tierra fuesse vestida con una vestidura de oro, ni por esso no se tiraría la su natura, mas sería de tierra como de antes era; e a la fermosura quando la vestidura es vestida, e como la vestidura es despojada, no es de aquél que la viste, mas es de la vestidura. Otrosí te digo que las dichas riquezas no pueden ser dichas bien del ombre, ca lo que faze mal no puede ser dicho bien. E como muchas vegadas contesce que por ellas viene mucho mal, síguese que no puede ser dichas bien. E que fazen mal paresce en los ma[20r]los regidores e tiranos, los quales por ayuntar riquezas han fechas e fazen muchas injurias e injusticias a muchos ynocentes; e no conviene yr lexos, ca tú que has dolor agora d’ella en tu fermosura, ca la fermosura de las dichas piedras de que tú te maravillas e has desplazer quando las posees no es tuya, ante es de las dichas piedras, e tú deleýtaste en fermosura que es a ty estraña.

E si bien paras mientes no se devría ombre maravillar de la su fermosura, ca el ombre es mucho más fermoso e perfecto según natura que todas las otras corruptibles por la ánima racional que Dios ha ende puesta. E las dichas piedras no han ánima ni vida. E si el ombre se maravillava de las obras criadas por Dios, más se devría maravillar de las más nobles e más preciosas segund natura que aquélla (5) que no han ánima ni vida, ca más perfecta es según natura la cosa que ha vida que no aquélla que no ha vida ni sentimiento, e aquélla que ha sentido e vida e movimiento más que aquélla que no se puede mover de su lugar, e más la criatura que ha ánima razonable más que las otras que no han la dicha perfeción, ca ha todo lo que han las otras e más la razón que es más preciosa que todas.

Mas las gentes biven bestialmente más que humanal e maravíllanse de la color e de la fermosura de las piedras inanimadas e sin sentido, e no se maravillan de la nobleza divinal que es en ellos mesmos e de las otras criaturas que son más nobles por su condición natural que las piedras, que son corruptibles e transitorias. Otrosí puedes ver en las posessiones que son cercadas que no se pueden mover, assí como son huertas e viñas e campos e semejantes cosas; son contadas entre las riquezas, en las quales no me paresce que el ombre deve poner su deleyte ni su plazer por su vista, ca más devría dar plazer la vista del mar quando es en calma e del cielo quando es serenado e del Sol e de la Luna e de las estrellas. E mayores maravillas ay en estas cosas que no ay en las de suso dichas que las gentes locas cuentas entre sus riquezas.

Dime, ¿por qué abraças tú las flores e los fructos de las dichas posessiones así como si fuessen tuyas?; ca por cierto non son tuyas segund su natura e fortuna, e no puede ser que sea tuyo lo que la natura non te ha dado, ca segund ordenación de natura, las plantas (6) e los árboles fazen las dichas cosas para dar vianda a las bestias e a las aves e no por pascer el ánima del ombre. Pues más las quieres para servicio del cuerpo, por el qual eres semejante a las bestias, que para servicio del ánima, por la qual eres semejante a Dios, ca la ánima, que es spíritu, no ha menestar cosa corruptible a guardar a sí mesma. E si quisieres que el ombre ha menester las dichas cosas para conservación de la vida corporal, dígote que natura asaz ha que non sufra mengua e no ha menester superfluydad. E si bien paras mientes, la natura de pocas cosas ha asaz e de aquéllas se tiene por pagada, e quando toma mucho fázele mal, ca después que es farta, si la quieres forçar que tome más de lo que non ha menester, luego sintirás que te fará mal. Es que te sintirás pesado o en toroçones o en dolencias, que natura requiere que lo eches fuera si no quieres aver dolencia luenga. Empero si tú tomas por sostenimiento de vida templadamente, nodrirte ha, confortarte e conservarte ha <ha> en vida.

