Síguese el primero libro de Boecio de la consolación que le
dio
la Philosofía
o cuytado que solía ser en grant estudio, que he fecho muchos e diversos ditados
e asimismo muchos libros, e que he trasladados muchos libros de philosofía de
griego en latín, así como la Metafísica de Aristotiles, e la Arismética de Ricomachi, padre de Aristotiles, demientra era en la
flor del mi estudio, e he estado en grand buenaventurança, ¡ay cuitado!, agora
conviene de fazer ditados de plancto e de dolor por los quales muestre la mi
mesquindad e miseria regando con lágrimas e con lloros verdaderos la mi cara.
E ya sea que me ayan tirado todo quanto avía, empero no han podido tirarme las mis sciencias, antes ellas me acompañarán e no se partirán de mý e no me ha fincada otra compañía.
Onde es notorio que el dicho Theodoric por la su crueldad tiró a Boecio toda persona que oviese con él privança, e ninguno de sus amigos lo osó seguir, e no le dexó ningún su conoçiente a su servicio. E por esto le avía tirado todo quanto avía, mas por quanto los bienes e las riquezas de la ánima no desamparan al ombre, antes todo el tiempo lo acompañan e no le pueden ser tollidas, por esso las sus sciençias que avía ganadas estuvieron con él e no pudieron por ninguno ser empachadas. E por eso dezía Catón: aprende alguna sciencia o arte, ca si por ventura la tu fortuna se fuese de ti e te desamparase, la arte todo tiempo estará contigo e no te desamparará demientra bivo seas, por que el dicho Boecio dezía que las sus sciencias eran en su compaña, e faze comparación del su tiempo pasado al presente diziendo tales palabras:
¡Oh mezquino, la gloria de la mi bienaventurança que he avida en los tiempos pasados e la verdura de la mi [7v] juventud agora son tornados en desolación de los mis fechos y en la mi triste vejes!
Onde es notadera cosa que compara la moçedad a verdura, porque asý como la planta verde muestra que deve bien aprovechar en fructo, asý la persona, quando en su juventud comiença a fazer buenas obras e virtuosas e se guarda de mal, muestra que deve ser muy buena e provechosa. E asý por quanto el dicho Boecio en la su mocedad fuese bueno e virtuoso e agora asymesmo se vía en dolor en su vejez, avía razón de mayor tristor. Por lo qual dezía:
En este tiempo acerca de la chica juventud por los males que sufrí e por la tristor me es venida soptuosa vejez, la qual muestra en aquestas cosas, ca soptuosamente só tornado cano e magro e arrugado, ca los males e tristuras me fazen llegar a vejez, por quanto todos los accidentes de la ánima salvo gozo e alegría siguen el cuerpo de la iniquidad radigal, que es fundamento de la vida. E por esto llegan el ombre a la muerte, que por las angustias de la ánima el cuerpo toma mudamiento segund más e menos. Por tanto él torna todo cano sop[t]uosamente; de la qual cosa avino una grand maravilla en Bononia la Grassa, onde como un ombre fuese juzgado a muerte, soptuosamente se le tornaron los cabellos blancos, maguera que de ante no oviese ninguno blanco e fuese moço. E todo esto acaesció en espacio de un día natural. E otrosý ca el dolor tuelle al ombre el sabor de las viandas y el plazer, e por ende Boecio no podía bien comer, por lo qual era rugado e le temblava la persona. E porque por desfallimiento de viandas el pellejo del ombre non se finche, por tanto él tornó arrugado. Antes él llamava a la muerte porque non venía, ca por el dolor que sufría la deseava, diziendo que entonces es cruel la muerte quando viene a la persona en su bienaventurança y entonçes es mansa e buena al ombre quando le viene en el tiempo de la su adversidad o pobreza o dolor o malaventurança, ca en tales tiempos las gentes menos la temen, antes muchas vegadas la desean. Mas comúnmente la muerte asý como cruel faze el contrario, ca menosprecia las plegarias e las lágrimas e los sospiros e los gemidos de las personas que la desean, por quanto son puestas en miseria e dolor e tribulación e va a aquellos que son en buena vida. Por eso dize Boecio:
Oh muerte, ¿por qué me eres asý cruel, ca no vienes agora quando me vees en aqueste caso, de que me farías grand plazer, e fuyes de mí, puesto en grande tristor?
Antes reprehende los amigos diziendo:
Oh, amigos míos que tantas vegadas avedes dicho que yo era bienaventurado, agora vedes que yo só caýdo soptuosamente en mala ventura, e podedes ver que la mi bienaventurança no era firme, por que locamente me avedes loado en el tiempo pasado.
E fasta aquí Boecio ha fablado monstrando los sus dolores.
La primera prosa, que comienÇa Hec dum mecum tacitus, en la qual se contiene como paresciÓ una doncella a
Boecio,
la qual era Philosophía
Mientra se pensava en las dichas cosas e oviese callado y estuviese todo pensoso en su lecho, aparescióle una dueña a la parte de su cabeça la qual avía su cara muy bella e digna de grand reverencia. Aquesta dueña avía los ojos flammeantes e muy clara e muy biva la color de la su cara e fresca en señal de contemplación templada e benigna. E avía poder muy grande, y era tan vieja que no podría ombre dezir la su hedad de días nin de años. La estatura del su cuerpo era muy dubdosa, ca algunas vegadas era asý pequeña [8r] como las otras personas, e a las vegadas era tan alta que con la cabeça tocava fasta el cielo, e si quería alçar la cabeça traspasava el cielo. Las sus vestiduras eran fechas de filos muy delicados e delgados e fechos muy sotilmente e no se podían corromper en la su materia de los dichos filos, las quales la dicha muger las havía texidas e fechas. Otrosí la color de las dichas vestiduras era semejante a negro de fumo que está en las pinturas denegridas por fumo quando son envegecidas. Y en las estremidades de las vestiduras eran texidas dos letras: la una era P e la otra era T. La P era baxa en las faldas, e aderredor del cabeçón e de las faldas fasta en cima avía pinturas a manera de estrellas. La dicha vestidura era rota en algunos lugares porque algunos robadores la querían tomar por fuerça porque la avían corrompida y esquinçada con las manos. La dicha muger tenía en la mano derecha libros y en la esquierda tenía un ceptro.
Aquesta muger era Philosophía, y es dicha muger porque assí como a la muger pertenece segund la su condición de parir al ombre e de nodrirle, y esto es ordenado naturalmente, assí la filosofía faze al ombre perfecto e acabado nodriéndolo y enformándolo. Ésta estava limpiamente e fermosamente sobre su cabeça por tal como avía turbado el entendimiento; por la yra no la puso en la cabeça, el qual es su lugar, ca la yra turba el entendimiento, que no puede ombre conoscer la verdad. Claramente esta muger fue madre de los filósofos e de los sabios, porque Platón e Demóstenes dixeron que avían avidas dos madres, que son Natura e Filosofía. Dezían que Natura los avía fechos naturales, mas que la Philosofía los avía tirados de vicios e la Sabiduría enformados en virtudes.
La dicha muger avía la cara muy fermosa e digna de grand reverencia, porque honor e reverencia es tenido a virtud en señal que era virtuosa, la qual cosa se muestra más en la cara que en ninguna otra parte, según que dize el proverbio: la vuestra cara muestra quál es la vuestra condición; ca por la cara e alguna otra manera conosce ombre la condición de la persona según que dizen los filósofos, e aun en los ojos inflamados, ca la persona sabia claramente conosce la verdad e la bondad, e sotilmente para mientes e no puede ser aýna engañada.
La su color muestra la su benignidad, ca la sabiduría faze al hombre ser benigno. La su hedad era mucho antigua, que ya era en el comienço del mundo según que dize Salomón en los Proverbios en el ochavo capítulo: Quando <va> [l]lamava los cielos ya era con Dios ordenando todas las cosas por la su forma; da a entender que a la persona sabia pertenesce que piense a vegadas en las cosas baxas e a vegadas en las altas, que es a saber en las cosas terrenales y en las celestiales.
Por las vestiduras son entendidas las artes e sciencias liberales, que assý como las vestiduras comprehenden la persona vestida e dentro la encierran, assí las dichas artes e sciencias comprehenden y encierran en sý sabiduría e todas las ennoblecen e la fazen fermosa. Los filos primeros son los principios e las reglas que son en cada una sciencia, los quales son e parescen sotiles, e quando son ordenados dan complimiento a cada una sciencia. Aquestos principios la Philosofía los avía texidos e ordidos, ca a sabiduría pertenesce fazer e ordenar los dichos principios o reglas. E porque los antiguos philósofos tractaron e fizieron muchos libros de philosofía mucho escuramente porque fablavan por semejanças, dize que la color de las vestiduras era semejante a ymágines fumosas e viejas. Por las dos letras, que [8v] son P e T, son entendidas dos cosas que son principio e fin, e la una deve ser con la otra, ca poco valdría començar la cosa si no le davan fin. E assí como aquél que viste la vestidura comiença en las faldas e después vístela toda quando es vestido el cabeçón poco a poco, assí del principio con escalones poco a poco deve ombre venir al término, que es en buscar virtudes e aviendo conocencia de las cosas, e finalmente venir a la contemplación divinal, onde avrá hombre clara conoscencia sin medio e sin tardança.
La dicha vestidura era estada rota forçadamente; esto se dize por muchos que en proviso por fuerça quieren comprehender todas las sciencias e aprenden de la una un poco e de la otra; otrosý finalmente que no han ninguna, empero quieren ser contados entre los sabios. Por los libros que tenía son entendidas las sciencias, las quales la persona sabia deve mostrar, ca el sabio solamente puede mostrar sabiduría la qual ha conquirida por los libros más que por otra cosa. E por el ceptro es entendida correpción, ca al sabidor pertenesce corregir e castigar al hombre loco. Las dichas dos cosas no puede bien fazer ningund hombre sin sabiduría, es a saber enseñar e corregir o castigar.
Los philósofos de Athenas pintaron la dicha Philosofía en diversas maneras, ca algunos la pintavan yaziendo en un lecho, porque el ánima punando alcança sabiduría. E pintavan quatro donzellas que traýan el lecho: la primera avía nombre Amor, la segunda Trabajo, la tercera Cura, la quarta Vegilia, ca por amor obramos bien, trabajamos e acabamos, e por cura proveýmos, e velando nos guardamos del contrario. Otros la pintavan estando en los portales de los templos, e sobre la su cabeça escrivían estas palabras: el usar me ha engendrada, memoria me ha ynfantada, aborrezco los locos e las obras vanas. Brevemente dezían estos en quál manera avía ombre sabiduría e lo de que se devía guardar la persona sabia. Otros la pintavan en los lugares de las justicias assí como reyna estando en cáthedra, e a los sus pies estavan los ombres antiguos, los quales tenían la una rodilla fincada en tierra e mamavan cada uno d’ellos las sus tetas, cada uno la suya, y ella estendía los sus braços sobre ellos. Por la qual cosa es entendido que verdad e bondad de toda justicia es hecha e formada e nodrida con leche de philosofía, e por ella es fructificada e acabada.
E después pone qué fizo la dicha muger, onde devedes notar que porque avía compasión e piedad de Boecio tiene manera de persona que quiere dar consolación. E primeramente echó lo que le dava razón de tristeza, e después puso ende lo que le devía dar consolación e por que con dulces palabras complaziéndole le respondiesse. Quando ovo vistas las razones del su dolor, las quales lo agraviavan e non le dexavan tornar al juyzio derecho de razón, un poco somovida, ca persona sabia non se deve fuertemente ensañar, dixo de las dichas razones que turbavan a Boecio que ha dexadas a cercar aqueste enfermo: Estas putanas ensuziadas, las quales por manera de melezinas le davan vino con qual los sus dolores más se agraviavan que non guarescían. Onde devedes notar que persona sabia non deve en sý retener las cogitaciones nin los pensamientos que turban la razón y el entendimiento, mas alongarlos de sý; e porque seguir más la voluntad que la razón, la qual haze al ombre quasi bestial e suzio, por esta razón la Philosofía dixo de las cogitaciones que eran putanas y ensuziadas, ca ta[9r]les cogitaciones mueven al hombre a cosas suzias, assí como las putas falagan los ombres e los tiran de razón. Después la dicha Filosofía dixo a las cogitaciones:
Ydvos dende e no estedes aý que soys asý como las serenas que cantan dulcemente e matan los ombres. Las serenas son en el mar, e dízese que son en forma de mugeres las quales cantan dulcemente, tiran las naves e fazen adormir los marineros por dulçor del su canto, e quando duermen mátanlos todos e fuyen. E assý tales cogitaciones parescen plazientes e después crescen el dolor y el tristor en tanto que traen a la persona a desesperación si mucho le dura. Después las dichas cogitaciones avergonçadas partiéronse de Boecio con gran confusión, e no ovieron qué pudiesen responder. E la Filosofía puso aquí sus donzellas muy fermosas que son las sus razones que guareciessen al dicho Boecio. Entonces Boecio, que tenía los ojos llorosos y el su pensamiento aterrado, quando ovo oteado la dicha dueña e veyesse que assý era enseñoreada e no la conosciesse, estovo todo maravillado, e tornó los ojos e la su vista fuertemente contra la tierra esperando qué faría, ca el ombre sometido a las passiones e a la sensualidad antes que del todo se pueda levantar por la lumbre de la razón, primeramente abatalla en sí mesmo e con gran fuerça quebranta los ligamentos de la sensualidad.
Después la Philosofía llegóse al lecho de Boecio e pósole sobre la cabecera. Este lecho es el entendimiento del ombre, e la cabecera es la ciencia especulativa en la qual la Filosofía se puso. E fabló de Boecio convenientemente reprehendiéndolo, e dixo:
Del planto que fizo la dicha dueña a Boecio e
de las cosas que le dixo. Secundum metrum
incipit «Heu, quam precipiti mersa profundo»
—Oh Dios, e tan grand dolor es éste que el pensamiento d’este ombre en proviso es derrocado en fondo por los vientos terrenales de la fortuna, y esle fuertemente crescida cura e pensamiento, e ha en un punto perdida la propia lumbre y es caýdo en fuertes y escuras tinieblas. Estos tiempos passados era franco e libre de todos pensamientos e solía otear e mirar al cielo assý como si lo viese abierto. Pensava en los movimientos de los cielos e del Sol e de la Luna e de las planetas e de las estrellas y en la mudación de los elementos e del mar e de los vientos, e de todas estas cosas quería saber el su començamiento. Pensava en los espíritus que movían los cielos e por quál fin los movían. Aun pensava en los tiempos y en sus naturas y en sus mudamientos y en todo quanto se fazía en la tierra por los dichos mudamientos, e por qué era abudancia e mengua de las cosas.