E así fallarás que es de las dichas cosas mundanales que si ombre las toma por sostenimiento de sí según la su condición y estado o necessidad razonablemente sin superfluydad, entonces faze al ombre rico verdaderamente e bueno e ordenado e de obras virtuosas. En otra manera fázenlo deleznar e caer en vicios e diversos pecados. E quando se parte da gran dolor e da a vegadas desesperación e otros males.

Otrosí, ¿por quál [20v] razón te deleytas tú en nobles vestiduras? Ca en esso enseñas poco seso, ca tal materia de las vestiduras no es tuya. Esto es o lana o lino o seda o cáñamo, ca veemos que las bestias e las yervas lo han dado e tú lo has tomado como menguado de la su abundancia que Dios les ha dado. Sy te deleytas en la forma, que es el texer o en el coser o en semejantes cosas, no es tuyo, ca es del texedor o del alfayate, por que no te deves glorificar pues que no es tuyo. Otrosí non te deves glorificar en casa llena de mucha compaña, ca los que ende son o son buenos o malos: si son malos deves estar con desplazer porque has mala compañía e podríate venir mucho mal por ellos; si son buenos no es razón que te glorifiques en bondad estraña, ca la su bondad no es tuya, ca es suya, e serías nescio en pensar que la su bondad fuesse tuya.

Pues piensa bien por todas las dichas cosas que no en ninguna cosa terrenal o mundanal que tú devas tener por riquezas nin por tus bienes. E por esto si no las has como solías no deves pérdida de aquéllas. Si fueras pobre e lançado de las dichas cosas, pudieras cantar delante del robador Theodoric, ca no oviera cura de te tirar ninguna cosa. Pues piensa quánto es noble la miseria de las riquezas de las cosas mortales, la qual quando la avrás alcançada no podrás aver seguridad, porque más es vil que noble.

 

 

Cómo loa mucho los ombres del tiempo antiguo que non avían

así grand avaricia. Quintum metrum, et incipit

«Felix nimium prior etas»

 

E tan buena era la vida de los primeros habitadores del mundo que solamente querían aquellas cosas que eran necessarias a la vida, e no querían superfluydad de vestires ni de viandas ni de riquezas, ca bivían de las frutas e de las yervas e no avían pensamiento de nobles comeres ni beveres ni paños de seda, mas solamente comían lo que les era menester e provechoso e vestían pieles e no sabían teñir lana ni seda e dormían sobre la yerva seca e no avían cura de fermosas cosas ni de mercaderías ni sabían qué era moneda.

E por esto no eran guerras ni batallas ni huestes ni cavalgadas. Oh Dios, ¿e por qué las gentes guerrean? Ca mejor sería regir el mundo si los hombres quisiessen seguir el buen juyzio de la razón. ¡Oh Dios, e agora tornasse este tiempo en aquél!; mas no puede ser, porque el amor de la avaricia es más ardiente e desordenado que nunca fue, por que pluguiese a Dios que no fuesse fallado oro ni plata ni las otras riquezas que turban a los hombres el su entendimiento e los echan de razón, e que fuesen aún en su lugar so tierra, ca son peligrosos porque son tenidas por preciosas.

 

 

Cómo prueva Philosofía que en dignidades ni en oficios no ay propio bien. Sexta prosa, et incipit «Quid autem de dignitatibus»

 

¿Aun mas qué te paresce o qué te es paresciente de las dignidades e honores mundanales, los quales oviese assí como ynorasse la su miseria? Cuydan ygualar con el cielo assí como si fuessen verdaderas dignidades; como segund verdad sean ningunas, empero paresce en la su obra según las dichas dignidades, que si son dadas a malas personas no es cosa más mala nin más peligrosa, ca por esto han seýdo fechas las mayores crueldades e males del mundo más que por otra cosa. Creo que bien se te miembra como los romanos, por la su sobervia de los reyes que descendieron del linaje de [21r] Rómulus, por malicia destruyeron la manera del regimiento e mudaron la voluntad a aver franqueza, por que fizieron Ymperio e cónsules e senadores con el consejo de los cuales fue regido el Imperio, en el qual muchos tiempos estuvieron. E después, por la malicia de los consejos de los cónsules, mudaron la manera del regimiento y establecieron partes. E cada vez por los dichos mudamientos se siguieron grandes batallas e muchas muertes. E no fueran seguidas si los regidores fueran buenos ombres e virtuosos, mas por la su maldad se siguieron todas las dichas cosas e males.