Agora vedes éste tal como yaze, ca tiene quasi muerta la lumbre de su pensamiento, e apremiado de cuydados e de graves cadenas de tristura e de dolor, e tiene la su cara baxa. Oh Dios, quán estraña cosa que aquél que con tan gran plazer solía contemplar las cosas celestiales agora es forçado de catar la tierra nescia e loca, ca por las cosas temporales e terrenales muchos hombres fazen locuras e nescedades e dexan la verdadera sabiduría.
Cómo la Filosophía tiró
las lágrismas a Boecio por tal que la conociesse. Secunda prosa, et incipit «Sed medicine inquit»
De oy más tiempo es que tomes algúnd xarope o melezina. Onde deves notar que la Filosofía tiene manera de físico que, assí como el físico demanda e quiere saber el comienço de la [9v] dolencia demandando al enfermo, assí ella faze demandas a Boecio dulcemente; asý como el físico por las respuestas del enfermo revela e muestra al enfermo algunas cosas de que él no se pensava, e por esto el enfermo conosce mejor el su mal y es más obediente al físico, e assí lo fizo la Philosofía; e asý como el físico comienza a dar al enfermo melezinas ligeras e después más fuertes e después aún más fuertes porque las más fuertes farían tan toste movimiento de guisa que sería peligro al enfermo, ca la natura non sostiene movimiento soptuoso. E por esto la Filosofía començó ligeramente e suave en reprehender a Boecio, e guardándolo en la cara dixo:
––¿No eres tú aquél que eres nudrido con la nuestra leche ––que es con la nuestra dotrina–– y eres crecido e venido a perfeción por las nuestras sciencias y eres escapado de las prisiones de la sensualidad y eres puesto en grand fortaleza de virtudes e de virtuoso coraçón? Al qual nós avemos dadas tantas buenas armas, las quales si no las oviesses echadas e desamparadas te avrían fuertemente e virtuosamente defendido e no fueras seýdo vencido. Dime al quál avemos hechas gracias. Conóscesme, callas, fabla conmigo, dime, ¿callas por miedo o por vergüença? Ca por cierto más amaría que por vergüença callasses que no por miedo, ca por vergüença no tira la razón ni el seso. El miedo empacha el seso y el entendimiento, mas segund que yo veo, espanto te aprieta e te faze callar.
E quando la Philosofía vido estar a Boecio mudo, e quasi parecía que no tenía lengua, puso las sus manos, que es conoscimiento del su desfallescimiento, en los pechos. Esto es quando el ombre turbado viene a conoscerse. Entonces, aunque la virtud de la razón sea cargada e apremiada, empero no es del todo vencida ni aterrada porque, dixe, non es la dolencia peligrosa, ca la dolencia [es] de litargy, que es olvido de razón: olvidadas le son las armas que le avían dadas, e ligeramente se le miembrarán si se puede conocer. E por que se conosce, alimpiarle emos los ojos, que son cubiertos de foscura de las cosas terrenales. Entonces alimpióle los sus ojos, que son razón y entendimiento, los quales eran cargados de lágrimas, que son voluntades terrenales e foscas con la su vestidura delicada, ca tirávale la turbación del su pensamiento. Entonces las tinieblas de la turbación le dexaron e tornáronle el vigor primero, ca el su entendimiento fue alumbrado.
Cómo Boecio conoció a la Philosophía y ella
lo començó a consolar. Tercium metrum,
et incipit «Nunc me discussa
liquerunt nocte tenebre»
Quando Boecio fue tornado a sý mesmo e calado el su entendimiento, quiso provar si conoscería la dicha muger. E quando ovo alçado los ojos contra ella conosció por la obra del entendimiento que aquella muger era Filosofía, e su entendimiento que es conoscencia de verdadero bien, el qual era detrás e mejor refugio de la su consolación las cosas que son las escuelas, de la qual Boecio avía mucho usadas, e quando la ovo conoscida, díxole:
Tercia prosa, et incipit «Haud aliter nebulis»
––Philosofía, mi maestra de todas virtudes, que eres embiada del soberano cielo que es Dios, que la ha embiada a diversas personas en diversas e muchas maneras, ¿cómo es esto hecho que tú seas venida en esta solitud a prisión del mi desterramiento? ¿Eres tú así acusada falsamente assí como yo e assí encarcelada?
E la Filosofía respondió así:
––Oh espe[10r]cial mi amigo, ¿e cómo podría ser que yo te desmamparassse? Especialmente agora como por mi amor tú sufres tan grand trabajo, ca esto que tú sostienes sufres por mantener la mi doctrina. Esto es que todo filósofo deve mantener todo bien sobre todas cosas e menospreciar toda tribulación que por esto le venga. E por esto no estaría bien que yo desmamparasse las personas ynocences que por mi amor sufren mal. E por esto el tu afán tomé yo por mío e lo quiero contigo sofrir. E no pienses que yo me maravillo del tu afán e trabajo, ca a mí no es nuevo, ca ya sabes que los antiguos philósofos, por guardar las mis dotrinas e por amor de verdad han passadas muchas tribulaciones, ca bien sabes o deves saber que la sabiduría es mucho menospreciada e abiltada entre las malas personas, ca todos tiempos los ombres locos son contrarios a los sabios e a los discretos. ¿E no sabes tú que antes que fuese Platón nuestro amigo yo avía avidas batallas con los sabios que fueron antes d’él, de los quales algunos fueron desterrados, otros ovieron de fuyr e otros tomaron muerte? Bien sabes, aunque biviendo Platón nuestro amigo, Sócrates su maestro fue muy injustamente perseguido y en nuestra presencia tomó muerte por mantener verdad.
Onde devedes saber que Sócrates, maestro de Platón, fizo un libro de unidad en el qual provava por manifiestas razones e declarava que no devía ombre fazer honor e reverencia divinal syno tan solamente a un Dios; por la qual cosa fueron somovidos los sacerdotes todos de los ýdolos que predicavan muchos dioses, e acusáronlo con el príncipe de Atenas diziendo que Sócrates avía dicho mal de los dioses e que todos los avía vituperados e por esto devía aver muerte, e fue juzgado que beviese un vaso de venino de nombre de un Dios, la qual cosa él non dubdó confiando en Dios. E quando lo avo bevido no sintió ningún mal. E después fue forçado que beviesse otro vaso de venino en nombre de todos los dioses de Atenas, y en un punto fue muerto; por la qual cosa ayrado todo el pueblo que estava presente, levantáronse e mataron los sacerdotes e tomaron el cuerpo de Sócrates e soterráronlo con gran honor así como amigo de Dios verdadero. E después de la muerte de los sacerdotes, los sus discípulos todos se partieron en opiniones, e algunos tenían muchos errores. Empero también mantenían alguna parte de verdad, e por aquélla sostenían muchos trabajos aunque en otras fuesen locos. E a ty no abasta la fuýda de Anaxágoras ni el venino de Sócrates ni los tormentos de Zeno porque eran estraños de la tu nación, ca eran griegos e antiguos. Empero bien se te devía membrar de Cani e de Séneca e de Sora, que todos estos fueron muy excellentes filósofos de Roma assý como tú mesmo, e todos ovieron muchos e buenos enxemplos, e todos sufrieron diversos tormentos por amor de verdad e de bondad, ca según dize Séneca e cuéntase en las ystorias de los romanos que fue maestro de Nero, el qual Nero, como fue fecho Emperador y estuviese en un combite en su corte real, membrósele de Séneca su maestro, el qual era en el palacio como muchas vezes le avía ferido por le castigar. Y en un punto movido con gran yra fízolo venir delante sí e díxole que escogiese en quál manera quería morir, ca él quería que fuese muerto, e mandó que lo matasen dándole aquella muerte que él escogiesse. La qual, forçado, escogió que fuese sangrado de los dos braços e puesto en un baño fasta que le quitó la vida. Éstos e los otros de suso dichos sufrieron mal por los castigos que dieron a las personas malvadas. Empero remanesce muy excellente e digna memoria d’ellos. E no eran muchos tiempos pasados que eran muertos e no fueron así tan aýna muertos, mas como eran muy sabios en sciencias y en costumbres, e las sus costumbres eran contrarias a las costumbres de los malvados, [10v] e por esto fueron perseguidos, ca todos tiempos fue e será que por las buenas costumbres son perseguidas por aquéllos que tienen mala vida.
Pues no veo razón por que tú te deves maravillar si los buenos están en la mar amargosa e tempestosa de aqueste mundo, de las ondas grandes que aý son. E así como la mar es amargosa e tempestosa e salada, assý es la vida de las gentes mientra están en el mundo, e aunque las buenas personas muchas vezes sufran tribulaciones e persecuciones por los malos porque las buenas personas son pocas e las malas son muchas quasi sin fin que se mueven siguiendo la su voluntad propia que no razonable ni siguiendo el derecho juyzio de la razón, por esto en muchas maneras dan persecuciones a los buenos. Empero porque sabiduría ha vencida a la malicia e la bondad sobrepuja a la maldad e la intención y el provecho de los buenos ombres e sabios es tal que no deve aver pensamiento de desplazer a los malos, antes les plaze que les sean desplazientes, por esto aunque las malas personas sean muchas e muy poderosas por poder mundanal, empero no deven ser temidas de las buenas personas, ca las dichas malas personas no han en sí regidor que los govierne, ca desfalléceles la razón que deve regir e governar los hombres. Así son como la nave sin el govierno e sin el governador, que viene la tempestad e no se puede regir, antes está en gran peligro. E por esta razón si ellos llegan contra los buenos danle batalla. Empero no pueden aver vitoria contra los buenos porque se afirma en aquella cosa que en sí no ha firmeza, e los buenos son regidos por la virtud que es regidora de los sabios, y enfórmalos en bondad y en verdad, e tráelos a la gran fuerça e a la fuerte torre de soberanía e verdadero bien, do han plaziente contemplación pusiendo los sus grandes thesoros de la sabiduría, por que pueden fazer escarnio d’ellos porque han dexado el verdadero bien e sonse ocupados en cosas que no valen nada ni pueden a ninguna cosa aprovechar verdaderamente, ca son transitorias e caýbles que ligeramente decaen, ca son muy flacas e baxas.
Mas las cosas en que los buenos se ocupan son altas e firmes e perpetuas e circuýdas de muchos bienes. E assý lo dixo Empédocles, según cuenta Theofatícolo en el comienço del libro de plantes diziendo: tres cosas son las que por su excellencia sobrepujan todas las otras cosas en esta vida: la primera es menosprecio del honor de las cosas temporales e de fortuna; la segunda es desseo de la bienandança eternal; la tercera el alumbramiento del entendimiento de la voluntad. La primera cosa es tan buena que ninguna cosa no es tan honesta; e por ninguna no es tan bienaventurado el ombre como por la segunda; e no es cosa que tanto faga al ombre alcançar estas dos cosas como la tercera. E porque la torre e fuerça de suso dicha es bien grande e bien guarnida d’estas tres cosas no ha miedo de ninguna cosa, e pongo enxemplos naturales de semejantes cosas en versos metrificados diziendo:
Metrum quartum,
et incipit «Quisquis composito serenus evo»
Todo hombre que ha el su entendimiento claro assí como el cielo quando es bien serenado pone so los sus pies toda fortuna contraria menospreciándola. E aquél juzga derechamente el que por fortuna contraria no se alexa de la torre ni por la fortuna de bienandança ensalça el su coraçón. Este tal puede tener bien sin temor la cara firme contra toda adversidad, e no le cale aver temor de las ondas tempestosas mundanales perturbadas o yradas que le vengan en contra. No será solícito por tempestad del mar ni será derocado por impetuosidad de viento ni quemado por ardor de fuego ni aterrado por piedra de engenio ni movido de su lugar.
Compara la fortuna del pueblo a movimiento del mar e la embidia de [11r] los enemigos lagoteros compara al viento e la yra de los señores temporales ha fuego e ha golpe de piedra de ingenio, las quales cosas vanamente tienen las gentes locas, e por esto ligeramente son vencidos. Oh mesquinos de los ombres, ¿e por qué avedes temor y estades espantados e maravillados de las yras malinas e crueles de los señores tiranos? Ca si bien parades mientes no han consigo regidor ni capitán, por que non deven ser temidos, ca non han fuerça nin vigor. E tú, Boecio, non quieras esperar galardón d’ellos nin ayas miedo, ca son desguarnidos e sin armas e sin fuerça, e sy la han no la han firme ni son verdaderas las sus armas aunque parezcan. E quien deve temer la cosa que non ha firmeza nin aquél que non es de sí mismo e aquél que es sin armas y es movido de su lugar e yaze caýdo e atado con cadenas con las quales puede ser arrastrado, tales son los tiranos o los señores malos, por que non deven ser temidos de los sabios, ca non son de sý mesmos porque non se rigen por razón, mas por voluntad que les sobrepuja han echado de sí el estudio del entendimiento e las otras armas de la razón e son echados de la fuerça e torre del entendimiento de la razón e son caýdos en la sensualidad porque se han atada cadena de malas obras e de peccados. E todos aquellos que se occupan en multiplicar bienes temporales e de fortuna se atan cadenas con las quales los tiranos e malos señores los pueden tirar.
Cómo
Boecio trata su dolor, e pone las razones de la persecución.
Prosa quarta, et incipit «Sentisne
inquit hec animo, etc.»
Quando la Philosophía vido que era conveniblemente dispuesto a fablar porque le fabló dulcemente, somovióle fuertemente por que respondiese e que no mostrasse las llagas de su dolor, e dixo:
––Sin esto que yo te he dicho eres assý como asno que oye estrumentos estraños.
Que en aquel tiempo era proverbio en Grecia que quando alguno oýa algunas palabras de grand sabiduría e non las entendía, dizían que era assý como asno que oye estrumentos, e aunque los oye non entiende la acordança de aquel son; e por esta razón dixo el dicho proverbio, e después dixo:
––¿Por qué lloras e por qué echas lágrimas? Dímelo e non me lo enceles, ca si quisieres que yo te dé melezina, necessario es que me muestres la tu dolencia.