E si las dichas dignidades son dadas a buenas personas, la qual cosa acaece muy tarde, ¿quál cosa ende averá entonces que faga loar ni preciar ni amar ni honrar salvo la su bondad? Por cierto no cessará, ca a las virtudes non cresce honor por las dignidades, mas a las dignidades por las virtudes, ca las dignidades son honradas quando a buenas personas son dadas. ¿Pues quál es esta maravillosa excellencia que tanto desseades? Las dichas dignidades por cierto poco valen.

Parad mientes a las bestias que son de yuso de vós sy señorea el su linaje. Si tú viesses alguna rata que quisiese señorear a las otras ratas e que por las otras ratas fuese onrada, por cierto tú, rey, rías d’ello e farías escarnio. Eso mesmo deven ser escarnidos los que trabajan por alcançar las dichas dignidades.

Aquí es cosa notable que el ombre puede ser considerado en dos maneras: la una es segund lo que es mejor, <que el> que es el entendimiento por el qual es reglado en las sus obras, las quales son bien regladas por el entendimiento e son bien ordenadas. Y entonce los ombres, siguiendo el juyzio derecho del entendimiento, fazen todas las sus obras sabiamente e discreta. Y entre tales no caldría señorío, ca las buenas obras non las cale corregir nin emendar. La segunda manera es en que puede ser considerado el hombre segund que le contesce desfallimiento de razón por apetito de la sensualidad que le desvía de derecha razón e fázele seguir lo que le es plaziente e delectoso e non lo que le es provechoso, por que es menester que sea corregido e regido por otro que sig<u>a el juyzio de la razón, porque dize Aristoteles en el primero libro de las Éthicas que aquél que ha bueno e claro entendimiento por natura deve ser señor, e aquél que ha desfallimiento deve ser naturalmente sometido. E segund la primera entiende de hablar la Philosophía del ombre, e para bien mientes del poder e de la fuerça del ombre, por la qual más que por otra cosa las gentes son enseñoreadas las unas de las otras, e verás que es ninguna cosa, ca la fuerça del ombre es mayor e más fuerte e mejor del mundo; una pequeña cosa la atierra, que es una culebra o araña.

Otrosí ¿quién es, por fuerte que sea, que aya poder en otro hombre salvo en las cosas temporales? Por cierto no ninguno, ca el entendimiento del hombre virtuoso non se puede aterrar ni vencer, la qual cosa paresce en un hombre muy valiente e virtuoso, el qual quando fue preso por un tirano que avía usurpada la señoría malamente e fue tractada conspiración (7) contra él, e como oviesse en sospecho el dicho varón e quisiesse sobre todos aquéllos que avían seýdo consentidores en el querer, e por esto los atormentó. E como el dicho varón no quisiesse ninguno nombrar, el dicho tirano lleno de saña e de malicia díxole que si no los descubría él le sacaría la lengua. Y entonces el dicho varón mordióse la su lengua propia muy fuertemente, tanto que la cortó, y escupióla con la sangre en la cara del dicho tirano e injusto tenedor de Roma. Y en esto mostró que más vale perder alguna parte del cuerpo o todo el cuerpo que no fablar contra razón de virtud ni fazer mal [21v] injustamente por la su palabra a alguna persona. El nombre del dicho varón non es aquí sabido, mas Sancto Tomás dize que, según su pensamiento, Zeno o Canil, los quales son nombrados en el primero libro.