Entonces Boecio, movido por las palabras de la Philosophía, començó de dezir assý:
––¿E qué me cale dezir nin mostrar la razón de la mi tristura?, ca ya es asaz manifiesta, ca todo hombre sabe la cruel fortuna que es venida sobre mý. ¿E no vees tú el lugar do só puesto yo, que es la cárcel escura e cruel? ¿Y es ésta la casa de los libros en la qual yo solía estudiar, la qual tú avías escogida e moravas ende comigo e <e> muchas vezes hablavas e disputavas mostrándome de las sciencias humanales e divinales e de todas las otras cosas, onde yo hablava contigo razones de las cosas maravillosas e altas e secretas? Tú me mostravas ende el movimiento de las estrellas en el estrolabio por car[r]eras e por los rayos. E aun me mostravas en qué manera yo devía ordenar la mi vida en guisa que fuesse semejante a la ordenación de los cielos, ca assý como los cielos fondoneros son movidos ordenadamente según el movimiento del soberano cielo, el movimiento del qual todos los otros siguen, así la voluntad es apetito sensible e los sesos corporales que son sometidos a la razón deven fazer todas las sus o[11v]bras segund que ordena la razón. Y es éste el galardón que han aquéllos que a ty sirven, que es prisión e confusión e vituperio.
Tú sabes bien que tú has dicho por la boca de Platón que las comunidades serían bienaventuradas si personas sabias las rigiessen e los regidores estuviessen en sabiduría. Otrosí dexiste por la boca de aquel mesmo amonestando los regidores de las comunidades que rigiesen en tal manera que las buenas personas e sabias fuessen honradas e no fuessen vituperadas por las malas personas, e si se fazía, que los malos fuesen castigados, y estas cosas avía bien firme en mi coraçón. E así como las havía estudiadas las quería poner en obra governando la comunidad, e porque no paresca que yo me loo, ruégote que des testimonio si es así, e traygo ende testigo a Nuestro Señor Dios, que ha clara conoscencia de todas cosas, el qual e tú sabés que yo no tomé ni rescebí el regimiento de Roma de senador sino porque el bien común fuese bien governado, e por esto me son venidas muchas discordias e fechos muchos desplazeres, los quales son quasi syn fin.
E por la defensión del pueblo de los ombres que no oviesen mal, e por defensar la franqueza que la cibdad avía e devía aver yo só venido en yra de aquéllos que son más poderosos, la qual yra yo menosprecio en tanto que el bien común fuese defendido. E porque mejor sea manifiesto no tan solamente en general, mas aun en especial te lo diré: tú sabes muy bien que yo muchas e diversas vegadas contesté y empaché a Conrijast e a Tigla quando fazían injurias a las personas miserables que no se podían defender. Estos dos eran cavalleros de Theodoric; el primero era su alcalde y el otro era su mayordomo, y en sus oficios fazían muchas e diversas injurias e a sinrazón agraviavan las personas simples por que tirasen dineros e ropas. Otrosí sabes que yo muchas vegadas defendí el pueblo de las prisiones que muchos criados de Theodoric fazían porque no avía quien los castigase ni les reprehendiesse. E sabes que ninguno no me puede echar de derecha justicia ni me puede corromper nin ynduzir a injusticia ni a injuria de ninguno que yo sabía o veýa roberías o injustas pesquisas o compusiciones, e por mí non se [...] (1). Entonces yo les afrontava fuertemente, y entre las otras cosas hazían ésta los domésticos e familiares de Theodoric con el favor que les él dava: forçavan las gentes que no vendiesen nada a otros sino a aquellos familiares del dicho tirano, e no comprassen sino d’ellos porque ellos se enriqueciesen y el pueblo viniesse a pobreza, ca ellos avían grand mercado de las cosas e después vendíanlas muy caras; contra los quales se levantó muy fuertemente Boecio assí como cónsul e senador.
Otrosí que yo tiré de las bocas de los leones, que son los alguaziles del dicho tirano, a Pauli, que era hombre muy excellente e cónsul de Roma. E si yo non te pusiera ende, ya le ovieran devoradas todas sus riquezas; e se (2) te deve membrar cómo yo me puse contra la yra de Ciprián, que era muy poderoso, porque Albi, que era ombre muy bueno e cónsul, non fuesse condempnado injustamente assý como el dicho Ciprián quería. E por todas estas cosas de suso dichas e muchas otras semejantes son venidas sobre mí afliciones diversas e me son procurados muchos males. Empero segund razón, por estas cosas yo deviera ser más seguro e defendido de los dichos domésticos del dicho tirano, por las acusaciones de los quales yo soy condempnado.
E me fueron puestos tres falsos testigos: el primero avía nombre Basili, el qual avía seýdo echado de la corte de Theodoric por los engaños que avía fechos a la dicha corte; e porque devía pagar alguna quantía que devía a la dicha corte de Theodoric e non la podía pagar, fuele revelada la dicha quantía por que hiziesse testimonio contra mí, [12r] ca si no lo quisiese fazer, avía de pagar la dicha quantía. E no embargando que era infame, empero el su testimonio fue recebido así como si fuesse bueno. E los otros dos Opilo e Gadenoy, los quales eran condemnados a sentencia pública por los sus males que devían ser desterrados a la cibdad de Rávena e devían ser dentro ciertos días. E la sentencia era ya dada e publicada contra ellos. E los infames así forçados por temor de las dichas penas han fecho este falso testimonio. Empero todos tres eran malvadas personas y echados del dicho servicio del dicho tirano por sus culpas. Empero aquel día mesmo que fueron condempnados por sentencia fue recebido su testimonio así como sy fuesen buenos ombres e les fuesse perdonada la pena a cada uno a la qual eran condemnados. ¿E quál crueldad e injusticia sería comparada a ésta, e merescían las mis creencias atal pena? Bien sabes tú que no. ¿E cómo puede ser que la mi condemnación aya fechos justos los dichos testimonios que fueron librados de la pena a ellos devida por los sus males? Bien parece que la Fortuna no ha avida vergüenza pues así ha obrado, ca si paras mientes, la ignorancia es mal tractada e mal traýda e abiltada, e la vileza de los acusadores es ensalçada, e cada una d’estas cosas torna a grand vergüença de la Fortuna que así es descomunal.
E si tú, Filosofía, quieres saber el pecado a mí puesto e por qué razón son movidos de acusarme, dígote que ésta: porque yo defensava los cónsules e los senadores, los quales Theodoric quería destruyr por el regimiento de la comunidad. E tenía esta manera que ponía casos de trayción, e yo sabiendo esto empaché al acusador que tan gran iniquidad en manera del mundo no pusiesse sobre tantas e tan buenas personas, e por esta razón es tornada sobre mí la malicia.
E pues tú, maestra de todas cosas, ¿qué juzgas d’esta acusación?, ca dezías que porque yo era culpable los defendía, negaré el testimonio que es puesto falsamente, que no sea ensuziada la mi fama. Mas no negaré la razón por que ellos son movidos contra mí ni me estaré de defensarlos en quanto fazerlo pueda. E por esto ende niego la acusación, pero no la razón por que son movidos a fazerlo, ca no deve ningún ombre pensar que mantener e defender la comunidad de tantas buenas personas sea maldad, salvo según opinión de personas nescias, las quales aunque mantienen error no pueden mudar la verdad, que no sea así que las buenas personas no se deven por ninguno desviar de la verdad. E según la doctrina de Sócrates, a mí no era bueno de esconder la verdad que no sea assý ni otorgar mentira. E porque no quise negar la verdad a los senadores que era a ellos peligrosa ni quise sostener tan gran mentira de Theodoric que a ellos tan fuertes pecados ponía, empero a ti e a todos los sabios les es la determinación d’esta qüestión e soy aparejado de seguir vuestra sentencia. E por esto he fecho este breve libro, porque a los que han de venir sea fecha alguna memoria e no sea del todo ascondida la dicha cosa.
De las letras a mí falsamente puestas que yo las oviese embiadas no he pensamiento de lo dezir, aunque yo oviese gran gozo de la libertad de la comunidad, e la manera oviera yo toste provada si a mí fuese en poder de examinar e acusar a los otros, la qual cosa de gran virtud quando en semejantes fechos es fecha diligente examinación del acusador e del acusado e de los otros. Mas yo no fuy ende nin sabía ninguna cosa ni fuy llamado, ca si yo ende fuera, a lo menos dixera la respuesta del noble ombre Cani, el qual como fue reprehendido por Gay César, fijo de Germanici, que el dicho Cani era consentidor en la conspiración fecha contra el dicho Gay, e que él la sabía, e respond[i]ó assí: Sy yo la supiesse tú non la sabrías.
El dicho Cani fue noble philósopho de Roma, el qual muy injustamente fue agraviado así como Boecio. E quando fue muy malamente perseguido respondió en bre[12v]ves palabras gran sentencia en lo que dixo: Si yo lo supiesse tú non lo sabrías. E quería tanto dezir que no avía seýdo consentidor ni sabía ninguna cosa, e si lo supiesse él era tan sabio e tan cierto e por tal se fazía tener que él fiziera en guisa que no fuera venido en conoscencia del dicho Gay, en la qual respuesta de palabra e de fecho mostró su gran ardimiento.
En la qual cosa quiero que tú sepas que la tristura que yo he no me ha tanto empachado el mi entendimiento que no entienda que los de suso dichos mis enemigos ayan avido virtud en las sus maldades, mas soy mucho maravillado cómo puede ser que así ayan complido su coraçón de mí. Empero bien creo yo que querer e pensar mal es desfallimiento de ombre, pero semejante cosa maestrada y estraña que Dios mirando e guardando, que es regidor de todas cosas, ningún ombre malvado pueda complir la su malicia contra los ynocentes, ca no me paresce que Dios lo devía sostener que la malvada persona su mal pensamiento en la mala obra contra los buenos ombres, porque no dixo de balde un gran filósofo varón familiar tal qüestión faziendo: Si Dios es, ¿cómo puede ser mal como sea pura bondad e sea regidor de todas cosas? E si Dios non fuesse, ¿de dónde vernía el bien como Él sea fuente de todo bien sin ningún desfallimiento? Vee tú si es buena cosa ni justa que los malos ombres ayan avida victoria, aquéllos que dessean la destryción e la muerte y el derramamiento de la sangre de todos los buenos ombres de Roma, y en especial de los senadores e cónsules de Roma, a mí entre los otros.
E algunos han aterrado, los quales algunos por miedos, otros por ruegos, otros movidos por embidia, se son desviados de bondad e sonse ayuntados a ellos. E a lo menos a éstos tú sabes que yo non les merescía tales cosas. Que yo aya pugnado por el bien del común, bien creo que tú lo sabes, ca de contino estavas comigo e me endereçavas en mis palabras y en mis obras, e bien creo que se te miembre cómo el rey Theodoric fue a Verona e quiso destruyr el bien común, a la qual cosa venía muy de grado. E por esto quería retornar el testimonio que levantaron a Albi, el qual avía seýdo acusado de fea magestad sobre todos los cónsules fuertemente que los dichos cónsules avían seýdo consentidores al dicho Alby. E yo, como virtuosamente no recusava el mi peligro, defendí los dichos cónsules que eran inocentes en la cosa, los quales fueran destruydos si no fuera por mí. Tú sabes bien que yo digo verdad, empero antes de [e]sta cosa yo no loé a mí, ca yo no quise dar tan grand mengua de mí que manifestase la cosa que era secreta, e fuera mengua de la buena obra si yo a alegrança e loor mío la oviese publicada, ca poner ombre loor en sí mesmo es ensuziamiento. Empero esto que es venido por la buena obra que yo fize tú mesmo la vees al ojo, ca esme puesto falso testimonio.
E para mientes quién vido nunca que en la sentencia de algún malvado ombre que oviese otorgadas grandes maldades, todos los juezes e consejeros fuesen acordados assí como han seýdo en condempnar falsamente la mi inocencia, ca comunalmente alguna discordia ende solía aver, ca algunos se movían regurosamente e otros no solían aver piedad, mas a mí han seýdo concordados en crueldad.
Si yo por ventura fuese seýdo acusado verdaderamente que avía puesto fuego a las yglesias por quemarlas e que quería ocidir a los clérigos e aquéllos que sirviesen a Dios o que avía tratada la muerte a los buenos ombres, por cierto no me devieran más cruelmente puñir que agora. Empero si fuese acusado de las dichas o semejantes cosas yo deviera ser oýdo que yo lo otorgase o que me fuese legítimamente provado, mas hanme condemnado sin me demandar ni dada defensión ni he seýdo oýdo, y en mi absencia, porque estudiava de me mantener con justicia e la comunidad, yo soy cruelmente condemnado.
¡E qué fuerte de[13r]ve ser a todo ombre maravillosa cosa que ninguno sea condemnado a muerte o a prescrición por tal razón como yo, e quién lo oyó nunca dezir! E aquéllos que me condemnaron sabían bien que no era maldad, antes era virtud esto por que só condemnado. Empero dezían de boca que era peccado porque fuessen en gracia del rey Theodoric y enfoscavan la mi fama, ca me ponían que yo desseava mucho las dinidades. Empero tú, Philosofía, que estavas comigo, me alongavas toda cobdicia de las cosas mortales e ponías en el mi coraçón la palabra que dixo Pitágoras: que no devía ombre servir a muchos dioses, mas tan solamente a un Dios que es criador e regidor universal de todas cosas, e como es Universal Señor, yo mantenía la comunidad, ca la cosa buena, quanto más comunal es, más es divinal. E por esto yo no quería invocar dioses estraños nin demonios, ni quería ser enderesçado por ellos en las mis obras así como fazen las personas nescias que no han verdadera sciencia. E tú, Filosofía, me davas conoscencia que me guardasse de toda obra e que semejase a Dios.