Otrosí un filósofo que avía nombre Segundo, después que ovo puesto en su coraçón por penitencia de nunca fablar, nunca lo pudo ombre forçar que fablasse por muchos peligros en que fuese puesto. ¡Oh, e pluguiese a Dios que así fuesen todos aquéllos que tienen las lenguas dobladas en dezir lisonjerías y en mezclar mal como uno de los susodichos! Otrosí puedes ver que los ombres del mundo, por poderosos que sean, no pueden fazer ninguna cosa de fecho de sobervia a los otros que a ellos no pueda ser fecha semejante por otros; y esto paresce por dos enxemplos, dexados los otros semejantes: el primero de Busides, que fue muy mal hombre que solía matar a los ombres que entravan en su casa, el qual fue muerto por Ércoles; el segundo fue Régulus, que fue cónsul de Roma, e quando ovo presos muchos ombres en batalla fízolos poner en diversas e crueles prisiones. E después él fue vencido e preso e ovo de sufrir cruel prisión así como él avía fecho a los otros.

Pues paresce que no se deve hombre glorificar en tal fuerça, por la qual no puede esquivar que no pueda ser sobrado por otro. Item si la dicha fuerça e las dichas dignidades fuesen algún bien, no serían dadas por natura a malas personas ni serían ocasión a los malos que fuessen malos, ca natura non sufre que todas cosas contrarias sean ayuntadas en un lugar. E como las dichas cosas sean muchas vegadas puestas y encomendadas a malas personas, síguese que de su natura no son buenas e que no son contrarias a las malas personas, pues con ellas están y en ellas son. E si no son contrarias, síguese que no son buenas, ca bien e mal son contrarios.

Otrosí puedes pensar de todas las cosas que la fortuna da, aunque por otra razón te mostraré que tales cosas verdaderamente no son bien, ca toda cosa faze la su obra propia según la su propia condición, assí como la persona que ha fuerça para fazer fortaleza e aquél que de alguna arte puede obrar segund aquélla; assí como faze el físico de medecina, ninguna cosa no faze fazer el contrario de la su obra propia a sí. E como las dignidades diesen a los ombres malos fazen dignos, como la virtud e fuerça corporal no les faga verdaderamente virtuosos ni fuertes a vencer vicios, antes los muestra que son indignos e flacos quando se dan a obras malas de pecados e vicios; pues que son ninguna cosa e han poca bondad, no han ninguna cosa.

Empero aquéllos que son puestos en dignidades que son llamados dignos e aquéllos que han potestades poderosos e aquéllos que en reynos son reyes e aquéllos que en señorías son señores, ya por esso no se sigue que lo sean si son en sí mal nodridos e dados a pecados, mas son indignos e viles e flacos e malos. Empero son así nombrados por los ombres del mundo según su opinión que desvían mucho de la verdad. E son así llamados por el contrario, assý como al vinagre llama ombre vino dulce e a las mugeres malas e comunes que son buenas, e a los leprosos llama ombre sanos. Esso mesmo puedes entender de todos los bienes de fortuna, ca no fazen aquéllos en quien son, antes los traen a corrupción.

 

 

Cómo muchas vegadas el poder mundanal es dado a malos ombres,

e pruévalo por Nero. Sextum metrum, et incipit

 «Novimus quantas»

 

Esto paresce en Nero, malvado Emperador: ninguno tiempo no oviera provado tantas malicias ni metidas en obra sy no fuera puesto en grand dignidad, ca él fizo matar la mayor par[22r]te de los cónsules e senadores de Roma e fizo poner fuego en muchos lugares de la cibdad por que veyesse semejante fuego de aquél que quemó a Troya. E fue omecida de su madre propia e de su hermana e de Séneca su maestro e de los apóstoles Sant Pedro e Sant Pablo. E como los romanos mucho tiempo oviessen sofrido las sus malicias, embiaron a España por un senador de Roma que estava allá, e avía nombre Galum, el qual vino con grand poder. E quando Nero vido que non podía fuyr de las sus manos, púsose la punta de la espada en el costado e matóse. E aunque era tan vil ombre e tan malo, empero era puesto en dignidad imperial y en regimiento del mundo por quatro partes, que son de Levante a Poniente, e de Meredión a Setentrión, e tenía el ceptro de gran honor.

Oh Dios, ¿e por qué se haze esto, que malvado cuchillo e yniquo poder es ayuntado con cruel venino?; ca grand dolor es que a la persona malvada e cruel sea puesto cuchillo en las manos con el qual pueda mostrar e poner en obra la su crueldad.

 

 

Septima prosa, et incipit «Cum ego scio inquam». Como que fama en loor corporal non puede ser grande ni por duración de tiempo

 

Después Boecio respondió e dixo:

––Oh Philosofía mi maestra, tú sabes bien que yo en las mis obras non avía tan mala yntención; e como avía cobdicia de las cosas mundanales e de fortuna, mas esso que fazía, fazía por amor de virtud, ca quería retener en mí de mi poder todas virtudes.

E la Philosofía respondió:

––Aunque tú dizes verdad, empero es una cosa que los ombres muy virtuosos e buenos son movidos a haver dignidades e oficios de comunidad por cobdicia de fama e de gloria mundanal, ca por tales oficios son crescidos en fama de las sus buenas obras; empero la dicha fama es de poca valor e vana e mezquina e vazía de bondad. Y esto puedes ver primeramente en la poquedad de la tierra por la qual la dicha fama se estiende, ca segund que tú has aprendido en la sciencia de astrología, toda la Tierra en respeto del cielo es assí como un punto e quasi ninguna cosa. Otrosí sabes que la Tierra no es habitada por todas cosas animadas salvo en la quarta parte, y esta quarta parte no es toda poblada, antes es mucho más la que no es poblada, ca muchas aguas e lagunas e mares e montes e desiertos ay en la dicha quarta parte de la Tierra en que no moran personas. Pues a malas penas remanece de la dicha quarta parte una poca de hera en que moran las gentes en respecto del cielo, por quanto que paresce que es muy gran locura fazer su poder de estender la su fama en el paño de la tierra que es tan chica, ca más valdría que fiziessen su poder de conquerir la su buena fama que fuesse estendida al cielo, onde se puede mucho estender, y esto por obras buenas e virtuosas.

E segund dize Aristotiles en el quarto libro de las cosas animadas una razón entre las otras, ¿por qué los ombres van alçados teniendo la cabeça alta contra el cielo? E la razón es porque la su condición natural los requiere que ayan cura e pensamiento de las cosas celestiales, ca entender e saber sciencia es cosa divinal, y esto deve más seguir la gloria e fama celestial. Otrosí puedes ver si piensas en la diversidad de las tierras e de las naciones de los lugares e de las gentes del mundo, que son diversas en la manera de bevir e de fablar. La dicha tu fama, quando te parescerá que la ayas ganada, non será estendida en las nasciones del mundo, ca con grand dificultad pueden ser todas alcançadas. E si es negada a todas las nasciones non la sabrán todos los ombres ni en todas villas, [22v] y esto paresce ca en el tiempo de Marco Tulio, según que él faze testimonio, se falla que de la cibdad de Roma non era sabida la su fama por los que habitavan en el monte de Cáucoso, como la dicha fama fuesse muy solempne e muy honrada e temida por el mundo. E si la fama de tan excellente e tan noble cibdad non era divulgada por todo el mundo, ¿cómo puedes pensar que la fama de un ombre sea más divulgada?

Pongamos que la estendía por el mundo; sabes bien que segund que son diversas las gentes son diversas en entendimientos e costumbres e leyes, e usan por aquella cosa que parece buena a los unos e vituperio a los otros. E por esto la tu fama solamente sería loada e preciada y entre aquéllos que son de la tu nación e costumbre de vida. Otrosí piensa<s>, aunque todo lo que de suso es dicho oviesses, no puede mucho durar por bien que remanesca la dicha fama después de la tu muerte por escriptura, ca la escriptura corromperse ha por antigüedad.