Aun sabes bien que la mi casa no era mala, mas buena; sabes tú bien que la mi muger es dueña muy inocente y el mi suegro es muy sancto en todas sus obras e muy honorable; sabes también que los mis amigos son muy onestos. E porque con tales personas era acompañado e alongado de malas privanças, deviera ser alongado de todo mal sospecho, mas es seýda desaventura, que de donde deviera ser más defendido veo que los enemigos han tomado mayor ardimiento. E como era complido de las tus sciencias soy puesto en este caso que parece que yo aya seýdo consentidor en la maldad que me es puesta así como si oviesse todos tiempos perseverado con malas personas. E no me ha ninguna cosa aprovechado la tu reverencia, antes eres tú comigo mal traýda e tractada.
E parte d’estas cosas me ha agraviado el mi dolor, e me cresce quando más pienso en ellos y en la opinión que el pueblo avrá de mí, ca no curan las gentes de vida de la persona ni de la bondad, mas de la fortuna como viene a cada uno, e juzga que Dios la aya fecho por algunos grandes pecados, e por esto síguese que aunque alguno aya estado en buena fama por los males que sobravan, la buena fama se pierde e la mala le viene que ensuzia el bien que es con el ombre, ca al pueblo toste le son olvidados los bienes de las personas e no guardan ni juzgan sino lo presente. Pues no es maravilla si yo he dolor e tristor, ca véome despojado de todos los mis bienes e me han tirado todos mis honores e dignidades y ensuziada la my fama entre el pueblo, e por buenas obras e virtuosas he rescebido vituperios e desonores e muy grandes males. E veo aún que del mi deshonor han gran gozo los mis enemigos e mueven baylares e danças tanto que no lo pueden encelar, tanto es su plazer. E aun veo los ardidos por la malicia que han alcançada por el su desseo porque podrán mejor perseguir los otros buenos ombres.
Veo aun los otros buenos ombres espavorecidos por lo que han visto de mí, y están en gran pavor de sí mesmos, mayormente como veen estar a mí así como tú vees. E veen los viles ombres e de mala vida mostrar tan grand gozo del mal que han tractado e no les reprehende ninguno, antes han avido joyas e dones, por que son entendidos a mal fazer. E por esto las buenas e justas personas non se tienen por seguras, ca non les sería dada defensión ninguna. Pues paréscete si he gran razón de tristeza e de dolor e de lloro e de fuertemente llamar al Señor.
Cómo ruega a Dios que
aya cura del fecho de los ombres como ha de las otras criaturas. Quintum
metrum, et incipit
«O stelliferi conditor orbis»
[13v] Oh, Señor Dios Criador de los cielos e de todas las cosas e de todas las estrellas, que no eres movible ninguna cosa en ti mesmo y estás firme en la tu cáthedra sin ningún enojo e tornas e mueves los cielos muy aýna e fazes a las estrellas que se muevan regladamente, assý que la Luna, por llena que sea, no asconde las estrellas, e has ordenado que la planeta que es llamada Venus algún tiempo sale y es mostrada claramente a la noche y en otro tiempo sale muy clara a la mañana, y eso mesmo fazes de las otras planetas. Tú aun ordenas que los días son breves en algún tiempo del año y en otro tiempo son grandes y es tiempo de calor. Tú aun has ordenados e deputados los tiempos del año para sembrar e para coger y embías sobre la tierra, Señor, según a ti plaze, e todas las cosas goviernas e ordenas a cierta e determinada fyn.
Maravíllome, Señor, mucho porque menosprecias las obras de las gentes, como todas las otras cosas sean por ti governadas e las dichas obras humanales dexas regir a la fortuna que no ha firmeza, ca faze al contrario lo que según razón devía fazer, ca manifiestamente vee el ombre que los buenos ombres sufren penas e agravios e muchos males, las quales cosas devrían ser dadas a las malas personas. E veo que los malvados ombres son puestos en altas e honradas cáthedras assí como si oviesen fechas justas e buenas obras; las virtudes claras e resplandescientes yazen ascondidas, ca los justos son punidos por penas no devidas. A los iniquos pecados e a los iniquos e malvados ombres no les empesce ninguna cosa la su maldad assí como son injurias, mentiras y engaños e diffamaciones e falsos testimonios.
Oh tú, Señor Dios, que riges e ordenas las estrellas e los tiempos, plégate que quieras mirar contra la tierra mesquina e contra los ombres que moran en ella, ca nós tu obra somos, e aquéllos que tú has criados y entre las otras cosas nos has fecho de condición muy noble, ca hasnos dado razón e ánima inmortal. Empero, Señor, vees que somos puestos fuertemente en trabajos y en grandes amarguras y en fortuna contraria. Oh Criador bueno, plégate que apremies los movimientos desmesurados e sobtuosos e peligrosos de fortuna e con la paz que goviernas los cielos faz firmes e seguras las buenas obras de los buenos ombres en guisa que no ayan mal.
Cómo la dicha dueña començó a
tractar en qué manera podría guarecer a Boecio. Quinta prosa et incipit
«Hec ubi continuato dolorE»
Quando Boecio ovo declarado los dolores de los sus enojos e razones la Filosofía le respondió, empero dexóle dezir bien e acabar de dezir las cosas que en el coraçón tenía e no le quiso dezir ninguna cosa fasta que ovo asaz fablado a su guisa e mostrado complidamente el su dolor, teniendo la doctrina de Ovidio que dize: Non es sino nescio el que vieda a la madre de llorar quando tiene su fijo muerto delante, ca no se deve vedar súbitamente fasta que sea bien abondada de llorar; entonces ligeramente con dulces palabras la deven consolar. E por esta razón la Philosofía no quiso ninguna cosa dezir fasta que Boecio ovo asaz fablado e a su guisa, ca así salen los espíritus inflamados y el calor del dolor cordial se enfría; e quando son salidos, mejor son entonces recebidas las palabras de consolación de cada uno, por que la Filosofía, con fermosa cara e alegre, después de todas las cosas, dixo:
––Quando yo te veo triste e lloras, bien te conosco que estás en estado de miseria e que eres exulado, mas non pensava que tan gran mal sofrías ni que ovieses razón de tan grandes dolores fasta que he oýdas las tus palabras. Empero veo en ty una cosa, que no eres exulado ni alongado de la tu tierra propia como tú piensas, non [14r] eres echado fuera, ca sé que tan solamente te has desviado del camino un poquillo e no eres tan lexos como piensas. E si tú te tienes por echado fuera d’ella, por cierto te digo que tú mesmo te has alongado e otro ninguno no te ha echado ni te podrá echar si se te miembra de dónde eres e quál es la tu tierra propia donde eres nacido, ca la tierra no es regida por multitud ni ha muchos regidores, mas regida por un rey príncipe y emperador que es Nuestro Señor Dios, el qual ha plazer de los sus cibdadanos e de su ayuntamiento e concordia, e no quiere que ninguno sea echado de las leyes e ordenaciones e mandamientos, antes de muy grand franqueza e libertad. ¿E non sabes tú la ley muy antigua de la cibdad por la qual es ordenado que ninguno no puede ser exulado en ella, mas que en otro lugar querrá poner la su cáthedra?; ca aquellos que son dentro en los valles e muros de la dicha cibdad non les cale temer que puedan merescer exulamiento, mas aquéllos que salen de la dicha cibdad e fuera de los valles tan toste pierden el dicho privilegio.