E si comparas este mundo a la eternidad de Dios, es así como un momento en respecto de mill e años e menos, ca en cosa infinida no puede ser puesta comparación. Pues d’esto devrías aver cura que la tu fama fuesse con Dios o Eternidad, e non d’esta mezquina fama que no puede durar ninguna cosa. Mas las mezquinas de gentes solamente han cura d’esta fama que no puede durar ninguna cosa mundanal, por la qual vanamente se ensobervecen, segund que conteció a un deseoso de aver fama, el (8) qual como si fuese apto quería ser en nombre de los philósofos, al qual dixo el principal entre los filósofos: Si quieres ser en el nuestro nombre deves sofrir todas las injurias pacientemente; en otra manera non puedes ser ende. E aquél respondió que era aparejado para sofrirlas. E después, tractando el dicho principal, fuéle fecha una injuria, la qual quando la ovo sofrida a desplazer de su coraçón, dixo contestando al dicho principal:

––¿Entiendes aún que sea apto para ser philósofo?

Y el dicho principal respondió escarniéndole; dixo:

––Entendido lo oviera si ovieras callado.

Aun mas como honor e gloria más devían ser dadas a los buenos ombres, a los quales no pueden durar, pensar deves que a los otros menos pueden durar que no las pueden dictar. Paresce por esto que después de la su muerte corporal o ha de ser la su ánima en bienandança o no; e si no, no es ninguna cosa la su gloria; e si es bienaventurada, ya non cura de la terrenal gloria, como possea la gloria celestial e terrenal, por la qual menosprecia toda la gloria mundanal. E ha gloria e plazer e gozo como es escapado de la mundanal miseria e peligros e lazos diversos. Pues aquéllos que creen que aver gloria mundanal sea soberano bien, dexen estar el chico mundo y estrecho e miren en el cielo e verán quánto es grande e ancho, e menospreciará[n] la fama mundanal que non puede complir la tyerra, que es poca e menguada.

 

 

Metrum septimum, et incipit «Quicumque solam mentem». En aqueste metro pone una qüestión: que aquél que pone su esfuerço

que después de su muerte ha de aver fama d’él,

muere dos vezes

 

Sobervioso e vanaglorioso, ¿por qué te quieres ensalçar en el mundo por nombradía como seas mortal? Ca la muerte ha hurtada la vuestra fama, son ygualadas las cosas altas a las baxas e las baxas a las altas: ¿dónde son agora los usos (9) del fiel Fabricio? Vedle agora que podresce en la tumba.

Este Fabricio fue muy excellente ombre e cibdadano de Roma, el qual quando [23r] fue embiado para combatir una cibdad que era rebelde a Roma e fuessen prometidos a él quasi infinitos thesoros por que se fuesse del real porque fuertemente los combatía, no pudo ser corrompido por mucho que le dixeron, antes respondió:

––Non quiero vuestros thesoros.

Los mensajeros e los que por otro combaten acaesce que son corrompidos con thesoros, y éste non lo fue e por esto es llamado fiel. E después dize que son agora regurosos Bruschen e Catón, que fueron ombres de gran fama; aún les es remanescida alguna poca por razón de algunos libros en respecto de sus valores. Sabes bien de cierto que ya eran destruydos e menospreciados. Sy quieres dezir que aún dura por la memoria, non puede todos tiempos durar, que a lo menos a la fin del mundo se perderá y entonces avrá la segunda muerte la su fama y entonce perescerá. E por ventura antes será perdida por razón de los libros que se corrompen. Los hombres de suso dichos son dichos regurosos porque ombre nunca pudo inclinar a injusticia por ninguna manera, e cada uno d’ellos por su rigor que non se quería inclinar se mató a sý mesmo, que Catón en tiempo de Julio César, quando Julio quiso que le consintiesse Catón las sus maldades que quería fazer, el dicho Catón le fue muy contrario de todo su poder; finalmente fuyó en Arabia. E quando fue a Cartayna e veyesse que non podía escapar de las manos del dicho Julio, antes que viniesse a su poder se mató. E Bruschen, quando passó en España con grand multitud de gente en muchos navíos delante de Portugal, por gran tempestad de la mar los portug[u]eses se levantaron en armada e fueron contra él, e quando él vido que devía ser preso, assentóse en una cáthedra assí como Emperador e dixo:

––Emperador de Roma no deve ser preso bivo.