Empero yo me só sometida por el tristor de la tu cara que por la estrechura e suziedad d’esta prisión onde tú estás, y el dolor del tu coraçón me haze mucho somover más que non el lugar, ca yo non me pago de paredes pintadas ni fermosas nin doradas nin en casa lleno de libros tanto como en el reposo del tu pensamiento, en el qual yo he puesto libros. E ay en los libros, por que son preciados e amados e desseados, muchas buenas e claras sentencias de los mis philósofos que fueron en los tiempos passados.
Quanto a esto que has dicho de los tus bienes e de la tu vida que has tenida e falsía que te es puesta e malicia de los tus contrarios fuertes poco aprovecha esto que me has dicho, ca solamente has dicho lo que todo el pueblo sabe, e mejor lo saben ellos que tú. E has aun fuertemente dicha la malicia que contra los senadores era tractada, la qual tú defendiste, e has avido dolor de la nuestra ynfamia e injuria, e has llorado mucho por el menguamiento de la tu mano, y eres clamado que no son bien galardonadas ygualmente las buenas obras según que son fechas. Mas porque tu aún eres turbado en el tu entendimiento, ca dolor e tristor en diversas maneras se turban, a nós conviene que te demos fuertes melezinas. Mas agora en el comienço te daré ligeras melezinas muelles e blandas e suaves por que te ablandescan la finchadura de la tu dolencia, de guisa que bien puedas rescebir las fuertes melezinas que serán curativas. Y es que agora que eres turbado no podrías bien entender las razones altas e sotiles; por esto yo començaré a dezir razones ligeras e quasi grosseras, por que passado el tristor e la turbación del pensamiento, quando el entendimiento avrá cobrada la lumbre, mejor entenderá las razones sotiles e altas.
Cómo
la cosa que
non es fecha con razón no puede aver buena fin,
e pone tres exemplos. Sextum metrum, et incipit
«Cum Phebi radys grave»
E dote enxemplo de tal natura: quando el Sol es en la señal de Cánçer y es en el fervor del su calor, en el estío no siembra el hombre trigo, ca los rayos del Sol, que son muy calientes, empacharían que non pudiessen fructificar. Item si tú quieres coger flores de violetas o rosas, non te yrás al monte quando es congelado en el tiempo que reyna el viento de cierço con el yelo, e aquél que quiere sacar vino de los razimos no pisa en el tiempo del verano, [sino] quando son en flor o en agraz en el tiempo del otoño, ca Dios, que ha ordenados los tiempos, los ha de[14v]putados a sus oficios propios, e non se fazen las dichas cosas en tiempo soptuoso, mas ordenadamente, e vienen a su fin a que son fechos. Y en esta manera devémosnos fazer en guarir a ty de la tu dolencia, en guisa que las nuestras melezinas sean dadas segund pertenece.
Cómo
la Philosofía faze
algunas interrogaciones a Boecio.
Sexta prosa, et incipit «Primum
igitur pateris»
Después que la Philosofía ovo somovido a Boecio que le respondiesse a algunas qüestiones por que por las respuestas fuesse mejor dispuesto a entender lo que se siguiría, díxole:
––¿E tú quiéresme responder a algunas qüestiones que te entiendo fazer?
E Boecio dixo:
––Plázeme, yo responderé como podré e sabré.
Y entonce la Philosophía fízole siete qüestiones, e fue la primera ésta:
––¿Crees tú que el mundo sea regido por fortuna e por ventura e por regimiento de razón?
Respondió Boecio:
––Yo sé que el mundo es regido por Nuestro Señor Dios Criador de todas cosas que govierna la su obra, e non por contescimiento de fortuna. E non he tenido ni tengo ni terné en ningund tiempo el contrario.
E la Philosophía dixo:
––Bien dizes e assý es. E mucho me maravillo como tú, que eres en sana ciencia e verdadera firmeza, eres enfermo en el tu entendimiento. Mas busquemos más: ¿sabes tú con quáles medianeros es el mundo governado?
E Boecio dixo:
––Non entiendo la qüestion, ¿e cómo lo puedo saber?
E la Philosophía dixo:
––¿Miémbrasete quién es fin de todas cosas?
Boecio dixo:
––Sabido lo he, mas esme olvidado por la tristeza en que estó.
E después la Philosophía demandó:
––¿Sabes dónde son partidas todas las cosas?
E Boecio dixo:
––Eso bien lo sé.
E la Filosofía dixo reprehendiendo a Boecio:
––¿Cómo puede ser que tú conoscas el comienço de las cosas e que no sepas la fin? Empero bien sé que las turbaciones del entendimiento empachan al ombre de verdadera conocencia, mas no le puede de coraçón aturar si él no quisi[e]re. Dime, ¿miémbrasete si eres ombre?
E Boecio respondió:
––¿E qué otra cosa sería sino ombre?
La Philosophía dixo:
––¿Podríasme dezir qué cosa es ombre?
––Esso es cosa muy notoria que ombre es cosa animada e razonable e mortal.
E la Philosofía dixo:
––¿Sabes que no seas otra cosa sino hombre?
E Boecio dixo:
––No otra cosa.
E la Philosofía dixo: ý
––Agora conozco gran parte de la tu enfermedad, ca veo que olvidadas te son las cosas que tu sabías, e conozco en qué manera podrás guarir, ca porque se <que> te es olvidada la sciencia piensas que tú seas exulado e despojado de los tus bienes, de la qual cosa estás triste. Mas porque tú no sabes el fin de todas cosas tú piensas que los malos hombres sean poderosos e bienaventurados, e aun más por esto que es olvidado, con quáles medianeros es governado el mundo. Tú piensas que los mudamientos de fortuna, es a saber de prosperidad en adversidad o al contrario sean fechos sin regimiento. Las quales cosas si eran firmadas en el tu entendimiento serían mortales e agora son a ti començamiento de enfermedad mortal. Mas gracias a Dios que no eres del todo desamparado, ca aún has en ti alguna raýz buena de sanidad, es a saber verdadera sciencia de governamiento del mundo, ca crees que eres sometido a la razón divinal e no a la fortuna. Pues no ayas temor, que con ayuda de Dios bien guarirás.
Bien sé yo que la natura de los pensamientos es tal que quando dexan verdaderas sciencias tan toste son vestidos de falsas opiniones, ca la calura de la turbación les empacha la claridad de la vista del entendimiento, e por esto yo te tiraré de la dicha calura por que puedas aver clara conoscencia. E dote tal enxemplo.
[15r] Séptimo
metro del primero libro, e comiença assí:
Nubibus atris condita
Tú vees que las estrellas non pueden alumbrar la Tierra mientra que las nuves son en medio. Otrosí quando el agua cae no puede descender derechamente si algund contrario ende está, assí como roca o semejante cosa. Si tú, Boecio, quieres aver clara conoscencia, es menester que eches de ti pensamientos mundanales, que son gozo e tristeza mundanal y esperança de las cosas del mundo e dolor de la pérdida d’ellas, ca aquestas quatro cosas, gozo e tristeza y esperança e dolor de la pérdida d’ellas, vienen a la persona por los males e por los bienes presentes e por venir, ca el bien quando es presente trae e da gozo; si es por venir trae e mueve el ombre a esperança; esso mesmo por el contrario: el mal si es presente da dolor, sy es por venir temor e miedo; e todas las dichas cosas turban el entendimiento.