E púsose en la tetilla esquierda un cañivete que tenía e matóse. Estas cosas se contienen más largamente en las hystorias de los romanos.

 

 

Octava prosa, et incipit «Sed me inexorabile». En aquesta prosa prueva que la fortuna adversa es más provechosa que la próspera

 

Empero no te pienses que por los males que he dichos de la fortuna que la dicha fortuna sea toda vía nozible, que antes te digo que es a vegadas provechosa, ca quando se descubre e se muestra e quando es más contraria e áspera es más provechosa, e quando es más plazible es mintrosa e no es tal como paresce. E la contraria es verdadera, ca por la su mudança muestra la su condición: la primera haze al ombre loquear, la segunda le faze sabiamente obrar. Pues para mientes a la primera e juzga derechamente e conoscerás que toda es ventosa e vana e flaca; la segunda fallarás templada e arremangada e faze al ombre inclinar a ser sabio. Finalmente la primera con sus falagos desvía al ombre del soberano bien e verdadero, e la contraria nos retiene e nos trahe al dicho bien dándonos clara conoscencia de los bienes mundanales en desear los eternales. Otrosí nos faze grande bien, ca fázenos conoscer los verdaderos amigos, la qual cosa es de grand plazer; e tú lo devías mucho preciar, ca esta fortuna movible te ha mostradas las intenciones de los tus amigos fieles, los quales te ha dexados, e los otros te ha alexados.

Por cierto tú en el tiempo de la abundancia ovieras grand gozo que tan claramente te pudieras conocer como agora fazes. Pues no te quieras quexar por la pérdida de las cosas temporales, ca por esso has fallados los verdaderos amigos, que valen más que los thesoros que has perdidos, ca preciosas riquezas son buenos e leales amigos, por que deves aver gran con[23v]solación, porque has fallados mejores thesoros que dexados.

 

 

Aquí faze un planto de los ombres que las cosas temporales saben buscar allí do las deven fallar

 

Oh Boecio, ¿e dónde es esta cosa que el mundo persevera entre tantas contrariedades e con tanta firmeza e concordia desvarían las cosas naturales? Ca los elementos que son de contraria condición e qualidad guardan paz perpetual, ca cada uno está en su lugar a él devido segund natura. Empero componen las cosas del mundo animadas e no animadas, que son assý labor de las cosas baxas, por que el Sol en el tiempo del estío faze los días fermosos e claros; otrosí por que el mar se refrena, que no cubre toda la tierra como según natura devríe estar sobre ella. Por cierto pensar puedes que todas las dichas cosas faze fazer Amor, que ata las cosas e govierna el mundo e señorea sobre los cielos. Este amor es de Dios, que ama a todas las criaturas. E por su amor las govierna, e ha puesto amor en las cosas baxas que fazen sus obras a ellos apropiadas, assí como aquéllos que desean e aman soberano bien haziendo la su voluntad e les plaze que por él sean regidos e governados segund la propiedad natural a ellos dada. Otrosí este amor faze ayuntar la muger al ombre en matrimonio e perseverar en castidad y en grand fialdad. Este amor, quando es entre los pueblos, fázelos bevir en grand paz.

Oh Dios, mucho sería bienaventurado el humanal linaje si el amor de suso dicho lo governasse, que entonce sería entre las gentes la voluntad derecha e no contrastarían a las buenas e justas y echarían fuera las malas y en el matrimonio sería castidad e firmamiento e fieldad sería entre todas las gentes. Mas a mí es grand dolor quando veo que por el dicho amor por las gentes desmamparado caen en diversos yerros bestiales e biven más bestialmente que humanal por desfallimiento de verdadero amor.